viernes, 22 de abril de 2016

The Alan Parsons Project - EVE


1. Lucifer (5:09)
2. You Lie Down with Dogs (3:47)
3. I'd Rather Be a Man (3:53)
4. You Won't Be There (3:34)
5. Winding Me Up (4:04)
6. Damned If I Do (4:50)
7. Don't Hold Back (3:37)
8. Secret Garden (4:41)
9. If I Could Change your Mind (5:49)

El grupo que mejor se ajustó a la fórmula clásica del "álbum conceptual" fue probablemente The Alan Parsons Project. Nacido como experimento puntual para el disco Tales of Mystery and Imagination. Edgar Allan Poe (1976), el dúo formado por Alan Parsons y Eric Woolfson obtuvo el suficiente respaldo del público como para continuar con su proyecto en una serie de trabajos de renombre, inspirados en distintas temáticas. Lo que sucede es que, si somos capaces de abstraernos un poco del placer que nos produce regresar a aquellas mimbres musicales tan imaginativas, no todos los álbumes de The Alan Parsons Project fueron igual de redondos. Eve (1979), pese a ser muy meritorio y contener momentos de genuina inspiración, es considerado como el trabajo más flojo de la formación en los años setenta.

Parsons y Woolfson.

Eve ("Eva"), surgió de la idea de realizar un disco conceptual sobre la mujer, idea quizá demasiado ambiciosa y difícil de enfocar dada su amplitud de posibilidades. Parsons y Woolfson se plantearon la composición de temas sobre mujeres relevantes de la historia, pero al final se quedó en una serie de canciones -y un par de instrumentales- que tratan sobre la imagen de la mujer ante la supremacía histórica masculina. Habría sido difícil colar un disco así en el contexto cultural de lo políticamente correcto existente en la actualidad, ya que Eve, de algún modo, va de perdonavidas y puede resumirse en una frase tipo "con lo falsas y sibilinas que son las mujeres, desde aquella traidora de Eva que la lió en el Edén, en el fondo no son tan malas". Ahí es nada.

Despliegue de portada y contraportada.

La portada, obra de Hipgnosis (habituales en las portadas de Pink Floyd y otros muchos) parece incidir en este lado oscuro de lo femenino. 

Las críticas que puedan hacerse al disco desde lo ideológico no son tampoco la razón por la que es considerado un trabajo flojo. Aquí lo que pesa es un evidente abandono de las líneas clásicas del progresivo-sinfónico de títulos anteriores, con estructuras mucho más convencionales a la hora de componer las canciones, menos arriesgadas, consiguiendo que los temas queden muy atados a un sonido pop algo acartonado para los gustos actuales. Eso no quita que haya momentos excelentes como el prólogo instrumental Lucifer (primer single número 1 en listas del grupo, compuesto por el menos productivo Parsons) o las canciones You Won't Be There y Damned If I Do, seleccionadas en algunos recopilatorios. Tampoco está nada mal el segundo instrumental, Secret Garden, aunque su sonido no es tan característico de la formación como el primero.

Lucifer

Otra premisa que no se mantuvo del todo fue la participación de voces femeninas en todos los temas. Al final, solo escuchamos a las vocalistas Clare Torry y Lesley Duncan en Don't Hold Back e If I Could Change your Mind respectivamente. Con la excepción de algún que otro coro, predominan en el disco los cantantes masculinos, destacando sobre todo Chris Rainbow, que contó con algún éxito propio en la época y siguió colaborando con el Project hasta la disolución de éste, a finales de los ochenta.

Winding Me Up

You Won't Be There

Es uno de los últimos discos de The Alan Parsons Project que he escuchado, y pese a que estoy más o menos de acuerdo con las críticas, la verdad es que me suena bien. Vale que alguna de las canciones podría haber encajado en algo tipo Xanadú, con colorines y sobre patines, pero los buenos momentos compensan por los no tan buenos y la impresión final es positiva. Siempre podemos recordar que la banda llegaría a uno de sus más grandes momentos poco después, con The Turn of a Friendly Card (1980), de modo que Eve puede verse como una valiosa obra de transición.

domingo, 10 de abril de 2016

David Roa - SEAMPHONIK


1. Atlantik (2:36)
2. Lighthouse (4:09)
3. Seascore (1:00)
4. Ghostship (3:06)
5. Sirens (2:24)
6. Blueness (3:58)
7. Aquasphere (3:20)
8. Drowned (5:35)
9. Oceland (2:15)
10. Thalassa (4:14)
11. Waterclock (1:45)
12. Nautilus (3:38)
13. Abyssal (2:50)

Después de un mes de inactividad bloguera, tiempo dedicado a realizar pequeñas tareas domésticas que tenía pendientes, regresamos (para retomar el ritmo habitual, o eso espero) con un álbum de reciente aparición que no podemos dejar de reseñar en esta página. Por muy buenos motivos.

El primero es el entusiasmo con el que su autor, David Roa, ha estado hablando de este proyecto desde hace años, prácticamente desde los tiempos en que publicamos una reseña de su anterior Ochonoches. El segundo motivo, y en resumidas cuentas el más importante, es el placer que sigue proporcionándonos -a veces se diría que cada vez más- a muchos la escucha de un buen disco conceptual instrumental bien trabajado, cocido a fuego lento y cargado de imaginación.

Una promo del álbum.

Seamphonik, que es un juego de palabras entre sea ("mar") y symphonic ("sinfónico") es como el álbum de fotos de un largo viaje musical por el océano, sobre las olas cabalgadas por surfistas, en las arenas soleadas de la costa, con submarinistas que se mueven entre campos de coral, con pescadores que faenan en la tormenta, en los abismos silenciosos donde no llega la luz. Quienes vivimos cerca del mar y podemos disfrutar de su influyente presencia sabemos de esa cualidad que tiene para evocar sensaciones que asociaremos con aquel día de playa, con aquella vez que navegamos en un barco. En más de un momento, Roa consigue arrancar estos destellos sensoriales de nuestra memoria con su mezcla de chill out y ambient en sentido amplio, manejando una paleta musical variada que explora distintos aspectos de lo marino.

Contraportada

El álbum se abre con Atlantik, un sorprendente prólogo que arranca con sampleados de voces por radio y que se desarrolla con un potente ritmo urbano más o menos trip hop. Seamphonik se expande ante nuestros oídos con Lighthouse ("Faro"), en la que se despliega una elegante electrónica de corte melódico y cósmico. Seascore ("Partitura marina") es un tema muy interesante y atmosférico gracias a su melodía al piano, aunque tal vez esté planteado como una pieza de transición, dada su relativa brevedad. Creo que se le podía haber sacado más jugo. Ghostship ("Barco fantasma") busca un ambiente misterioso más que terrorífico, acentuado por una voz lírica femenina y unos estáticos arreglos de cuerda. Una maravilla absoluta es Sirens, que irradia luminosidad y placidez, y que juega con una sutil melodía y una instrumentación que recuerdan para bien a aquel álbum de Vangelis titulado Oceanic

Sirens

Blueness ("¿Azulidad?") tiene alma ochentera, casi como si estuviese a punto de convertirse en alguno de aquellos temas para sintetizador/secuenciador del dúo Azul y Negro, aunque después evoluciona hacia algo más contemporáneo. Aquasphere ("Esfera acuática") se desarrolla entre sutiles variaciones en sus arreglos e instrumentación, aunque su textura de base recuerda bastante a la nerviosa melodía de teclado de Tubular Bells. La gran excepción estilística del álbum es Drowned ("Ahogada"), un sensual tema cantado en inglés y castellano por la vocalista Naiah, que funciona de maravilla a la hora de expandir las miras creativas del conjunto del trabajo y aportarle otro de sus efectivos momentos de pausa. 

De nuevo con una inspirada melodía al piano como protagonista, vuelve a mover nuestra imaginación la estupenda Oceland. Muy atmosférica y original es Thalassa, con una ambientación densa, subacuática tal vez, hilvanada por unos cánticos exóticos femeninos y un ritmo muy lento. Waterclock ("Reloj de agua") tiene espíritu de caja de música y un desarrollo discreto que vuelve a lograr un clima inquietante y envolvente. Nautilus es intensa e inteligente, apoyada en una base rítmica vibrante, y ya llevamos unos cuantos ejemplos perfectos de creación de espacios sonoros. Como gran final, Abyssal posee resonancias de banda sonora de cine, pura épica desbocada sin necesitar fanfarrias ni estridencias.

Abyssal

Con Seamphonik, Roa se reivindica a sí mismo como uno de los más eficientes y meritorios compositores jóvenes de nuestro país, al menos hasta donde alcanza mi conocimiento. Como tantas veces, es una pena que este tipo de música no cuente con los medios de difusión necesarios para que haya más público que llegue a conocerla y disfrutarla como merece. En cualquier caso, y aunque quede mucho camino por andar -o desandar- para expandir las miras musicales mayoritarias, de momento iré recomendando Seamphonik a todos los connoisseurs que se pasen por aquí. Y que se corra la voz.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...