martes, 26 de mayo de 2015

Gustavo Santaolalla - THE LAST OF US


1. The Quarantine Zone (20 Years Later) (3:40)
2. The Hour (1:01)
3. The Last of Us (3:03)
4. Forgotten Memories (1:07)
5. The Outbreak (1:31)
6. Vanishing Grace (2:06)
7. The Hunters (2:00)
8. All Gone (1:13)
9. Vanishing Grace (Innocence) (0:55)
10. By Any Means (1:53)
11. The Choice (1:42)
12. Smugglers (1:38)
13. The Last of Us (Never Again) (1:01)
14. The Last of Us (Goodnight) (0:51)
15. I Know What You Are (1:21)
16. Home (3:08)
17. Infected (1:16)
18. All Gone (Aftermath) (1:04)
19. The Last of Us (A New Dawn) (2:28)
20. All Gone (No Escape) (2:54)
21. Vanishing Grace (Childhood) (1:41)
22. The Path (1:29)
23. All Gone (Alone) (1:22)
24. Blackout (1:38)
25. The Way It Was (1:31)
26. Breathless (1:24)
27. The Last of Us (You and Me) (2:08)
28. All Gone (The Outside) (1:58)
29. The Path (A New Beginning) (2:47)
30. Returning (3:35)

¿Alguno de los lectores tiene prejuicios contra los videojuegos? ¿Pensáis que es un mundo opaco, solamente comprensible para unos cuantos frikis obsesos? The Last of Us (2013) parece haber surgido precisamente para demostrar a los públicos más amplios posibles que el entretenimiento interactivo está hoy en día a la misma altura que cualquier otra forma de ocio. Y no me refiero al dinero que mueven internacionalmente los juegos para consola, sino también a un nivel creativo y artístico. Este juego en concreto, lanzado en exclusiva para las consolas PlayStation 3 y 4 de Sony, es una muestra inequívoca de cómo pueden salvarse con un éxito abrumador las barreras de formato que existen entre una película y un videojuego.

Las dos versiones del juego.

Una aportación clave al proyecto fue contar con el compositor argentino Gustavo Santaolalla para que aportase una banda sonora original al juego. Por si alguien no conoce a este señor, deberemos recordar que es uno de los pocos músicos que han logrado encadenar dos estatuíllas de Hollywood consecutivas a la mejor banda sonora original. Sucedió en 2005 y 2006, con Brokeback Mountain y Babel, respectivamente. Al parecer, los creadores del juego (de la compañía Naughty Dog, para más señas) utilizaron una banda sonora provisional mientras el programa se iba desarrollando, una serie de temas musicales tomados de aquí y allá que venían a cubrir la papeleta de cara a ambientarse e inspirarse. Algunos de estos temas pertenecían precisamente a trabajos anteriores de Santaolalla, y por eso fue una decisión lógica ofrecerle el trabajo al argentino.

Gustavo Santaolalla

Por su parte, Santaolalla no se mostró reacio a trabajar en un videojuego, siempre y cuando éste estuviese sustentado en un guión sólido y personajes redondos sobre los que trabajar. The Last of Us, para quien no haya oído hablar de él, es seguramente uno de los mejores juegos de todos los tiempos, todo un emblema para la actual generación de consolas, y sin duda el acontecimiento videojueguil de 2013. "Los últimos de nosotros" se ambienta en un futuro inmediato en el que una enfermedad altamente contagiosa ha diezmado a la población mundial. Un hombre maduro que lo ha perdido todo se enfrenta a la tarea de proteger a una adolescente cuyo valor puede ser decisivo a la hora de terminar con la plaga. Juntos en situaciones a menudo desesperadas, Joel y Ellie recorren buena parte de unos devastados Estados Unidos de América, evitando tanto a los infectados que pueblan las ciudades fantasmas como a los grupos de malhechores que imponen su propia ley en pos de la supervivencia a cualquier precio. Advierto de que el desarollo del argumento es impactante e impredecible.

Trailer del juego.

Gustavo Santaolalla elige no enfocar la partitura de The Last of Us como la de un argumento de terror o ciencia-ficción, sino que la aborda desde un punto de vista emocional. Más que recrearse en las situaciones tensas y de peligro (que también las hay, musicalmente hablando), el compositor se centra en dar a las escenas del juego un cariz melancólico, como incidiendo en la soledad de las viviendas abandonadas, en las posesiones ya estropeadas por la intemperie de las familias que se han marchado para no volver. El mundo postapocalíptico de Santaolalla está lleno de ese estilo minimalista y fronterizo-étnico que le caracteriza, mezclando una especie de ambient a base de sonidos acústicos con un importante toque a lo western tex-mex de Ennio Morricone. El ejemplo más notorio es el tema principal de The Last of Us, realmente evocador.

The Last of Us

Siendo la guitarra el instrumento clave en la partitura, Santaolalla tiene oportunidad de explorar posibilidades sonoras muy diversas, la mayor parte más ambientales que incidentales, a lo largo de los 30 cortes musicales recogidos en el álbum oficial. Se comenta que incluso grabó algunos pasajes en cuartos de baño y cocinas, buscando reverberaciones peculiares. El contenido orquestal de la obra, que francamente no destaca demasiado, fue interpretado por la Nashville Scoring Orchestra, en la propia Nashville.

Un pequeño documental con el "cómo se hizo" de esta banda sonora.

Temas con estructura "comercial" o ritmo marcado hay pocos, como el antes mencionado tema principal y el conclusivo y relativamente optimista The Path (A New Beginning), aunque el álbum está repleto de pequeños momentos muy disfrutables incluso para quienes no tienen posibilidad o interés de probar el juego. The Last of Us funciona bien incluso como álbum musical independiente del programa para el que fue compuesto, precisamente por esta fuerza emotiva y nostálgica, a veces arrebatadora, que envuelve sus sutiles ambientes solitarios. Por dos obras inferiores a esta le cascaron dos Oscars a Santaolalla, y con eso lo estoy diciendo todo.

Un detallito más en nuestro Facebook.

jueves, 21 de mayo de 2015

Vangelis - DIRECT


1. The Motion of Stars (4:20)
2. The Will of the Wind (4:44)
3. Metallic Rain (6:11)
4. Elsewhere (5:43)
5. Dial Out (5:20)
6. Glorianna (Hymn a la Femme) (4:28)
7. Rotation's Logic (3:31)
8. The Oracle of Apollo (3:57)
9. Message (7:12)
10. Ave (5:04)
11. First Approach (5:02)
12. Intergalactic Radio Station (7:54)


"Yo funciono como un canal a través del cual la música emerge desde el caos del ruido"

Vangelis

Direct (1988) es uno de los álbumes más accesibles del griego Vangelis Papathanassiou. Publicado tras una etapa en la que predominó la experimentación, con álbumes bastante densos -por no decir un poco indigestos- como Invisible Connections o Mask (ambos de 1984), el músico se propuso grabar una obra más sencilla y fresca en su Atenas natal, buscando entre otras cosas reencontrarse con los sabores del hogar y la infancia tras muchos años trabajando en grandes capitales europeas. 

Contraportada del CD original.

Vangelis dejó a un lado las suites largas divididas por movimientos para ofrecer una colección de temas relativamente cortos, rítmicos, muy contemporáneos, propios de una electrónica mucho más comercial y urbana que la que había estado cultivando últimamente. Prueba de ello es su uso a discreción de sonidos sampleados que aportan colorido musical al conjunto. Como nexo de unión entre las piezas del disco, Vangelis se propuso emplearse a fondo en el desarrollo de su personal técnica creativa, la creación "directa" de su música rodeado de sus sintetizadores, improvisando en una especie de éxtasis y obligándose a no rectificar según van ocurriéndosele ideas. De ahí el título del álbum que nos ocupa.

 Vangelis, en el libreto del CD remasterizado.

Direct comienza briosamente con The Motion of Stars ("El movimiento de las estrellas"), aunque quizá el tema se sostiene demasiado a base de golpes de percusión y funciona más como una introducción que como una pieza con identidad propia. The Will of the Wind ("La voluntad del viento"), no obstante, es una pieza mucho más interesante, con un ritmo y unos bajos muy marcados y un exótico sonido de flauta sampleado bastante efectivo. Metallic Rain, un tema relativamente largo, nos devuelve a un Vangelis épico mediante una estupenda melodía marca de la casa y multitud de efectos sonoros. Elsewhere ("En cualquier otra parte") es un tema delicado y cósmico en el que el que disfrutamos de la asombrosa capacidad de este músico para dar calidez orgánica a piezas electrónicas.

Elsewhere

Dial Out

Un pelotazo rítmico es Dial Out, en el que la majestuosa melodía y el tratamiento clasicista de algún fragmento lo convierten en uno de los mejores momentos del álbum. La sublime Glorianna (Hymn a la Femme) cuenta con la voz de Markella Hatziano, y estamos aquí ante un claro precedente del sonido cuasi operístico de álbumes muy posteriores como El Greco. Con Rotation's Logic, otro tema muy comercial en el mejor sentido del término, tenemos más del Vangelis urbano, actual, que intenta hacerse notar a lo largo de la mayor parte del disco. The Oracle of Apollo es un remanso de paz y delicadeza prístina, con una melodía que suena a arpa, en general muy helénica. La larga Message utiliza coros, una melodía poderosa y un ritmo épico para lograr una atmósfera grandilocuente en la mejor línea de su autor, con una voz de niño -casi de bebé- que suena en varios momentos. Mientras la escucho, me da por pensar si el sagaz Hans Zimmer no se inspiraría en ella, de manera no tan descarada como en otros casos, admito, para el tema principal de El código Da Vinci

Message

Ave podría haber sido arrancada directamente del cerebro de Jean Michel Jarre mientras grababa su obra maestra Zoolook, aunque esto viene más a subrayar la versatilidad de Vangelis que su intención de copiar al otro genio de los teclados. Otra ración de sutileza y elegancia como la escuchada en un par de temas anteriores nos llega con First Approach ("Primer acercamiento"), que en este caso se sirve de un sonido de violonchelo sobre un lecho de suaves coros. Direct concluye maravillosamente con la cósmica, inconmensurable Intergalactic Radio Station, prácticamente un microrrelato de ciencia-ficción en el que la sutil melodía épica y el ritmazo sostenido nos llevan al ajetreo de un locutor de radio espacial que saluda a sus oyentes mientras amanece en un planeta lejano.

Portada del álbum en su versión remasterizada, en digipack.

Nunca he considerado que Direct estuviese entre mis álbumes favoritos de Vangelis. No sé si es por su sonido muy lavado o por su carácter sencillo y no demasiado trascendente, pero el caso es que hay algo esquivo en él que no me suena al Vangelis "clásico" que me hace erizar los vellos. El hecho es que Direct sí que está entre los favoritos absolutos de muchos fans, y en cuanto soy capaz de dejar mis manías a un lado, me doy cuenta de que es un disco completísimo, muy rico en sus sonidos, en su producción y en su variedad temática. Objetivamente hablando, recomendaría Direct a cualquiera que intente acercarse a la música de Vangelis por primera vez, porque hay un poco de todo en él. La obra de un genio.

Hay alguna cuestión pendiente en nuestra versión Facebook.

miércoles, 13 de mayo de 2015

Constance Demby - NOVUS MAGNIFICAT. THROUGH THE STARGATE


1. Novus Magnificat, Side One (26:18)
2. Novus Magnificat, Side Two (28:22)

Descubrí este disco gracias al estupendo blog Solsticio de Invierno, y a pesar de que una primera escucha me dejó más bien indiferente, mi opinión sobre él ha ido mejorando, y no solamente por que sea yo cada vez más consciente de su gran importancia dentro del género new age. Sin duda se trata del álbum más emblemático de la polifacética compositora norteamericana Constance Demby, y se publicó (¡en cassette!) en 1986 en el sello Hearts of Space.

Novus Magnificat viene a ser una aproximación a la música cósmica planeadora desde el punto de vista de los conceptos más básicos de la música sacra. Esto quiere decir que se busca una ambientación solemne que invita a una paradójica pero efectiva mezcla de grandiosidad y recogimiento. La forma de lograr este efecto es el uso de coros que se combinan con delicados pasajes de teclados. En el fondo esto es engañoso, porque en realidad todo lo que escuchamos son en realidad teclados. Demby utiliza el sintetizador Emulator II, que en aquellos años ochenta era lo más parecido a una verdadera orquesta clásica completa -coros inclusive- que podía interpretar un solo músico. 

Constance Demby, en la contraportada de una edición española del CD.

Uno de los mayores méritos de Novus Magnificat es ser una demostración de la creatividad de Constance Demby, quien grabó el álbum sobre la marcha, según lo interpretaba a los sintetizadores, sin utilizar partituras ni planificaciones previas más allá de los sonidos básicos que quería emplear. Aportan unos retoques la productora Anna Turner y sobre todo Michael Stearns, que según el libreto del disco aporta "imágenes y texturas electrónicas adicionales". 

 Otra contraportada, con una especie de rosetón gótico espacial.

Datos aparte, debo decir que Novus Magnificat funciona muy bien si lo entendemos dentro de su contexto temporal y tecnológico, quizá no tanto desde una óptica actual. Personalmente, soy de los que piensan que para grabar un álbum con piezas corales hace falta un coro de verdad para que el calado sonoro sea completo. Los músicos electrónicos en general, tanto los popes de los setenta como los cultivadores del ambient y la new age posteriores, a menudo han tenido cierta tendencia a convertir muchas de sus obras en exhibiciones de las posibilidades técnicas de sus aparatos, cuando seguramente habrían logrado resultados más espectaculares al combinar lo "auténtico" y lo sintético. Otra cosa es que asumamos que, en un contexto tal vez cercano a la ciencia-ficción lo bonito sea generar sonidos como nunca se había hecho antes, combinando ese carácter sacro con una tecnología puntera y arrolladora. O también podemos verlo sencillamente como una expresión de independencia por parte de la compositora, que no necesita contar con más personal para generar su música de manera directa.

Podemos aceptar cualquiera de estas explicaciones, pero sigo pensando que lo que para el Emulator II ochentero eran coros, para un oyente actual no dejan de ser sonidos perfectamente reconocibles como electrónicos. Por eso pienso que Novus Magnificat es mucho más efectivo si aceptamos su naturaleza puramente new age, sus posibilidades de evocación y embeleso sensorial, que si intentamos disfrutarlo como un trabajo más o menos neo-clasicista. Hay motivos para perderse, para recrearse a placer en su densa  y sobria atmósfera galáctica.

Así comienza Novus Magnificat.

martes, 5 de mayo de 2015

Huele a nuevo disco de Jean Michel Jarre...


Todavía no hay fecha de salida, pero el vaivén de promesas incumplidas durante los últimos dos o tres años parece que va a terminar muy pronto. La cosa empezó a ponerse seria con el siguiente rótulo, vía Twitter:

¿Tendrá alguna importancia que el nombre del artista esté escrito como en la portada de Oxygene?

Después se confirma la inclusión de un tema de Jarre en el publi-reportaje Emic, que viene a ser un complemento promocional -un tanto sensiblero, todo hay que decirlo- a la salida en blu-ray de la película Interstellar (?). El tema se llama Glory, es una colaboración con la banda M83 y se publicará como single durante este mes de mayo. 

Durante el trailer de Emic podemos escuchar Glory.

El 17 de abril se publicó otro single, esta vez en colaboración con el DJ Gesaffelstein, titulado Conquistador. Podemos ir prácticamente confirmando lo que se rumoreaba: que el nuevo álbum de Jarre será una colección de colaboraciones.

Un vídeo sobre cómo se gestó Conquistador.

Y por si la salida de estos dos temas no es suficiente indicio del lanzamiento del álbum, la página oficial de Jean-Michel ha sido rediseñada. Se utiliza en ella la misma tipografía que en las portadas de los nuevos singles, se incluyen fotos promocionales de Jarre recién tomadas y, por cierto, se hace un poquito de revisionismo histórico del que no terminará de gustar a los fans acérrimos del músico. Se menciona como el "legado" musical de Jarre a los álbumes que abarcan desde Oxygene (1976) hasta Zoolook (1984), lo que a mi juicio da a entender que los discos posteriores a esta franja no merecen la misma atención, por no señalar la connotación de "rancios" que tiene el término "legado". Pero esto es especular. Nos falta una fecha de salida del disco, que probablemente estará al caer.

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