2. White Clouds (5:01)
3. Astral Voyager (7:03)
4. Indian Summer (6:53)
Publicado en 1986, el álbum Green Desert ("Desierto verde") es un trabajo en general no muy apreciado por los aficionados de la banda emblemática de la Escuela de Berlín. Por otra parte, sí que es un disco notable como el que más a la hora de entender la evolución de TD, e incluso lo que supuso la transformación del estilo de la música electrónica popular desde los años setenta hasta los ochenta y noventa.
Portadas alternativas.
Resulta que Green Desert comenzó su gestación en el lejano 1973. El éxito del álbum Atem radiado y elogiado por el famoso locutor británico John Peel, precipitó el contrato de Tangerine Dream por parte de la emergente Virgin Records. Se dice que Richard Branson planeaba convertir aquella banda alemana oscurantista y psicodélica en buque insignia de su empresa, antes de que el éxito inesperado de Tubular Bells reorganizase sus prioridades. Antes de poner sobre la mesa el que sería el clásico por antonomasia de Tangerine Dream, Phaedra (1974), urgía componer un trabajo (con vistas a su publicación comercial o no, lo mismo daba) que sirviese como carta de presentación de lo que TD podía ofrecer a la discográfica que decidiese contratarlos. Venía a ser eso que a menudo he definido en broma como un "muestrario de moquetas", la típica obra colorida pero un tanto insustancial que casi cualquier músico instrumental publica como primer trabajo para tantear el terreno.
Una de las contraportadas.
Se dio la circunstancia de que Peter Baumann estaba de viaje místico por Nepal e India, y fueron Edgar Froese y Christopher Franke quienes trabajaron en esta maqueta. Comparto la opinión mayoritaria que dice que la de estos años fue la mejor formación de TD, la "clásica", y seguramente sea de agradecer que este trabajo terminase archivado e inconcluso, supongo que por respeto a Baumann. Siendo él precisamente el primero de los tres en abandonar la formación unos años después, Froese y Franke no tuvieron problema en recuperar aquellos esbozos y pulirlos para su publicación en 1986, ya fuera de Virgin.
Green Desert
Lo malo es que, si bien es cierto que el sonido de Tangerine Dream tampoco se había degenerado tanto por la marcha de Baumann y el traslado a EEUU, a juzgar por lo escuchado en el comercial pero solvente Le Parc (1985) se podía esperar algo bastante más interesante que lo ofrecido en Green Desert. Podemos alegar en su defensa que en esta época los Tangerine Dream asumían muchos más encargos, entre álbumes de estudio, bandas sonoras de películas y conciertos, de los que podían completar a un nivel de máxima calidad. De hecho, no mucho después acabaría saltando también Chris Franke por la borda, estresado y frustrado, y aunque queda algún título loable entre un momento y el otro, Green Desert me parece un poco soso.
White Clouds
Tecnológicamente hablando, Green Desert es un producto puntero para su época, pero el sonido general del álbum es tan random e impersonal que puedes escucharlo un montón de veces antes de vislumbrar alguno de los rasgos que un día hicieron tan míticos a los TD. Es más o menos melódico y cuenta con algunos instrumentos propios del rock, incluyendo una guitarra eléctrica y una potente batería; y además es destacable que la maqueta original fue la primera obra de la banda en la que se utilizó un secuenciador. Tampoco podemos saber exactamente cómo sonaba el trabajo del '73, más que nada porque Edgar Froese lo remezcló y retocó hasta la náusea para su lanzamiento en los ochenta.
Astral Voyager
Por comentar algo de cada tema, diremos que el homónimo Green Desert es lento y solemne, y que tanto la omnipresente guitarra como la batería recuerdan (o más bien profetizan) a algunos pasajes por venir de la época Gilmour de Pink Floyd. Salvando las distancias, claro. White Clouds es la pieza más melodiosa del álbum, una especie de himno new age sazonado en su mayor parte con percusiones machaconas y efectos sonoros tipo "pajaritos". Astral Voyager es una interesante pieza vagamente melódica montada sobre una agradable secuencia retro. E Indian Summer es prácticamente una pieza de relleno construida con notas sueltas que recuerdan a lo oído en White Cloud. El caso es que malo, lo que se dice malo, no hay nada... Pero una y otra vez tenemos la sensación de que con un tratamiento de las composiciones menos ochentero, más arcaico y con esa atmósfera cósmica enrarecida de la década anterior habría dado mucho más de sí.
Indian Summer
En realidad, y en referencia a lo que comentaba al principio sobre la transformación del estilo entre una década y otra, Green Desert es un ejemplo perfecto para ilustrar el dicho aquel que pregunta: ¿por qué arreglar lo que no está roto? Seguramente habría tenido mucho más impacto la publicación tal cual de una obra inédita de la época rosa de Tangerine Dream en plenos años ochenta, aunque fuese como rareza, que este mejunje tan poco carismático que te deja indiferente. Cuánto habrían ganado, en fin, muchos de los músicos avant-garde que saltaron de unas fechas a otras si hubiesen sabido mantener lo que nunca nadie había puesto en entredicho de su estilo.
2 comentarios:
Pues en este caso Conde no estoy de acuerdo contigo del todo. Suelo coincidir contigo al 90%, pero en algunos pocos casos disiento, siendo éste uno de ellos.
Ya he comentado en otras ocasiones cual es mi formación ideal de TD y no voy a repetirme, pero (y me llamarán hereje) casi prefiero este trabajo al, para mí, sobrevalorado "Phaedra". Hablando del tema de los overdubs, sé que este trabajo no es puro, pero como mi época favorita de TD es la primera mitad de los 80, me reafirmo en la opinión de que este album pasó injustamente desapercibido en su momento (aunque la portada tampoco ayudaba mucho que digamos).
Todavia tengo el CD original, que guardo con bastante cariño, y que me retrotae a una época ya pasada que recuerdo con bastante nostalgia, cuando estaba entregado a este grupo y mi única obsesión era hacerme con el mayor número posible de discos suyos. Afortunadamente, fueron bastante prolíficos y pasé muy buenos ratos escuchando su música, hasta que su evolución musical me fue dejando cada vez más y más frío, hasta que finalmente perdí por completo el interés por seguirles. De hecho, tuve ocasión de verlos en Madrid en 2004, con la mala fortuna de que sólo interpretaron temas de esa época (vaya chasco me llevé).
En fin, si no lo sacaron en su día creo que más que por respeto a Baumann, casi diría que fue por miedo, por si éste los demandaba; sea como fuese yo sí recomendaría este disco sin reservas. A destacar "Astral Voyager" temazo con mayúsculas, que nunca me canso de escuchar.
En mi opinión me parece un excelente disco desde el principio hasta el final. Además destacar de él que se encuentra la formación "clásica" de esta mítica agrupación alemana. Algunas secuencias se encuentran más logradas que otras, pero en términos generales me parece un álbum correcto, más que decente considerando su muy extensa discografía. Saludos desde Chile !!!!!
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