1. Above Earth (1:50)
2. Debris (4:24)
3. The Void (6:15)
4. Atlantis (3:43)
5. Don't Let Go (11:11)
6. Airlock (1:57)
7. ISS (2:53)
8. Fire (2:57)
9. Parachute (7:40)
10. In the Blind (3:07)
11. Aurora Borealis (1:43)
12. Aningaaq (5:08)
13. Soyuz (1:43)
14. Tiangong (6:28)
15. Shenzou (6:11)
16. Gravity (4:35)
Cuando vi que la banda sonora de la película Gravity (2013) era la más firme candidata a llevarse el Oscar correspondiente de este año, me hice a la idea de que me iba a tocar bailar con la más fea. No es que tuviese una mala opinión de esta obra musical, y de hecho la película me pareció magnífica, pero coincido plenamente con los críticos que dijeron en su momento que Gravity habría sido todavía mejor sin música. Incluso recibí recomendaciones de un buen amigo sobre la calidad de esta banda sonora, pero seguí en mis trece. Vale, ha ganado el muñequito dorado. Y ya que todos los años suelo dedicar una entrada al asunto, esta vez he optado por ofrecer una crítica al uso.
Como ha quedado claro, no había escuchado la música de Gravity hasta el momento de realizar su análisis, y es curioso que ni siquiera reparé demasiado en ella durante la proyección en el cine. Al parecer, el director Alfonso Cuarón encargó a Steven Price una música que funcionase como intensificadora de la experiencia tridimensional envolvente que es su película sobre astronautas en apuros. La idea era que estas piezas musicales fuesen más ambientales que explícitas, y, aunque sigo pensando que una película tan realista sobre la experiencia de moverse por el espacio orbital habría sido sobrecogedora bañada por el silencio del vacío, debo admitir que estamos ante un excelente trabajo.
Price es un caso típico de compositor más o menos joven (36 años) y de carrera breve que se encuentra con el galardón más gordo del cine a las primeras de cambio. No pienso poner en duda sus merecimientos, pero esta tendencia de la Academia debe ser recibida como una puñalada -año sí, año no- a gente que no ha tenido tal reconocimiento con grandes obras y largas carreras a sus espaldas. El trabajo en Gravity, de todos modos, le ha venido como anillo al dedo, considerando que ha realizado varios e importantes trabajos (El Señor de los Anillos, mismamente) como editor musical. Este es un trabajo que ha implicado tanto dotes de composición como habilidad en la manipulación y tratamiento sonoro de material pregrabado.
Steven Price
Price es un caso típico de compositor más o menos joven (36 años) y de carrera breve que se encuentra con el galardón más gordo del cine a las primeras de cambio. No pienso poner en duda sus merecimientos, pero esta tendencia de la Academia debe ser recibida como una puñalada -año sí, año no- a gente que no ha tenido tal reconocimiento con grandes obras y largas carreras a sus espaldas. El trabajo en Gravity, de todos modos, le ha venido como anillo al dedo, considerando que ha realizado varios e importantes trabajos (El Señor de los Anillos, mismamente) como editor musical. Este es un trabajo que ha implicado tanto dotes de composición como habilidad en la manipulación y tratamiento sonoro de material pregrabado.
Airlock
Obviamente, no encontraremos en Gravity ningún tipo de clasicismo sinfónico, sino piezas que barajan equilibradamente dos géneros: el ambient y algo cercano a la música concreta, ambos bien mezclados hasta lograr un todo indivisible. Encontramos en Gravity algunas piezas que podrían haber nacido directamente de la saga Ambient de Brian Eno (escúchese el corte Airlock arriba insertado), tan limpias y cristalinas como correspondería en tal caso, a veces subrayadas por la presencia de instrumentos que añaden la necesaria guinda orgánica (Sandra Bullock vive momentos de gran intensidad emocional y humana mientras viaja de satélite en satélite), en una línea parecida -por ejemplo- a los violonchelos que suele utilizar Klaus Schulze en muchos de sus álbumes.
El componente de música concreta en Gravity, y admito desde ya mismo que quizá sea mucho tecnicismo para el caso, toma cuerpo como una serie de capas sonoras que recuerdan a electricidad estática y ondas de radio sin sintonizar, con lejanos atisbos de voces humanas transmitiendo algo ininteligible. El planeta Tierra visto desde las capas superiores de la atmósfera sirve como telón de fondo a buena parte de la película, y de algún modo podemos imaginar toda esta algarabía de ondas escapando de manera caótica al espacio exterior, y pasando fugazmente por los aparatos que rodean a los personajes. En este sentido, las composiciones de Steven Price son un buen ejemplo de cómo mezclar música y ruido ambiental, lo que los expertos definen como sonido diegético (perteneciente a la situación real de la narración, que los propios personajes pueden oír) y extradiegético (añadido de cara a la experiencia del espectador, o sea, la música de cine de toda la vida).
Portada alternativa.
No es muy habitual que se concedan premios de tal magnitud a obras musicales tan sutiles y tan encaminadas a fundirse con la totalidad de la experiencia cinematográfica. Está claro que Steven Price se ha comportado más como un lujoso técnico de sonido que como un músico fílmico al uso, y lo ha hecho a la perfección. Como álbum musical, a pesar de contar con algunos cortes de gran belleza (Don't Let Go o el tema final, por ejemplo), la banda sonora de Gravity no es una experiencia que se sostenga demasiado bien en su disfrute aislado.
Don't Let Go
2 comentarios:
La película me ha gustado muchoaunque me esperaba más(con tanto que se ha hablado) o otra cosa. desde luego estaá muy trabajada. La duración es un tanto extraña e inusual y cuando acaba pienso que falta algo más.
A la música no le presté mucha atención la verdad pero los cortes que añades no están mal.
Por cierto,siguiendo tu consejo me hice del Codigo Da Vinci de Zimmer y me ha encantado.
Una banda sonora que tendre que escuchar tambien mas a detalle ya que no le preste mucha atención en la pelicula. Ahora que mencionas lo de los oscares me llama la atención el hecho de que Morricone aun no haya ganado un oscar por mejor bamda sonora.
Publicar un comentario