viernes, 29 de mayo de 2020

"Remixed by Steven Wilson"

La frase que da título a esta entrada puede encontrarse con alarmante frecuencia y desde hace ya unos años en portadas, contraportadas y adhesivos en el precinto de álbumes imprescindibles del rock progresivo. Steven Wilson, a quien tuvimos por aquí cuando reseñamos su álbum The Raven that Refused to Sing (and Other Stories) de 2013, viene a ser el más importante referente actual del prog, si no contamos a artistas que siguen en activo desde los sesenta/setenta como Robert Fripp o Steve Hackett por decir un par. Lo cierto es que mi crítica fue un poco tibia, sobre todo admitiendo que el antes mencionado es un álbum que he vuelto a escuchar con agrado varias veces y hoy tengo en mayor estima.

Steven Wilson en una foto promocional de su último álbum.

Sigo pensando, y cada vez con mayor seguridad, que Wilson tiene tanto éxito dentro del circuito por ser sobre todo un gran gestor del sonido de las grandes bandas de referencia de la edad de oro. Lo mismo graba un largo solo de bajo y batería que te coloca un suntuoso arreglo de cuerdas clásicas o te sorprende con un largo fragmento atmosférico/ambient, casi todo muy en la línea de los inevitables King Crimson, Yes o Pink Floyd. Vale que hay un aglutinante propio, seguramente más notable en los trabajos dentro de su banda Porcupine Tree que en sus discos en solitario, pero Wilson tiene, a mi parecer, bastante más madera de erudito que de innovador.

El estuche con vinilos de Yes.

La erudición es un plus si, como él, conoces tan perfectamente tus fuentes primarias que llega un punto en el que sabes dónde está el secreto de cada nota, cada acorde de los que hacen mágicos los trabajos imprescindibles del género. No es de extrañar que Wilson lleve más de diez años colaborando en multitud de reediciones de clásicos del progresivo, con resultados como mínimo interesantes, la mayoría de las veces deslumbrantes, algunas veces alcanzando lo sublime. Steven Wilson actualiza el sonido de álbumes que rondan los 50 años de antigüedad sin resultar invasivo. Optimiza los arreglos de sintetizador, aporta nitidez a los solos, hace maravillas con el efecto envolvente del estéreo. Y como sabe exactamente con qué fragmentos tocarnos la fibra, nuestro disfrute de sus remezclas se multiplica por diez.

In Search of Hades. De este ya hablamos.

En estos tiempos raros he tenido ocasión de emplearme a fondo con sus remezclas de los álbumes más míticos de Yes (The Yes Album, Fragile, Close to the Edge, Tales from Topographic Oceans y Relayer) en la edición que se publicó en 2018, y también con el estupendo estuche In Search of Hades de Tangerine Dream, de 2019. Wilson tiene también una faceta electrónica y ambient, y su trabajo con piezas de Phaedra, Ricochet y sobre todo el inédito Oedipus Tyrannus es una gozada. Ahora estoy dando caña a sus actualizaciones del catálogo de King Crimson, incluyendo el reciente lanzamiento de la edición 50 aniversario de In the Court of the Crimson King. Lo siguiente será ponerme en serio con una discografía en la que de momento solo he picoteado, la de Jethro Tull, en la que Steven Wilson también metió mano; y varios trabajos de Gentle Giant, una banda que desconozco por completo. No sé qué otros trabajos prog le esperan en el futuro, pero habrá que estar atentos porque creo que merecerán la pena.

La mejor parte de Close to the Edge.

jueves, 21 de mayo de 2020

Lunaria - ASCENSION NOW


1. Ascension Now (20:00)
2. A Higher Energy Realm (20:00)

Tengo entre mis archivos de audio este trabajo desde hace bastante tiempo, perdido en un maremagnum de álbumes por comentar que, entre unas cosas y otras, se me van quedando en el tintero. Sin ánimo de que parezca que a veces ignoro el material que me envían, que no suelo hacerlo, lo cierto es que sí tengo la mala costumbre de ir empujando cosas hacia delante en función de lo que me va surgiendo en cada momento. En concreto, habría sido una auténtica injusticia dejar este Ascension Now (2018) en la cuneta, primero por la gran calidad del trabajo, y segundo porque debo decir que lo he escuchado muchísimo.

El nombre propio debajo de Lunaria es Daniel Guillén, un músico español, zaragozano para más señas, que en obras posteriores ha optado por no utilizar nombre artístico. No me ha resultado fácil encontrar mucha más información sobre él, pero sí que hay una foto en Discogs:

 Daniel Guillén

Está claro que Guillén conoce bien el terreno del ambient y la electronic music, la música "planeadora" de la Escuela de Berlín (Klaus Schulze, Ash Ra Tempel) y la música cósmica, trascendental e introspectiva, practicada por gente como Robert Rich, Jonn Serrie o Constance Demby, por mencionar a algunos de los artistas que hemos tenido en entradas del blog. Ascension Now ("Ascensión ahora") está planteado, y ya su título lo anuncia, como un viaje interior en busca de un nivel más alto de conciencia.

Utilizando terminología específica, este álbum pertenece al subgénero dronescape, en la que la columna vertebral de la composición es un "drone" o pedal, una pieza musical sostenida y/o repetida de forma cíclica. Evidentemente, es la clase de álbum que se basa en un trabajo de texturas más que en desarrollos melódicos. Las capas de sonido evocan amplios paisajes en los que, pese a lo estático de las dos piezas que componen el trabajo, pasan muchas más cosas de lo que parece. Basta con prestar atención para vez cómo hay sutiles cambios en las piezas que suponen una lenta evolución, así como diversos detalles. La primera pieza, que se titula como el álbum, está dominada por una atmósfera un poco más luminosa en la que se cuela desde alguna campanada a cantos de aves en varios puntos. Uno de los sonidos sintéticos predominantes aquí parece un profundo canto coral.

Ascension Now

La segunda pieza, A Higher Energy Realm ("Un reino de energía superior") no es tampoco una pieza oscura, si acaso un poco más que la anterior, y también es más minimalista y más cósmica, si cabe. Algunos de los golpes de efecto que suponen los cambios en la urdimbre melódica recuerdan para bien la sutil espectacularidad de Michael Stearns.

Entiendo que esta clase de música debe ser disfrutada plenamente en momentos de relajación, con toda nuestra atención puesta en la experiencia inmersiva que nos propone, aunque en mi caso la he escuchado a menudo trabajando con las tareas de clase en mi ordenador. Como profesor dando clases no presenciales a causa del confinamiento, agradezco bastante la posibilidad de escapar en pequeños ratos del griterío de la sala de videoconferencia con 30 chavales de la ESO pidiendo paso. Daniel Guillén ofreció incluso el acceso gratuito a su música durante un tiempo, en las primeras semanas de encierro, cosa que habrá disfrutado bastante quien aprovechase en aquel momento para descubrir trabajos como este. Como esta música me ha sorprendido muy gratamente, prometo comentar en breve su siguiente trabajo discográfico Inner Vision (2019). Ascension Now está en este enlace a Bandcamp. Y se puede escuchar en Spotify:


miércoles, 13 de mayo de 2020

Andrew Lloyd Webber - VARIATIONS


1. Introduction (1:12)
2. Theme (Paganini Caprice in A Minor No. 24 and Variations 1-4 (3:02)
3. Variations 5 and 6 (3:10)
4. Variation 7 (1:48)
5. Variation 8 (1:17)
6. Variation 9 (1:30)
7. Variation 10 (2:18)
8. Variations 11 -15 (Including the Tributes) (3:44)
9. Variation 16 (2:26)
10. Variations 14-15 Varied (1:52)
11. Variation 17 (1:08)
12. Variation 18 (2:55)
13. Variations 19, 20 and 6 Varied (3:00)
14. Variations 21 and 22 (1:56)
15. Variation 23 (2:40)

Como el catálogo de rarezas discográficas nunca se termina, y menos cuando hay tiempo para investigar,  tenemos hoy otra bastante interesante. Se trata de Variations (1978), que es uno de los pocos álbumes concebidos como tales firmados por el compositor británico Andrew Lloyd Webber. Este señor, que en Broadway es de las mayores leyendas habidas y por haber, es autor de musicales tan conocidos como Jesucristo Superstar, El fantasma de la Ópera, Evita y Cats, entre muchas otras.

Imagen de los músicos en la funda del vinilo.

La propia idea de realizar esta obra también surgió de manera peculiar. El compositor tiene un hermano llamado Julian, menos conocido, que es un reputado violonchelista clásico. Parece que Variations fue el resultado de que Andrew perdió una apuesta con Julian mientras asistían a un partido de fútbol. Andrew se comprometió a componer una serie de variaciones sobre una partitura clásica que serían interpretadas de maneras muy distintas e imaginativas, en realidad bastante alejadas muchas de ellas del ámbito de la música culta.

Imagen interior de la funda del LP.

Andrew se puso manos a la obra con el decimonónico Capricho nº 24 en "la" menor de Paganini, y la grabación del álbum contó con un variado elenco de intérpretes entre los que están, además de Julian Lloyd Webber, el guitarrista de blues rock Gary Moore y Phil Collins, de todos conocido. Nótese que muchos de los músicos que figuran en los créditos, con independencia del instrumento que tocan, tienen detrás una carrera como ingenieros de sonido, lo que de algún modo convierte Variations en una especie de campo de pruebas. Un peso especial tuvieron, a mi entender, los teclistas Rod Argent y Don Airey, quienes, junto al propio Andrew Lloyd Webber, aportan el peculiar ambiente de sintetizador que caracteriza buena parte del trabajo.

Contraportada original.

Ya desde la intro notamos que la obra está fuertemente influenciada por algunos de los pioneros del sintetizador en los últimos años sesenta y los setenta. Me refiero a gente como Wendy Carlos, en cuyo clásico Switched-On Bach (1968) se inspiran hasta para la portada. También hay elementos importantes de Isao Tomita, y hasta del sonido más contemporáneo de la entonces emergente Yellow Magic Orchestra japonesa, en la que empezaba a despuntar Ryuichi Sakamoto. Personalmente, creo que el famoso sintetizador Moog se usa en varios fragmentos con un propósito más bien cómico por su peculiar sonido "retro", cosa comprensible si asumimos el contexto desenfadado y nada pretencioso del álbum.

Theme

Algunas de las piezas suenan un poco desfasadas hoy en día, pero en general hay un raro equilibrio entre los desarrollos de Moog y las guitarras eléctricas (escúchese el segundo corte) que le dan solidez, así como el violonchelo y algunos arreglos preciosistas (Variations 5 and 6 es bellísima). También puede percibirse sin mucho esfuerzo algo del estilo ópera rock de Jesucristo Superstar, una cierta manera de tocar las guitarras, algo en los arreglos. Empezaba diciendo que Variations es de los pocos álbumes en sentido estricto firmados por Lloyd Webber; pues bien, resulta que, aunque mucha gente no lo sabe, Jesus Christ Superstar (1970) fue inicialmente un álbum conceptual convertido después en obra teatral musical.

Variations 5 and 6.

Variations fue adaptado para violonchelo y orquesta, y en 1982 se utilizó parte de la obra en el musical de Lloyd Webber Song and Dance. No sabría decir si estamos ante un álbum seminal con importancia en la música posterior, pero desde luego la mayoría de críticas actuales son entusiastas. Para descubrir.
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