1. Páramos lejanos (3:29)
2. Sonata para un día cualquiera (1:43)
3. La vida nunca dura lo suficiente (2:48)
4. Akainik (4:09)
5. Raíces (4:07)
6. El vals del trapecista (2:39)
7. En calma (3:29)
8. El eco de un sueño (5:52)
9. Interferencias (2:36)
10. Un extraño viaje (3:21)
11. La piel de una gota (4:10)
12. Al decir adiós (3:45)
Recomendación tras recomendación, he terminado por escuchar el álbum de debut en solitario del instrumentista y compositor Daniel Minimalia (Daniel Llorente, en realidad), natural de Vitoria. En el blog siempre hemos procurado reservar un rincón importante para nuestros artistas patrios, y en el caso de Minimalia me ha podido el morbo de que se le haya calificado como "el Mike Oldfield español". Detesto esta clase de etiquetas, y es bastante probable que, halagos aparte, Minimalia tampoco querrá ser reconocido como un sucedáneo de andar por casa.
Akainik
Cuentos sonoros (2012) fue una potente carta de presentación para el músico, precedida por el EP Akainik que adelantaba varios de sus temas. Suelo referirme a estos primeros trabajos de compositores instrumentales como "muestrarios de moquetas", ya que raramente encontramos en obras primerizas un verdadero sentido cohesivo, y si lo tienen, suelen pecar de pretenciosas. De algún modo, esta clase de álbumes se conciben como una forma de tantear al público para ver qué clase de planteamiento musical funciona mejor, de cara a explorarlo más a fondo en futuros trabajos. En las formas, Cuentos sonoros es -efectivamente- un muestrario de moquetas, una colección de temas no demasiado parecidos entre sí, pero que tienen en común la clara personalidad artística de su autor, con lo que se logra un equilibrio que ni está demasiado dirigido a sondear al aficionado ni empalaga por sus ínfulas de grandeza.
Al decir adiós, uno de los temas más celebrados del disco.
Lo que mejor caracteriza la música de Daniel Minimalia es su combinación de guitarras y algunos teclados, unas veces moviéndose por una especie de sofisticada new age a la europea no excesivamente melosa, otras por un elegante rock instrumental, y dejando el sitio justo para alguna que otra leve influencia de world music. No se abusa de los arreglos de laboratorio, sino que se pone el acento en la efectiva sencillez de las melodías, que duran lo justo para no saber a poco y, al mismo tiempo, no cansar. En cualquier caso, y aunque al escuchar todo el disco de un tirón hay varios momentos algo insulsos (hay algún corte un tanto aséptico para mi gusto), el conjunto es una colección de temas de muy alta calidad según cualquier vara de medir.
El clip oficial de Páramos lejanos.
¿Se parece la música de Daniel Minimalia a la de Oldfield? No sé si será voluntario o no, pero es verdad que sobre todo el tema inicial Páramos lejanos suena como sacado de algún álbum tipo Guitars, Tres Lunas o Light + Shade. En cualquier caso, los parecidos se diluyen tema tras tema. Yo no iría por ahí vendiendo Cuentos sonoros a los fans acérrimos del señor Mike, pero sí que se lo recomiendo muy mucho a quienes quieran descubrir a un inspiradísimo músico con un gran futuro por delante. Parece que Minimalia ya ha grabado un nuevo álbum que saldrá a la venta este año, y confieso que, después de escuchar Cuentos sonoros, tengo muy altas las expectativas.