miércoles, 4 de septiembre de 2024

Magma - MËKANÏK DËSTRUKTÏẀ KÖMMANDÖH

 
 1. Hortz Fur Dëhn Štekëhn Ẁešt (9:36)
2. Ïma Süri Dondaï (4:30)
3. Kobaïa Is de Hündïn (3:34)
4. Da Zeuhl Ẁortz Mëkanïk (7:48)
5. Nebëhr Gudahtt (6:02)
6. Mëkanïk Kömmandöh (4:10)
7. Kreühn Köhrmahn Ïss Dëh Hündïn (3:13)

"El juicio a la Humanidad por su crueldad, su falta de honestidad, su inutilidad, su vulgaridad y su falta de humildad. Tal como predijo el profeta NËBËHR GUDAHTT, guiado e inspirado por El Espíritu del Universo, en su infinita sabiduría".

En este blog siempre nos ha atraído lo raro. En ocasiones incluso he comentado discos totalmente desconocidos de gente que nadie recuerda, por el hecho de que me haya llamado la atención algún detalle. No es este el caso de Magma, un grupo relativamente bien conocido al que, por su pertenencia más o menos aceptada al campo del rock progresivo, tenía que acercarme antes o después. Pero qué raro es esto. Madre mía.
 
 Magma en 1973. Christian Vander está en primer plano, a la derecha.
 
Entre los muchos álbumes publicados por Magma, he querido comenzar por este Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh (1973) al tratarse, según los entendidos, de su disco más importante. No sé si será también un álbum representativo de su estilo, porque desde luego admito que me va a costar volver a escuchar un trabajo de esta gente, aunque sea para comparar. Y no porque no me haya gustado ni porque no reconozca su mérito musical, sino porque en este momento me sigue pareciendo un cubo de Rubik en el que no logro poner dos casillas del mismo color juntas. Se supone que Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh forma una especie de trilogía llamada Theusz Hamtaahk junto con otras obras de la época.
 
Magma es un grupo francés fundado por el batería especializado en jazz Christian Vander en 1969. Como en una fantasía de ciencia ficción hecha realidad, Vander creó un idioma propio para sus álbumes: el kobaïano, supuestamente hablado por un grupo de futuros exiliados terrícolas en el planeta Kobaïa. El kobaïano, que a primera vista parece un chapurreo caricaturesco del alemán, no es un idioma totalmente estructurado sino que su valor está ligado a la música de manera inseparable. Son sus sonidos los que transmiten significados, no las palabras como tales. Parece que Vander lo elaboró sobre la marcha, adoptando ideas de aquí y de allá (incluyendo sus sueños) y lo fue desarrollando mientras Magma componía y grababa su música.
 
 Hortz Fur Dëhn Štekëhn Ẁešt
 
Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh (MDK) estuvo fraguándose desde 1971, siendo al comienzo una única pieza de 38 minutos con un sonido muy acústico a base de percusión, teclados, coros y un bajo que resultó demasiado rupturista para la compañía discográfica A&M. Después de tenerlo ya grabado en 1973, Vander y los suyos aceptaron retocarlo, hacerlo un poco más comercial, y la versión definitiva se grabó en los estudios británicos The Manor (calculo que al mismo tiempo que se fraguaba allí mismo Tubular Bells con el mismo ingeniero, Simon Heyworth), añadiendo guitarras, instrumentos de viento y algunas voces más. Ahora parece más un disco de rock... aunque sigue siendo café para los muy cafeteros. La versión primigenia del álbum se acabó publicando en 1989 bajo el título reducido de Mëkanïk Kömmandöh.
 
 
 Portada de la edición de 1989 con la primera versión del álbum.
 
Terminada la parte enciclopédica, tocaría describir MDK para el oyente casual que quiera acercarse a él por primera vez. Yo lo describiría como una fantasía psicodélica que mezclase propuestas un tanto crudas de la escena europea del momento (me recuerdan a ratos a Popol Vuh) con unas pinceladas hippies como de musical a lo Jesucristo Superstar, todo envuelto en una atmósfera ritualista, prácticamente de tipo religioso/sectario y trascendental. Hay también toques de free jazz y música neoclásica al estilo de Stravinksy y Carl Orff. El productor del álbum fue Giorgio Gomelsky, y he notado en MDK el parecido con las atmósferas de aquellas grabaciones que realizó en 1971 con Vangelis, de las que salió el álbum no oficial The Dragon
 
Kreühn Köhrmahn Ïss Dëh Hündïn
 
Las estructuras de los temas no son especialmente melódicas, pero sí muy recargadas a nivel de instrumentación y juegos vocales. Se aprecia claramente que el álbum fue concebido inicialmente como una única suite, por ejemplo, en el parecido entre los cortes 2, 3 y 4, que básicamente contienen un único tema in crescendo. No se sale del esquema el tema número 5, aunque el mismo crescendo se ve atenuado en su primer tramo. A mitad del sexto corte hay un nuevo clímax musical muy grandilocuente y el último tema funciona como un epílogo, que en realidad resulta ser otro pequeño crescendo coral con conclusión grandiosa. Por si faltaba algo, el álbum termina con un largo pitido de 20 segundos que, dependiendo del volumen al que lo estés escuchando, te puede hacer la puñeta.
 
Contraportada de una edición reciente en vinilo.
 
Lo he escuchado por segunda vez antes de escribir esta reseña, y admito que me ha parecido una experiencia musical muy distinta, más positiva. La vez anterior, MDK me transmitió una sensación de malignidad, como de invocación satanista, que en esta ocasión no ha aflorado en mi cabeza. Desde luego, y aunque me sigue costando trabajo sumergirme en un trabajo tan marciano, sí que entiendo que lo que hicieron los de Magma fuese una pequeña revolución, si no comercial, al menos sí artística. De hecho, Magma popularizó el subgénero musical conocido como zeuhl (palabra en kobaïano que significa más o menos "celestial"), adoptado por varios grupos europeos, franceses sobre todo, y también japoneses. Magma sigue en activo en la actualidad, habiendo publicado su último álbum Kartëhl en 2022. Igual sí que me pongo...

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