1. Origins (Arrival) (4:21)
2. Starstuff (5:15)
3. Infinitude (4:30)
4. Exogenesis (3:33)
5. Celestial Whispers (2:31)
6. Albedo 0.06 (4:45)
7. Sunlight (4:22)
8. Rosetta (5:02)
9. Philae's Descent (3:05)
10. Mission Accomplie (Rosetta's Waltz) (2:12)
11. Perihelion (6:35)
12. Elegy (3:07)
13. Return to the Void (4:20)
Ayer mismo echamos mano al flamante nuevo álbum de Vangelis Papathanassiou, uno de los mayores monstruos musicales que quedan rondando por ahí. Con una edad ya considerable y una discografía que produce mareos por lo extensa y por lo magnífica, el griego bien podría haberse jubilado hace tiempo, y sin embargo su agenda sigue estando bastante cargada de proyectos para documentales y películas. En muchos casos, estos encargos le llegan por parte de amigos personales y suele tratarse de obras modestas con las que un simple "toque Vangelis" cumple a la perfección con las aspiraciones de cada uno. En realidad, podemos admitir que Vangelis está más o menos encallado en un estilo compositivo muy clasicista desde los años noventa, aunque no tengo tan claro que esto vaya en paralelo con una actitud más perezosa ante el hecho de componer o interpretar. Al parecer, su ritmo compositivo no ha bajado precisamente. En cualquier caso, sí que se va haciendo cada vez más rara la aparición de nuevos álbumes de estudio. El último fue, si mal no recuerdo, la versión para el teatro de Chariots of Fire, publicada en 2012.
Un vídeo promocional que incluye imágenes de Vangelis grabando el álbum.
A su vez, el "toque Vangelis" siempre ha estado asociado acertadamente al espacio, y son varios los trabajos del músico relacionados con estas temáticas. Así de pronto recuerdo Albedo 0.39 (1976) y Mythodea (2001), amén de sus préstamos para la inolvidable serie Cosmos de Carl Sagan. No es raro que entre los encargos que llegan a sus manos se encontrase, hace un par de años, nada menos que el de la ESA (Agencia Espacial Europea) para poner música a las grabaciones de vídeo que se realizaron de la primera misión destinada a aterrizar en un cometa. No sabemos si por motivos de recaudación de fondos o por puro carácter promocional de la exploración espacial, la ESA montó toda una campaña mediática, sobre todo en YouTube, para dar a conocer todos los detalles del aterrizaje de Philae en el cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko. Philae es el pequeño vehículo con ganchos que -no sin tropiezos- consiguió encaramarse al cometa, y Rosetta es el nombre de la sonda mayor de la que se separó Philae. No ha pasado todavía un mes desde que se confirmó con alivio que la pobre Philae sí que está enganchada a la roca cósmica con forma de cacahuete que aparece en la portada del álbum.
Vangelis consigue algo complicado en este momento de su carrera: sorprender. Ojo, porque no estamos hablando de que Rosetta sea desde ya uno de sus discos clásicos, un puntal de su trayectoria como compositor. No lo es. Pero sí que consigue innovar, salirse del esquema algo predecible de obras anteriores para ofrecer un trabajo que conjuga su actual carácter sinfónico con algunos de sus mejores sonidos electrónicos "puros" de sus mejores tiempos. Es un excelente ejemplo de lo que alguien como él puede seguir aportando a la música cósmica.
Contraportada
Origins (Arrival) comienza con notas grandiosas, las propias del Vangelis posterior a 1492: Conquest of Paradise, pero en un par de minutos irrumple una excelente secuencia de sintetizador que nos devuelve momentáneamente a sonidos clásicos como los del álbum Spiral. Con unas sutiles transiciones de campanillas muy a lo Blade Runner comienza Starstuff ("Materia estelar"), un tema pausado y muy cósmico, con una amplitud sonora impresionante. Infinitude es el regreso a los noventa, con notas de piano y coros computerizados, aunque sin abundar en lo meramente melódico. Exo Genesis viene a recordar, con su constante teclado inquieto y sus toques de percusión cristalina, a algún fragmento del ya lejanísimo Ignacio mezclado con una tenue melodía solemne. Celestial Whispers ("Susurros celestiales") es un Vangelis totalmente nuevo por la dulzura ingenua de la melodía y su carácter soñador, muy suave, casi puramente ambiental.
Un fragmento de Origins (Arrival)
No es que Albedo 0.06 sea un remake del portentoso álbum de 1976 más allá de su título, pero regresamos a un tema enérgico, sostenido por una potente secuencia que vuelve a hacernos viajar al pasado cósmico de su autor. Sunlight ("Luz del sol") es una pieza solemne pero elegante, nada machacona con la melodía pero sí muy reconocible como propia del Vangelis de las últimas décadas. Con el tema homónimo al álbum nos llevamos otra agradable sorpresa. Rosetta contiene la melodía más marcada del álbum, interpretada con un sonido como de arpa, sintético pero a la vez muy orgánico, muy mediterráneo además, y con un punto melancólico maravilloso. Es el tema estrella del disco, o al menos el que tiene visos de recordarse en futuros recopilatorios.
Rosetta
En Philae's Descent ("Descenso de Philae") encontramos una pieza nerviosa y optimista, prácticamente un corte incidental de banda sonora de cine, con un Vangelis que vuelve a recurrir a sus primitivas percusiones como hacía tiempo que no las escuchábamos. Con Mission Accomplie (Rosetta's Waltz) terminan las tribulaciones de Philae y lo celebramos con un fabuloso vals cósmico marca de la casa.
En el vídeo de la ESA Philae's Journey sonó un tema parecido, que no idéntico, a Philae's Descent.
El vídeo original de la ESA con Rosetta's Waltz como banda sonora.
Si queríamos secuencias, en Perihelion nos vamos a enterar. Se trata de un tema largo que ensambla varios fragmentos bien diferenciados y en el que se cuelan sonidos que Vangelis no utilizaba desde la noche de los tiempos. Es lo más experimental del disco, en el mejor sentido de la expresión. Lo mejor es la sensación que deja de que podremos descubrir nuevos detalles en posteriores escuchas. Elegy es en esencia una despedida casi eclesiástica, una sobria pieza melódica previa al epílogo del álbum. Y finalmente, Return to de Void ("Regreso al vacío") es una composición minimalista y muy galáctica, casi digna del desaparecido Tomita, que parece invitarnos a flotar en la solitaria negrura del espacio. Un gran final.
Rosetta está estructurado, en esencia, como una narración musical del desarrollo de la misión de la ESA, esto es, la sonda despega de la Tierra y viaja por el Sistema Solar mientras, a su vez, el cometa "despierta" al salir de la lejanía cósmica y aproximarse al Sol. A continuación viene la lucha por lograr el anclaje de la sonda en el cometa. Todo sale bien -demasiado bien, si comparamos la música con lo que realmente sucedió- y, en fin, la misión es un éxito y el cometa completa su órbita alrededor del Sol y vuelve a alejarse y sumirse en el silencio. Un muy buen álbum que todo seguidor de Vangelis disfrutará muchísimo. Por cierto, antes del clásico enlace a Spotify pongo un link a la página oficial del disco, que hará las delicias de los amantes de los videojuegos matamarcianos: http://www.vangelisrosetta.com/