1. Cirkus (Including Entry of the Chameleons) (6:29)
2. Indoor Games (5:40)
3. Happy Family (5:24)
4. Lady of the Dancing Water (2:45)
5. Lizard (23:22)
a) Prince Rupert Awakes
b) Bolero: The Peacock's Tale
c) The Battle of Glass Tears
(Including I. Dawn Song - II. Last Skirmish - III. Prince Rupert's Lament)
d) Big Top
"Lagartija" (1970) es el título que King Crimson dio a su tercer álbum de estudio, una verdadera proeza sonora que resultaría reveladora respecto a lo que iba a ser la banda en años venideros.
Lizard es una proeza sonora por su sonido prístino, cuidadísimo, que nos hace pensar que tal vez todo el álbum fue compuesto para lucimiento de sus prodigiosos intérpretes, entre otras cosas porque no parece haber una gran superposición de instrumentos casi en ningún momento. Se busca que cada uno pueda lucirse. No me resulta sencillo, por otra parte, saber si hay un trasfondo conceptual tras los virtuosos temas del álbum. Si lo hay, en todo caso sería algo más bien críptico. Quizá nos pueda ayudar un poco el bello diseño de la portada y la contraportada, algo así como miniaturas medievales inspiradas por las letras de las canciones.
Contraportada
Lizard supuso una clara evolución en el sonido de King Crimson tras el monumental In the Court of the Crimson King (que vuelvo a reivindicar como digno candidato a mejor álbum de la historia de la música popular) y su no muy arriesgada secuela, In the Wake of Poseidon, habiendo sido los tres publicados en el sorprendente espacio de poco más de un año. Se percibe una mayor inclinación hacia lo jazzístico y una especie de "toma de conciencia" en lo que se refiere a su pertenencia al campo -muy amplio- del rock progresivo. Prueba de ello es la larga suite que da titulo al disco y que comienza con una bellísima canción de corte pastoral con la voz del ilustre invitado Jon Anderson, vocalista de Yes. No se puede ser más prog.
Despliegue del interior del álbum, con las letras.
El caso es que Robert Fripp, tal como leemos en un artículo de prensa de la época, intenta justificar la obvia evolución estilística de Lizard explicando que sólo quedaban en él dos miembros originales de King Crimson, él mismo y Peter Sinfield, pero que seguían vigentes las esencias de la banda. Es cierto que queda ese toque oscuro, un poco maligno y nocturno del álbum original, por ejemplo, en algún detalle del tema inicial Cirkus, pero lo demás cambia bastante.
Los King Crimson de esta época: Fripp, Collins, McCulloch, Haskell y Sinfield.
Los nuevos miembros de King Crimson son en este caso el bajista y cantante Gordon Haskell, el batería Andy McCulloch y el saxofonista Mel Collins. Los dos primeros no llegarían a participar en el siguiente álbum, Islands (1971), y el tercero estaría en la banda en dos épocas muy distantes, aquella misma de los primeros setenta y la actual. Decía yo que el álbum era revelador respecto al futuro de la banda precisamente por eso, porque a partir de entonces iba a ser poco menos que imposible encontrar dos álbumes de estudio consecutivos con la misma alineación, convirtiéndose King Crimson, en poco tiempo, es una especie de ideal musical más que en una banda en el sentido tradicional del término.
Antes de emitir un juicio de valor (por muy personal y subjetivo que sea éste) sobre un álbum musical, siempre intento tener una idea de conjunto sobre el mismo, un croquis mental que me ayude a ordenar mis ideas sobre su estructura, sus equilibrios y sus desvaríos, qué partes me ofrecen una garantía de solidez a la que agarrarme para poner un pie en sus partes más resbaladizas. Todavía no he logrado hacer esto con Lizard, pero siempre que lo escucho pienso que será fácil volver a hacerlo en poco tiempo, luego tengo por seguro que me gusta. Pero los árboles no me dejan ver el bosque y temo que me queda mucho en él por descubrir.
Prince Rupert Awakes
Antes de emitir un juicio de valor (por muy personal y subjetivo que sea éste) sobre un álbum musical, siempre intento tener una idea de conjunto sobre el mismo, un croquis mental que me ayude a ordenar mis ideas sobre su estructura, sus equilibrios y sus desvaríos, qué partes me ofrecen una garantía de solidez a la que agarrarme para poner un pie en sus partes más resbaladizas. Todavía no he logrado hacer esto con Lizard, pero siempre que lo escucho pienso que será fácil volver a hacerlo en poco tiempo, luego tengo por seguro que me gusta. Pero los árboles no me dejan ver el bosque y temo que me queda mucho en él por descubrir.
2 comentarios:
Para mí, de los tres albumes que siguieron al estupendo disco con el que debutaron, éste es el más flojo de ellos; pero ojo, que no es malo en absoluto. Esta apreciación quizá sea como dices porque es el más jazzístico de todos ellos. Haskell, sin hacer un mal papel, creo que está un paso por detrás de Lake como vocalista y de Burrell como bajista; aunque esta es una opinión mía muy particular. Además, este disco tampoco es que corra muchos riesgos, con lo que a la larga cala menos de lo esperado. Anderson todavía estaba un poco verde en esa época y todavía tenía que explotar todo su potencial, con lo que su aportación a "Lizard" es un poco naïve. A pesar del toque negativo de mi crítica el album tiene sus momentazos, del que destacaría "The Battle of Glass Tears" (tercer movimiento del tema homónimo), ejemplo de progresivo de bella factura.
Se me hizo muy espeso este album de KingCrimson. Quizas me pilló a contrapié despues del flipe de los 2 albumes anteriores y nunca le pillé el gustillo. Lo compré tambien por el tirón de Jon Anderson, que luego resulta que apenas "sale" ;-) Creo que no fui capaz de escucharlo entero ni una vez. Demasiado pesado para mi gusto, me resultaba agotador y tampoco era el jazz que yo solía escuchar. Eso si, como dice parsick, hay momentos increibles...coincido con el "The Battle of Glass Tears"
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