1. Half Remembered Dream (1:12)
2. We Built Our Own World (1:56)
3. Dream Is Collapsing (2:24)
4. Radical Notion (3:43)
5. Old Souls (7:44)
6. 528491 (2:24)
7. Mombasa (4:54)
8. One Simple Idea (2:28)
9. Dream Within a Dream (5:04)
10. Waiting for a Train (9:30)
11. Paradox (3:25)
12. Time (4:36)
Me decanto en esta entrada por una novedad, la banda sonora original de la película Origen (2010), a cargo de ese compositor que va en un auge enorme llamado Hans Zimmer. Por una parte, la entrada me servirá para analizar el disco en particular, y por otra, para comentar de forma general la trayectoria de este señor.
Hans Zimmer
Hans Florian Zimmer, nacido en Alemania, comenzó como sintesista a principios de los ochenta, casi como si fuese a hacerles la competencia a Harold Faltermeyer o Jan Hammer (¿son todos alemanes o solamente lo parecen por sus nombres?), trabajando con diversos grupos e intérpretes del momento, incluso con los españoles Mecano (Wikipedia, qué grande eres). Su gran salto al ruedo de Hollywood le llegó con Rain Man, cuya melodía es hoy en día muy conocida, y junto a sus trabajos para Black Rain y Paseando a Miss Daisy fue plenamente abrazado por la industria. También había trabajado, por ejemplo, en la magnífica banda sonora de El último emperador, que comenté hace tiempo en este blog. Ya desde el principio sus propuestas se inclinaban por una mezcla entre música para sintetizador y música clásica orquestal, si bien al principio era el primero el que se imponía, en un estilo que, si bien funcionaba en aquella época, hoy podría resultar bastante tosco. No obstante, Zimmer siguió creciendo hasta que logró el Oscar en 1994 por la música incidental de El rey león.
Los protagonistas de Origen, en dos pósteres promocionales.
Y aquí comienza la época que menos me gusta de Zimmer, casi siempre involucrado en películas gigantescas y con escaso valor artístico -La Roca, Pearl Harbor o El Rey Arturo, por poner unas cuantas-, cuyas bandas sonoras me resultan ruidosas, extraordinariamente pretenciosas y fanfarronas. Sobresalen demasiado por encima de las escenas de los filmes, y eso es casi un pecado. Podría referirme a su sonido habitual como "tatachán tatachán tatatachachán", y curiosamente ha reunido en torno a Zimmer a otros músicos de cine, discípulos suyos por seguir claramente esta tendencia, que van haciéndose un hueco en el panorama actual. Unos se han quitado de encima estos vicios, como el estupendo Harry Gregson-Williams de El Reino de los Cielos; y otros se han recreado en la peor versión posible, como Klaus Badelt y su horrible melodía para Piratas del Caribe: La maldición de la Perla Negra, que hoy en día suena interminablemente en televisión cada vez que anuncian el fútbol o alguna película de aventuras. Para desgracia de mis tímpanos.
Sin embargo, creo que fue a partir de lo realizado en La delgada línea roja (1998) y Gladiator (2000) cuando Zimmer ha ido evolucionando hacia unas claves compositivas que hoy en día admiro plenamente. Me quedo sobre todo con los temas más íntimos de Gladiator -los menos íntimos son parte de su "tatatachán tachán" de siempre- como base de las maravillas que realizaría el alemán para El código Da Vinci y Piratas del Caribe: en el fin del mundo, ambas empequeñecidas por la tibia acogida de la crítica hacia las respectivas películas.
Ejemplo del poderío visual de Origen.
Y llegamos a sus colaboraciones con el director Christopher Nolan, para el que recicló favorablemente sus características fanfarrias en la estupenda partitura de Batman Begins y El caballero oscuro, ambas junto al efectivo y más ambiental James Newton Howard. Es el Zimmer de siempre, pero más adulto, mejor ajustado a las exigencias de la propia película, con más gana de experimentar... en definitiva, mejor. Hoy en día está en la sopa, trabajando para series de televisión como The Pacific, y hasta en videojuegos de éxito como Call of Duty: Modern Warfare 2.
Imagen promocional de la película.
Inception (Origen), puede entenderse en la misma línea que las dos entregas de Batman dirigidas por Nolan: temas grandiosos en su oscurantismo, propios de fantasías tecnológicas un tanto retorcidas. El universo musical de Zimmer coincide en este caso plenamente con el de Nolan, sobre todo en su sofisticada frialdad y su búsqueda de una tensión dramática muy bien sostenida y sin fisuras. Utilizó algún sonido de guitarra eléctrica en El caballero oscuro, y en Origen lo hace con algo más de empeño, realizando verdaderos homenajes al cine de espías a lo James Bond -recordemos que Origen es, bajo toda su tramoya filosófica, una película de espías-, en temas como Dream Is Collapsing y Dream Within a Dream, claves en el filme. El leitmotiv de Inception es una sucesión de notas que parecen emanadas de un cuerno vikingo sintetizado, que no hacen sino ahondar en la grandiosidad de la película y la espectacularidad de sus escenas de acción. Pero nada de cuernos vikingos, porque estas notas son nada más y nada menos que los primeros compases, ralentizados, del tema de Edith Piaf No, Je Ne Regrette Rien, que tiene una gran importancia en la trama de Origen, creando Zimmer algo parecido a los sueños dentro de sueños que pueblan la película de Nolan. No falta al final un buen tema épico de corte clásico, casi un adagio en la línea del genial Chevaliers de Sangreal de El código Da Vinci; ni unos cuantos temas de acción pura y dura que nada tienen que ver con sus fanfarrias de antaño, como Mombasa.
Mombasa.
Waiting for a Train.
Según yo lo veo, la gran sorpresa de Inception se halla en temas como Old Souls y Waiting for a Train, en las que vuelve el primer Zimmer, el de los sintetizadores, casi en una línea ambient y new age enormemente elegante, con melodías hermosas, evocadoras y melancólicas. Me reafirmo, escuchando el modo en que Hans Zimmer trata en el estudio los fragmentos orquestales de sus temas, en mi opinión de que el alemán cuenta entre sus principales influencias al Vangelis de los '90 (1492: la conquista del paraíso, por ejemplo). El resultado global es aplastante, un álbum musical que se sostiene por sí mismo y que es todo un triunfo para uno de los nombres más importantes del cine actual, un músico que sigue creciendo y creciendo.
Mientras esto no pare de girar, seguimos soñando. A ver... pues no, no se para...
4 comentarios:
Zimmer, Zimmer... es lo más irregular imaginable. Para mi gusto, tiene una banda sonora buena, Marea Roja. Otras aceptables, como Gladiator, El rey Arturo o El último samurai, y un montón malísimas (las de Batman o Piratas del Caribe son buenos ejemplos). Inception, a primera escucha en los enlaces, la encuentro a medio camino entre el segundo grupo y el tercero. Veremos en segunda escucha. Gracias por la entrada, como siempre.
Hombre, a mí tanto la de El caballero oscuro (no tanto la de Batman Begins) como la de Piratas del Caribe 3 (que quede claro, LA 3, porque la 1 no es suya, y la 2 es regular tirando a mala) me parecen muy buenas, una atmosférica, la otra perfecta en su tono aventurero, pese a lo mala que es la película. No obstante, si tengo que quedarme con una en toda su carrera, es la de El código Da Vinci. Si no la has escuchado, dale una oportunidad, aunque no te gustara la película.
¿tú sabes si retomó algo del soundtrack de El rey Arturo para Inception?
HMO, la verdad es que no tengo ni idea, pero como suelen hacerlo casi todos, no sería raro. De todos modos, esta BSO es de lo mejor (y menos repetitivo) que ha hecho. No creo que tenga mucho material reciclado. Si lo averiguas, vente y me lo cuentas.
¡gracias!
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