martes, 3 de mayo de 2011

Tangerine Dream - ENCORE


1. Cherokee Lane (16:19)
2. Monolight (19:54)
3. Coldwater Canyon (18:06)
4. Desert Dream (17:30)

Froese, Franke y Baumann (que se marcharía poco después) nos ofrecieron esta singular propuesta musical en 1977, continuando con los años de mayor creatividad de TD en los dorados setenta, y de paso caminando lentamente hacia lo que sería el futuro a medio plazo de la banda. Encore fue un maravilloso álbum doble en vinilo que, continuando con el altísimo estándar impuesto por su precedente inmediato, Ricochet, nos ofrece otra selección -bastante más larga- de obras grabadas en directo. En este caso, los temas están tomados de la gira de Tangerine Dream por EEUU y Canadá, pionera en el uso de efectos láser como parte de los shows.

Chris Franke, Peter Baumann y Edgar Froese.

Un disco de Tangerine Dream en directo es algo muy distinto de lo que suele hacer sobre el escenario cualquier otro artista, ya que pasan olímpicamente de recrear sus clásicos y se centran en la elaboración -prácticamente sobre la marcha- de composiciones nuevas y, en esencia al menos, espontáneas. Eso no quita que en muchos casos haya reminiscencias claras de temas ya conocidos (y aquí los hay, realizando una sutil recapitulación de la década), aunque el grueso de este Encore es un producto totalmente original. Volvemos a encontrar aquí música electrónica cósmica en estado puro, con largos temas épicos que evolucionan sutilmente como si los teclados de los Tangerine viajasen a velocidad hiperlumínica por medio de un centenar de nebulosas y cuásares. Ya llevaban casi diez años ofreciendo a sus seguidores viajes del mismo tipo, aunque cada uno de sus trabajos es tan complejo y único que para entonces dudo que alguno se hubiese aburrido de experimentarlos. Como no es cuestión de extenderme con redundancias descriptivas, me remito a entradas anteriores sobre discos de Tangerine Dream y apunto brevemente las claves de su estilo: las secuencias musicales que van superponiéndose, formando texturas abigarradas que invitan al trance, y siempre con un punto importante de oscurantismo. También es verdad que, según se iban acercando los ochenta, el sonido de TD se iba volviendo relativamente más luminoso. Ahí están trabajos como Stratosfear, aunque este Encore, que es posterior, parece más cerca de las atmósferas de álbumes anteriores. También es justo tener en cuenta que, según se comenta en algunos análisis de este trabajo en vivo, los de la mandarina podrían estar tanteando sus posibilidades de cara a abrazar el rock progresivo, cosa que harían abiertamente en el posterior álbum Cyclone. Es cierto, y en eso no puedo estar en desacuerdo, que los patrones rítmicos de la banda son cada vez más potentes, a veces más cercanos al rock de vanguardia que a la electrónica experimental de la Escuela de Berlín.

Contraportada de la edición remasterizada en CD.

La gira estadounidense resultó ser un gran éxito. Parece que ya entonces los creadores de "nuevas músicas" estaban encontrando su sitio en un mercado tan variado que ofrecía una parcela para cada propuesta; y por eso no nos extraña que unas composiciones tan abstractas como las contenidas en Encore arrancaran ovaciones en lugares como Washington DC, Chicago, Detroit, Los Angeles, Cleveland, San Francisco y Nueva York, además de en las canadienses Toronto y Montreal. Es en los ochenta cuando los EEUU se convierten en la meca de la New Age y sus artistas, en los más vendidos dentro del género. Los propios TD irían metiendo cuña en el país de la hamburguesa, tanto con esta gira del '77 como con las bandas sonoras que compondrían para películas como Sorcerer o Carga maldita (1977; anterior a Encore), o las posteriores Risky Business (1983) y Legend (1984). Al final, los EEUU se convertirían en el centro de operaciones de Froese y sus muchachos, y mucho antes de que concluyesen sus Años Virgin ya estarían realizando álbumes en un estilo mucho más comercial y abierto que el de sus nebulosos inicios.

Una de las primeras ediciones en CD.

Pero aquí seguimos en el plan que tanto nos gusta, comenzando por Cherokee Lane, un tema con secuenciador y mellotron que nos recuerda a los TD más vibrantes, más potentes. La sigue Monolight, cuyo segundo movimiento -muy melódico, un himno instrumental- fue editado como single; su segundo tramo es de nuevo un tema con la base rítmica como principal elemento, aunque el final suena muy elegante y solemne con su cristalina guitarra eléctrica. La guitarra adquiere protagonismo pleno en Coldwater Canyon, con un ritmo algo más contenido que me recuerda a los que empleó Jean Michel Jarre en sus primeros dos trabajos. Pese a algún cambio hacia el final, quizá sea el tema con menos variaciones del álbum, y por eso, un pelín largo de más. Concluye Encore con Desert Dream, apabullante y tenebrista pieza "retro" que nos devuelve a los Años Rosas y psicodélicos de los Tangerine Dream, muy dramático en su uso del theremin y desarrollado a tramos mediante paisajes sonoros que podrían recordar lejanamente a algunos temas destacados del progresivo británico (Set the Controls for the Heart of the Sun, mismamente).

Bonito vídeo tributo con el trozo de Monolight que se publicó como Encore.

En fin, que Encore es un excelente trabajo de los Tangerine Dream en su apogeo, con la formación mítica que todos reconocen como la más efectiva en su carrera. Y encima, tiran por tierra aquello de "lo bueno, si breve, dos veces bueno". Encore no es nada breve, pero es dos veces bueno. En Spotify.

8 comentarios:

Servando dijo...

Gracias por tan buena música, y felicitaciones por el blog!
Saludos!, desde Córdoba, Argentina.

El conde dijo...

Gracias, amigo, por pasarte por aquí.

¡Un abrazo!

Unknown dijo...

Un disco (buenos, dos:-) enorme, misterioso y lleno de magia. No puedo imaginar lo que sería para una americanito del año 77 meterse en un concierto y encontrarse con esto :-)

Abrazos!

El conde dijo...

A mi los estadounidenses cada día me sorprenden más. Suele uno creer que lo suyo son los rodeos y las barbacoas, pero luego te das cuenta de que tienen mucha más andadura artística y cultural de lo que su imagen habitual sugiere.

Saludos!

parsick dijo...

Con este disco llegué a pensar que los alemanes echaban más el resto con los directos que con las sesiones de estudio. No sé, cronológicamente me estaban gustando más los directos y eso que siempre es más limpio el sonido en las salas de grabación. Este disco lo compré en formato CD hace una pila de años y me gustó más de lo que esperaba (a pesar de su fea portada). Tras esta gira Baumann abandonó la formación, pero insisto en lo que dije en la reseña de "Stratosfear", Johannes Schmoelling fue el que le dio el sonido más contundente a la banda de toda su discografía; para mí su verdadera época dorada.

Unknown dijo...

Maravillosos sonidos de una época especial.

Unknown dijo...

Sin duda un album referencia a ese sonido TD que con este album, da un broche de oro y cierra una epoca de oscurantismo para dar paso a un sonido mas luminoso como se dio a partir de los albumes siguientes.

Unknown dijo...

Un disco sencillamente genial. Nos muestra a TD en el esplendor de su creatividad, en esta etapa se cimentó su fama. La formación es clásica, y aunque Baumann abandona después de la gira, dejó huella en la banda. En todo caso la llegada de Schmoëlling le dio una nueva impronta y estilo al grupo, pero eso es de otro tema. Grande Encore, por no decir gigante

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