2. Snowy's Theme (2:10)
3. The Secret of the Scrolls (3:13)
5. Marlinspike Hall (3:59)
6. Escape from the Karaboudjan (3:21)
7. Sir Francis and the Unicorn (5:08)
8. Captain Haddock Takes the Oars (2:18)
9. Red Rackham's Curse and the Treasure (6:11)
10. Capturing Mr. Silk (2:58)
11. The Flight to Bagghar (3:35)
12. The Milanese Nightingale (1:30)
13. Presenting Bianca Castafiore (3:26)
14. The Pursuit of the Falcon (5:44)
15. The Captain's Counsel (2:11)
16. The Clash of the Cranes (3:49)
17. Return to Marlinspike Hall and Finale (5:52)
18. The Adventure Continues (2:58)
De todos los profesionales que han trabajado en las películas de Steven Spielberg, es ya una realidad que ninguno ha repetido tantas veces y de manera tan indiscutida como el compositor John Williams. No sé quién se lo recomendó, pero Spielberg llamó a Williams para su primera película estrenada en cines, Loca Evasión (1974), confirmándose la fuerza del tándem con Tiburón (1975) y convirtiéndose todo ello en idilio con E.T., el extraterrestre (1982). Salvo por la coyuntural contratación del afroamericano Quincy Jones para El color púrpura (1984) y el fragmento que le correspondió dirigir en En los límites de la realidad (1983), con música de Jerry Goldsmith, Spielberg y Williams han establecido una simbiosis creativa sin fisuras. Y eso que el cineasta se ha movido entre géneros muy variados, sean la ciencia-ficción, la aventura pura y dura, el drama histórico, la comedia y hasta el cine bélico. John Williams siempre ha estado ahí, aportando su clasicismo elegante y su particular forma de mejorar la paleta de sensaciones de cada película.
John Williams |
John Williams tiene casi ochenta años. Desde hace más o menos una década ha reducido apreciablemente su ritmo de trabajo, cosa que debemos respetar sin poner pegas, teniendo en consideración que desde principios de los años setenta ha sido enormemente prolífico y, en la inmensa mayoría de los casos, una banda sonora suya contenía más trabajo y calidad que diez de cualquier otro compositor. Ahora Williams se centra en sus compromisos personales, tanto en las sagas clásicas de Star Wars e Indiana Jones que han sido retomadas en la actualidad, como en su amistad con Steven Spielberg, en cuya órbita de influencia se movieron sus trabajos para la primera parte de Harry Potter o, por ejemplo, Memorias de una Geisha (Spielberg iba a dirigirlas ambas en un principio, y no dudo de que Williams llegó recomendado).
Imagen promocional. |
Una cosa positiva que tiene ser una leyenda viva es el que nadie pone tus decisiones en tela de juicio si son arriesgadas, por no haber absolutamente nada que demostrar. A estas alturas, John Williams puede permitirse el lujo de ser su propia mayor influencia, y en esta adaptación del cómic de Hergé, el músico tira de manual. Tampoco podría haber sido de otra manera; y aun así, hay lugar para los experimentos. Pasando completamente del famoso tema creado para la adaptación televisiva de Tintín en dibujos animados, el norteamericano se monta una banda sonora completamente original, muy suya y a la vez perfectamente única. No sabemos si por el carácter europeo del cómic, o porque el propio Tintín no deja de ser un joven periodista de ciudad metido a aventurero, Williams desarrolla una partitura que se mueve entre el jazz de los temas principales, con pianos, clavicémbalo y clarinetes, y las orquestaciones potentes y aventureras en la línea de las escenas de acción de los filmes de Indiana Jones. Hasta ahora, y salvo que la memoria me falle, Williams ha limitado sus incursiones jazzísticas a alguna comedia, y no a sus películas de acción y aventuras.
Por supuesto, la banda sonora de Las aventuras de Tintín se cimenta en la existencia de varios temas principales, en este caso muy elaborados pero no especialmente cercanos a las fanfarrias y marchas que todos solemos tararear. El leitmotiv de Tintín (sobre todo en The Adventures of Tintin) es el más jazzístico, urbano, parecido -aunque a la vez profundamente distinto- al tema de Williams para los créditos de Atrápame si puedes (2002). El perrito Milou (Snowy en inglés) tiene su propio corte, con un piano virtuoso a cargo de una tal Gloria Cheng que, en resumen, resulta ser una composición perfecta para complementar el tema del periodista.
Hernández y Fernández también cuentan con una pieza para ellos (Introducing the Thompsons), lenta y bobalicona al comienzo, pero más ágil después, con un toque de acordeón muy francés. Y por supuesto, el capitán Haddock se lleva su parte (en Captain Haddock Takes the Oars), con una pieza de sabor marinero, casi pirata. El barco que da título a la película, el Unicornio, tiene también un misterioso tema propio que escuchamos a plena potencia en Sir Francis and the Unicorn. Atención a dos maravillas, dos caprichos clásicos que andan por ahí mezclados: The Milanese Nightingale y su ambiente parisino de violín solista y acordeón; y Presenting Bianca Castafiore, con un fragmento de El barbero de Sevilla de Rossini y el Je veux vivre de Romeo y Julieta de Gounod, el segundo con la voz de Renee Fleming. Esta dama del bel canto aparecía en algún tema de El señor de los anillos, ¿estará recomendada por Peter Jackson?
The Adventures of Tintin.
Hernández y Fernández también cuentan con una pieza para ellos (Introducing the Thompsons), lenta y bobalicona al comienzo, pero más ágil después, con un toque de acordeón muy francés. Y por supuesto, el capitán Haddock se lleva su parte (en Captain Haddock Takes the Oars), con una pieza de sabor marinero, casi pirata. El barco que da título a la película, el Unicornio, tiene también un misterioso tema propio que escuchamos a plena potencia en Sir Francis and the Unicorn. Atención a dos maravillas, dos caprichos clásicos que andan por ahí mezclados: The Milanese Nightingale y su ambiente parisino de violín solista y acordeón; y Presenting Bianca Castafiore, con un fragmento de El barbero de Sevilla de Rossini y el Je veux vivre de Romeo y Julieta de Gounod, el segundo con la voz de Renee Fleming. Esta dama del bel canto aparecía en algún tema de El señor de los anillos, ¿estará recomendada por Peter Jackson?
Hernández y Fernández.
Entre las piezas incidentales, de acción en el sentido Williams del término, destacan Escape from the Karaboudjan, Red Rackham's Curse and the Treasure, The Flight to Bagghar, The Pursuit of the Falcon y The Clash of the Cranes. Una buena parte del álbum puede incluirse en esta lista, pero ojo, porque no estamos simplemente ante un montón de golpes de platillos y trompetas, sino que Williams consigue integrar en cada uno de ellos, sutil y naturalmente, los leitmotivs de los personajes implicados hasta lograr prácticamente mini-sinfonías de acción, incluso más efectivas que las que escuchamos en la -un poco más prosaica- banda sonora de Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal (2008).
El verdadero valor de The Adventures of Tintin no se encuentra tanto en la presencia de melodías épicas memorables como en la detallada elaboración de su música incidental, que es tan genial como la que el músico era capaz de crear en sus dorados años setenta y ochenta. La paleta de colores en la que se mueve, musicalmente hablando, es apabullante. La composición destila frescura y agilidad, quizá también algo de desenfado, lo que no está de más si entendemos que pertenece a una película de animación en 3D imaginativa, estupendamente intrascendente y con altas dosis de buen humor.
Ya se anuncia una segunda entrega de Tintín, dirigida en este caso por el ahora productor Peter Jackson y que presumiblemente adaptará Las 7 bolas de cristal. John Williams estará ahí sin duda. Y tampoco debemos pasar por alto que en pocas semanas llegará a los cines una nueva película de Steven Spielberg, el drama bélico War Horse, en la que el Williams más templado y solemne vuelve por la puerta grande. La comentaremos en cuando caiga en nuestras manos.
El verdadero valor de The Adventures of Tintin no se encuentra tanto en la presencia de melodías épicas memorables como en la detallada elaboración de su música incidental, que es tan genial como la que el músico era capaz de crear en sus dorados años setenta y ochenta. La paleta de colores en la que se mueve, musicalmente hablando, es apabullante. La composición destila frescura y agilidad, quizá también algo de desenfado, lo que no está de más si entendemos que pertenece a una película de animación en 3D imaginativa, estupendamente intrascendente y con altas dosis de buen humor.
Contraportada. |
Alguien ha elaborado esta especie de "suite" con imágenes, en YouTube: