1. Danza de San Roque de Hío (4:03)
2. Tecendo Liño (1:47)
3. Danza de Cariño (2:33)
4. A Bruxa (3:12)
5. Muñeira do Areal (2:45)
6. Si Bheag Si Mhor / John Ryan's Polka (3:32)
7. Rosalía (3:54)
8. Alalá / Muñeira / Jiga (4:03)
9. Danza de Astureses (2:46)
10. Lla Vai ó Mar (4:10)
11. Pasodoble do Berbés (3:03)
12. Axéitame a Polainiña (4:16)
13. Polcas (de Arousa e do Tapal) (2:29)
Es bien sabido que el norte de Europa fue en la Alta Edad Media objeto de constantes movimientos demográficos causados por numerosas oleadas de conquistas. Existiendo distintos pueblos nórdicos en pugna por sus territorios, algunos de ellos se movieron hacia lugares relativamente lejanos durante estos períodos de expansión, llegando por ejemplo hasta España, y contribuyendo a la enorme variedad cultural que, incluso hoy, existe entre distintas zonas de nuestro país. Por ejemplo, los bretones del este de la actual Gran Bretaña se vieron arrastrados hasta costas remotas en su huida de la invasión de los anglos y sajones (y gente con casco cornudo y rostro pintado de todo tipo), asentándose en lo que se conoce hoy en día como la Bretaña francesa, o una amplia zona de la actual provincia española de Lugo que llamaron Britonia. Maeloc, de quienes se acordaron los miembros de Milladoiro a la hora de titular este álbum de 1980, es el primer obispo que figura en los anales de Britonia, un importante patriarca histórico que puede considerarse como un eslabón fundamental entre nuestro país y el resto del mundo celta. La Galicia de Maeloc es, de algún modo, la Galicia arraigadamente celta.
Milladoiro en una imagen reciente.
"¿Y qué es Milladoiro?", se preguntará el incauto poco conocedor de la fabulosa música tradicional gallega. No está del todo claro si un milladoiro es una estación del ritual del peregrino del Camino de Santiago o un simple hito que marca las millas en los caminos. Escrito con mayúscula, Milladoiro es el grupo que se formó con la unión de los miembros de la efímera banda Faíscas do Xiabre y los músicos Rodrigo Romaní y Antón Seoane, a los que se sumaron algunos nombres más para la creación de este primer álbum. Milladorio es, por así decirlo, la formación de referencia de la música celta Gallega. Por ahí dicen que son el equivalente patrio de The Chieftains, y si bien no hay por qué establecer comparaciones de ese tipo, seguramente se trate de una opinión acertada.
A Galicia de Maeloc (1980) fue el álbum que los puso en el mapa, en unos años -los de la todavía candente transición democrática en España- en los que múltiples talentos artísticos se abrían paso en un contexto de euforia y frenesí creativo en todos los campos. No es que la dictadura pusiese demasiadas trabas a gaiteros y flautistas, pero se puede decir que el régimen había convertido cualquier manifestación del folclore tradicional en una mera anécdota de cara al turismo, sofocando todo aquello que oliese a "regionalismo" o, en definitiva, a futuro intento secesionista. Tampoco debía ser fácil algo tan sencillo como ponerle un nombre en gallego a un disco. Milladoiro contribuyó como pocos a la creación de toda una primera división de nombres propios del folclore tradicional peninsular, ayudando a que la música gallega se conociese mucho mejor dentro y fuera de nuestras fronteras.
Danza de San Roque de Hío.
Durante las últimas décadas ha habido en todo el mundo un gran auge popular de la música celta, y en nuestro país alcanzaron en su momento mucha popularidad nombres como los de Carlos Núñez, Luar Na Lubre, Cristina Pato, Hevia, Susana Seivane o Berrogüetto entre otros muchos (Kepa Junkera ha hecho lo propio por el folclore musical vasco), casi siempre apostando por un estilo bastante moderno que ha dejado lugar de sobra para la fusión y la experimentación tecnológica. Pese a que A Galicia de Maeloc pertenece a una generación anterior, lo cierto es que suena perfectamente moderno, entre otras cosas porque -sin apaños digitales ni sobradas épicas- no se pusieron reparos a la hora de hacer una música agradable y accesible para cualquier oyente, empleando de paso instrumentos propios de otros países del universo celta para buscar un sonido internacional muy aperturista. También es importante aquí ese cierto toque medieval, como de aldea antigua, con el que cuentan muchos trabajos clásicos del género celta, y que ayudan al oyente a sumergirse en ese "viaje" casi novelesco que debe ser toda obra de este estilo.
Alalá / Muñeira / Jiga.
Un imprescindible, y a la vez un trabajo para (re)descubrir.