miércoles, 7 de octubre de 2009

Klaus Schulze - CYBORG



CD 1

1. Synphära (22:45)
2. Cönphara (25:44)

CD 2

3. Chromengel (23:45)
4. Neuronengesang (24:43)

Decían por ahí que, de haber sabido aprovechar mejor el éxito inicial de su carrera y haber dejado a un lado los asuntos con las drogas, Klaus Schulze habría sido más famoso que Jean Michel Jarre. Esto es como jugar a reescribir el pasado, y aunque Schulze hubiese sido más "constante" como artista cuando debió serlo, lo cierto es que su estilo, bien representado en el álbum que nos ocupa, está muy lejos de la comercialidad. Remontémonos a cuando el alemán comenzaba su carrera, entre la amistad y la competición con gente como Tangerine Dream o Ash Ra Tempel, todos ellos a la vanguardia del krautrock y de la música electrónica mundial, configurando un estilo cósmico de componer e interpretar que levantaba pasiones en Europa.

Portada alternativa.

Cyborg (1973) es, tanto por su sonido como por la longitud y sobriedad de los cinco temas que incluye en su versión remasterizada (en doble disco), una secuela coherente de su primer disco, Irrlicht. Schulze había formado parte de los primeros pasos de lo que se llamaría Escuela de Berlín, y eso se nota: da prioridad a las secuencias y la superposición de texturas frente a las melodías, prácticamente inexistentes, si bien juega algo más con los ritmos (relativamente, claro está) que los Tangerine Dream de Zeit. Los temas de este álbum, dada su larga duración, consiguen producir un efecto hipnótico en el oyente, de manera que cada mínimo cambio en la nota predominante llega a producir efectos que erizan los vellos. Estamos hablando de lo que muchos llaman música cósmica, cosa evidente si además consideramos el título científico-ficticio del álbum.

Por lo general, y no solamente en Cyborg sino en casi cualquier otro trabajo del alemán, se llega a un punto, si se escucha de principio a fin, en el que las secuencias que se repiten acaban por convertirse en una especie de "silencio", como si la mente dejase de procesarlas hasta equipararlas con el sonido ambiente, de manera que el oyente puede ir un paso más allá y centrarse en los sonidos aparentemente caóticos que son lanzados al vacío aquí y allá, desprovistos ya de tan gruesas sábanas. Los ritmos, o secuencias de ritmos para ser exactos, parecen querer atropellarse mutuamente, si bien bajo cada uno de los segmentos de la obra (que no necesariamente coinciden con los cortes del CD) suele haber una o dos notas muy largas que van alternándose. De nuevo hay al final, en el horizonte de nuestra escucha cuando logramos concentrarnos del todo, abismos enormes, ecos producidos por los primitivos sampleados lanzados por el joven Schulze. Synphära, el tema con el que se abre Cyborg, es extremadamente sobrio, casi tétrico con su sonido de órgano. Conphära comienza en un estado de anarquía musical absoluta para ir tomando forma sólo al rato, aunque no llegamos nunca a saber si realmente tiene forma o son nuestros oídos los que se han adaptado y le han concedido una estructura que en realidad no posee. Chromengel utiliza un sonido orquestal de un modo muy ambiental, como buscando nuestro trance mediante el mantenimiento de varias notas estáticas; y finalmente Neuronengesang se mueve entre más notas sostenidas y lanzamientos por doquier de ráfagas de sintetizador. No es precisamente una música fácil de explicar con palabras, así que me remito al siguiente extracto del primer corte:

Cyborg.

El trance en el que se entra nos transporta, qué se yo, a un mundo espacial lejanísimo y muy distinto a todo lo que conocemos; es pura evocación sonora de lo desconocido en la línea de los "años rosas" de Tangerine Dream y álbumes como Zeit. En ocasiones, tras escuchar grabaciones como esta, el silencio absoluto de la habitación resulta molesto.

1 comentario:

Rey Arturo dijo...

Me fascina tu blog y me fascina Schulze jejeje gran album Cyborg Saludos de Mexico

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