1. Voyager (Instrumental) (2:14)
2. What Goes Up... (3:40)
3. The Eagle Will Rise Again (4:22)
4. One More River (4:16)
5. Can't Take It with You (5:05)
6. In the Lap of the Gods (Instrumental) (5:28)
7. Pyramania (2:42)
8. Hyper-gamma Spaces (Instrumental) (4:20)
9. Shadow of a Lonely Man (5:34)
"Si todo es perecedero, ni siquiera una pirámide perdurará"
(extracto del tema What Goes Up...).
Fijémonos en la portada de este álbum: un hombre acaba de despertar de un sueño inquieto, tal vez una pesadilla, y se frota la cara en un gesto de cuasi-desesperación; al otro lado de la ventana, una de las grandes Pirámides de Egipto. Parece obsesionado, a punto de perder el juicio en un mar de dudas. ¿Para qué fueron construidas las grandes pirámides del pasado? ¿Con qué propósito? ¿Quiénes las construyeron, y cómo eran aquellos arquitectos?
Parsons y Woolfson (imagen extraída de la página Vos).
Después de Tales of Mystery and Imagination - Edgar Allan Poe y I Robot, Alan Parsons y Eric Woolfson se dispusieron a responder a estas inquietantes preguntas (Parsons es el tipo de la portada, precisamente), y si bien la música nunca va a ser capaz de otorgar respuestas verbales a ninguna cuestión, el Proyecto de ambos sí que consiguió hacernos partícipes de este misticismo mediante el que es su disco más completo en lo que a conceptualidad se refiere. Pyramid (1978) es un genuino viaje a las antiguas pirámides y la magia que las rodea, aunque no tanto desde el punto de vista del esoterismo como del de los soñadores que alguna vez han fabulado sobre ellas como objetos de leyenda. Y también es una alegoría con la que, utilizando la pirámide como máximo exponente de las posibilidades humanas, Parsons y Woolfson reflexionan sobre nuestra ambición, nuestros delirios de grandeza y nuestra relativa pequeñez en la Historia. También es verdad que en aquellos últimos años setenta hubo un boom en todo lo relacionado con todo lo paranormal, con los ovnis y el orientalismo, y debe considerarse el interés por la pirámide como objeto mágico entre las motivaciones que llevaron al Proyecto a la creación de este Pyramid.
Despliegue de la portada y la contraportada de Pyramid.
Sin devanarnos los sesos con las pirámides, lo cierto es que la troupe de Parsons se volcó en dotar a Pyramid de una atmósfera densísima, cargada de fascinantes efectos sonoros que mantienen al oyente en un estado de ensoñación permanente. Alan Parsons se deja aquí la piel en la producción como no lo había hecho en sus discos anteriores, logrando una de sus obras más trabajadas a este respecto desde que produjese The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd. Escuchamos también multitud de coros de fondo y arreglos orquestales que aportan al álbum una espectacularidad indiscutible.
Hyper-gamma Spaces, en un bonito vídeo amateur.
Pyramid, como no podía haber sido de otra manera en un álbum de The Alan Parsons Project, comienza con un pequeño tema instrumental, Voyager que sirve de prólogo, y que en este caso enlaza muy suavemente con What Goes Up..., un corte cantado brillantemente y con un par de tramos orquestales impresionantes. The Eagle Will Rise Again nos zambulle directamente en la iconografía egipcia, con un ritmo pausado y muchos coros. One More River abunda en esta espectacularidad de arreglos y con protagonismo de la guitarra, y Can't Take It with You ("No puedes llevártelo contigo", en referencia al más allá egipcio, en el que el difunto se llevaba sus tesoros a la otra vida) hace gala de un ritmo entrecortado muy efectista. In the Lap of the Gods, con el que se iniciaba la segunda cara del LP en vinilo, es un tema instrumental grandilocuente con un par de tramos en los que las cuerdas hacen auténticas virguerías, además de unos coros tremendos. Quizá sea el instrumental más resultón de la discografía de The Alan Parsons Project. Pyramania, en cambio, es uno de los temas menos inteligentes del disco, en el sentido de que rompe la atmósfera del tema anterior y, mal mirado, tiene una bis cómica que no termina de encajar. Hyper-gamma Spaces es quizá el corte más célebre del disco, un instrumental cósmico que muestra la vertiente tecnológica del grupo frente a la "clásica" de In the Lap of the Gods. Finalmente, Shadow of the Lonely Man funciona como profunda balada bastante amarga y existencialista, un buen final para el álbum.
In the Lap of the Gods ("En el regazo de los dioses").
Los que consideran Pyramid como un trabajo menor en la trayectoria de sus autores son la mayoría, argumentando que no posee temas tan potentes como los singles que convirtieron en éxitos radiofónicos a The Turn of a Friendly Card o Eye in the Sky, y en este sentido tienen bastante razón. Porque Pyramid es otra cosa: un ejemplo perfecto de álbum conceptual, una pieza musical unificada e indivisible en la que cada parte depende de su posición en el mosaico para que el disco funcione como un todo. Por eso recomiendo a quien lo escuche que lo haga de un tirón, y seguramente estará de acuerdo conmigo en que se trata de uno de los trabajos más inspirados y memorables de The Alan Parsons Project, además de un disco seguramente muy apreciado por los cultivadores de géneros como la new age en los ochenta.