viernes, 25 de diciembre de 2015

John Williams - STAR WARS: THE FORCE AWAKENS


1. Main Title and The Attack on the Jakku Village (6:26)
2. The Scavenger (3:40)
3. I Can Fly Anything (3:11)
4. Rey Meets BB-8 (1:31)
5. Follow Me (2:55)
6. Rey's Theme (3:11)
7. The Falcon (3:32)
8. The Girl with the Staff (1:59)
9. The Rathtars! (4:06)
10. Finn's Confession (2:09)
11. Maz's Counsel (3:08)
12. The Starkiller (1:51)
13. Kylo Ren Arrives at the Battle (2:01)
14. The Abduction (2:25)
15. Han and Leia (4:41)
16. March of the Resistance (2:36)
17. Snoke (2:03)
18. On the Inside (2:06)
19. Torn Apart (4:19)
20. The Ways of the Force (3:15)
21. Scherzo for X-Wings (2:32)
22. Farewell and The Trip (4:56)
23. The Jedi Steps and Finale (8:52)

Cuando John Williams firmó su última partitura para la saga Star Wars, La venganza de los Sith (2005), nos quedamos con la impresión de que, por mucho que nos quejásemos de las muchas malas decisiones de George Lucas, la presencia del compositor en la trilogía de precuelas había merecido la pena. Es cierto que, en términos generales, muchos de los temas de aquel segundo arco argumental eran algo más propios del cine de acción-aventuras que del universo puramente fantástico de la trilogía original; y aun así, la música de Williams demostró ser uno de los pocos elementos de las precuelas que estuvieron a la altura de lo esperado. 

En los últimos años, el compositor ha ido limitando cada vez más sus trabajos para el cine, sobre todo porque la edad no perdona y en los últimos tiempos ha tenido más de un achaque importante que le ha obligado a cancelar o posponer compromisos. A excepción de su partitura para La ladrona de libros (2013) sus trabajos fílmicos han sido solo para Steven Spielberg, y eso que la última película de éste, El puente de los espías, ha contado con música de Thomas Newman. Cada vez que John Williams trabaja en una nueva película, en fin, nos hace un regalo del que podemos estar agradecidos sin reservas. Dispuesto a contentarme con unas pocas migajas del Williams de antaño, confieso que no esperaba encontrar algo tan satisfactorio como El despertar de la Fuerza.

Portada de la edición limitada.

En realidad, yo era el más escéptico del mundo en lo que se refería al estreno de una nueva trilogía de Star Wars. George Lucas acabó harto de ninguneos y sollozos de fanboys, y la venta de su "alma" Lucasfilm a la pérfida compañía Disney parecía el último reniego que el cineasta hacía al proyecto de su vida. No supe qué pensar cuando se anunció que los del ratón -que viven en un erial creativo desde los noventa- iban a lanzar una nueva trilogía galáctica, aunque debo decir que la presencia de J. J. Abrams en la dirección elevó bastante mis expectativas. Habría sido legítimo que Abrams hubiese llamado entonces a su músico de cabecera, el estupendo Michael Giacchino para su Episodio VII, y el anuncio de que John Williams volvería a la carga fue una relativa sorpresa. Rebajó un poco el vapor, eso sí, el saber que no estaría a la batuta de la London Symphony Orchestra, sino de una formación reunida para la ocasión, y la conciencia de que algunos de los temas no estarían dirigidos por él mismo, sino por su amigo personal Gustavo Dudamel.

El estreno de El despertar de la Fuerza hace una semana ha despejado todas las dudas. No solamente estamos hablando de una película vibrante e inteligente a la hora de despertar la nostalgia y sorprender con novedades de peso; también nos devuelve a un John Williams en tan buena forma que me he quedado pasmado. Resulta que El despertar de la Fuerza, si bien se mueve como mínimo en los niveles de calidad musical de los episodios I, II y III, por momentos llega a rozar las bondades ya inalcanzables de las bandas sonoras de la trilogía clásica. ¿El secreto? El mismo que J. J. Abrams ha empleado para hacer triunfar su película: el sentido de la maravilla y el placer del (re)descubrimiento, que estuvieron tan tristemente ausentes en las precuelas. Williams ha devuelto a la música de Star Wars los tintes fantásticos cuasi-wagnerianos de sus orígenes.

John Williams y J. J. Abrams.

Componer una banda sonora para Star Wars es, en el fondo, seguir una estructura sencilla y bien conocida: la tremenda fanfarria inicial, uno o dos temas propios para la película de que se trate, presentados como piezas para concierto, buenos pasajes incidentales de acción bien coreografiada y, por supuesto, una suite que resuma las melodías anteriores para los créditos finales. Todo ello está presente en The Force Awakens, aquí no había dudas. Pero el maestro absoluto de la música de cine de todos los tiempos no podía limitarse a cumplir con el programa sin más. 

A partir de este punto, se revelarán detalles del argumento que tal vez prefieras no conocer todavía.

La fanfarria inicial, pese a no contar con el casual prólogo que era la sintonía de la 20th Century Fox, suena tan potente como siempre, e incluso con alguna pequeña alteración que la hace distinta. Al igual que sucedía en las primeras películas, variaciones de la melodía inicial vuelven a utilizarse en varios momentos, sobre todo para realzar la presencia de elementos ya míticos para los seguidores de la saga (Han Solo, el Halcón Milenario), y no tanto como el leitmotiv de Luke Skywalker que una vez quiso ser. En la nueva película, Luke aparece solo de forma testimonial, como cliffhanger, aunque las referencias a su persona -por ejemplo, a través del hallazgo de su sable láser azul, el que perdió en Bespin junto con la mano que lo empuñaba-, van acompañadas del tema de la Fuerza que todos conocemos, y que le aporta el misticismo adecuado.

Main Title and The Attack on the Jakku Village.

Los temas incidentales para las escenas de acción son maravillosos, tan potentes y elegantes como en las películas clásicas. El que sigue a los créditos iniciales, The Attack on the Jakku Village, es un buen ejemplo del tono amenazador del que Williams dota al Lado Oscuro en la película. Aquí escuchamos también el breve pero acertado leitmotiv para el nuevo villano Kylo Ren, con cinco simples notas (minuto 4:20 del YouTube de arriba) que suenan como un puñetazo en la mesa si las comparamos con la pobreza creativa de que hacen gala hoy en día algunos músicos de cine, camuflada de modernidad. Hay muchos temas de acción en la película, pero si tengo que quedarme con uno, me fijaría en The Falcon, el tema que acompaña la espectacular escena de persecución entre ruinas de naves imperiales en las dunas a bordo del Halcón Milenario. Recuerda, más en su espíritu que en su estructura, a aquel The Asteroid Field de El Imperio contraataca. No quiero dejar de mencionar el Scherzo for X-Wings (¿Nos acordamos del Scherzo for Motorcycle and Orchestra de Indiana Jones?) como pieza de acción fundamental, aunque en la película pasa más desapercibida entre naves y explosiones a cientos.

The Falcon

Lo más destacable del álbum, no obstante, es su sorprendente tema para la nueva protagonista de la saga, Rey. Aparece por primera vez en The Scavenger ("La carroñera"), toma forma completa en Rey's Theme como pieza para concierto, y nos deslumbra aquí y allá hasta la estremecedora Farewell and The Trip, que es, en términos generales, la pieza más emotiva del álbum. El tema de Rey se inicia con una serie de notas que casi quiere recordar a algún spaghetti western de Morricone, aunque después adquiere una epicidad que la asemeja de algún modo a aquel Anakin's Theme que era la joya de La amenaza fantasma. Nótese que el planteamiento del tema de Rey es precisamente el que da título a la película: el despertar de la Fuerza. En ambas piezas nos encontramos ante personajes muy jóvenes, un niño y una chica adolescente, ambos inquietos y prometedores como pilluelos de un libro de Dickens, si bien algunas pinceladas melodramáticas de la melodía para Anakin le pronostican un destino trágico, mientras que el tema de Rey, vibrante y expansivo, es una promesa de heroísmo. Este tema es una exquisitez, pura dulzura y evocación de aventuras por venir. El Lado Luminoso de la Fuerza es poderoso en él.


Rey's Theme

Un segundo tema que es presentado en su formato de concierto es March of the Resistance, cuyo título sugiere un contrapunto positivo para la sempiterna The Imperial March. El nuevo tema sale perdiendo en este caso, sobre todo porque el Williams de hoy en día es menos melódico, menos "cantabile" que el de antes, y busca mucho más juego en la textura de la pieza que en su poder para quedar en la memoria como icono mainstream. El tema recuerda un poco al John Williams de temas bélicos patrióticos como la marcha de 1941, y a piezas militares de tradición británica en sentido amplio, aunque esta es una composición mucho más abigarrada y estruendosa que lo que podría escucharse en un desfile de veteranos. En fin, que si la marcha imperial era digna de unos nazis de tebeo, la marcha de la resistencia recuerda más bien al bando de los aliados, héroes de mandíbula cuadrada de revista pulp como el piloto de ala-X Poe Dameron.

March of the Resistance

Como no quiero extenderme más de lo necesario, haré breve mención a las inevitables referencias que hace Williams a sus personajes icónicos, acercándose en varios puntos al tema de amor entre Han Solo y Leia de El Imperio Contraataca, y sobre todo al Princess Leia's Theme de la película primigenia, que adquiere connotaciones de gran amargura y fragilidad debido al mal trago que se lleva esta mujer al final de la película.

Y como epílogo al análisis musical mencionaré el tema Snoke, perfecto ejemplo de sutileza referencial. Este es el tema oscuro y coral que suena durante la aparición holográfica, al estilo del emperador Palpatine, del líder de la Primera Orden, algo así como el gran maestre de la nueva encarnación del Imperio. Es un personaje misterioso sobre cuya identidad se ha especulado muchísimo en foros (¿será en realidad Jar Jar Binks que busca venganza por tanto ultraje?), aunque si atendemos a la música que utiliza Williams nos podemos orientar: es prácticamente la misma pieza que escuchamos en La venganza de los Sith cuando Palpatine cuenta a Anakin la historia de un poderoso maestro Sith del pasado. ¿Será precisamente ese maestro, un viejísimo Darth Plagueis, quien ahora entrena a Kylo Ren bajo el apodo de Snoke? Si no eres un friki de Star Wars, es comprensible que esta teoría te traiga al fresco. Captado.

Snoke

Debemos suponer que, si la salud acompaña, John Williams volverá en los episodios VIII y IX, aunque con esta The Force Awakens se basta y se sobra para reivindicarse a sí mismo como un músico todavía en muy buena forma ante quien muchos de los músicos del Hollywood actual palidecen, tiemblan, se mean por la pata abajo. ¿Qué es lo que nos gusta tanto a los seguidores de Williams? Es tan sencillo como que este señor ha impuesto una forma ya no de entender la música de cine, sino de enfrentarse emocionalmente al medio fílmico en su totalidad. Desde sus años de mayor influencia popular, a finales de los años setenta y principios de los ochenta, estableció una forma de afrontar la composición de música para películas que, por muy bienvenidos que sean los experimentos de otros grandes artistas, sigue estando tan vigente que continúa haciéndonos vibrar cuando nos sentamos en la butaca del cine. Y cada vez será más de tarde en tarde, así que disfrutémoslo mientras podamos. Tan invasivo, manipulador y arquetípico como queramos, John Williams sigue en la cima.

The Jedi Steps and Finale

Un apunte: el disco se ha publicado en tres ediciones: una normal, otra con el título Star Wars en relieve, en digipack, y otra (limitada, y creo que escasa) con trocitos del cartel original insertados en el título. De nuevo en el puñetero digipack que cada día me gusta menos. Todas contienen la misma música, así que cada cual decida la que le interesa sin preocuparse por lo verdaderamente importante.

martes, 8 de diciembre de 2015

Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 3: "ROULETTE"

Portada del single.

Hace tiempo comentamos aquella simpática colección llamada Synthesizer Greatest, obra de Ed Starink que versionaba diferentes temas fundamentales de la música instrumental, sobre todo electrónic music y algo de new age y tecno pop. Pues bien, fue en el segundo volumen de la saga donde me encontré por primera vez con el interesante tema del que vamos a hablar: Roulette (1983), del dúo Future World Orchestra. No es un tema que todo el mundo conozca, pero el propósito de esta serie de entradas es también divulgativo.

Roulette

A caballo entre el tecno pop y la electrónica planeadora instrumental, Roulette tuvo un moderado éxito popular gracias precisamente a eso, a que suena como el eslabón perdido entre Oxygene y el tema de Miami Vice. El dúo Future World Orchestra estaba formado por Gerto Heupink y Robert Pot, ambos holandeses, y lograron colar unos cuantos temas más en listas de éxito a comienzos de los ochenta, pese a que hoy en día son muy poco recordados. Llegaron a grabar dos álbumes que actualmente gozan de cierta pátina mítica: Mission Completed (1982) y Turning Point (1983), hasta ahora -que yo sepa- inexistentes en formato CD. Es de justicia reivindicar su obra, pese a que la versión bailable que hicieron del tema de E.T. merece castigo físico. Es broma.

El tema de E.T., en vídeo.

El caso es que, de los cinco o seis títulos que fueron éxitos para el dúo, Roulette es con diferencia el que más merece reivindicación, sobre todo porque ha envejecido mucho mejor que sus temas cantados (Desire es un ejemplo). No es solo a causa del carácter atemporal, por naturaleza, de la música instrumental; es también porque en aquellos años había grupos que, siento decirlo por si algún fan se nos enfada, hacían cosas muy parecidas pero mucho mejores en el campo pop. Era más difícil destacar ahí. En todo caso, Roulette, como decíamos, es una gozada gracias a su ritmo potente, a su buena utilización de arreglos cósmicos que no han perdido su atractivo con los años, y a una melodía interesante que fluye de maravilla.

Los dos álbumes de Future World Orchestra.

Roulette llegaría a ser incluso sintonía de una edición del Tour de Francia, uniéndose a tantos otros temas electrónicos que tuvieron aquel honor, nada desdeñable en los tiempos en los que había menos canales en televisión y todo contenido audiovisual alcanzaba a decenas de millones de espectadores. Uno de los componentes del dúo, Robert Pot, retomó el proyecto con el nombre reciclado de Futureworld Orchestra, aunque nunca repetiría aquellos momentos de gloria ochentera. En su álbum Regenerated (2010) se incluye una versión regrabada de Roulette
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