domingo, 29 de julio de 2012

...Y Vangelis también tuvo lo suyo.

Bueno, lo tiene cada día de competición en Londres 2012, ya que la melodía de Carros de fuego suena cada vez que los y las deportistas suben al podio para recibir las medallas en cada disciplina. De hecho, se ha realizado una versión ligeramente distinta del famoso tema musical para cada tipo de deporte.

Además, en la ya comentadísima ceremonia inaugural del viernes noche, la película de Hugh Hudson tuvo inevitablemente su dosis de protagonismo. La London Symphony Orchestra interpretó una versión sinfónica del famoso tema del comienzo de la película, con Rowan Atkinson en el papel de Mr. Bean encargado de pulsar la tecla electrónica que sirve como base "cósmica" de la pieza. Con hilarantes resultados, por cierto, y con la complicidad del director de la orquesta Howard Goodall, responsable -casualmente- de la música de la serie de la BBC Mr. Bean.


Si no me equivoco, hacía varios días que estaba confirmada la ausencia del propio Vangelis en el espectáculo. Sí que se encontraba en Londres, con motivo del estreno de la versión teatral de Carros de fuego, cuyas críticas la ponen por las nubes. Hace un par de días la antorcha olímpica pasó frente al teatro Gielgud, donde se interpreta la obra, y Vangelis salió a saludar junto a los actores mientras la portadora de la antorcha se detenía unos segundos; pero el músico griego es un tipo un poco raro, tímido de más, y salvo que estuviese entre el público del estadio, probablemente pasó de todo y se ahorró una jaqueca. Me habría encantado verlo en el show, aunque dudo muchísimo que hubiese tenido más gracia que el genial Mr. Bean.

sábado, 28 de julio de 2012

Mike Oldfield brilla en la apertura de los Juegos Olímpicos.

Esperábamos una aparición fugaz en medio de un maremágnum de iconos pop-rock, quizá solamente unos acordes de su música, y al final fueron 11 minutos los suyos, lo que convierte a Mr. Oldfield en uno de los dos o tres protagonistas absolutos de la noche. La de Mike Oldfield fue, a todas luces, la aparición estelar de la ceremonia, amén de ser él el primer músico en aparecer. Fue presentado oficialmente por megafonía, cosa que solamente sucedió con otras cuatro o cinco personalidades (incluyendo la Reina Isabel II y Sir Paul McCartney), e interpretó una selección de diversos fragmentos de Tubular Bells mientras el espectáculo coreográfico ideado por el cineasta Danny Boyle se desenvolvía en mitad del estadio. Oldfield acompañó una sección de la ceremonia en la que se homenajeó a diversas instituciones en defensa de la infancia, incluyendo una lectura por parte de J. K. Rowling, autora de la saga de Harry Potter. Un gigantesco Lord Voldemort que atemorizaba los sueños de los niños en sus camas era repelido por una lluvia de Mary Poppins, para concluir todo ello con un divertido baile -ya pasado el peligro- al son de In Dulci Jubilo, uno de los instrumentales cortos más conocidos de Oldfield.

Mike Oldfield en The Telegraph (fotografía de Ian Witlen).

Es decir, que no solamente se trató de que Mike Oldfield apareciese en la gala tocando sus instrumentos como hicieron los Arctic Monkeys y el ex-Beatle McCartney, sino de que un buen trozo de Tubular Bells, un pedacito de Tubular Bells III e In Dulci Jubilo, adaptados muy originalmente para la ocasión, formaron parte de la banda sonora del evento, quizá con la colaboración de los músicos oficiales responsables del acto, Underworld.

En la edición de hoy de The Telegraph se incluye una entrevista con el músico en la que desvela cómo se quedó a cuadros al recibir el encargo el verano pasado. Recibió al director Danny Boyle en persona en su casa de las Bahamas y pasó el día con él, acordando exactamente qué piezas musicales debían interpretarse y de qué modo (como esa impagable versión swing del fragmento inicial de TB), quedándose el bueno de Mike pensando por qué se habían acordado de él, no siendo a estas alturas un músico de rabiosa actualidad. Parece que Boyle había estado jugueteando con un montaje de su coreografía para la gala con las imágenes del concierto de presentación de Tubular Bells III en 1998, en el Horse Guards Parade, y de ahí surgió la idea. Pero esto no deja de ser el resultado de una serie de premisas, y la verdadera respuesta la encontramos en otras muchas webs de las que hoy se hacen eco de lo sucedido anoche en el nuevo estadio olímpico de Londres: Mike Oldfield es un músico a reivindicar, un creador de enorme importancia en el desarrollo de la música de nuestro tiempo, cuyas obras, incluso las más antiguas, siguen siendo objeto de estudio y revisión (y fascinación) constantes. 

Portada de Two Sides, el doble CD que sale a la venta estos días.

Como bien apuntan en oldfieldexposed, Tubular Bells es hoy trending topic en Twitter. Además, ya mismo se publica el  nuevo recopilatorio elaborado por el propio Mike, Two Sides, que incluye un password o algo así para descargar la música (y quizá el vídeo) de la actuación de anoche.

Mike Oldfield sigue siendo joven para hablar de "broches de oro" a su carrera, pero una actuación como la de ayer, ante una audiencia televisiva estimada de mil millones de personas y desarrollada impecablemente en lo visual y lo musical (¡¡¡los Juegos Olímpicos, pardiez!!!), ponen a este señor donde justamente se merece. Nos quejamos mucho los seguidores de Oldfield, pero hoy tenemos muchos más motivos para sentirnos orgullosos. A continuación, un vídeo colgado en Mike Oldfield Official donde Mike reflexiona un poco sobre el asunto.

jueves, 26 de julio de 2012

La edición "Deluxe" de Platinum.

Desde hace varios días se puede escuchar en Spotify la versión deluxe del álbum Platinum, de Mike Oldfield. De QE2 no se tienen noticias a este respecto, y al menos yo no acierto a encontrar dónde se puede escuchar online al completo. Por eso he decidido abordar primero el álbum de 1979 y dejar para después el de 1980.

Portada de la nueva edición. La etiqueta confirma que su remasterización es de 2012.

Como ya comentamos en su momento, Platinum fue un disco-bisagra mucho más obvio que el anterior Incantations (1978), que demostraba un cambio de actitud de Oldfield hacia los sonidos contemporáneos del pop-rock, sirviendo como puente entre sus obras épicas instrumentales hacia su sonido algo más ligero de los años ochenta. Es en Platinum donde encontramos por primera vez temas más cortos, incluso un par de canciones plenamente pop, aunque la suite que da título al disco mantiene la complejidad surrealista, cubista, escheriana, del Oldfield anterior. Las expectativas no eran especialmente altas tras la decepción inicial de Incantations en versión deluxe, un disco muy infravalorado en su momento de cuya reedición se esperaba que estuviese a la altura de sus merecimientos, sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado fue el único título publicado de la nueva serie. Al final subsanaron el asunto del fallo de sonido, y el balance resultó en un aprobado raspado. Creo que Platinum (e imagino que QE2) pueden rozar o alcanzar el notable. 

El sonido del álbum original es prácticamente perfecto. Además, los temas extras del primer CD están bastante bien, sobre todo el remix de North Star. La versión jam de Platinum suena muy bien, y no podía faltar Blue Peter; pero North Star es probablemente el mejor de los retoques de temas antiguos de cuantos Oldfield nos ha ofrecido hasta el momento, sobrio y alejado de los excesivos tecnicismos de otros intentos.

Contraportada.

Lo mejor está en el segundo CD. Tengamos en cuenta que Mike Oldfield posee una discografía muy extensa en la que hasta ahora solamente había publicado un álbum en directo, Exposed. La inclusión de material en directo, qué digo, de todo un concierto inédito en CD, es un acierto. Tampoco habrían estado de más las habituales maquetas de ediciones anteriores, aunque la naturaleza sencilla de Platinum implica que tal vez no habrían tenido excesivo interés en este caso (fanatismos aparte, quiero decir), con lo que la opción del concierto es seguramente la mejor. Y encima es un conjunto de temas en vivo de muy alta calidad, grabados en el mítico Wembley Arena, muy inspirados y con algunos toques novedosos que le aportan originalidad, como alguna flauta travesera y un saxofón. 

En el apartado negativo podríamos poner, más que nada, lo que falta en la reedición. Falta el Sally original, sustituido esta vez de manera definitiva por Into Wonderland; y falta la inencontrable All Right Now (o Alright Now), cuya inexistencia incluso como mp3 pirata me resulta inexplicable a estas alturas.

Londres se engalana.

A la espera de poder escuchar QE2 me quedo con un último apunte: ojo a la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres, ya que multitud de fuentes apuntan a que Mike Oldfield en persona podría actuar en algún momento del espectáculo. Hace tiempo se filtró que en los fastos sonarían Tubular Bells e In Dulci Jubilo, y además parece que se ha diseñado una "supercampana" para el evento que da mucho que pensar respecto a la obra magna de Mike y su posible implicación en el asunto. Para echar más leña al fuego, el blog de referencia oldfieldexposed.blogspot.com afirma que Mike Oldfield acaba de llegar a Londres desde su hogar en las Bahamas, amén de otros detalles que invitan a atar cabos.

sábado, 21 de julio de 2012

Steve Reich - DRUMMING


1. Drumming: Part I (17:30)*
2. Drumming: Part II (18:11)
3. Drumming: Part III (11:13)
4. Drumming: Part IV (9:50)

Ha pasado bastante tiempo desde la última vez que comentamos un trabajo de música clásica en la línea más "pura", y he querido solucionarlo con esta interesantísima obra del norteamericano Steve Reich. Drumming,  composición teóricamente completada en 1971, es otro de esos buenos -y raros- casos en los que una obra perteneciente a un ámbito bastante cultureta de la música contemporánea, como es el minimalismo, posee unas características que, sin hacerla lo más accesible del mundo, puede agradar bastante a muchos profanos.

Tal como nos informa la Wikipedia, Drumming fue el producto de un breve viaje al África negra. Allí, Steve Reich anduvo realizando prospecciones artísticas de los estilos tradicionales, muy percusivos, de los conjuntos locales. En especial, parece que se fijó en lo que hacían en la etnia de los Ewe, que habita en Togo, Benin, Nigeria y Ghana. Un tal Gideon Alorwoyie, músico y coreógrafo de gran peso en círculos académicos de la música étnica internacional, le influyó especialmente. Este viaje de estudios africano se interrumpió cuando Reich contrajo la malaria. 

Steve Reich en todo lo suyo (de http://www.wnyc.org).

Dejando las anécdotas a un lado, podemos describir Drumming, que es lo que interesa. Para empezar, está en la línea de otras obras cuya duración depende de lo que se decida sobra la marcha. Se considera que es una de las obras bisagra en la trayectoria de Reich, entre las más convencionales y las que más libertad otorgan al ocasional intérprete. La instrumentación abarca diversas formas de percusión como bongos, marimbas y xilófonos, así como voces femeninas y un silbador. Drumming contiene cuatro movimientos que básicamente consisten en diálogos entre diferentes patrones percusivos repetitivos, unas veces manteniendo un mismo ritmo, otras variándolo para dotar de complejidad a los ritmos. Esta técnica se conoce como faseado (Phasing), y es minimalismo puro: un par de instrumentos a lo sumo creando texturas hipnóticas a base de repeticiones cíclicas, sonando a ratos uno como eco del otro, el otro como reverberancia del primero, e incluso logrando que, llegados a cierto punto, sean los breves espacios entre los golpes de tambor los que adopten el protagonismo rítmico. Los resultados son bastante grandilocuentes, aunque no lo parezca.


 Otras versiones de Drumming.

Hay quienes identifican Drumming con la música étnica propiamente dicha, pero personalmente creo que se trata de un trabajo puramente clásico, como mucho inspirado por lo que hoy conocemos como World Music, pero sin mezclarse con ella. Para el oyente no iniciado que se atreva, seguramente Drumming funcione mejor como experiencia sensorial que como música en términos convencionales (¿y no se trataba de eso, en definitiva?) aunque, como muchas otras obras de los minimalistas "duros", corramos el riesgo en más de un momento de sufrir jaquecas. Yo recomiendo este trabajo, aunque quizá aconsejaría disfrutarlo por tramos. Está en Spotify.

*La duración de los movimientos es la perteneciente a la versión que enlazo a través de Spotify.

Como muestra, un botón: la primera parte, en concierto.

viernes, 13 de julio de 2012

Jean Michel Jarre - OXYGENE 7-13


1. Oxygene 7 (11:41)
2. Oxygene 8 (3:54)
3. Oxygene 9 (6:13)
4. Oxygene 10 (4:16)
5. Oxygene 11 (4:58)
6. Oxygene 12 (5:40)
7. Oxygene 13 (4:27)

En 1976, el joven músico francés Jean Michel Jarre cimentó para siempre la electrónica dentro del panorama general de la música popular. Cuando Oxygene salió a la venta, lo cierto es que el género ya estaba entrando en su etapa de mayor plenitud; los alemanes de la kosmische musik y la Escuela de Berlín alcanzaban su apogeo -también en ventas- gracias a la fuerte entrada de Tangerine Dream en la industria británica con álbumes como Phaedra o Ricochet, y a los éxitos mayúsculos de Kraftwerk. Los pioneros de la generación anterior como Wendy Carlos o Tomita seguían sonando bien, y músicos algo más heterodoxos como Vangelis Papathanassiou (L'Apocalypse des animaux, Albedo 0.39) o Mike Oldfield (Tubular Bells, Ommadawn) habían elevado tanto la electrónica de vanguardia como la música instrumental, en general, a cotas de popularidad indiscutibles. Con Oxygene, la sorpresa estuvo sobre todo en su carácter aperturista, accesible a rabiar, pese a que en lo meramente técnico era un trabajo en la línea "dura" de la electrónica europea. El tema principal del álbum, el archiconocido Oxygene 4, rompió barreras entre géneros y supuso el principal ejemplo (si no el inicio) de lo que hoy conocemos como "música planeadora", inaugurando de paso lo que habría de ser la electrónica en los años ochenta.

Cuando Jarre publicó la continuación de su disco más famoso, en 1997, con la perspectiva que dan los años se puede decir que concluyó esa época de esplendor de la electrónica comercial que él mismo había iniciado veinte años antes. Y que conste que no ha habido cantos del cisne mucho más bellos que este.

Imagen del interior del estuche del CD.

Oxygene 7-13 es, como decíamos, una secuela directa del Oxygene de 1976. El músico con el que incomprensiblemente suele compararse a Jarre, Mike Oldfield, también publicó una fastuosa segunda parte de su mayor éxito en los '90. Se trataba de Tubular Bells II (1992), y era mucho más un remake que una continuación. No sé si Jarre tomó alguna idea de lo hecho por Oldfield más allá del concepto "regreso a...", pero desde luego su Oxygene 7-13 se queda un poco entre Pinto y Valdemoro: ni es un remake, ni es exactamente una secuela, porque hay elementos en su estructura que recuerdan a las claras a su predecesor. Y aun así, Jarre consigue sorprendernos, y mucho.

       
Distintas portadas del single Oxygene 8.

El álbum comienza con el fantástico Oxygene 7, potente en su ritmo y efectivo en su melodía, que viene a ser como una "reducción" de la de Oxygene 4, con menos notas pero el mismo fraseado. Me encanta su segundo tramo, en el que el potente fondo se desarrolla libremente de un modo cósmico y grandilocuente. Oxygene 8 fue escogido como primer single del álbum. Aunque sus hechuras son propias del Jarre de los setenta, o incluso más primitivas (casi parece que el nervioso ritmo de fondo está hecho analógicamente, sin secuenciadores siquiera), su melodía está quizá un poco más cerca de Equinoxe o Rendez-Vous que de Oxygene, pero no deja de ser un corte fabuloso y bien integrado en el conjunto. 

Vídeo oficial de la versión single de Oxygene 8.

Vídeo oficial con un remix de Oxygene 8.

Oxygene 9 supone un feliz regreso al Jarre más experimental, el de los temas mal llamados "de transición" de sus álbumes clásicos, y que no son sino demostraciones de que este músico nunca se ha quedado contento con ofrecer una simple colección de tonadillas pegadizas. De transición o no, Oxygene 9 es pura música cósmica, compleja, rica y colorista, estupendamente difícil de predecir. 

Vídeo oficial con un remix de Oxygene 10.

En resumen, hasta este punto tenemos plena conciencia de que Jarre ha sabido regresar con éxito a su sonido más clásico y orgánico, con ese puntito primitivo y galáctico de antaño que nos retrotrae no solo a Oxygene, sino a lo que la música electrónica era, en general, en los setenta. Alguien habría empezado a quejarse de encontrarle al invento un cierto toque maniqueo. Y entonces comienza Oxygene 10.

       
Portadas de Oxygene 10 y Oxygene 7.

Oxygene 10 es Jean Michel Jarre en los noventa, es lo que se esperaría de él después de Chronologie (1993), es un Oxygene / Equinoxe de última generación. El ritmo es potente, moderno, y la melodía tan elegante y elaborada como en los mejores años. Oxygene 11 vuelve a dar el golpe con sus brutales secuenciadores, justificando plenamente la existencia del sonido estéreo, en un desarrollo frenético que aporta una nueva dimensión de creatividad y riesgo a lo ya escuchado en el álbum. Oxygene 12 retoma las notas básicas de la melodía de Oxygene 7, aunque con una atmósfera más dramática e intensa. Alguien sugirió una inspiración directa del tema final de Blade Runner, aunque parece que la melodía en cuestión proviene del propio Oxygene

Concluye el disco con Oxygene 13, una recreación de Oxygene 6 que supera al original gracias a su melodía mucho más épica, más bella y evocadora, si bien se mantiene la base rítmica para lograr que ambos álbumes concluyan de manera similar. Por esto y por los parecidos entre Oxygene 7 y 4 decía yo lo del remake parcial, porque es como si Jarre estuviese decidido a hacer algo totalmente nuevo, pero manteniendo varios anclajes bastante obvios.

El álbum Odyssey Through O2 fue una recopilación de remixes de Oxygene 7-13 por DJs de la época.

Oxygene 7-13 no fue un megaéxito, quizá precisamente porque su sonido pertenece en buena parte a la época dorada de la electrónica de vanguardia, y a finales de los noventa eso lo convertía poco menos que en un carcamal discográfico. Pero tampoco funcionó mal. La gran cantidad de singles con remixes que se publicaron ayudaron a darlo a conocer a todos los públicos, aunque desde luego no creo que los fans de toda la vida tuviesen nada que objetar al álbum en sí, uno de los más completos e inspirados de Jarre en toda su carrera, pese al evidente auto-homenaje. El caso es que el músico no suele recuperar demasiados cortes de Oxygene 7-13 para sus muchos conciertos, más allá de versiones revisadas de las partes 12 y 13, por lo que da la sensación de que no acaba de estar satisfecho con el disco. Su carrera desde entonces ha ido dando tumbos entre muy esporádicos regresos al pasado y numerosos experimentos en la modernidad mainstream, incursiones en el chill-out, intentos de tecno-pop y música de baile con escasa personalidad. No creo que Jarre haya perdido su inspiración, sino más bien que  lleva diez años largos intentando hacerse un hueco en la electrónica de hoy, la de los DJs, quizá atormentando por las arrugas, los vaivenes conyugales y los años que le caen encima a gran velocidad. Otros a su edad se compran una Harley-Davidson, pero bueno. No sé si Jarre volverá a hacer algún día un disco como los que le dieron la fama, pero es evidente que hasta entonces seguirá vigente su Oxygene 7-13, brillante final de una generación dorada de la que el francés fue delantero centro.

lunes, 9 de julio de 2012

James Horner / Rahat Nusrat Fateh Ali Khan - APOCALYPTO


1. From the Forest... (1:55)
2. Tapir Hunt (1:31)
3. The Storyteller's Dream (3:41)
4. Holcane Attack (9:28)
5. Captives (3:07)
6. Entering the City with a Future Foretold (6:06)
7. Sacrificial Procession (3:41)
8. Words Through the Sky (The Eclipse) (5:12)
9. The Games and Escape (5:15)
10. An Elusive Quarry (2:15)
11. Frog Darts (2:46)
12. No Longer the Hunted (5:51)
13. Civilisations Brought by Sea (2:20)
14. To the Forest... (7:31)

Varias veces ha salido a colación el asunto de los grandes compositores de bandas sonoras de cine, muchas veces para ensalzar a los supervivientes de una época dorada de otro tiempo, otras para criticar un poco a los mediocres sucesores que nos encasqueta la industria. James Horner está en tierra de nadie, perteneciendo por un lado a la última generación de compositores realmente interesantes, previa a la irregular e informe masa que hoy compone el gremio; y por otro, permaneciendo en entredicho su inspiración durante muchos años. Por un lado es notoria su tendencia a reciclar material propio con descaro (todo el mundo ha oído hablar de su famoso "parabará"), y por otro, buena parte de su producción musical suele depender de uno o dos temas reconocibles por película que se repiten hasta la saciedad, y un montón de material de relleno un poco impersonal. Desde que en 2006 me topé con este trabajo para Apocalypto, mi opinión sobre James Horner cambió radicalmente.

Los buenos.

Apocalypto es la visionaria película que Mel Gibson dirigió tras la controversia fenomenal de La Pasión de Cristo. La premisa tiene algo en común: la inmersión plena del espectador en otra época y otro lugar, cuidada hasta la locura gracias a una ambientación apabullante a nivel de vestuario y escenarios, y que pasa necesariamente por mantener los idiomas originales (si en La Pasión se hablaba latín y arameo, los personajes de Apocalypto se expresan en un lenguaje parcialmente ficticio, mezcla de varias lenguas nativas centroamericanas) y cuidar muchísimo los aspectos musicales. En La Pasión, Gibson contó con John Debney para realizar una partitura efectiva aunque quizá algo más artificiosa de lo debido. La película era hiperrealista, y lo más prudente habría sido no incluir banda sonora de ningún tipo, aunque al final se optó por una música discreta con ribetes étnicos de oriente medio, muy en la línea de lo hecho por Peter Gabriel en La última tentación de Cristo. En el caso de Apocalypto, estamos ante otro experimento fílmico minucioso, aunque el argumento es pura ficción y por ello, teóricamente, admite algo más de juego.


Los malos.

Y sin embargo, James Horner da en la diana hasta un punto impresionante. Olvidémonos de sus bonitas melodías célticas para Braveheart o Willow, o de su romanticismo exacerbado en Titanic o Leyendas de pasión, porque Apocalypto es una cruda, áspera inmersión en una profunda y oscura selva precolombina, con todo lo que ello implica en lo musical. Ni siquiera emplea Horner una orquesta propiamente dicha, sino que cuenta como mucho con dos o tres músicos clásicos para acompañar un sinfín de cánticos y gruñidos, percusiones tribales, flautas tradicionales y algún sutil toque de sintetizador.

La fuga.

Apocalypto cuenta la historia de un joven cazador indígena que es capturado por los decadentes mayas para ser sacrificado en un ritual religioso, que inicia una huida a la desesperada para salvarse a sí mismo y a su familia, que también las pasa canutas en su ausencia. Mel Gibson no ahorra ni un ápice de brutalidad gráfica a la hora de mostrar los sacrificios y las luchas, y la música de este irreconocible James Horner funciona mágicamente para dar énfasis al carácter primario, visceral, de cada escena en la película. Prácticamente no hay ni melodías, sino simplemente ambientes, unos misteriosos como de otro mundo, otros vibrantes y salvajes. Basta con escuchar esta banda sonora para trasladarnos con la imaginación a un mundo  desconocido y fascinante que nada tiene que ver con el nuestro. De hecho, varios extractos de Apocalypto son utilizados frecuentemente en programas como Milenio 3, el de Iker Jiménez.

El ingrediente más importante de esta banda sonora es sin duda la voz de Rahat Nusrat Fateh Ali Khan, sobrino del mítico cantante sufí. Su voz tiene un carácter profundamente medio-oriental, nada que ver con la cultura maya, pero los cánticos que desarrolla parecen emanar de ese mundo virgen y primitivo de los dominios del jaguar, sin matices étnicos o religiosos más allá de una poderosísima espiritualidad ancestral. Hay momentos en los que la música de Apocalypto tiene más de efecto sonoro que de música.

-Por aquí el corte, por aquí. Pon cara de malote, imagina que es jud...

No creo que haya necesidad de realizar un análisis pormenorizado de cada tema, ya que la descripción anterior puede aplicarse sin excepción a cada corte del disco. Además, se trata de un álbum cuya escucha completa es todo un pelotazo emocional, un viaje sensorial hacia un universo ya perdido que viene a demostrar, como en los mejores momentos del género fílmico, que a veces basta con encontrar la música correcta para trasladarnos en el tiempo y el espacio. A-pa-bu-llan-te.

En Spotify.


From the Forest...

viernes, 6 de julio de 2012

Lo nuevo (¡nuevo!) de Vangelis.


Directamente desde la genial página independiente Elsewhere nos llega la portada del nuevo álbum de Vangelis, titulado Chariots of Fire. The Play, que teóricamente supone un regreso a las melodías de la película por la que el teclista y percusionista griego logró un Oscar en 1981. Todavía no han trascendido excesivos detalles, pero si tenemos en cuenta que esta portada no indica lo contrario (como sería lógico en ese tipo de ediciones), y a pesar de lo dicho en la anterior entrada que dediqué al asunto, puede que incluso se trate de un trabajo prácticamente nuevo, con únicamente cuatro fragmentos sacados directamente del álbum original, frente a 11 temas totalmente inéditos. Ojalá sea así, porque el álbum que hace unos años lanzó con motivo del 25 aniversario de Blade Runner iba más o menos en esa línea, y me pareció una exquisitez. Ya solo queda escucharlo y hacer la crítica.

miércoles, 4 de julio de 2012

Kitaro - THE LIGHT OF THE SPIRIT


1. Mysterious Encounter (6:04)
2. Sundance (6:18)
3. The Field (4:56)
5. In the Beginning (5:55)
6. Moondance (4:44)
7. Howling Thunder (6:10)

Algo tiene la música de este señor que hasta ahora no me ha convencido del todo. Puede ser su plena consciencia de estar haciendo new age "convencional"; puede ser que el sonido de sus sintetizadores es demasiado directo, demasiado poco suavizado, demasiado tosco; puede ser que en ciertas cosas los orientales (y no me gusta caer en los clichés culturales) no tienen los mismos reparos que los artistas de occidente a la hora de realizar exhibiciones de grandilocuencia algo pasadas de rosca. Pero The Light of the Spirit, disco del japonés que he escuchado por casualidad y sin motivos concretos, me ha gustado más de lo que pensaba.

Kitaro (de PRWeb).

The Light of the Spirit ("La luz del espíritu", 1987) es uno de los títulos mejor difundidos del compositor nipón Masanori Takahashi, conocido mundialmente como Kitaro. No he podido encontrar referencias del álbum que lo califiquen como una obra conceptual, así que asumiremos su naturaleza meramente musical a la hora de su análisis. Y de "naturaleza" puede ir la cosa, si atendemos a que el álbum ha sido reeditado este mismo año 2012 con un dvd lleno de imágenes del estilo de documentales que se van sincronizando con la música. Kitaro siempre ha sabido que la new age, de la que es uno de los mayores representantes, tiene como fin último el acto contemplativo de la introspección, la comunión con el entorno íntimo, la búsqueda de un estado de relajación que adquiera una trascendencia espiritual. Sin embargo, y aunque en The Light of the Spirit abunda en estos contenidos profundos, también hay lugar para la comercialidad mejor entendida.

Portadas de la reedición de 2012 y del vídeo-álbum original.

El primer tema del disco, Mysterious Encounter, comienza muy a lo Pink Floyd, con una introducción cósmica en la línea de Shine On You Crazy Diamond; la diferencia principal con el famoso tema de rock progresivo es que el instrumento que adquiere un peso específico como solista no es la guitarra, sino un teclado muy a lo Isao Tomita. Su último tercio es más clasicista, imitando con notable fortuna la atmósfera de una pequeña orquesta clásica y un arpa. Sundance es el tema estrella del álbum, todo un despliegue de épica instrumental sostenido en una melodía muy pegadiza y unas percusiones geniales, amén de un buen sonido de guitarra eléctrica.

Mysterious Encounter. El resto de temas del dvd original están enlazados en la lista de arriba.

The Field se nutre de relajantes y muy inspirados sonidos aflautados, creando una atmósfera evocadora. The Light of the Spirit tiene alma folk, con una guitarra acústica, una voz femenina y una melodía arrebatadoramente lírica que va creciendo en grandiosidad; es un tema casi digno de Ennio Morricone, de no ser por los golpes de batería de su último tramo, un pelín "kitsch". In the Beginning comienza con campanillas y sonidos de aves y oleaje, para volver a la lírica delicada del corte anterior, un poco más coral y grandiosa. Moondance desarrolla otra bonita y dulce melodía, aunque no termina de aportar nada esencial a lo ya escuchado. Howling Thunder es otro tema poderoso, no tan virtuoso como Sundance, pero de alta calidad; y el conclusivo Journey to a Fantasy parece propio de una película de espada y brujería, algo parecido en su planteamiento a algunas atmósferas del álbum de Rick Wakeman The Myths and Legends of King Arthur.

Contraportada.

Aunque algún fragmento es irregular, The Light of the Spirit es exactamente lo que llevo buscando desde hace tiempo: un disco de Kitaro para recomendar incluso a quienes recelan (yo suelo incluirme) de la new age a palo seco. Está en Spotify.


Sundance.

martes, 3 de julio de 2012

Más de 200.000 visitas. ¡Gracias! Y con premio.

Realmente son unas 240.000, aunque cuando instalé el contador ya había pasado un tiempo (con la nueva interfaz de Blogger puedo ver los datos auténticos). El caso es que el blog sigue creciendo a pasos agigantados, con unas 550-600 visitas al día desde numerosos países, no todos hispanohablantes. Lo mejor de todo, por supuesto, es saber que se está llegado a bastantes personas, que se está ayudando a promover una forma distinta de entender la música de nuestro tiempo, y que dentro de la humildad que es inherente al mundo de los blogs, hay quienes manifiestan su interés a través de sus comentarios... y uno se siente valorado, sanamente contento cuando alguien me dice que una entrada le ha gustado.

Aun así, tengo la sensación de que el blog puede seguir evolucionando, que quizá hay ideas originales y frescas revoloteando por la mente de algún lector. Mi intención es ofrecer contenidos interesantes a los aficionados a las músicas que comentamos por aquí y, salvo por el tema de no incluir descargas (que tengo decidido desde el principio, como sabéis), estoy dispuesto a probar cosas nuevas. No os cortéis a la hora de proponer, tanto en vuestros comentarios como mediante la dirección de correo elconde.blog@gmail.com o en la página de Facebook cuyo enlace tenéis en el menú lateral.

Además, me acabo de enterar de que el blog ha sido reconocido con el premio TecleaTeCrea, "consistente en la distinción por su excelencia en el campo de la educación, la gestión, la investigación, la documentación, la interpretación, la divulgación (y otras áreas culturales afines) musical que destaquen por su sentido de la creatividad". El premio es otorgado por el pianista y -polifacético- estudioso de la música Agustín Manuel Martínez a través de su blog "De la creatividad al piano". En Otras músicas. Otros mundos aceptamos y agradecemos el premio muy gustosamente. Hace mucha ilusión.

Lo dicho: muchísimas gracias. Sigo adelante con las mismas ganas de siempre, y sigo contando con vosotros/as.

domingo, 1 de julio de 2012

Dead Can Dance, 16 años después.

Anastasis es el título del nuevo disco de Dead Can Dance, dúo formado por Lisa Gerrard y Brendan Perry. Su salida a la venta se prevé para principios del mes de agosto, aunque ambos músicos han decidido airear los temas en streaming en su página web oficial. También vienen calentando motores desde hace tiempo, lanzando EPs gratuitos con temas en vivo, para suscriptores. Yo no he dado todavía con el gadget para escuchar el álbum en la web del dúo, pero supongo que por ahí andará. Esta es la portada:

La alegría de la huerta.

Los Dead Can Dance se hicieron famosos en los noventa gracias a sus atmósferas oscuras, mezcla de música celta con resonancias medievales y étnicas, del norte y el este de Europa, y de puntos geográficos un tanto indefinidos. Hace 16 años que no lanzan un nuevo disco, y de hecho muchos pensábamos que sus componentes tenían bien asentadas sus carreras en solitario. Concretamente, el nombre de Lisa Gerrard está bastante asociado al mundo de las bandas sonoras de cine, habiendo participado en las partituras de películas tan populares como Gladiator o Black Hawk derribado. También son muy interesantes sus colaboraciones con el músico electrónico alemán Klaus Schulze, de las que hablaremos próximamente en el blog.

Lisa Gerrard y Brendan Perry.

Anastasis ya puede encargarse a través de la página web del dúo, en una gran cantidad de formatos. Cuando se publique oficialmente, procuraré realizar el obligado análisis.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...