1. That, Not That (4:20)
2. Landau (4:59)
3. Sundog (2:29)
4. The Fox and the Leopard (2:57)
5. Finland (4:54)
6. Pale Peach Jukebox (4:58)
7. Harry Piers (4:54)
8. Two Beans Shaker (1:58)
9. From a Blue Temple (8:37)
10. Ghost in the Pond (4:09)
11. Coriolis (2:02)
Yaaa, ya sé que llevo una buena temporada dándole vueltas a la publicación de este disco. Siento haberme puesto pesado, pero no todos los días tiene lugar un pequeño acontecimiento de esta índole. Claro que no es el regreso de la mítica Penguin Cafe Orchestra, pero sí que es un proyecto serio para reflotar los principios musicales de aquélla, aunque sea mediante otros músicos distintos y con el hijo de Simon Jeffes aportando, de entrada, un apellido con tirón.
Quedamos en que el talento no se hereda, eso es una certeza matemática; pero sí que puede heredarse el espíritu creador, el estilo, ya no mediante la magia del ADN, sino seguramente gracias al estudio a fondo, al conocimiento personal, a compartir la visión artística de un padre por parte de un hijo que le admira. Arthur Jeffes ha realizado, junto a su banda Penguin Cafe, un álbum digno de la Penguin Cafe Orchestra auténtica. "Digno" no quiere decir que sea tan bueno como los maravillosos Broadcasting from Home o Signs of Life, y por supuesto tampoco se acerca ni de lejos a Penguin Cafe Orchestra, obra maestra de la banda original. Pero A Matter of Life... no desmerece, no se queda a medio gas, no parece una mala copia. En todo caso, es un disco de la Penguin Cafe Orchestra al que tal vez le falten un par de temas de esos tan pegadizos como había en su breve discografía. Le falta algún Music for a Found Harmonium, algún Dirt, algún Telephone and Rubber Band. Y sin embargo me ha resultado menos aburrido (entiéndase "aburrido" en términos muy relativos) que las partes menos movidas de los álbumes clásicos de Simon Jeffes. Por poner un ejemplo, en su día se me hizo bastante indigesta la escucha Union Cafe y de algunas partes del Broadcasting, cosa que en A Matter of Life... no me ha ocurrido ni durante un solo minuto de su escucha. Es compacto, cortito, muy entretenido en su conjunto y muy bien compuesto y arreglado, aunque, como ya dije antes, le falta alcanzar la brillantez en algún tema concreto que se nos quede en la memoria.
De izquierda a derecha: Andy Waterworth, Neil Codling,
Arthur Jeffes, Vince Greene y Cass Browne.
El álbum comienza tranquilamente con That, Not That, tema al servicio de unas nerviosas notas de piano que parecen rememorar alguna antigua tonada de la Penguin, aunque barnizada de recuerdo y nostalgia. En la muy bonita Landau colabora Kathryn Trickell tocando la gaita, y el disco parece ir entrando rápidamente en faena y pasar a mayores. Sundog va en la línea de las piezas más traviesas y oscuras de Simon Jeffes, muy minimalista pero con un ritmo y unas sutilezas reconocibles. The Fox and the Leopard es un tratamiento más bailable, casi latino, de la clásica Paul's Dance. Es el único tema del disco que versiona claramente un tema de los pingüinos de antaño. Finland es una pieza lenta, meditativa y dominada por el piano por encima de algunas cuerdas muy profundas; realmente logra transmitir un ambiente muy nórdico, con algún matiz que recuerda a Philip Glass. Pale Peach Jukebox es otro corte festivo de bluegrass cuasi-mexicano, más propio y original que el anterior The Fox and the Leopard. Harry Piers regresa al piano solista, muy expresivo y autosuficience. Two Beans Shaker es otra travesura bluegrass muy cortita, como sacada del Music from the Penguin Cafe. From a Blue Temple podría ser la pieza más genuinamente novedosa del disco, aunando los tratamientos de cuerda típicos de la banda de siempre con una serie de matices exóticos, arábicos quizá, que no habíamos escuchado hasta este momento; es un tema largo, muy ambiental e inspirado. Ghost in the Pond parece directamente extraído de un festejo popular centroamericano, alegre y nada pretenciosa, y con algún toque clásico muy británico en su introducción. Concluye el álbum con Coriolis, una pieza prístina en su belleza y sencillez.
De izquierda a derecha: Rebecca Waterworth, Des Murphy,
Arthur Jeffes, Tom CC y Darren Berry.
Los propios títulos de los temas nos recuerdan a la imaginería habitual de la Penguin Cafe Orchestra de siempre (animales, alubias), y también las texturas musicales y la forma de tratar la instrumentación de cada corte. De hecho, este disco parece mucho más volcado en su ambientación que en las melodías, y esa es tal vez la mayor diferencia que encontramos respecto a la banda clásica. La cosa es que, aun poniendo este pequeño "pero" a A Matter of Life..., la sensación de estar deseando que publiquen un segundo álbum es lo mejor que podría pasarles a los músicos de Arthur J.
Landau
2 comentarios:
estoy en la primera escucha por spotify y me está gustando... gracias por el descubrimiento!
De nada, ya me contarás cuando lo hayas escuchado entero, a ver si coincidimos en la crítica.
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