sábado, 6 de febrero de 2010

Vangelis - ALBEDO 0.39


1. Pulstar (5:45)
2. Freefall (2:20)
5. Sword of Orion (2:05)
6. Alpha (5:45)
9. Albedo 0.39 (4:30)

Si la obra de cualquier creador se sustenta en tres o cuatro obras fundamentales, Albedo 0.39 (1976) es uno de los pilares en la carrera de Vangelis Papathanassiou. El álbum fue grabado en sus estudios Nemo de Londres, donde, tal y como el músico ha explicado, había un continuo desorden a causa de las obras que se estaban realizando por allí. Esto se nota un poco en el leve zumbido de fondo que se escucha a lo largo de la grabación, pero un defecto como ese, en este caso, no hace sino subrayar el lanzamiento de esta obra maestra con los aires míticos de la anécdota.

Portada alternativa.

Vangelis ya era un tipo conocido y admirado entonces, y contaba con unos buenos ahorrillos que le permitían hacerse con lo último que iba apareciendo en la industria del sintetizador y los instrumentos electrónicos. Está claro que, escuchado hoy en día, Albedo 0.39 -un disco cuyo peso recae en esta clase de artificios más que en otros instrumentos- es un fiel testimonio de aquella "edad de oro" de los teclados para enchufar.

Vangelis en su estudio, en una foto de aquellos años.

No sabría muy bien cómo explicar sobre qué trata Albedo 0.39, aunque está claro que se trata de un disco conceptual sobre el espacio. ¿Qué espacio? Seguramente el interplanetario, las galaxias y las estrellas lejanas. Pero hay detalles que me dan a entender otras cosas: los insertos que tienen algunos temas como Pulstar, con voces telefónicas, o Alpha, en el que suena alguna clase de herramienta más bien tosca justo antes de que comience el corte. Pero la clave está en el título, porque el albedo es la cantidad de luz que refleja un astro, y 0.39 es el albedo de la Tierra. Pienso que este disco realiza una especie de matrimonio entre nuestro planeta y el espacio exterior, partiendo de la base de que cualquiera de nosotros y nuestras actividades diarias, así como nuestros objetos de uso cotidiano, somos tan propios del universo como cualquier nebulosa.

Portada de un single italiano con el tema Pulstar.

Vangelis da un recital de rock progresivo (abunda el uso de la batería, nada común en la obra del griego) mezclado con música cósmica, y quizá algo de jazz en el sentido más extravagante del término, una música que cohabita el mismo universo gélido de Tangerine Dream y el Krautrock, pero que se abre al mundo por su accesibilidad y su vertiente aventurera y épica. Cada una de las dos caras del LP se inicia con uno de los dos temas más populares del álbum. Pulstar, tema con el que se abre esta odisea espacial, es poderoso y vibrante (los secuenciadores aquí tienen un efecto tremendo), monumental en su concepción como "obertura" frente a lo que viene después. Free Fall (o Freefall, que de ambas maneras lo he encontrado) significa "caída libre", y sin embargo se trata de un tema lento y dubitativo con más percusión que teclado. Mare Tranquillitatis, nombre de un mar de la Luna, es un tema atmosférico que incluye grabaciones de los astronautas que descendieron allí en el Apolo XI, prestadas por la NASA. Main Sequence es una pieza muy larga y aparentemente improvisada, lo más jazzístico del conjunto. Y Sword of Orion es una especie de solemne himno espacial, con un toque casi medieval, como de cuento.

La segunda cara del álbum comienza con Alpha, tema cuyo máximo objetivo es dejar al oyente con los vellos de punta y clavado al asiento, pretensión que cumple con creces. Es, además, una lección casi académica de en qué consiste eso de la "música progresiva". Después de este alarde, los dos temas titulados Nucleogenesis resultan las dos piezas más experimentales del disco, con muchos efectos de sonido, secuenciadores echando chispas y toques dispersos de batería. Termina el opus con el tema homónimo, muy ambiental y evocador, con la voz del ingeniero del estudio Nemo, Spencer Allen, recitando una serie de datos astronómicos sobre nuestro planeta. Como curiosidad, decir que este hombre no sabía que sus palabras iban a ser grabadas por Vangelis, aunque no se habrá arrepentido al comprobar el efecto estremecedor de la recitación sobre aquellos fondos cósmicos.


Como a veces hay que refrescar la memoria en plan "andar por casa", decir que Pulstar se ha utilizado en la cadena de radio española COPE hasta el vómito (¿Recordamos aquella parodia en nochevieja?), y que Alpha es muy conocido por su aparición habitual en la serie Cosmos, de Carl Sagan, un genio ya desaparecido que contó con la música de Vangelis en más de una ocasión, y muy acertadamente. Albedo 0.39 es un clásico muy gordo, casi tanto como el contemporáneo Oxygene de Jarre, así que a escucharlo y a alunizar sin salir de casa.

4 comentarios:

Equinoxe dijo...

Pues sí, amigo Conde, todo un clásico de uno de los grandes. A mí este disco me sedujo enseguida por su magnífica portada, muy al estilo de la época.
Y aunque "Pulstar" llegó a convertirse en un tema aborrecible por su ubicuidad como sintonía durante mucho tiempo, el disco en sí es una joyita. Los temas más experimentales y el flirteo con el free-jazz sigue pareciéndome áspero, aunque ganan con cada escucha. Y aunque sólo fuera por "Alpha" ya merecería la pena.
1976 debió ser un año magnífico para la música electrónica: "Albedo 0.39", "Oxygene", "Stratosfear", aún reciente el "Radioactivity". Yo tenía entonces sólo 6 añitos pero recuerdo, aunque vagamente, los temas principales de todos ellos.
Un abrazo!

El conde dijo...

Pues si, muy buen disco, y potenciado hoy en día por ese saborcillo antiguo que tiene.

parsick dijo...

Si señor, este es un clásico muy gordo. Hace 25 años que lo compré en vinilo(qué tiempos) y, qué decir..., me encantó, sobre todo el último tema, que no me canso de escuchar y que disfruto como un niño subiendo el volumen a tope.

parsick dijo...

Este disco es una pasada. Yo también lo compré en vinilo y recuerdo que aluciné en colores cuando lo escuché por primera vez. Aunque "Pulsar" y "Alpha" son los temas estrella, adoro el que da título al disco. Evocador, es una buena definición, lo cierto es que mola escucharlo a tope de volumen; un tema que nunca cansa, otra joya genial del maestro. No se puede entender la discografía de Vangelis sin este album. Como se dice ahora.. un "must have".

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