jueves, 15 de abril de 2010

El código Da... Dalí


B.H.: Estoy muy interesado en la trayectoria que tomó tu carrera después de tu actuación en casa de Salvador Dalí con tu primera banda, The Ones. ¿Qué pasó con The Ones, y por qué se separaron? ¿Cómo fue tu primer encuentro con Dalí, y qué tal fue tu relación con él? ¿Qué tipo de influencia ejerció sobre ti artísticamente, y cómo era estar cerca de su persona? Creo que realmente se podría trazar una línea entre la constante experimentación surrealista de su trabajo y el tuyo...

E.F.: (...) Dalí fue una influencia realmente grande en mi vida porque su filosofía consistente en ser tan original y auténtico como fuese posible me afectó intensamente en aquel entonces. Tal y como él era, incomparable, yo invertía mucho tiempo, demasiado, en seguir esa senda filosófica. Cuando conocí a Dalí yo tenía 22 años, un chaval que supo inmediatamente que cualquier cosa es posible en el arte siempre y cuando sepas lo que estás haciendo.

Entrevista de Ben Hewitt a Edgar Froese, en The Quietus
(12-4-2010)

Resulta inabarcable el estudio de las influencias mutuas que ejercen entre sí las distintas artes, y es evidente que la música de nuestro tiempo, tanto la culta como la popular, beben de fuentes a menudo insospechadas. He querido comenzar este artículo con el testimonio que ofrece Edgar Froese, miembro fundador y líder de Tangerine Dream, del peso que el genio del surrealismo Salvador Dalí ejerció sobre él, como lo hizo igualmente sobre muchos otros. Tocó en un concierto privado en la residencia del pintor, en Cadaqués, hacia 1965. El artista español debió mantener una larga conversación con el músico alemán sobre lo que su mente inquieta deseaba para el futuro de la música de vanguardia.

La música, aun entendida como elemento alegórico, forma parte de la obra de Dalí.

Unos cuantos años después, en 1971, Dalí entró en contacto con otro pionero de los teclados, el griego Vangelis. Fue con motivo del lanzamiento del doble álbum de rock progresivo 666, a cargo de aquellos Aphrodite's Child de los que Vangelis ya dominaba las riendas con pulso firme. El letrista del álbum, Costas Ferris, conoció al pintor en una exposición en París. Allí Dalí debió ser invitado a una audición del disco (que por sus problemas con la censura llevaba un año entero pendiente de publicación), a la que acudió rodeado de guardaespaldas y apoyado en su famoso bastón. Pidió sentarse en un "trono" y allí, casi sin parpadear y sin pronunciar palabra, escuchó los 80 minutos del disco de un tirón.

Vangelis y Salvador Dalí.

Dalí quedó entusiasmado por el álbum, cuyo sonido comparó con el estilo arquitectónico de La Sagrada Familia de Gaudí y con el pictórico de Durero, y expuso una serie de ideas sobre cómo veía él una presentación en directo del álbum en Barcelona por aquellas fechas. Esto es realmente interesante: debía declararse la ley marcial en la ciudad, y nadie podría acudir al concierto salvo una pareja de pastores que luego se lo contarían todo al resto de la gente; tampoco habría un verdadero concierto, ya que la música debía ser emitida por enormes altavoces en las calles durante todo el día; soldados vestidos con uniformes nazis debían arrestar a quienes se saltaran la ley marcial; cientos de cisnes debían ser rellenados, quirúrgicamente, con dinamita, para ser puestos frente a la Sagrada Familia, donde explotarían a cámara lenta mediante efectos especiales; enormes aviones del ejército debían sobrevolar Barcelona durante todo el día, causando un ruido enorme, para después bombardear la catedral de Gaudí con elefantes, hipopótamos, ballenas y arzobispos con paraguas (especificó Dalí que se refería a arzobispos de verdad, porque "ya es hora de acabar con la Iglesia").

Aphrodite's Child: The Four Horsemen ("Los cuatro jinetes"), de 666.

Después, cuando Ferris y Vangelis le preguntaron de dónde iban a sacar el dinero para pagar un show así, Dalí tomó un par de hojas de lechuga sobrantes de la ensalada que acababa de comerse, las pegó en una hoja de papel y estampó su firma, mencionando que un coleccionista americano le daría 200.000 dólares ("40 segundos de la vida de Dalí son una fortuna", dijo). Evidentemente, la cosa no se celebró, y Dalí cortó relaciones con los músicos tras un mal comentario sobre cómo conquistó a Gala.

Portada de The Endless Enigma.

En 1990 se publicó Dalí: The Endless Enigma, un homenaje a cargo de un grupo de los más influyentes músicos de vanguardia de la época, incluyendo a Steve Roach, Michel Huygen (Neuronium), Michael Stearns y Klaus Schulze, que fue el último en ser invitado a participar y el primero en entregar su parte. Schulze resulta un evidente seguidor de la obra del pintor, ya que incluso las portadas de sus discos recuerdan a los desolados paisajes surrealistas de los cuadros de Dalí. Por cierto, el pintor, como Schulze, era también un gran admirador de Wagner. Se sabe que murió escuchando la ópera Tristán e Isolda.

Portada de un disco de Klaus Schulze, en la onda del universo Dalí.

También hay influencias obvias en la obra de Mike Oldfield, desde un tema llamado Daliphant, inspirado seguramente en los elefantes con patas de araña de Las tentaciones de San Antonio, a los relojes blandos de la portada y contraportada de The Millennium Bell y los diseños -a cargo del propio Oldfield- de los entornos de su videojuego Tres Lunas, con lejanos horizontes y elementos aislados.

Las tentaciones de San Antonio.

Debe haber muchas más influencias en mucha más gente de la música de vanguardia actual. Si sabéis algo más de esta curiosa alianza de Dalí con las "nuevas músicas", utilizad los comentarios para ponerme al corriente.

Walter Holland: Shades of Night Descending, de Dalí: The Endless Enigma.

5 comentarios:

Equinoxe dijo...

Un tema francamente interesante. Por desgracia yo no puedo aportar nada nuevo, la única relación que conocía era la de Dalí con Edgar Froese. Y bueno, no me extraña que los Aphrodite no materializaran las ideas de Dalí sobre lo que debía ser su presentación en Barcelona...

El conde dijo...

También se me olvidaba comentar que una buena parte de la iconografía de grupos como Pink Floyd (y su diseñador habitual, Storm Thorgerson) recuerda al surrealismo de Dalí.

Dr. Roberto dijo...

Hola, magnifico blog.
Tambien soy admirador de la obra de Dalí (no tanto de su vida, si acaso es como la cuenta en el libro "Confesiones inconfesables") asi como de la música electrónica.
Tengo el album "Dali: The Endless Enigma", por ahora inconseguible al menos en America.
Tu reseña es excelente y aportas datos desconocidos para muchos seguidores del género.
Es interesante la participación de los americanos Steve Roach y Michael Stearns, pues como que no es su onda, pero no obstante es bastante meritoria.
Voy a seguir tus comentarios, pues practicamente nuestros gustos son similares
Saludos desde Tijuana B.C., México

El conde dijo...

Hola, Dr. Roberto!
Me alegra que te haya gustado el blog. Precisamente son estos pequeños anecdotarios (como el de Dalí) los que más me apetece tratar aquí, ya que hay muchas páginas con críticas sobre "otras músicas", algunas mucho mejores que la mía, aunque generalmente demasiado técnicas para mi gusto. Te recomiendo que investigues un poco los enlaces que pongo a la derecha, ya que hay otros sitios realmente buenos por ahí que también te gustarán. En fin, bienvenido.

Guillermo (Atreus) dijo...

Precisamente una de las ilustraciones más célebres del libreto de 'La Guerra de los Mundos' de Jeff Wayne (el del Párroco contra los trípodes) es una tota reinterpretación de un cuadro de Dalí que cuelgas en la reseña: "Las tentaciones de San Antonio".

Saludetes.

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