El segundo álbum de la Yellow Magic Orchestra, publicado en 1979 y titulado Solid State Survivor ("Superviviente en estado sólido"), fue el de su explosión comercial y también su mayor éxito popular. Vendió dos millones de copias, uno de ellos en el mismo Japón. Su disco anterior Yellow Magic Orchestra (1978) avanzaba las claves de este boom, aunque el toque experimental de aquel, por ejemplo utilizando melodías y efectos sonoros de videojuegos tal cual, aquí se suavizó en una línea de pop electrónico y new wave más convencional. Entendámonos: era todo lo convencional que podía ser un trabajo publicado tan tempranamente y fuera del mundo angloparlante.
El disco rezuma optimismo festivo, tal vez buscando al mismo público discotequero de la época en occidente, y con bastante seguridad reflejando el buen momento que se vivía Japón, que durante un breve período en los años ochenta iba a ser el principal rival económico de los EEUU a nivel mundial. No tenían miedo Haruomi Hosono, Ryuichi Sakamoto y Yukihiro Takahashi de juguetear un poco con los tópicos de lo oriental tal como se entendían en el resto del mundo, y que eran una mezcla de lo chino, lo japonés y, si encartaba, algún toque del sureste asiático. Aun así, y tal como se percibía en su disco anterior, el concepto musical en el que se movían los tres artistas era parecido al de unos Kraftwerk más luminosos e intrascendentes, con unos arreglos más elaborados, más diversos (menos gélidamente robóticos) y con mayor inclinación juvenil.
Solid State Survivor es recordado especialmente por el temazo Behind the Mask ("Tras la máscara"), que aun teniendo una temática ciberpunk, es demasiado optimista para recordar a las claras a la película Blade Runner o a las novelas de William Gibson. Parece que surgió algún tiempo antes como melodía para un anuncio de relojes Seiko, y aunque se han realizado varias versiones del mismo -e imagino que su ritmo se ha sampleado muchas veces-, destaca la que realizó Michael Jackson, que estuvo a un pelo de formar parte del mítico Thriller y hoy puede encontrarse en un álbum póstumo.
Destacar unos cuantos temas no implica despreciar el resto, ya que Solid State Survivor tiene esa cualidad indispensable de los clásicos, que es la de no incluir material de relleno. Todos los cortes del álbum son buenos, muy interesantes como mínimo, a menudo dejando espacio para la experimentación. La única pega que se le puede poner es su brevedad, poco más de treinta minutillos que se pasan demasiado rápido.
No creo que los miembros de la banda se tomasen a broma un trabajo tan excelente, pero es un hecho que incluso antes de empezar esta andadura como trío ya tenían sus propias carreras en solitario en marcha, por lo que no se puede descartar que gran parte de la discografía de la Yellow Magic Orchestra fuese una manera de darse a conocer y conseguir un amplio margen para la libertad de creación de cada talento individual, y no tanto un proyecto con continuidad a largo plazo. No obstante, siguieron publicando álbumes de estudio hasta 1983, y hubo una reunión ocasional para un último disco diez años después, sin que esto impidiese que cada uno de los tres músicos continuase con su andadura individual, siendo sin duda Ryuichi Sakamoto el que mayor éxito internacional ha alcanzado. Su discografía abarca desde el tecnopop hasta la música clásica, pasando por el ambient, las bandas sonoras de cine y la world music.