lunes, 18 de abril de 2022

Popol Vuh - SELIGPREISUNG


1. Selig sind die, die da hungern. Selig sind die, die da dürsten nach Gerechtigkeit. 
Ja, sie sollen satt werden. (6:00)
2. Tanz der Chassidim (3:15)
3. Selig sind die, die da hier weinen. Ja, sie sollen später lachen. (5:08)
4. Selig sind die, die da willig arm sind. Ja, ihrer ist das Himmelreich. (3:12)
5. Selig sind die, die da Leid tragen. Ja, sie sollen getröstet werden. (3:39)
6. Selig sind die Sanftmütigen. Ja, sie werden einst die Erde erben. (2:31)
7. Selig sind die, die da reinen Herzens sind. Ja, sie sollen Gott schauen. (2:33)
8. Ja, sie sollen Gotten kinder heißen. Agnus dei, agnus dei. (2:42)
9. Be in Love (Du sollst lieben) (4:59)

No es nada típico que un grupo de música de vanguardia, ni siquiera uno que se formó hace cinco décadas, publique un álbum con contenidos abiertamente religiosos, y cristianos menos todavía. También es verdad que casi nada en Popol Vuh puede considerarse típico. Para recién llegados, recordamos que Popol Vuh, la banda liderada por el mítico Florian Fricke que alcanzó popularidad global gracias a las películas de Werner Herzog, dio el arriesgado paso de abandonar la línea dura del krautrock y la música cósmica berlinesa para acercarse a sonidos dulces y orgánicos, acústicos en general, sin ritmos marcados, casi campestres y con un decidido toque hippy. Hay muchos músicos y bandas a quienes se les ha atribuido el mérito, pero yo diría que Fricke es el padre de la new age tal como la conocimos por primera vez, como género más o menos diferenciado, en los ochenta.

Contraportada

Seligpreisung (1973) es el cuarto álbum de Popol Vuh, publicado después del imprescindible Hosianna Mantra (1972), y su título hace referencia a las bienaventuranzas proclamadas por Jesús en su sermón de la montaña, según el Evangelio de San Mateo. El sonido general del álbum es, digamos, "beatífico", pero tampoco es que esté muy claro que sus referencias sonoras sean cristianas al no aferrarse a la instrumentación del canon occidental. Hay quien entrevé algún toque judío. Está claro que Seligpreisung es uno de los álbumes menos filo-hindúes, menos orientalistas, de la discografía del grupo. Fricke y su ensemble emplean instrumentos diversos como piano, clavecín, oboe, percusiones variadas, un violín ocasional, tambura indio y guitarras eléctrica y de 12 cuerdas, con un resultado que fluctúa entre el rock progresivo menos sinfónico, la psicodelia y alguna clase de folk de ninguna parte.

Portada de una edición en CD.

El elemento más importante del álbum es la voz solista. El propio Florian Fricke aporta los cánticos de todos los temas con la excepción de Djong Yun en el noveno (que es un añadido de 2004), con el piano de Fricke como principal apoyo. El resto de instrumentos tiene una función más bien atmosférica, destacando en todo caso las guitarras de Daniel Fichelscher y Conny Veit, muy limpias y cristalinas, pero que a causa de su interpretación anárquica en más de un caso impiden apreciar del todo otros desarrollos melódicos a los que restan protagonismo. El sonido de Seligpreisung es luminoso, envolvente y muy evocador, y aunque no se aprecia que los planteamientos musicales del disco cambien mucho de un tema a otro, se trata de una propuesta tan original y placentera que nunca llega a cansar.

Tanz der Chassidim

En otros álbumes de Popol Vuh, en muchos momentos da la impresión (quizá equivocada) de que la banda se reunía para grabar largas sesiones de las que después se seleccionaban trozos destacables para su publicación en el disco. A veces parece que esta selección es un poco arbitraria. Aquí también reina esta sensación de creación libérrima, pero sí que hay un hilo conductor más claro que marca la identidad de los temas, y que es precisamente el texto bíblico que se canta en cada corte. Seligpreisung tiene algo de suite premeditada que no es habitual en las obras de Fricke. En su momento fue recibido con agrado, aunque hoy se suele señalar que no es un álbum que luchase por hacer evolucionar la trayectoria de Popol Vuh, sino que más bien explora más a fondo algunas ideas que ya estaban ahí antes. Es estupendo para los ya iniciados en esta clase de música contemplativa, pero no me parece un disco idóneo para quien acabe de aterrizar en este contexto.

Selig sind die, die da Leid tragen...

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