sábado, 31 de mayo de 2014

Michael Nyman / U. Shrinivas / Rajan & Sajan Misra - SANGAM


Three Ways of Describing Rain
1. I. Sawan: First Rain (9:19)
2. II. Rang: Colour of Nature (11:41)
3. III. Dhyan: Meditation (7:19)

Compiling the Colours
4. Samhitha (31:07) 

Es un tópico ya bastante habitual en el mundillo de la música clásica contemporánea -y en las "nuevas músicas"- esta clase de aproximaciones a la cultura musical étnica de países exóticos, que a veces dan como resultado obras tan fabulosas como aquel Passages de Philip Glass y Ravi Shankar que comentamos en su momento. Este Sangam (2002), también conocido como Michael Nyman Meets Indian Masters, está en una línea parecida, aunque en mi opinión los resultados de la fusión de estilos se quedan a medio gas.

Michael Nyman se embarcó en este proyecto con el apoyo de diversas instituciones británicas e indias, de alguna manera buscando que el álbum tuviese su repercusión en ambas áreas del mundo. El compositor minimalista viajó en persona a India para reclutar colaboradores, y allí se encontró con los muy respetados Uppalapu Shrinivas (intérprete de mandolina) y los hermanos Misra (vocalistas).

U. Shrinivas (imagen de World Music Central).

Mezclando el estilo repetitivo de la Michael Nyman Band con las músicas también algo "horizontales" y tortuosas de los indios, el álbum Sangam resulta una obra fiel a sus intenciones iniciales (hay algo de Nyman, hay algo de India) e interesante desde el punto de vista de la mezcla étnica. El problema es que, personalmente, la obra me resultó indigesta y bastante monótona, y eso que estoy más que acostumbrado al fraseado en bucle, a veces un poco plomizo, de los minimalistas.

Rajan y Sajan Misra (imagen del blog Live Healthy Eat Healthy).

Quizá Sangam habría funcionado mejor si el británico hubiese invitado a una mayor variedad de artistas indios que interpretasen distintos instrumentos o aportasen estilos vocales más diversos, pero al final el disco se queda en un simple díptico: los tres temas que llenan la cara A, compuestos entre Nyman y los Misra y con el título de Three Ways of Describing Rain ("Tres maneras de describir la lluvia"); y la suite de la cara B, compuesta a dúo con U. Shrinivas y con el tíulo Compiling the Colours ("Recopilando los colores"). Como en todos los temas del disco intervienen todos los intérpretes, con independencia de las autorías de las composiciones, la variedad musical del álbum aturde -para bien- desde el punto de vista de su cromatismo, pero la sensación de sorpresa tarda poco en diluirse.

Contraportada del CD.

Tampoco es que me haya acordado de este álbum que escuché hace tiempo para destrozarlo en la crítica, porque es un trabajo que puede gustar bastante si lo concebimos como una obra ambiental que nos acompañe mientras centramos nuestra atención en otra cosa. Disfrutarán de él tanto los amantes acérrimos del minimalismo como los incondicionales de lo étnico, pero sabrá a poco a quienes nos gusta un tipo de música algo más efectista y cambiante.

Dhyan: Meditation.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Tangerine Dream - EXIT

 

1. Kiew Mission (9:18)
2. Pilots of Purple Twilight (4:19)
3. Choronzon (4:07)
4. Exit (5:33)
5. Network 23 (4:55)
6. Remote Viewing (8:20)

Exit (1981) es el álbum de estudio que la banda electrónica Tangerine Dream publicó justo después de Tangram (1980), y en ambos casos nos encontramos con trabajos muy apreciados por los fans, prácticamente favoritos en muchos casos, cosa curiosa si recordamos que, para muchos, esta formación alemana inició un lento declive hacia finales de los setenta, primero por el fracaso del intento de pasarse al rock progresivo que fue el LP Cyclone, segundo por la marcha de Peter Baumann, y tercero por una deriva hacia la electrónica melódica, algo más "light" que sus densos y atmosféricos trabajos seis o siete años antes.

Chris Franke, Edgar Froese y Johannes Schmoelling.

¿Fue por un simple afán de renovación y experimentación? ¿Fue para aprovechar la apoteosis mediática de best-sellers electrónicos como Oxygene de Jean Michel Jarre? Puede que fuese por ambas cosas, o puede que no fuese por ninguna, pero el caso es que la segunda mitad de los llamados "Años Virgin" de Tangerine Dream supuso el paso del sinfonismo abstracto de Phaedra o Rubycon hacia formas musicales mucho más terrenales, más comerciales si preferimos este término. Y sin embargo, la banda que fundase Edgar Froese a finales de los sesenta nunca ha presumido -creo que por una elección consciente- del tirón que tuvieron Jarre o Vangelis a la hora de exhibir su efectismo y espectacularidad, sino que siempre ha optado por realizar obras musicales más oscuras, más planeadoras. 

Este mismo Exit es buena prueba de que, si bien podemos tararear fácilmente casi cualquiera de los temas que contiene, al final con lo que te quedas es mucho más con una impresión de conjunto (bases rítmicas, secuencias, texturas) que con melodías pegadizas. Se trata de una colección de composiciones muy accesibles, y los Tangerine Dream logran un buen equilibrio entre este aperturismo hacia un público no tan especializado y un respeto al seguidor de siempre, que necesita al menos unos mínimos de complejidad y profundidad para no sentirse menospreciado.

Portada alternativa.

Sobre cada tema en particular... pues lo dicho, más énfasis en las texturas y en los ritmos que en la complejidad de sus desarrollos, salvo en el caso de Remote Viewing, que va creciendo poco a poco, si bien no termina de cuajar si es que en algún momento buscaba adquirir resonancias épicas. Pese a que en otros álbumes anteriores se buscó el toque humano de la guitarra eléctrica y/o la batería, en Exit se prescinde de todo elemento acústico, siendo un trabajo completamente generado electrónicamente a seis manos entre Froese, Christopher Franke y Johannes Schmoelling. Bueno, no del todo, si recordamos que en el tema inicial Kiew Mission (inspirado por el peligro nuclear en un momento caliente de la Guerra Fría) la dulce voz de una actriz berlinesa anónima recita los nombres de los continentes.

Kiew Mission, en vivo en 1982. El sonido no es maravilloso, pero vamos...

Exit es un poco frío para mi gusto, aunque sigue siendo -en términos generales- uno de esos buenos discos de los TD que todavía apetece retomar alguna que otra vez, perteneciente a un momento -por suerte- muy distinto a cuando, no tantos años después, los alemanes parecían dispuestos a hacer música para clases de aerobic. Otro título más o menos esencial que no podemos ignorar.

miércoles, 14 de mayo de 2014

Brian Eno - DISCREET MUSIC


1. Discreet Music (30:35)
2. Fullness of Wind (9:57)
3. French Catalogues (5:18)
4. Brutal Ardour (8:17)

Aunque es bien conocida la anécdota que "inspiró" a Eno para desarrollar la música ambient en términos oficiales, a veces se asocia el dato con la grabación del álbum más emblemático del artista, Ambient 1: Music for Airports (1978), cuando su producto más inmediato fue en realidad Discreet Music (1975). 

Al parecer, el ex-componente de Roxy Music había sufrido un accidente y se encontraba tumbado en una cama de hospital. Algún alma caritativa le había puesto allí cerca un tocadiscos con un vinilo de música de arpa, aunque el pobre Brian, que casi no podía moverse, no era capaz de subirle el volumen, que estaba demasiado bajo. En fin, el hombre se debió acostumbrar al sonido del disco tan bajito, imaginamos que mezclado con el ir y venir de enfermeras, el zumbido de máquinas, etc., de manera que el compositor británico se planteó crear piezas musicales que se mezclaran perfectamente con el entorno de los quehaceres cotidianos, a fin de hacerlos más llevaderos sin resultar invasivas. Parece que obtuvo este concepto de Erik Satie y lo que él llamaba "música de mobiliario", que venía a ser más o menos lo mismo que entendemos por ambient.

Portada de una edición posterior.

Inevitablemente, Discreet Music es un trabajo bastante más experimental -que ya es decir- que la posterior serie Ambient, aunque también se apartaba levemente de sus anteriores trabajos tanto en solitario (pongamos Another Green World, en el que había trazas claramente ambientales) como con Robert Fripp, si bien de estas últimas colaboraciones sí que retomaría su gusto por la manipulación sonora de laboratorio. El caso es que, a base de experimentos con cintas, magnetófonos y reproducciones a distintas velocidades, Discreet Music se erigió como un potente primer paso hacia tantas grandes obras como ha dado, en términos generales, lo ambiental-electrónico con posterioridad.

El tema que da título al álbum, contenido en la cara A del vinilo original, es una pieza ambient de formato clásico y generada en principio mediante sintetizador, muy propia del Eno de aquellos tiempos, aunque quizá no con la sencilla elegancia minimalista de Music for Airports, pero sí en una línea por el estilo. La segunda mitad del disco, todavía más arriesgada si cabe, es una serie de tres piezas derivadas del famoso Cánon de Pachelbel, interpretadas por una pequeña orquesta que introduce importantes variaciones de melodía y ritmo sobre la obra clásica. Gavin Briars actúa como director de la orquesta y co-arreglista. De alguna manera, Eno es consciente de que las posibilidades que abre este nuevo campo de experimentación sonora está más cerca de la música clásica del siglo XX que del mundo pop-rock con el que hasta entonces había flirteado en mayor o menor medida.

Diagrama explicativo de la grabación del primer tema del álbum, incluida en el estuche del disco.

No diría que Discreet Music sea una obra especialmente accesible para empezar a conocer el ambient como género, pero sí es un título bastante interesante y muy original en su contexto histórico. Desde luego, a quienes ya estén familiarizados con la obra de Brian Eno les parecerá una experiencia más que agradable.

Discreet Music.

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