1. Atlantik (2:36)
2. Lighthouse (4:09)
3. Seascore (1:00)
4. Ghostship (3:06)
5. Sirens (2:24)
6. Blueness (3:58)
7. Aquasphere (3:20)
8. Drowned (5:35)
9. Oceland (2:15)
10. Thalassa (4:14)
11. Waterclock (1:45)
12. Nautilus (3:38)
13. Abyssal (2:50)
Después de un mes de inactividad bloguera, tiempo dedicado a realizar pequeñas tareas domésticas que tenía pendientes, regresamos (para retomar el ritmo habitual, o eso espero) con un álbum de reciente aparición que no podemos dejar de reseñar en esta página. Por muy buenos motivos.
El primero es el entusiasmo con el que su autor, David Roa, ha estado hablando de este proyecto desde hace años, prácticamente desde los tiempos en que publicamos una reseña de su anterior Ochonoches. El segundo motivo, y en resumidas cuentas el más importante, es el placer que sigue proporcionándonos -a veces se diría que cada vez más- a muchos la escucha de un buen disco conceptual instrumental bien trabajado, cocido a fuego lento y cargado de imaginación.
Una promo del álbum.
Seamphonik, que es un juego de palabras entre sea ("mar") y symphonic ("sinfónico") es como el álbum de fotos de un largo viaje musical por el océano, sobre las olas cabalgadas por surfistas, en las arenas soleadas de la costa, con submarinistas que se mueven entre campos de coral, con pescadores que faenan en la tormenta, en los abismos silenciosos donde no llega la luz. Quienes vivimos cerca del mar y podemos disfrutar de su influyente presencia sabemos de esa cualidad que tiene para evocar sensaciones que asociaremos con aquel día de playa, con aquella vez que navegamos en un barco. En más de un momento, Roa consigue arrancar estos destellos sensoriales de nuestra memoria con su mezcla de chill out y ambient en sentido amplio, manejando una paleta musical variada que explora distintos aspectos de lo marino.
Contraportada
El álbum se abre con Atlantik, un sorprendente prólogo que arranca con sampleados de voces por radio y que se desarrolla con un potente ritmo urbano más o menos trip hop. Seamphonik se expande ante nuestros oídos con Lighthouse ("Faro"), en la que se despliega una elegante electrónica de corte melódico y cósmico. Seascore ("Partitura marina") es un tema muy interesante y atmosférico gracias a su melodía al piano, aunque tal vez esté planteado como una pieza de transición, dada su relativa brevedad. Creo que se le podía haber sacado más jugo. Ghostship ("Barco fantasma") busca un ambiente misterioso más que terrorífico, acentuado por una voz lírica femenina y unos estáticos arreglos de cuerda. Una maravilla absoluta es Sirens, que irradia luminosidad y placidez, y que juega con una sutil melodía y una instrumentación que recuerdan para bien a aquel álbum de Vangelis titulado Oceanic.
Sirens
Blueness ("¿Azulidad?") tiene alma ochentera, casi como si estuviese a punto de convertirse en alguno de aquellos temas para sintetizador/secuenciador del dúo Azul y Negro, aunque después evoluciona hacia algo más contemporáneo. Aquasphere ("Esfera acuática") se desarrolla entre sutiles variaciones en sus arreglos e instrumentación, aunque su textura de base recuerda bastante a la nerviosa melodía de teclado de Tubular Bells. La gran excepción estilística del álbum es Drowned ("Ahogada"), un sensual tema cantado en inglés y castellano por la vocalista Naiah, que funciona de maravilla a la hora de expandir las miras creativas del conjunto del trabajo y aportarle otro de sus efectivos momentos de pausa.
De nuevo con una inspirada melodía al piano como protagonista, vuelve a mover nuestra imaginación la estupenda Oceland. Muy atmosférica y original es Thalassa, con una ambientación densa, subacuática tal vez, hilvanada por unos cánticos exóticos femeninos y un ritmo muy lento. Waterclock ("Reloj de agua") tiene espíritu de caja de música y un desarrollo discreto que vuelve a lograr un clima inquietante y envolvente. Nautilus es intensa e inteligente, apoyada en una base rítmica vibrante, y ya llevamos unos cuantos ejemplos perfectos de creación de espacios sonoros. Como gran final, Abyssal posee resonancias de banda sonora de cine, pura épica desbocada sin necesitar fanfarrias ni estridencias.
Abyssal
Con Seamphonik, Roa se reivindica a sí mismo como uno de los más eficientes y meritorios compositores jóvenes de nuestro país, al menos hasta donde alcanza mi conocimiento. Como tantas veces, es una pena que este tipo de música no cuente con los medios de difusión necesarios para que haya más público que llegue a conocerla y disfrutarla como merece. En cualquier caso, y aunque quede mucho camino por andar -o desandar- para expandir las miras musicales mayoritarias, de momento iré recomendando Seamphonik a todos los connoisseurs que se pasen por aquí. Y que se corra la voz.
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