1. Koyaanisqatsi (3:30)
2. Vessels (8:06)
3. Cloudscape (4:39)
4. Pruit Igoe (7:04)
5. The Grid (14:56)
6. Prophecies (8:10)
La primera entrega del tríptico "Qatsi", dirigida por Godfrey Reggio y con producción de Coppola, contó con una de las bandas sonoras más conocidas de Philip Glass, el compositor neoyorquino -ex-fontanero- que lleva tres décadas metiendo mano en casi todos los campos artísticos posibles. Glass, de quien hemos hablado anteriormente, es uno de los máximos representantes internacionales del minimalismo clásico, por lo menos el que posee un estilo más reconocible. Por lo general, sus composiciones emplean una cantidad mínima de notas, reduciendo a lo más simple posible su fraseado musical. Este fraseado es generalmente lineal, con leves y repetitivas fluctuaciones arriba y abajo que crean unos curiosos efectos de repetición, de hipnótico bucle sonoro.
La composición de Koyaanisqatsi (1982) es especialmente primitiva, primaria y por tanto muy grandilocuente, como la propia película, que se sustenta en imágenes sin diálogos, tanto de la naturaleza virgen como, sobre todo, del borreguismo estrafalario y la capacidad autodestructiva que llenan la sociedad occidental actual. Glass desarrolla sus piezas de una manera instintiva, llevando su minimalismo al máximo (¿paradoja?) en cuanto a lo obsesivo de la repetición de notas, aunque no tanto en el tono general, que es sinceramente espectacular.
Abundan los coros, sobre todo en el tema Vessels, y en el resto de la grabación es una potente orquesta completa la que transporta las imágenes frenéticas, a cámara rápida muchas de ellas, ante nuestros ojos. Es en muchos casos la propia música la que parece llevar la batuta en lo referente al montaje de las imágenes, acelerándolas a capricho o imponiendo momentos de calma. No extraña que hoy en día se conozca más a la película por Philip Glass que por Reggio o Coppola.
Otras ediciones del álbum.
Abundan los coros, sobre todo en el tema Vessels, y en el resto de la grabación es una potente orquesta completa la que transporta las imágenes frenéticas, a cámara rápida muchas de ellas, ante nuestros ojos. Es en muchos casos la propia música la que parece llevar la batuta en lo referente al montaje de las imágenes, acelerándolas a capricho o imponiendo momentos de calma. No extraña que hoy en día se conozca más a la película por Philip Glass que por Reggio o Coppola.
Se han hartado, hasta hoy, de usar movimientos de este disco en otras obras, la más reciente la adaptación al cine de Watchmen, que cuenta en su álbum oficial con un montaje de Pruit Igoe y Prophecies. Este disco es una de las tres o cuatro obras más importantes del minimalismo musical, así que escucharlo y conocerlo es obligatorio. Debe recordarse, no obstante, que se han realizado al menos dos ediciones más, con temas extra o, al menos, una reordenación -y renombramiento- en distintas partes de los que menciono arriba.
1 comentario:
"Hipnótico bucle sonoro". No puedo estar más de acuerdo, Conde. Esta banda sonora es un regalo para los oídos y la película una obra de arte como una casa. Creo que la habré visto cinco o seis veces por lo menos. Una lástima que la película sea tan poco conocida, pero ya sabemos lo que pasa, lo incomprendido suele valorarse después de un tiempo (eso que ahora llamamos de "culto"). Lo cierto es que, tanto la banda sonora como la película, casan a la perfección. Cómo lamento no haberla disfrutado en su día cuando se proyectó en alguna sala de cine.
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