3. Tubular Bells (Part 1) (28:36)
4. Tubular Bells (Part 2) (11:09)
5. Guilty (6:22)
"Si la genialidad es dolor, Mike Oldfield es masoquista"
(revista Sounds)
Tras el regreso de sus famosas terapias de personalidad y con motivo del lanzamiento de su último disco Incantations (1978), Mike Oldfield quiso abrirse al mundo y buscó el contacto directo con el público mediante una serie de conciertos. Pero resulta que Mike era un tipo tan obseso de la perfección y estaba tan eufórico por su nueva situación personal que no pretendía contentarse con cualquier cosa. Su intención quedó clara en cuanto se abrió el telón por primera vez en su gira de 1979: reproducir tal cual su característico sonido de los '70, el de sus obras épicas Tubular Bells, Hergest Ridge, Ommadawn e Incantations, para lo que iba a ser necesaria una enorme cantidad de músicos que se encargasen de los múltiples instrumentos propios del rock progresivo, mas un coro y una pequeña orquesta clásicos (50 componentes en estos últimos) y un equipo técnico a la altura de las exigencias: entre otros estaban Pierre y Benoit Moerlen, que se encargaban de las percusiones; Nico Ramsden y Phil Beer de las guitarras junto al propio Mike; y las del coro venían del Queen's College. Los llamados "Tubular Shows" llevaron a Mike y los suyos por Europa interpretando Tubular Bells, Incantations y el reciente single Guilty, en una serie de 15 espectaculares conciertos que, pese a la gran afluencia de público y al beneplácito de la crítica, casi dejó al músico en la bancarrota. Y eso teniendo en cuenta que, previsor él, Mike Oldfield no pagó a los músicos en base a que sus interpretaciones pudiesen ser grabadas, sino únicamente por sus actuaciones puntuales.
Buscando engrosar sus ingresos, Oldfield y la compañía Virgin lanzaron el doble vinilo Exposed en una edición limitada de 100.000 copias que más tarde se ampliaría indefinidamente al llegar el formato CD. Exposed recoge grabaciones de la gira (que comenzó, por cierto, con dos shows en Madrid), reconstruyendo a pedazos lo que sería uno de los conciertos al completo. Tampoco terminó de cuajar el invento a nivel de ventas, pero ha quedado no solo como el único álbum en vivo -oficial- de Mike Oldfield, sino como uno de los mejores jamás realizados de este tipo, muy recordado y admirado por los aficionados.
Portada de la edición en CD. Los trozos de película son de Kodak.
Exposed propone, por un lado, una revisión fiel de Incantations, muy lograda pese a los teóricos puntos flacos de todo lo hecho en directo y a que se suprimen algunas de las mejores partes, como el tema que sigue a la fanfarria inicial de la tercera parte, o al tremendo pasaje de guitarra y bajos que al final de la cuarta, justo antes del cántico final. No entiendo muy bien, sin embargo, la necesidad de unir las partes 1 y 2 en un solo corte del CD, y las 3 y 4 en otro, cuando habría sido igual de fácil y más correcto separar cada tema en un corte.
Otras épocas. Otros peinados.
El plato fuerte es, sin embargo, Tubular Bells. Y no se trata solamente de que sea la obra cumbre de Oldfield, sino de que aquí es él mismo quien realiza la versión más ocurrente jamás realizada de la misma. Tubular Bells Part One es interpretado en plan "big band", con un tono muy popero y rítmico, no sólo demostrando el creciente aperturismo del músico británico, sino también demostrando la versatilidad de una composición que a veces es calificada -equivocadamente- como misteriosa o inquietante en términos generales. Aquí es pura algarabía, color y nervio, con un inicio vibrante y una parte final (la del maestro de ceremonias) de antología, con trompetas y todo.
Vídeo del final de Tubular Bells (Part 1).
Tubular Bells Part Two elimina la primera mitad de sus movimientos, yendo directamente a la parte llamada "Piltdown Man" que en el disco original era cantada por una voz de cavernícola. Es la orquesta clásica la que abre este tema, pareciéndose al principio a aquel The Orchestral Tubular Bells para pasar en seguida y por sorpresa al estilo "big band" antes comentado, con momentos de rock duro bastante intensos. Genial es también la tonadilla marinera del final, en la línea habitual de las filigranas que sobre ella haría Mike en conciertos posteriores (lo del concierto en Montreux tocando este tema es simplemente inhumano: Mike parece tener siete u ocho dedos en cada mano, y su guitarra veinte cuerdas). El tema Guilty, algo insípido para mi gusto, es mezclado aquí con la parte final de Tubular Bells Part One, y el engendro queda bastante bien como propina, y de paso como single promocional.
Imágenes de la carpeta interior del álbum.
Vamos, que Exposed es una gozada de las que solamente en aquellos años salían a la luz, dignísimo canto del cisne de la era de los dinosaurios (con permiso de Pink Floyd y su contemporáneo The Wall) y nexo -más definitivo aun que el propio Incantations- de lo que había sido Mike Oldfield con lo que todavía tendría que ser en los años ochenta. Recomiendo el visionado del DVD que se lanzó hace unos años, con opción multiángulo para ver distintas tomas del concierto como si fuésemos nosotros los encargados de su montaje. Incluye una escena, en el descanso del concierto, en la que Mike y su banda se enzarzan en una simpática guerra de aviones de papel con el público del auditorio, y en la que vemos a la estrella invitada de la gira, la artista folklórica británica Maddy Prior, corriendo como una loca mientras suena The Sailor's Hornpipe.
Imágenes de la carpeta interior del álbum.
Viendo el concierto seleccionado para el DVD (en el Wembley Conference Centre) podemos darnos cuenta de cual es el sentido que Mike Oldfield da a su música. La disposición de los artistas en el escenario, los sencillos uniformes color crema, las abstractas y escuetas proyecciones del fondo... la música misma como lo mejor del espectáculo, con todos los intérpretes funcionando por y para ella, tocando toda clase de instrumentos y añadiendo los efectos pertinentes. No estoy en absoluto en contra de los fabulosos despliegues de pantallas gigantes y rayos láser que tanta fama han dado a los conciertos del mundo del rock, pero este concepto de espectáculo llama la atención mucho más por el contenido que por la forma, y eso es un punto muy grande a su favor.
Desde luego, no creo que un rompehielos del género como Mike Oldfield necesite más capotes por mi parte, así que me limitaré a recomendar Exposed a cualquiera que alguna vez tenga la oportunidad de verlo (está enterito en YouTube) u oírlo.
El "bis", con Guilty y el final de Tubular Bells Part One mezclados.
2 comentarios:
He corregido lo de la segunda imagen de la carpeta interior, que estaba repetida.
De acuerdo contigo en todo salvo en lo de guilty, me parece que Oldfield tenia ganas de mover el esqueleto y superar al mismísimo Jarre por goleada...
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