La carrera de Mike Oldfield es toda una excepción dentro del selecto grupo de los músicos instrumentales contemporáneos más populares. Todos los grandes han evolucionado de un modo u otro desde sus inicios hasta el momento actual, y él también, aunque durante un período muy concreto -los años ochenta-, por motivos sobre todo contractuales, tuvo una muy fuerte participación en el panorama pop convencional. ¿Cómo se explica que alguien que logra una extraordinaria fama mundial mediante composiciones instrumentales de media hora, mezcla de rock progresivo, folk y melodías de corte clásico, se dedique durante una buena porción de su trayectoria a componer (¡e incluso cantar!) temas vocales con estribillo y todo? Pensemos en ello.
Mike Oldfield en la contraportada de Islands.
Ya hemos comentado en el blog algunos primeros acercamientos de Oldfield al pop comercial, sobre todo como parte de sus álbumes Five Miles Out (1982) y Crises (1983), aunque el primer tema en esta línea, un experimento sin mayores consecuencias según él mismo debió pensar, fue aquel I Got Rhythm de Platinum (1979), una versión de George Gershwin y eso que en él sonaban campanas tubulares y todo. La cosa es que, si en Five Miles Out estaba Family Man como parte del "todo" variado y diverso que integraba aquel álbum, es en su siguiente trabajo donde Oldfield se propone adrede la creación de varios temas cantados y radiables, si bien todavía podemos argumentar que el tema fuerte del disco era el homónimo, el largo Crises de la cara A. Sucedió que como primer single del álbum del '83 se editó Moonlight Shadow, convirtiéndose este tema no solamente en un éxito internacional, sino en uno de los clásicos indiscutibles del pop de aquella década. Todo el mundo lo ha escuchado alguna vez, sin excepción posible.
Portada original del álbum Discovery.
Y aquí es donde podemos empezar a especular. Se supone que la compañía Virgin presionó a Oldfield para que siguiese incluyendo temas pop en sus discos, y él lo hizo, también supuestamente, a regañadientes. Y sin embargo, en 1984 sale a la venta Discovery, que el músico promociona como "su mejor disco hasta la fecha", y que es totalmente vocal salvo por un tema instrumental de 10 minutos que encima suena al final del álbum, casi de incógnito. O sea, que su mejor disco (según él) es uno que está lleno de canciones pop-rock cantadas, y no creo que algo así pueda hacerse a regañadientes. Ni creo que pueda concebirse a regañadientes una serie de singles tan estupendos como Crime of Passion o Pictures in the Dark, que afianzaron el prestigio de Oldfield como autor de canciones.
Vídeo de To France.
Vídeo de Crime of Passion.
A lo mejor me equivoco, pero creo que Mike Oldfield se lanzó a la palestra pop porque le apetecía, porque los tiempos habían cambiado desde los años de sus instrumentales épicos y él quería seguir en la cresta de la ola de cualquier modo, reservándose, eso sí, un importante espacio para seguir con los instrumentales de siempre. Eso no quiere decir que la discográfica le bendijese cualquier decisión creativa que hubiese tomado (hablaremos de Amarok), pero creo que Oldfield, un señor muy veleta, siempre ha llorado más de la cuenta por lo mal que se portaron con él, cuando seguramente la opción de hacer canciones pop nunca le pareció tan mala y en ella se dejó la piel en cuatro o cinco álbumes nada desdeñables.
Portada de Islands.
Ahí queda su siguiente superventas, Islands (1987), que repite casi al dedillo la estructura de Crises y cuenta nada menos que con Bonnie Tyler en su primer single. En el largo instrumental The Wind Chimes vuelve a dar rienda suelta a sus apetitos instrumentales como antaño, pero la cara B es toda pop, y en este caso tan convencional y comercial (aunque de gran calidad, eso sí), que muchos de los fans no terminan de darle el visto bueno.
Vídeo de Magic Touch.
Y no hablemos de Earth Moving (1989), colista entre los favoritos del músico al ser hasta hoy su único disco totalmente vocal, con el inequívoco toque Oldfield, pero poco lustroso para los seguidores de siempre. Supongo que fue la manera de "compensar" anticipadamente por la publicación del inmediatamente posterior Amarok (1990), un caótico experimento instrumental de 60 minutos que no contó con el beneplácito de la Virgin y salió a la venta casi de milagro. En este momento puntual sí que quedó claro el amargo desacuerdo entre músico y compañía, aunque hasta entonces dudo que la cosa fuese para tanto.
Portada original de Earth Moving.
Lo de Heaven's Open (1991) sí que fue más o menos explicable. Oldfield recibió clases de canto para poner su propia voz a una colección de canciones llenas de mala leche y dobles lecturas contra la compañía que ya abandonaba. Incluso se cambió el nombre para la portada.
Portada de Heaven's Open.
Fue su personal vendetta de artista ninguneado, un álbum musicalmente flojete cuyo principal valor (salvo por algún tema notable, véase el vídeo) fue el de arma arrojadiza. Incluso el largo instrumental que contiene, titulado Music from the Balcony, es casi una parodia del anterior Amarok, lleno de samples selváticos, cortapegas de estudio y raras estridencias melódicas.
Vídeo de Heaven's Open.
Pese a todo, incluso si estamos por la labor de creernos todo lo que el Mike de hoy opina sobre su pasado, Oldfield nunca perdió su toque mágico. Con Islands y Earth Moving muchos quisieron certificar su muerte como artista rebelde y original, y después llegó Amarok, que bien podría ser su mayor obra maestra, a tapar muchísimas bocas. No olvidemos tampoco que tras su salida de Virgin se reinventó para los noventa con Tubular Bells II (1992) que -pese a quien pese- es apoteósico, y quedó claro que en ningún momento anduvo perdiendo el tiempo o quemando su inspiración con las canciones. ¡Pero si encima siguió haciendo temas pop cantados muchos años después, como Man in the Rain en 1998 o To Be Free en 2002!
Todo buen fan sabe reconocer el buen trabajo realizado en la inmensa mayoría de su material pop-rock ochentero, donde hay clásicos que le honran y engrandecen como músico. Mike Oldfield no es quien es solamente por las campanas y sus secuelas, sino también por Moonlight Shadow, To France, Family Man, Shadow on the Wall, Islands, Magic Touch, Tricks of the Light y otras tantas canciones muy distintas entre sí, pequeñas joyas que amplían sorprendentemente los registros artísticos de un compositor inigualable.