sábado, 30 de junio de 2018

John Powell / John Williams - SOLO: A STAR WARS STORY


1. The Adventures of Han (3:49)
2. Meet Han (2:20)
3. Corellia Chase (3:34)
4. Spaceport (4:07)
5. Flying with Chewie (3:30)
6. Train Heist (4:48)
7. Marauders Arrive (5:15)
8. Chicken in the Pot (2:09)
9. Is This Seat Taken? (2:36)
10. L3 & Millennium Falcon (3:17)
11. Lando's Closet (2:13)
12. Mine Mission (4:11)
13. Break Out (6:15)
14. The Good Guy (5:25)
15. Reminiscence Therapy (6:13)
16. Into the Maw (4:49)
17. Savareen Stand-Off (4:26)
18. Good Thing You Were Listening (2:08)
19. Testing Allegiance (4:21)
20. Dice & Roll (1:55)

Parece que la franquicia iniciada por George Lucas se está resintiendo en la taquilla con este último título, lastrado quizá por el protagonismo de un Han Solo que (lógicamente) no es Harrison Ford, un tono general más bien planito y, sobre todo, la sensación de que la abundancia de películas de la saga está haciendo que dejen de percibirse como "acontecimientos". Paga el pato una película que, no obstante, sí tiene cosas muy a reivindicar. Sin ir más lejos, su banda sonora es una agradable sorpresa.

John Powell (de starwarsnewsnet.com)

John Powell, el compositor elegido para Solo, logra resolver con notable el gran problema que supone componer una música que tenga en cuenta la herencia creativa del maestro Williams y que sea al mismo tiempo innovadora y fresca. Solo: una historia de Star Wars (2018), igual que Rogue One (2016), es y no es Star Wars, en el sentido de que no es un episodio numerado y, por lo tanto, busca jugar un poco con ese universo tomándose unas cuantas -y bienvenidas- licencias formales. Powell contribuye a esto con una banda sonora fresca y colorista, no carente de brío, pero que, todo hay que decirlo, podría haber caído en la herejía si hubiese sido compuesta para uno de los "episodios". 

Yo mismo tenía el cuchillo preparado, entre otras cosas porque Williams anunció hace poco que el futuro Episodio IX sería el último para él, y sospechaba que antes o después metería la zarpa en Star Wars ese sindicato del crimen musical que es Remote Control Productions. Afilé el cuchillo, digo, al comprobar que Powell está entre sus filas. Afortunadamente, Powell no es un Badelt ni un Jablonski, y alguien ha tenido la muy feliz idea de que el propio John Williams componga y dirija el tema principal de la película, The Adventures of Han, marcando así la línea a seguir por Powell.

The Adventures of Han

Pero con o sin los dictados de Williams, Powell sabe mezclar bien el sinfonismo clásico romántico con sonidos más de moda, típicos del actual cine de acción y aventuras, sin "nolanizar" ni "zimmerizar" en exceso la partitura. Hay aportaciones muy interesantes, de hecho, como un coro étnico femenino/infantil que encarna musicalmente a los bandidos enmascarados de la escena del tren (Marauders Arrive), o un tema de amor bastante inspirado (Lando's Closet). También tiene su encanto el típico tema diegético que contiene casi toda BSO de Star Wars, en este caso un sensual dúo pop en lengua alienígena titulado Chicken in the Pot ("Pollo en la olla"), que cuenta con la colaboración de otro colega de Remote Control, Gavin Greenaway.

Marauders Arrive

Lando's Closet

Chicken in the Pot

Sí nos chirrían los dientes algunos recursos muy genéricos que están presentes en algunos puntos de Solo. Por ejemplo, hacia el final de Flying with Chewie suena un fragmento optimista con un punto de charanga que debe estar pregrabado en los archivos de Remote Control desde los tiempos de Gladiator (en Now We Are Free), y que hemos escuchado hasta el vómito en películas y anuncios de TV. Da pena que algo tan manido se haya colado en el sacrosanto canon musical de Star Wars.

Flying with Chewie

Reminiscence Theraphy

Pero en fin, hay una indudable inteligencia en la manera que tiene Powell de reutilizar y adaptar el famoso The Asteroid Field de El Imperio contraataca para las escenas en que el Halcón Milenario atraviesa el famoso Corredor Kessel. Toca la fibra nostálgica con mucho acierto y la escena sabe a gloria. Se ahorra el álbum otras dulzuras para fans al suprimir la fanfarria de Star Wars de los créditos finales, como en Rogue One.

Imagen de la contraportada.

Me parece difícil comparar, como han hecho algunos críticos, este Solo de John Powell con el Rogue One de Michael Giacchino, sobre todo porque el segundo intentó mantener una fidelidad escrupulosa al estilo Williams que le impidió expandir musicalmente sus recursos musicales, mientras que el primero, aportación del propio Williams aparte, ha hecho su agosto. Tiempos vendrán, me temo, en los que lo genérico y pregrabado, el sonido estándar de la BSO comercial contemporánea, terminen de invadir los mundos de Star Wars, y si bien Solo no merece ser acusada directamente de ello, sí que ha dejado la puerta abierta.

jueves, 21 de junio de 2018

Pink Floyd - THE DIVISION BELL


1. Cluster One (5:59)
2. What Do You Want from Me? (4:22)
3. Poles Apart (7:05)
4. Marooned (5:28)
5. A Great Day for Freedom (4:18)
6. Wearing the Inside Out (6:49)
7. Take It Back (6:12)
8. Coming Back to Life (6:19)
9. Keep Talking (6:11)
10. Lost for Words (5:15)
11. High Hopes (8:32)

El álbum de Pink Floyd The Division Bell (1994) es de los que más "división" causan entre los seguidores de la banda británica. Ni siquiera se le acercan discos difíciles como el extravagante Ummagumma (a ratos casi inaudible) o el personalista The Final Cut (obra más de Waters que del grupo), y eso sin hablar del mero auto-homenaje que es The Endless River, que se aceptó por su vocación anecdótica más que por su calidad intrínseca. The Division Bell reunió una serie de características que podrían haberlo convertido en un álbum maldito, de no ser porque el buen funcionamiento económico y la benevolencia del paso del tiempo lo evitaron.

Contraportada del CD.

Tras el antes mencionado The Final Cut (1983) y la separación de Pink Floyd, la publicación en 1987 de A Momentary Lapse of Reason fue acogida como la confirmación tranquilizadora de que el grupo seguiría adelante con David Gilmour como líder "no dictatorial" y con mucho que ofrecer pese a la marcha de Roger Waters. Con todo, y aunque tiene muy buenos momentos, es un álbum un tanto irregular y acomodaticio. El primer problema de The Division Bell, el siguiente trabajo de estudio de esta etapa, es que incide en esto último, llevando a ratos lo cómodo a lo llanamente autocomplaciente. Waters se cachondeó bastante.

Nick Mason, David Gilmour y Richard Wright en una foto de la época.

The Division Bell (cuyo título se refiere al toque de campana con el que el parlamento británico se alinea para disponerse a votar) es álbum que maneja como concepto general la comunicación entre las personas y los problemas que causa la falta de ésta. Salvo en casos como el de The Wall y algún otro, Pink Floyd nunca llegó a profundizar demasiado en su visión de cada álbum como pieza conceptual explícita, y el CD que nos ocupa es igualmente difuso en su tratamiento temático. Lo que queda tras su escucha, aun contando con las letras traducidas, tiene más de sucesión de temas exquisitamente producidos y melódicamente bellos que de pieza "narrativa" coherente.

Coming Back to Life

¡Y qué bellos son sus temas! David Gilmour, autor de la mayoría de las canciones (junto con su esposa Polly Samson, aunque no todo el mundo cree lo que afirman los créditos) se saca de la manga unos cuantos cortes que suenan a himnos pese al poco riesgo creativo asumido en ellos: A Great Day for Freedom, Coming Back to Life, Lost for Words... También hay algunos temas más rockeros (con algo de blues) como What Do You Want From Me? o Keep Talking, donde suena la voz sampleada de Stephen Hawking. También está por ahí Take It Back, que por aquí sonó mucho en la radio y que contiene un punteo de guitarra que recuerda a U2.

Marooned

Ninguno de estos temas es manifiestamente malo o pobre, pero Pink Floyd, incluso en versión recortada y algo descafeinada, deslumbra cuando arriesga. El tema instrumental Marooned logró el primer y único Grammy para la banda, en plena era del "Britpop", y la pieza introductoria Cluster One es también muy notable. Con todo, el tema que más me sigue impresionando es Wearing the Inside Out, salido directamente del cerebro de Richard Wright. Tanto la voz del teclista (que en el álbum anterior figuraba como invitado y no como miembro titular) como el ritmo lánguido, el saxo de Dick Parry y los coros femeninos crean una atmósfera peculiar que alcanza el éxtasis con su breve solo de teclado. Durante unos segundos, benditos sean, nos hace volver a la épica cósmica de The Dark Side of the Moon.

Wearing the Inside Out (en vivo, 2006).

Completa el álbum la larga y ambiciosa High Hopes, un tema con videoclip de los caros y mucha grandiosidad sonora gracias a la orquesta sinfónica que dirige Michael Kamen, pero que de nuevo sabe a poco en lo imaginativo y roza lo pomposo. Suele estar presente en recopilatorios más por su carácter de single que por ser lo mejor o más representativo del disco.

High Hopes

Terminaremos mencionando la presencia en el "artwork" del genial Storm Thorgerson, a cuya estética surrealista debe tanto la iconografía de Pink Floyd. No sé si fue obra suya o no, pero el estuche de las primeras ediciones en CD de The Division Bell llevaba varios elementos en relieve en la zona izquierda de la bandeja del disco, la que sobresale junto a la portada, entre ellos algo en braille (supongo que el título del álbum o el nombre de la banda), todo perdido hoy en día por culpa de la barata y genérica reedición en digipak que hoy puede adquirirse en tiendas.

Cada formato de la primera edición (CD, casete, vinilo) tuvo una portada distinta.

El álbum que nos ocupa fue el origen de una gira multitudinaria, la última de Pink Floyd, que terminaría siendo recogida en el portentoso doble álbum en vivo titulado Pulse (1995), del que hablaremos en otra ocasión. Reconozco que The Division Bell no es uno de los grandes álbumes de la banda, pero sí que es uno de los que reescucho con más frecuencia, siempre con mucho gusto. 

domingo, 17 de junio de 2018

The Stephen Hawking Tribute, nueva pieza de Vangelis.

El pasado viernes 15 de junio tuvo lugar la ceremonia de enterramiento de las cenizas de Stephen Hawking en la abadía de Westminster, en Londres. Para tan solemne evento, el compositor griego Vangelis compuso una pieza de seis minutos titulada The Stephen Hawking Tribute, de la que se editaron pocas más de mil copias físicas para regalar a los asistentes. A mediodía, la misma pieza (en la que escuchamos la voz computerizada del astrofísico sobre un fondo estremecedor y el saxofón de Dimitris Tsakas) fue emitida desde una instalación de la ESA en Cebreros, Madrid, hacia el agujero negro más cercano a nuestro planeta, donde será "recibida" dentro de unos 3.500 años. 

Esta y otras imágenes de la edición, en la página oficial del evento:

No sabemos con certeza si se conocían, pero es muy probable que su admiración fuese mutua. En fin, todo el mundo admira a Stephen Hawking y se sabe que él estaba más o menos al tanto de lo que se hacía dentro del mundillo de la música cósmica o de temática espacial. Hace poco, por cierto, concedió un premio a Jean-Michel Jarre. Por suerte, y aunque las copias físicas de este homenaje a Hawking son desde ya oro puro para los coleccionistas, podemos disfrutar de la música dándole al play tan pronto como terminemos de leer esto.

miércoles, 6 de junio de 2018

"Las dos torres", el 27 de julio en versión completa.

Los precios no son de ganga precisamente, pero las grabaciones completas de la BSO de El Señor de los Anillos son una pieza de coleccionismo exquisita que merece la pena tener en la colección. Ya tenemos en tiendas La comunidad del anillo, y en menos de dos meses estará disponible el estuche de Las dos torres.

Versión CD + Blu-ray.

Como ya comentamos en su momento, The Two Towers está a la par en calidad con la partitura anterior, si bien para mi gusto aquí se encuentra el mejor "leitmotiv" de la saga, el tema de Rohan, que es una pasada. Howard Shore logró expandir el ya vastísimo universo musical de la primera entrega con una segunda obra que gana en complejidad e innovación, y es en estas grabaciones completas donde más justamente podemos apreciar su inconmensurable calidad.

Versión LP.

De nuevo, estará en triple CD + Blu-ray de audio, además de en un quíntuple vinilo azul. Recomiendo ver varios sitios (incluso fuera de España) para su adquisición online, donde el ahorro suele ser notorio.
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