viernes, 21 de febrero de 2014

Pink Floyd - A SAUCERFUL OF SECRETS

 
1. Let There Be More Light (5:38)
2. Remember a Day (4:33)
3. Se the Control for the Heart of the Sun (5:28)
4. Corporal Clegg (4:13)
5. A Saucerful of Secrets (11:57)
I. Something Else
II. Syncopated Pandemonium
III. Storm Signal
IV. Celestial Voices
6. See Saw (4:36)
7. Jugband Blues (3:00)

Quienes frecuentaban los garitos londinenses de moda a finales de los años sesenta debieron ser testigos del ascenso meteórico de una modesta banda "universitaria" llamada The Pink Floyd, en los tiempos en que la ideología juvenil del rock venía envuelta en ácidos efluvios multicolores. El gran hombre en los carteles, la figura a tener en cuenta, era un tal Syd Barrett, un joven artista polifacético y visionario que incluso hoy en día, más de cuarenta años después, es reconocido como uno de los iconos juveniles de su época.


A Barrett se debe el carácter juguetón, refrescante, del sonido de Pink Floyd en sus primeros tiempos. El culmen de aquella etapa de efervescencia fue la publicación del primer álbum de la banda, The Piper at the Gates of Dawn (1967), un título idolatrado por una inmensa cantidad de melómanos que, sin embargo, tiene poco que ver con lo que terminaría siendo el grupo unos años después. Desde la colorista algarabía psicodélica de aquel álbum a la perfección del elegante art-rock de The Dark Side of the Moon o Wish You Were Here medió todo un radical cambio de estilo que comenzó, por razones más médicas que creativas, con la marcha de Syd Barrett y la contratación de un nuevo miembro que demostraría un mayor sentido de lo comercial, David Gilmour.

A Saucerful of Secrets (1968) es el único disco de Pink Floyd en el que están presentes todos sus miembros futuros y pasados, incluyendo al recién llegado Gilmour y al todavía decisivo Barrett, forzado este último a replantearse su carrera fuera de la banda a causa de una inestabilidad mental que le impedía cumplir con las disciplinas del trabajo en grupo, menos todavía a la hora de actuar en conciertos. ¿Fue la llegada de Gilmour lo que impulsó el cambio? ¿Fue el poderío en la sombra que ya ejercía Roger Waters? ¿Fue el carácter en constante evolución del propio Syd Barrett? No es fácil decirlo, pero A Saucerful of Secrets supuso una potente y fascinante inmersión de Pink Floyd en eso que llamamos space rock o rock cósmico, tan psicodélico como demandaban los tiempos, pero con una deriva muy marcada hacia la experimentación sonora y la profundización en los aspectos instrumentales.

Contraportada. Nótese que han escrito incorrectamente el apellido de Gilmour (el novato).

Casi podríamos decir que este "plato de secretos" contiene una de las más sólidas semillas de lo que iba a ser la gran música popular de los setenta, sobre todo el rock progresivo y las obras épicas electrónicas instrumentales que a menudo comentamos por aquí. Temas como Set the Controls for the Heart of the Sun o la homónima al álbum son -esta vez sí- verdaderos ejemplos del poderío musical de Pink Floyd en su inconfundible estilo del cambio de década, que seguiría vigente hasta momentos tan emblemáticos como aquel concierto sin público que grabaron en vídeo en las ruinas de Pompeya. Se nota que sigue presente Syd Barrett, tanto en persona como en espíritu, aunque cada miembro de la banda encuentra su lugar, ya sea componiendo, cantando o aportado solos instrumentales. Pink Floyd (Barrett, Gilmour, Mason, Waters y Wright) es una banda en plural, como muy pocas veces volvería a serlo en el futuro, y el juego de poderes se desequilibra hasta que la presencia del gran hombre se convierte más en una colaboración de lujo que en una verdadera membresía con solución de continuidad.

En la portada podemos ver solamente a los cuatro miembros definitivos de Pink Floyd.

Estamos ante un álbum más bien oscuro, con pasajes que suenan a invocación esotérica y con multitud de efectos sonoros que completan una experiencia medio galáctica, medio psicotrópica, expresión pura de virtuosismo creativo. A Saucerful of Secrets es un trabajo variado en sus pasajes, muy elaborado, que debe escucharse cuidadosamente más de una vez para llegar a tener de él una impresión plena. Su sonido es muy propio de su época y puede resultar algo árido a algunos aficionados actuales, aunque el esfuerzo se verá recompensado con una de esas excelentes experiencias musicales que pueden revivirse cada cierto tiempo, ganando más y más interés en cada escucha.

"Ponte a los mandos del corazón del Sol", en el vídeo oficial de Pompeya.

2 comentarios:

Víctor Hugo dijo...

Este disco es Magia. Me gusta más en general esta época psicodélica de PF. Saludos.

José Ramón dijo...

Llevo escuchando este disco de Pink floyd toda la vida y sigue sin aburrirme. Al igual que Victor con los años cada vez me interesa más esta etapa psicodélica pre Meddle que la posterior por lo rica y creativa que era. Quizás este sea realmente el primer disco de pink Floyd y como tu planteas the pipers...quizás como el primero de Syd Barrett. En ambos casos dos discos mágicos.

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