jueves, 4 de septiembre de 2025

Nueva edición de "Amarok" en vinilo: el sacacuartos por antonomasia.

Si prácticamente cualquier edición revisada, remasterizada y con nuevo diseño  de portada que se publica actualmente va destinada a complacer sólo al coleccionista, el nuevo lanzamiento de Amarok de Mike Oldfield se tira de cabeza a hacer las delicias de los afectados por el síndrome de Diógenes. Debe ser ínfima la cantidad de compradores de este ítem que verdaderamente le quiten el plástico y lo pongan a girar en el tocadiscos. ¿Y por qué? Porque Amarok (1990) es un álbum ideado desde el minuto uno para ser escuchado de un tirón. Es un único tema musical de 60 minutos sin interrupción, ideado así adrede por varios motivos, que se ajustaba perfectamente al formato físico dominante cuando salió a la venta (sí, el CD) y que hoy también puede disfrutarse de manera parecida en versión digital (mp3, flac, etc.).

La cosa.

No se les ha ocurrido mejor idea que lanzar Amarok en LP y a media velocidad, con lo que la pieza original de una hora queda troceada en cuatro cachos, o sea, en dos vinilos. Se supone que Mike Oldfield en persona ha dado el visto bueno, pero no veo a este hombre amarrando el velero y bajando por la pasarela hasta el puerto para rubricar la mutilación de su obra. Si ya fue todo un atraso la primera versión en vinilo, en la que hubo que partir Amarok por la mitad, el nuevo invento es un despropósito. ¿Qué tal un lanzamiento en Bluray, Dolby Atmos, surround 5.1 o algo por el estilo, si de verdad querían celebrar el 35 aniversario del álbum con algo que mereciese la pena?

Como gancho para el fan acrítico, la publicidad promete arte conceptual expandido. Si está en la línea del nuevo título en la portada, que tira por tierra aquella tipografía que parecía formada por piezas de metal reales en favor de una horterada digital feísima, por mí se lo pueden ahorrar. La moda del vinilo se nos ha ido de las manos, y es que una estupidez como la que nos ocupa apenas puede justificarse como una broma anti-establishment en la línea de lo que supuso el propio Amarok a nivel compositivo. Sólo falta que un audiófilo analice el vinilo una vez se publique y descubra que, como tantas otras veces, no es más que un "transfer" de la versión digital del álbum.

martes, 2 de septiembre de 2025

Camel - MUSIC INSPIRED BY THE SNOW GOOSE

 
 
1. The Great Marsh (2:02)
2.  Rhayader (3:01)
3. Rhayader Goes to Town (5:19)
4. Sanctuary (1:01)
5. Fritha (1:19)
6. The Snow Goose (3:11)
7. Friendship (1:43)
8. Migration (2:01)
9. Rhayader Alone (1:50)
10. Flight of the Snow Goose (2:40)
11. Preparation (3:58)
12. Dunkirk (5:19)
13. Epitaph (2:07)
14. Fritha Alone (1:04)
15. La Princesse Perdue (4:43)
16. The Great Marsh (1:20)

Una de las bandas más "de culto" del rock progresivo es Camel. No es tan archiconocida como Genesis, King Crimson y Yes, pero sus seguidores la ponen siempre en lo más alto del escalafón del género en cuanto a calidad se refiere. Sin menosprecio de otros trabajos emblemáticos que todavía no conozco, he querido que el primer álbum de Camel que tengamos por aquí sea Music Inspired by the Snow Goose (1975), que este año cumple su cincuenta aniversario. Menudo año fue aquel.

Camel, de izquierda a derecha y de arriba abajo: 
Andrew Latimer, Peter Bardens, Andy Ward y Doug Ferguson.

Al parecer, en el disco anterior de Camel, titulado Mirage (1974), se incluía un tema inspirado en El señor de los anillos que tuvo mucha aceptación. Esto animó a la banda a realizar un álbum completo inspirado en un libro. El elegido fue la novela corta El ganso de las nieves (1941), de Paul Gallico, una historia de amistad entre un artista solitario y una muchacha ambientada en la ofensiva alemana sobre Inglaterra durante la Segunda Guerra Mundial. Según he leído por ahí, Gallico, que era anti-tabaco, se opuso a que el álbum se titulase exactamente igual que su libro por un motivo interesante: la banda Camel no sólo tenía el mismo nombre que una marca de cigarrillos, sino que en varias ocasiones empleó en sus portadas la misma tipografía que aparecía en las cajetillas. Es por eso que el título fue Music Inspired by..., de la misma manera que The Alan Parsons Project tuvo que quitar la coma de I, Robot para su álbum conceptual sobre los relatos de Asimov.

 
Rhayader

La aproximación a la novela es parecida a la de otros álbumes conceptuales que han pasado por aquí, el más reciente de ellos A Celtic Tale: The Legend of Deirdre. Se trata de una serie de piezas musicales cortas que funcionan a modo de "banda sonora" del libro en cuestión, buscando más una recreación de ambientes y sensaciones que una narración que pueda seguirse independientemente. Lo cierto es que sorprende que un disco instrumental tan dulce y meditativo sea obra de una banda de rock que además estaba en un momento fuerte de su trayectoria. Sólo en los años setenta se hacían estas cosas y, encima, se vendían bien y la crítica daba el visto bueno.

 
 The Snow Goose

Hay rock en The Snow Goose, aunque mezclado con arreglos orquestales, en ocasiones dando el protagonismo a instrumentos solistas muy diversos, desde el oboe a la guitarra acústica. Supongo que a esto es a lo que llamaban con pleno acierto rock sinfónico. Y algunos temas son puramente experimentales, como las versiones de introducción y de cierre de The Great Marsh o el tema correspondiente a la evacuación de Dunkerque (Dunkirk), casi cinematográfico. Se considera que Camel tenía pie y medio en lo que se conocía como Escena de Canterbury, y esto se refleja en el toque jazzístico de temas como Rhayader -cuya flauta recuerda un poco a Jethro Tull- y en la pátina bucólica, muy británica, del conjunto de la grabación. Hay algún detalle curioso, como cuando Doug Ferguson agita un abrigo tipo parka junto al micrófono en el tema Epitaph para simular el sonido de aleteo del ganso.

 
 Epitaph

Los componentes de Camel eran entonces los que hoy se consideran su formación clásica: Andrew Latimer (guitarras, flauta y voz), Peter Bardens (teclados de todo tipo), Doug Ferguson (bajo) y Andy Ward (batería y percusiones). Bardens y Latimer figuran como compositores de este trabajo en particular, y participan también en el álbum la London Symphony Orchestra y David Bedford como director y en los arreglos. Se volvieron a unir estos últimos a Camel para la exitosa presentación del disco en el Royal Albert Hall en octubre del mismo año, cuya grabación posteriormente ocuparía uno de los dos vinilos del doble álbum en directo A Live Record (1978).

Portada de la versión de 2013.

El álbum que nos ocupa podría ser la obra más referencial de Camel, con permiso del posterior Moonmadness (1976) y el mencionado Mirage. Lo más interesante de la apuesta es que el álbum huye totalmente de la pomposidad de algunas obras conceptuales de su época. Nada de grandes fanfarrias ni de arranques de virtuosismo sin sentido. The Snow Goose es un trabajo sobrio y elegante, de gran madurez pese a que se trata sólo del tercer disco de la banda, lo que ayuda a que haya envejecido con plena dignidad. La nostalgia es poderosa, y en 2013 la formación actual de Camel (en la que sólo permanece Latimer) regrabó el álbum al completo, con algunos pequeños retoques, en esta ocasión con el título reducido a The Snow Goose. No lo he escuchado todavía pero, según parece, el resultado fue excelente y debe merecer mucho la pena.

lunes, 28 de julio de 2025

El poder del "Triunvirato" (II)

Pienso que la primera dificultad para tratar de encontrar a artistas que "sucedan" (esto es, que lleguen a tener roles similares en la cultura popular) a los tres grandes es que no es fácil saber dónde buscar, más que nada porque el mundillo de la música digital autoeditada es tan vasto y carente de asideros como el océano mismo, y porque la industria musical convencional ha compartimentado muchísimo los géneros y subgéneros. 

En última instancia, la forma de hacer llegar la música al público es mediante estrategias de mercado, y hoy tenemos un montón de etiquetas bajo las que se ofrecen productos en lugares como Spotify. En el caso de la música instrumental de ámbito popular, el etiquetado múltiple viene desde finales de los años ochenta y primeros de los noventa, cuando esa música que nos gustaba empezó a llamarse de maneras diversas según matices no siempre tan claros: ambient, minimalismo, new age, electronic music/electrónica, chill out, drone, world music, downtempo, jazz fusión, folk fusión, soft jazz, neoclásica, neorromántica, etc. Yo mismo utilizo muchos de estos términos como etiquetas en las entradas, por hacer más fáciles las búsquedas.

Pasamos de la dificultad de definir estilos de música que son previos a la diversificación del panorama, y mucho más libres (como los del Triunvirato), a otro contexto en el que la inmensa mayoría de los músicos que beben del Triunvirato deciden conscientemente adherirse a los subgéneros, a uno o dos a lo sumo. Hace tiempo que acabó el ecumenismo.

Es más, dos de los miembros del propio trío de ases, a partir de cierto momento de sus trayectorias, empezaron a sentirse cómodos también bajo el paraguas de esos subgéneros que en sus mejores años les habrían quedado estrechos. Aunque sólo fuese momentáneamente. Jarre entró de lleno en el eurodance mientras que Oldfield publicó álbumes autoproclamados como chill out. Para muchos seguidores de ambos, además, esto supuso una decepción, teniendo en cuenta que en nuestra mente habían representado lo contrario de todo aquello, casi desde una perspectiva moral.

Nada impide que de repente aparezca un renovador (¡O renovadora!) ecléctico de talla internacional que vuelva a difuminar las barreras entre etiquetas, pero no parece la tendencia natural, imitadores confesos aparte. En realidad, muchos artistas hoy en auge que admiten de algún modo seguir los pasos del Triunvirato parecen estar mucho más influidos por la etapa de -digamos- decadencia de sus ídolos que por aquella otra que los aupó al estrellato. 

Me resultaría difícil identificar como sucesor a alguien que siga los pasos del Jarre DJ, del Oldfield ibicenco o hasta del Vangelis sinfonista con soprano. Eran (son) artistas muy completos con un rango compositivo amplio, virtuosos en la ejecución con sus instrumentos, sorprendentes en la producción, rupturistas en las formas pero siempre comprensibles para el no iniciado, impactantes en lo visual, capaces de equilibrar lo electrónico y lo acústico... Demasiadas cosas a la vez.

La última cuestión que se me ocurre es también fundamental: ¿Para qué queremos sucesores para el Triunvirato? Nadie nos va a quitar sus discos, que además van adquiriendo una vigencia renovada con los años como clásicos, por no mencionar que los tres poseen discografías muy largas a las que puede añadirse todavía una cantidad respetable de material hoy inédito. 

Creo que la aparición de sucesores me resultaría ilusionante más por lo que ello tendría de sintomático respecto a la música actual que porque de verdad necesite nuevos ídolos a los que seguir. La cantidad de prejuicios sobre la música instrumental (hoy marginal para el público masivo si exceptuamos la de baile y algunas BSOs de cine) que caerían hechos añicos si emergiese una figura de esa talla haría que valiese la pena la espera, incluso a sabiendas de que difícilmente este nuevo -o nueva- gurú pueda hacernos olvidar a los tres grandes.

jueves, 24 de julio de 2025

El poder del "Triunvirato" (I)

A raíz del reciente concierto de Jean-Michel Jarre en Sevilla, pude leer un interesante artículo enlazado en una entrada de los fans del músico en Facebook. Está aquí. Se trata de una crítica del concierto y al mismo tiempo de una reflexión sobre el estado de las cosas en este tipo de música. Lo de "este tipo de música" que conste que lo digo yo, porque echar en el mismo saco a Jarre, a Mike Oldfield y a Vangelis (el "Triunvirato") es arriesgado. 

Son hombres y europeos los tres, artistas generalmente instrumentales y superdotados para la melodía, calificados a menudo como genios por lo innovadoras y a la vez accesibles que fueron en su momento sus propuestas musicales, y por supuesto un poco "raras avis" al no casar sus obras con lo habitual en la cultura pop. No sé si son tantas cosas en común.

Lo que se dice echarlos al mismo saco, me temo que sí, que los echamos. Y somos nosotros, los seguidores de estos artistas, los que lo hacemos, porque en realidad lo que los une es algo que ha estado siempre más en nuestra cabeza que en la realidad objetiva: hacen unas músicas que nos gustan, que tocan una fibra muy especial. No sé si los aficionados a algún género musical muy alejado también harán "paquetes" de artistas parecidos a los que tener como referencia.

Jean-Michel Jarre

Llevo escuchando al Triunvirato desde los primeros años noventa, y posteriormente 16 años indagando para aportar información a este blog. Puedo aplicarme aquello de que más sabe el diablo por viejo que por diablo, aunque no voy de erudito por la vida, y he tenido tiempo de reflexionar largo y tendido sobre el porqué de la adoración que sentimos muchos hacia la música de estos señores.

No vale decir que "nos hemos criado" con ellos, ya que algunos (yo mismo) los conocimos ya creciditos y en etapas tardías de sus carreras. No vale tampoco lo que alguna vez he leído, que son artistas de rock progresivo, porque dudo mucho que lo sean salvo muy ocasionalmente. En realidad, ni siquiera los fans del progresivo tienen del todo clara una definición del género. ¿Y por qué ellos y no otros? Nos encantan Tangerine Dream, Alan Parsons, Enya, Klaus Schulze y demás, pero casi siempre los ponemos un escalón o dos por debajo.

Me he planteado si es alguna clase de condición peculiar nuestra, que a lo mejor tenemos algo de inadaptados, de frikis solitarios, de soñadores, de culturetas. Y después he conocido a otros fans que describen sus experiencias musicales con las mismas palabras que usaría yo, y que no tienen ninguno de estos "problemas" que, en mi hipocondría, he creído sufrir. Personas totalmente diferentes entre sí y distintas a mí en casi todo.

Mike Oldfield (Fin Costello - ©Redferns)

He llegado a pensar, y pido perdón por adelantado, que igual es música para simplones, que tal como se etiqueta hoy en día en muchos ámbitos sólo es música ligera ("light music"), de ascensor, relajante, intrascendente, pomposa cuando creo que es grandiosa, sensiblera cuando la juzgo sensible, melodías sin más valor que un jingle publicitario o un tono para móvil, que apenas destacan por tener un alto nivel de producción que me cautiva porque no tengo la capacidad suficiente para apreciar lo que haría un sesudo poeta cantautor de los de voz y guitarra, o un virtuoso del jazz más sibarita.

Me libro de estos pensamientos oscuros escuchando música pop convencional y comprobando cómo, acostumbrado a la riqueza y complejidad artísticas de la clase de música que comentamos aquí, puedo verle las hechuras de cartón y plastiquillo a casi cualquier producto de moda, incluso si goza de cierto prestigio. No pretendo traspasar el carnet de tonto al aficionado a otra música (en realidad, hay muy pocos estilos que me generen verdadero rechazo), pero tampoco creo que los seguidores del Triunvirato lo merezcamos.

Y para terminar esta primera reflexión, mencionaré que hay algo preocupante en esta fidelidad acérrima al Triunvirato: que tras 50 años largos de carrera, ninguno de los tres parece tener sucesores a la vista, al menos sucesores que hayan brillado más allá de un destello puntual previo al olvido. O peor todavía, que a lo mejor esos sucesores son tan buenos como nos gustaría pero llevan ya tiempo ahí afuera y no sabemos encontrarlos. O el colmo de lo terrible, que sí que los tenemos delante pero nos falta el valor de darles esa oportunidad que tanto ellos como nosotros necesitamos.

Vangelis Papathanassiou

Seguiremos con la reflexión, a ver dónde nos lleva.

lunes, 30 de junio de 2025

Jean Michel Jarre - HONG KONG

CD 1

1. Countdown (1:37)
2. Chronologie 2 (6:37)
3. Chronologie 3 (5:46)
4. How Old Are You? (1:17)
5. Equinoxe 4 (4:46)
6. Souvenir of China (4:43)
7. Que'st-ce-que l'amour? (0:52)
8. Chronologie 6 (5:10)
9. Chronologie 8 (4:49)
10. Where Are You Going? (0:52)
11. Oxygène 4 (4:32)

CD 2

1. Hong Kong Hostess (0:35)
2. Fishing Junks at Sunset - Part 1 (6:09)
3. Fishing Junks at Sunset - Part 2 (5:31)
4. Sale of the Century (1:18)
5. Digi Sequencer (6:07)
6. Magnetic Fields 2 (6:31)
7. Band in the Rain (Unplugged) (2:26)
8. Rendez-Vous 4 (6:23)
9. Chronologie 4 (6:35)

Ni siquiera tenían que poner el nombre completo en la portada; te plantaban un JARRE bien grande, unas letras chinas potentes y unos rayos láser rojos y ya sentías un hormigueo en el escroto. Hong Kong (1994) es de cuando Jean-Michel Jarre era sinónimo de buena música y espectáculo garantizado, un álbum que, si bien no era el colmo de la innovación dentro de la trayectoria de su autor, querías tener en tu colección sí o sí.

 
Jean Michel Jarre en el libretillo del CD desplegado, a modo de póster.

Y el caso es que ya desde el título te estaban engañando, porque la inmensa mayoría del doble CD corresponde a música que ni siquiera se grabó en dicha ciudad. El evento que inspira el título al álbum fue la inauguración del Estadio de Hong Kong en 11 de marzo de 1994, para la que Jarre fue invitado a ofrecer uno de sus shows megalómanos. No obstante, aquellos fastos estuvieron enmarcados en las numerosas celebraciones mediáticas que señalaban el inminente traspaso de poderes de las autoridades británicas hongkonesas a las de la República Popular de China en 1997, dejando atrás la ciudad su régimen especial -más democrático, más cosmopolita- dentro del aparato económico y político del régimen fundado por Mao. Imagino que gran parte de la población no estaría por la labor de celebrarlo, pero si Jarre venía a tocar a tu ciudad había que ir a verlo. Las entradas se agotaron en menos de 48 horas.

Despliegue del libreto tipo póster, por el otro lado.

En la elección del título del álbum, seguramente se quiso jugar con el hecho de que los conciertos en China de 1981 formaban ya parte de la mitología de la música electrónica, y alguien supuso que un álbum que sugería el regreso de Jarre a China debía vender un trillón de ejemplares. La verdad desnuda es que casi todos los temas que componen el doble trabajo se grabaron durante la gira Europe in Concert, la primera de Jean-Michel en toda su carrera. Uno de los conciertos, el de Barcelona, fue editado para su venta en VHS, y quizá por no repetir título se acudió al evento de China, en el que el repertorio fue parecido, para editar el que, a fin de cuentas, fue el álbum que reflejó aquella gira.

Portada del VHS de la gira, con el diseño del póster original.

Europe in Concert, que comenzó con un espectacular concierto en el Mont Saint Michel de la costa francesa, recorrió Europa -creo que no pasó por los países escandinavos- con el reciente éxito del álbum Chronologie (1993) como columna vertebral de los espectáculos de luz y sonido que todos habremos visto alguna vez. Hasta entonces, Jarre había ofrecido muchos conciertos en lugares emblemáticos, normalmente para celebrar efemérides puntuales, y esta fue la primera vez que adoptó un modelo "portátil", repetible de ciudad en ciudad. Creo que el formato de los shows se diseñó con buen criterio, ya que la espectacularidad de la gira fue evidente.

 
Rendez-Vous 4, en Barcelona.

Por supuesto, este álbum recoge, estando el concepto centrado en China, una estupenda versión del clásico Fishing Junks at Sunset que sí se grabó en Hong Kong, y otra de Souvenir of China también registrada allí, pero que se mezcla con grabaciones del mismo tema en el concierto de Paris-La Défense de 1990. Lo demás es todo de la gira europea, incluyendo un único tema que no ha aparecido en ningún disco de estudio, Digi Sequencer. El álbum contiene varios cortes con voces y efectos sonoros, supongo que del evento de Hong Kong, aunque es difícil considerarlos como verdaderas piezas musicales. El orden de las pistas en el disco no se corresponde ni con el repertorio de la gira ni con el del concierto hongkonés en particular, por lo que entendemos que se buscó la experiencia musical doméstica más que la fidelidad a los conciertos.

 
Digi Sequencer

Sobre la calidad del sonido hay poco que objetar: es excelente, bastante mejor que la del -en comparación- modesto Destination Docklands (1989), su anterior obra en directo. Y la selección de temas convierte Hong Kong en prácticamente un recopilatorio de lo más popular de Jarre hasta aquel momento. Por eso mismo es difícil destacar qué temas me gustan más, porque hay muchísimo donde elegir. Me quedaría, por no eludir la cuestión, con la versión de Rendez-Vous 4, por su tratamiento rítmico muy pop en el mejor sentido de la expresión, y porque la aportación que hace aquí a la guitarra eléctrica Patrick Rondat es estupenda. De hecho, Rondat añade un elemento nuevo, fresco, a gran parte de los temas sin resultar invasivo, subrayando sólo los momentos que tiene que subrayar (fijémonos por ejemplo en el tramo final de Chronologie 2) y sin que la esencia electrónica y cósmica del Jarre clásico quede adulterada. También hay un magnífico trabajo de percusiones en la intro expandida de Chronologie 4, un fin de fiesta por todo lo alto con el último gran éxito de Jarre.

 
Chronologie 4

La especulación sobre qué temas son un puro playback o cuáles interpretó allí de verdad (en Hong Kong o donde fuese) me temo que es café para los muy cafeteros. Si alguien lo sabe con certeza, que lo ponga en los comentarios y lo añado con gusto a esta reseña para que quede constancia. Después de haberlo escuchado últimamente, creo que las melodías principales de los temas -casi todas, al menos- sí que se interpretaron en directo de verdad, como lo fueron por supuesto la mencionada guitarra eléctrica, el bajo, las percusiones acústicas y las voces corales. Junto a Jarre, intervienen en los temas otros tres teclistas (incluyendo el habitual Francis Rimbert), por lo que no debió ser necesario tirar de pregrabaciones. Pero quién sabe.

 
Contraportada del CD doble.

El álbum doble original fue publicado nuevamente en 1997 en un solo CD, recortando el Fishing Junks at Sunset y alguno de los temas de transición, y por ahora creo que es el único disco oficial de Jarre que no ha sido objeto de reedición en los últimos años. Tanto la edición en 1 CD como en 2 CDs son fáciles de encontrar en eBay y similares, normalmente de segunda mano, pero no los busques en tiendas normales.

jueves, 26 de junio de 2025

1492 de Vangelis se reedita este verano con material extra.

El 29 de agosto se publicará la BSO de la película de Ridley Scott, a cargo de Vangelis, en un doble vinilo de color amarillo. También se reeditará la versión en CD, en este caso con dos temas extras que no estarán -parece- en la versión en vinilo: Line Open y Landscape, que en su momento se publicaron en el CD single de Conquest of Paradise. Line Open estuvo en un recopilatorio posterior, pero Landscape sigue siendo relativamente desconocida. Por el momento no conocemos otros detalles de la edición, pero prestaremos atención porque estamos ante uno de nuestros discos favoritos del griego inmortal.

 
Line Open y Landscape.

lunes, 23 de junio de 2025

Kronos Quartet - KRONOS QUARTET PERFORMS PHILIP GLASS

 

1. String Quartet No. 5: I (1:11)
2. String Quartet No. 5: II (2:59)
3. String Quartet No. 5: III (5:28)
4. String Quartet No. 5: IV (4:38)
5. String Quartet No. 5: V (7:44)
6. String Quartet No. 4 (Bukzak): I (7:59)
7. String Quartet No. 4 (Bukzak): II (6:23)
8. String Quartet No. 4 (Bukzak): III (8:49)
9. String Quartet No. 2 (Company): I (2:11)
10. String Quartet No. 2 (Company): II (1:36)
11. String Quartet No. 2 (Company): III (1:33)
12. String Quartet No. 2 (Company): IV (2:13)
13. String Quartet No. 3 (Mishima): 1957 - Award Montage (3:31)
14. String Quartet No. 3 (Mishima): November 15 - Ichigaya (1:23)
15. String Quartet No. 3 (Mishima): 1934 - Grandmother and Kimitake (2:44)
16. String Quartet No. 3 (Mishima): 1962 - Body Building (1:41)
17. String Quartet No. 3 (Mishima): Blood Oath (3:14)
18. String Quartet No. 3 (Mishima): Closing (3:00)

Y hablando del más popular de los minimalistas, tenía ganas de traer por aquí al Kronos Quartet, una de las formaciones de referencia en la interpretación de la obra de Philip Glass. El Kronos Quartet es un cuarteto de cuerda surgido en Seattle (Washington) a comienzos de los setenta pero afincado en San Francisco. Ha tenido un buen número de componentes lo largo de todos estos años, pero sólo su fundador David Harrington permanece con ellos desde el principio hasta la actualidad. La música clásica contemporánea y el cuarteto siempre han mantenido una relación íntima, tanto que en muchos casos se han compuesto obras específicamente para ser interpretadas por ellos. Tampoco han evitado colaborar con artistas del mundo del folk y de la música popular, por supuesto, desde Bob Dylan hasta Frank Zappa, pasando por Björk, Paul McCartney o Nine Inch Nails.

 
Fotografía promocional tipo tarjeta de recuerdo.

El disco que hoy traemos es de 1995. El propio Philip Glass explica que, cuando un compositor afronta la escritura de un cuarteto para cuerdas, tiene tendencia a tomárselo mucho más en serio que obras de otro tipo, consiguiendo -según él- que la obra terminada tenga una carácter muy personal respecto a la identidad musical del autor. De alguna manera, podemos estar de acuerdo en que una partitura para orquesta sinfónica siempre puede quedar elegante, resultona, a poco que tenga los ingredientes más básicos, mientras que las piezas, digamos, de cámara exigen más calidad en la composición al ir más "desnudas", carentes del efectismo rutilante de la gran orquesta.

Este álbum contiene cuatro cuartetos distintos de Glass, los números 5, 4, 2 y 3, el último de los cuales corresponde a música compuesta para la película Mishima (1985), reestructurada por el compositor como obra para cuarteto. En la página oficial del Kronos Quartet, Philip Glass admite que el número 5, con el que comienza en disco, fue un intento de componer un cuarteto de cuerda con una actitud despreocupada y orientado a darle "musicalidad", que él mismo entiende que al final es "la cuestión más seria de todas".

 
String Quartet No. 5: V

Aparte de los cortes correspondientes a Mishima, que al final llaman la atención porque son territorio conocido, me quedo con el primero de los cuartetos, el número 5, muy expresivo y con unas texturas musicales muy ricas. Por ahí he leído a alguien que afirma que le recuerda al estilo de Michael Nyman, y es verdad que tiene a ratos ese toque barroco del británico, aunque el efectismo de piezas como el quinto movimiento (y quinto corte del álbum) es Glassiano al 100%. Puede recordar más a Nyman en su faceta de autor de BSOs de cine que en su vertiente más cercana al folk. El segundo cuarteto incluido aquí, el número 4, dedicado al pintor Brian Buczak, es en general solemne aunque contiene fragmentos con mucho nervio. Y el tercero, el número 2, que se titula Company al estar compuesto para una obra de teatro de Samuel Beckett del mismo nombre, es breve, relativamente contenido y más o menos medidativo.

 
String Quartet No. 4 (Bukzak): III

Siempre podemos plantearnos qué tiene de especial una interpretación del Kronos Quartet que no pueda aportar cualquier otro ensemble de prestigio, y escuchando el álbum comprobamos que no solamente hay un perfecto entendimiento mutuo entre Glass y los intérpretes (entre otras cosas, porque el Kronos ya había interpretado total o parcialmente alguno de los cuartetos), sino que éstos consiguen que una serie de piezas que -en otras circunstancias- quizá no llegarían más que a unos cuantos oyentes sibaritas, al final resulten muy accesibles para públicos relativamente amplios por la perfecta, virtuosa, colorista, extraordinariamente dinámica ejecución de las mismas. Apunta nuestro siempre referencial Mike Shooter en su fantástico blog La voz de los vientos que el álbum se grabó en el estudio del Rancho Skywalker de George Lucas, lo que asegura una calidad sonora importante. Recordemos, queridos frikis, que Lucas y Glass ya habían tenido contacto, directo o indirecto, al ser el primero productor de la citada Mishima y de Powaqqatsi (1988), ambas con música del segundo.

Contraportada de la edición en vinilo.

El Kronos Quartet que grabó este álbum estaba formado entonces por David Harrington y John Sherba a los violines, Hank Dutt a la viola y Joan Jeanrenaud al violonchelo. Ejercen como productores -entre otros- el propio Philip Glass y su productor habitual Kurt Munkacsi. Todo queda en casa.

martes, 27 de mayo de 2025

Max Richter - IN A LANDSCAPE

 CD 1
 
1. They Will Shade Us with Their Wings (8:33)
2. Life Study I (0:46)
3. A Colour Field (Holocene) (2:25)
4. Life Study II (1:24)
5. And Some Will Fall (8:04)
6. Life Study III (1:04)
7. The Poetry of Earth (Geophony) (3:58)
8. Life Study IV (0:31)
9. Only Silent Words (2:16)
10. Life Study V (0:30)
11. Late and Soon (7:10)
12. Life Study VI (0:41)
13. Andante (2:33)
14. Life Study VII (1:01)
15. A Time Mirror (Biophony) (3:58)
16. Life Study VIII (0:42)
17. Love Song (After JE) (5:39)
18. Life Study IX (0:52)
19. Movement, Before All Flowers (4:17)
 
CD 2
 
1. And Some Will Fall (edit) (4:11)
2. The Poetry of Earth (Geophony) (edit) (3:39)
3. Late and Soon (edit) (3:19)
4.  Love Song (After JE) (edit) (4:41)
5.  Movement, Before All Flowers (edit) (3:39)

Entre el ramillete de compositores más o menos clásicos de corte minimalista que están de actualidad, uno de los más destacados es el británico de origen alemán Max Richter, sobre todo porque ha compuesto (y prestado) varias composiciones para películas que han tenido cierta repercusión. Su lista de colaboraciones con todo tipo de artistas es abultada, aunque destacamos su participación como pianista en varios trabajos de The Future Sound of London, de quienes comentamos un álbum hace años. In a Landscape (2024) es el último disco publicado por Max Richter en solitario hasta ahora.

Según él mismo explica, In a Landscape ("En un paisaje", título idéntico al de una obra de John Cage) recupera las ideas que ya había explorado en su anterior The Blue Notebooks (2004) sobre la conexión entre lo grandilocuente y lo íntimo, lo universal y lo personal, lo artificial y lo orgánico, etc. Richter formó parte de la banda de pianistas Piano Circus, en la que solían interpretar piezas de Philip Glass, Steve Reich y Brian Eno, entre otros, por lo que conoce bien el ámbito del minimalismo.
 
Max Richter en una imagen promocional.
(de la web de Deutsche Grammophon)
 
Esas piezas lentas in crescendo a base de cuerdas, melancolía desatada, me parecen muy similares entre sí. Siendo seguidor de Philip Glass, a quien un recién llegado juzgará sin duda alguna como repetitivo, entiendo que debería conocer más la obra de Richter para tener una visión más amplia de sus capacidades como compositor. Por el momento, In a Landscape no es una obra que me haya sorprendido demasiado, si bien me ha parecido bella y agradable.
 
In a Landscape se inicia con They Will Shade Us with Their Wings ("Nos darán sombra con sus alas"), una pieza que comienza con unas notas ominosas y que después se va construyendo con sutiles pinceladas de violín. Life Study I consiste en una grabación a lo música concreta de alguien caminando. A Colour Field (Holocene) es un poco más cálida, con un piano meditabundo al que se suma otro teclado. Life Study tiene como base y casi único sonido un canto de pájaros, algún sonido callejero/doméstico y una única nota repetitiva que apenas se hace notar hasta casi el final. And Some Will Fall ("Y algunos caerán") es un tema con regusto neorromántico con una melodía sencilla en bucle sobre la que se desarrolla otra, todo a base de cuerdas muy delicadas.

And Some Will Fall

El tercer Life Study parece recoger muy a lo lejos la voz de alguien por megafonía, amén de las de un grupo de personas un poco después, con una casi imperceptible capa de sonido electrónico. Quizá intente recrear el sonido de una estación de tren o similar. The Poetry of Earth (Geophony) mezcla teclado y cuerdas en otra pieza cálida y elegante. Lo que hay en Life Study IV debe ser alguna clase de ruido de maquinaria modificado electrónicamente hasta hacerlo inidentificable. Hay un importante cambio de espíritu en Only Silent Words, que parece una pieza propia de un álbum de William Orbit, envolvente pero sin un fin muy claro. Suena un piano lejano en Life Study V, como si nos llegase el sonido desde la ventana de otra casa. Y suena a pura tristeza Late and Soon. Absténganse depresivos.

Late and Soon
 
En Life Study VI hay una voz femenina, más pisadas, algún transporte a tres manzanas de distancia y más cosas de las que te obligan a subir el volumen para descubrir los detalles. No era Late and Soon la alegría de la huerta ni lo es el Andante del siguiente corte, esta vez con el piano solista como único instrumento. Más ruidos de pasos y melodías de dudosa procedencia en Life Study VII y nos vamos a A Time Mirror (Biophony), que se construye mediante el diálogo entre instrumentos de viento. Más sonidos fantasmagóricos en Life Study VIII y llegamos a una de las piezas más accesibles del álbum, Love Song (After JE), con una melodía bastante más compleja de lo escuchado hasta ahora. Terminamos con la inevitable Life Study IX, con más pasos y notas electrónicas en la distancia, y Movement, Before All Flowers, otra bonita y luminosa pieza que en algún momento recuerda a los momentos más íntimos de la Penguin Cafe Orchestra. El segundo CD presenta versiones editadas de algunos temas del primer disco.

Before All Flowers
 
En general, el minimalismo clásico anglosajón de finales del siglo XX tiene un punto de épica que siempre me ha atraído. Al estar construidas sus composiciones más prototípicas a base de notas muy simples y en bucle, son los pequeños cambios en la textura de las piezas los que logran el efectismo, el "prestigio" que diría un mago. Son temas impetuosos como las moles de hormigón de la arquitectura brutalista, a veces receptáculos de rabia como los cuadros impresionistas abstractos, y como al final resulta que la música es la más directa de las artes, la que menos artificio necesita para entrar directamente a nuestra mente/espíritu, no hay que estar entrenado para ser sensible a sus poderes. 
 
La música de Max Richter aquí contenida posee esa característica primaria de lo contemporáneo, del saber transmitir emociones con apenas dos pinceladas, que hace grandes a los consagrados del género. Pero se percibe que la fórmula de Richter puede hacerse monótona y que muchos movimientos de este In a Landscape daban para más. No sé si por no aumentar la duración de los mismos o por no romper la autoimposición de mantener una ambientación etérea, parece que más de una buena idea se queda en tierra de nadie. No tiene la expresividad de Glass ni el poder telúrico de Reich, ni el nervio de Nyman ni el preciosismo melódico de Mertens, pero tiene voz propia y puede que vaya a más con el tiempo. 
 
O sigo siendo yo quien debe seguir profundizando. Es muy posible.
 
La contraportada también es minimalista.
 
En In a Landscape, Max Richter toca el piano, el órgano Hammond y varias percusiones electrónicas, amén de programar el sintetizador. Otros músicos incorporan a las piezas saxofones tenor y barítono, violonchelo, viola y clarinete bajo. Es el primer álbum que ha grabado en su nuevo estudio Richter Mahr de Oxfordshire, que lleva su apellido y el de su esposa Yulia.
 
Al parecer, In a Landscape ha servido como punto de partida para una primera gira mundial de Richter, que -si no me equivoco- está teniendo lugar en estos momentos. 

miércoles, 7 de mayo de 2025

Pink Floyd en Pompeya: ruinas, morbo y cintas de vídeo.

Parece que la edición en audio del evento de Pink Floyd en las ruinas de Pompeya ha llegado al número 1 de las listas de ventas en Reino Unido y otro buen montón de países. Esto de las ventas ya no tiene mucho interés para la muchachada y los medios más urbanitas, que prefieren medir el éxito en términos de reproducciones en streaming (Spotify, YouTube o un sitio nuevo que apareció hace dos semanas y nosotros, la órbita boomer, no conoceremos hasta que haya pasado de moda), pero está claro que, tratándose hoy en día el mercado de venta de CDs y vinilos de una piscina de bolas para muchísimos mitómanos y coleccionistas con el síndrome de Diógenes, sigue teniendo mérito llegar a lo más alto. 

 "Uno de estos días te voy a cortar en trocitos".

Como ya sabéis, Pink Floyd lanzó la semana pasada una edición en doble vinilo, doble CD y Blu-ray con su famoso concierto de 1972, por primera vez oficialmente en formato de sólo audio y acompañado de la proyección de la película correspondiente en salas Imax durante unas días, para darle más relevancia en los medios. Lo de llamarlo "concierto" es hablar por hablar, primero porque sólo interpretaron in situ tres temas: Echoes, A Saucerful of Secrets y One of these Days, mientras que el resto de piezas incluidas en la película se grabaron en estudio y se montaron sobre imágenes de los muros caídos, los frescos, los mosaicos y los charcos humeantes de la ciudad romana arrasada por el Vesubio en el año 79 después de Cristo. Y segundo, es hablar por hablar, lo de "concierto", porque la actuación se grabó sin público. Se reconoce el valor del documento tanto por su originalidad como por dar testimonio del extraño viaje que transformó a los psicodélicos Pink Floyd en una banda de rock progresivo tan importante que muchos aficionados al género no se atreven a reconocerla como tal.. 

 El tráiler.

En su momento, la película se estrenó internacionalmente y debió tener cierta repercusión, ya que hasta los cines de España llegó en momentos políticos muy delicados. Después ha tenido algún reestreno en salas y numerosas reediciones domésticas en VHS y DVD, añadiendo y retocando cosas. A falta del ver el nuevo Blu-ray, que seguramente respetará la versión original, vi en su momento el DVD y me pareció que era una cosa para muy fans, café para los muy cafeteros, sobre todo porque contiene extensas entrevistas en un estudio de grabación que difícilmente pueden ser interesantes para el espectador casual. Lo más que podemos sacar de esta parte no pompeyana del filme es el hecho de que ya se escuchan fragmentos del que iba a ser el gran mito de Pink Floyd, The Dark Side of the Moon, pendiente de publicarse unos meses después. Escucho la nueva versión en audio (CD) mientras escribo y suena realmente bien, con algún agradecido alarde en el efectismo de la remezcla de Steven Wilson.

Portada de la edición en DVD.

Pero todo esto es un poco lo de siempre: una mezcla entre completismo de coleccionista, curiosidad de fan y consumismo puro. La infinita mayoría de compradores de alguno de los nuevos fetiches de PF lo escuchará una sola vez -o ninguna- y lo colocará en el estante como quien cuelga la cabeza de un ciervo sobre la chimenea, si acaso para contar alguna anécdota a las visitas y presumir de buen gusto. Los aficionados a la lectura también hacemos esto con los libros que más nos gustan, porque encontramos extrañamente gozoso ver de vez en cuando el lomo de aquella novela que tanto nos impresionó y sentirnos satisfechos, cual cerdo haciendo la croqueta en el barro, de tener tan bonita como inútil edición en la biblioteca. 

 En el estudio de grabación.

Con los formatos de audio pasa también algo curioso en la mente del aficionado. Sale una nueva edición de coleccionista por nosequé aniversario y parece que la que tenemos en casa pierde lustre. El estuche está viejo, el papelín arrugado, saqué el CD hace años y ahora no sé en qué otro lo metí (casi siempre está en un CD-rom pirata de Windows 95 o en un pack de rancheras de tu padre, búscalo ahí). ¿Por qué yo, hombre de bien y carente de otros vicios de los malos, no me puedo comprar otra vez esta cosa que ya tengo, ahora con algún tema extra, nueva portada, lavado sonoro para que suene más fresco y tal y cual, sólo por el gusto de verla ahí puesta en la leja? Pues eso, siempre picamos. Puede ser por nostalgia de aquellos años en los que encontrabas un CD en la tienda que tus amigos no tenían y se formaba un revuelo admirativo mientras te pedían amablemente una copia en casete.


Hablando de casetes: dos ediciones distintas en VHS.

Es el morbo de tener, de acumular y presumir de lo acumulado. No descartaría el peso que puede tener este vicio oscuro en la práctica imposibilidad de que un régimen colectivista llegue algún día a buen puerto en Occidente. Y parece que va a ir a más, entre quienes se van dando cuenta de que los productos culturales en streaming tienen una disponibilidad efímera y quienes no terminan de asumir que una cosa que está alojada por ahí, en algún lugar indeterminado al que puede acceder sólo bajo ciertas condiciones (una suscripción, fibra de alta velocidad, un reproductor apropiado), realmente es algo que no le pertenece. Hay un gusanillo consumista que los verdaderos aficionados al cine, a los libros y a la música necesitan aplacar, y que no descansará por mucho que hoy podamos reproducir casi cualquier cosa en la cochambrosa pantallita y los altavoces minúsculos del teléfono.

Roger Waters dándole al gong en el anfiteatro.

Prefiero no hablar, porque nunca ha sido mi estilo ni el del blog, del hecho de que tantísimas personas estemos encantadas de recuperar música de hace cincuenta años (incluso quienes tenemos menos) porque el 99% de lo que se publica hoy sencillamente no es para nosotros. Da para pensar que incluso chavales de 15 años empiecen a darse cuenta de lo mismo.

Me está encantando este nuevo-viejísimo CD de Pink Floyd. Va a quedar perfecto en el estante junto a los cinco o seis trastos anteriores que en algún caso no he sacado ni del precinto de fábrica. 

 Un fragmento de Echoes.

sábado, 26 de abril de 2025

Hergest Ridge, edición del 50 aniversario en Blu-ray.

Con muchos meses de retraso (el aniversario fue realmente en 2024), se publica una interesante edición de Hergest Ridge, el segundo álbum en solitario de Mike Oldfield, en una edición en doble vinilo y otra, limitada, en Blu-ray de audio.


La edición en vinilo es para coleccionistas acérrimos, ya que no contiene nada que no estuviese ya en la edición Deluxe de 2010: la versión original del disco de 1974 en un vinilo y la remezcla de 2010 en el otro.

El doble vinilo.

Más llamativa es la edición en Blu-ray. Es una tirada limitada bajo demanda, lo que quiere decir que sólo se fabricarán copias para atender a los pedidos que se realicen antes del 6 de mayo en SDE Shop. La fecha de salida de los pedidos es el 27 de junio.

El Blu-ray 

Lo que hace especialmente interesante el Blu-ray es que contiene todas las versiones de Hergest Ridge, algunas con diferencias muy notables entre sí. Por lo tanto, está aquí la que se publicó como parte del estuche Boxed (1976) con sonido cuadrafónico, y que durante casi tres décadas fue la utilizada en la versión en CD del álbum. Con la Deluxe de 2010, esta versión quedó fuera de circulación, hasta ahora.

miércoles, 23 de abril de 2025

Steven Wilson - THE OVERVIEW


1. Objects Outlive Us (23:17)
2. The Overview (18:27)

De ser bastante escéptico con la obra en solitario de Steven Wilson (The Raven that Refused to Sing, pese a que me despierta una sonrisa, me sigue pareciendo un collage no muy fresco de los grupos setenteros que todos conocemos), estoy pasando a respetar profundamente su trabajo, e incluso a ponerme de su lado cuando le atacan por cosas que me parecen injustas. Este The Overview (2025), su último trabajo publicado hace un par de semanas, parece que ha gustado. No obstante, lo atacan por no profundizar, por ser demasiado breve, por no parecerse (¡Ay!) a los grandes álbumes progresivos de los años setenta en los que se inspira, etc.

Steven Wilson en una imagen promocional.

Entiendo que quizá su anterior trabajo The Harmony Codex (2023) había despertado unas expectativas demasiado altas, y que se queda en tierra de nadie entre el experimento electrónico y el deseado regreso a las esencias del prog rock. No obstante, The Overview sí que me parece que da lo que promete. Es un trabajo conceptual que se inspira en la sensación que tienen los astronautas, al ver la Tierra desde el espacio, de lo pequeños que somos ante la grandeza inconmensurable del Universo. Wilson define esta música como un "viaje Kubrickiano". Está dividido en sólo dos suites al estilo vinilo, aunque es posible reproducirlo en streaming con una división en distintas pistas de cada uno de los temas largos.

Diseño para el álbum que aparece en los carteles promocionales de la nueva gira.

Vamos a ver... Lo que ocurre aquí es que Steven Wilson, que es un artista genuino y más que meritorio, no necesariamente puede -ni quiere- competir con otras epopeyas que ha dado la música popular inspiradas en la inmensidad del espacio. Seguramente nunca se haya publicado nada tan abismal como aquel Zeit (1972) de Tangerine Dream, pero no creo que a Wilson se le pueda echar en cara el quedarse por detrás en la comparación. Steven Wilson hace la música que él quiere hacer, con su estilo, pensando en un público muy concreto, no para ser "el no va más" de ninguna idea musical. No creo que aspire a ser el Christopher Nolan de la música, y sé que algunos vais a entender la referencia. Por eso The Overview es ligerito si lo queremos comparar con algún mamotreto clásico de la música cósmica. 

 Objects Outlive Us

Incluso si queremos buscarle los tres pies al gato, podemos encontrar fragmentos de las suites que nos recuerdan a piezas bien conocidas, tales como un pasaje cantado al comienzo de la primera cara que suena un poco al Astronomy Domine de Pink Floyd, y otra pieza con recitación de Rotem Wilson (esposa de Steven) que yo emparentaría muy claramente con el tema final del Albedo 0.39 de Vangelis. Por ahí lo han desmenuzado hasta encontrar detalles de Yes, King Crimson y demás, pero no me parece tan claro como en el caso de los dos fragmentos mencionados. Y desde luego no me resulta tan prosaico como en los préstamos de estilo tan abundantes de aquel The Raven... Una teoría interesante es que la referencia a varios temas de Pink Floyd le puedan servir como antesala a una serie de remezclas suyas de álbumes de la banda británica, para empezar, con ese relanzamiento del concierto de Pompeya que está al caer.

 The Overview

Se escucha con agrado porque las melodías son buenas y la producción todavía mejor. Porque ambas suites, acertadamente distintas, ofrecen una paleta de sonidos diferentes y variados. Porque no dura mucho más de 40 minutos y nada en él da la sensación de que esté ahí para hacer de relleno. No me va a cambiar la vida ni me va a hacer mejor persona, y seguramente recurriré a piezas bastante más "hardcore" si en algún momento quiero zambullirme en una experiencia musical de ciencia ficción, pero es un disco que de verdad suena como debería sonar el rock progresivo clásico que tanto nos gusta tras haber evolucionado hasta bien entrado el siglo XXI. Y que vengan muchos más de estos.

jueves, 27 de marzo de 2025

Madredeus - O PARAÍSO


1. Haja o que Houver (4:30)
2. Os Dias são à Noite (4:31)
3. A Tempestade (5:14)
4. A Andorinha da Primavera (3:04)
5. Claridade (5:25)
6. A Praia do Mar (6:25)
7. O Fim da Estrada (3:53)
8. Agora (9:23)
9. À Margem (4:43)
10. Carta para Ti (3:49)
11. Coisas Pequenas (5:25)
12. Não Muito Distante (4:10)
13. O Sonho (5:07)
14. O Paraíso (6:49)

El subtítulo del álbum O Paraíso (1997) no deja mucho lugar a la duda: 14 canciones. Es esto y nada más que explicar, entre otras cosas porque es probable que los componentes de Madredeus no tuviesen mayores ambiciones que las de componer canciones. Buenas canciones, me explico, con su estilo característico y todo eso, pero canciones al fin y al cabo. No conozco mucho de su trayectoria posterior, pero difícilmente se diría que, cuando salió a la venta el álbum que nos ocupa, los de Madredeus se habían vuelto vanidosos. Porque el éxito y los agasajos no les faltaban.

Madredeus en 1997.

Madredeus, pese a ser una banda con un estilo en teoría muy localista (portugués), logró hacerse con un espacio muy importante en todo lo que fue el auge mainstream de la constelación new age a finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Quizá porque la "saudade", siendo un concepto difícil de traducir, sin embargo es bastante fácil de comprender, su sonido se nos antojó universal, prácticamente una de tantas propuestas de world music como también entonces había. Tranquilidad, bienestar, placeres sencillos y un puntillo de melancolía no del todo definido. Lo que hacían no era exactamente fado, dicho por ellos, sino una especie de amalgama de matices de la tradición musical popular portuguesa. No era new age, desde luego, pero sí que podía tocar al mismo tiempo esa fibra espiritual y al final era común que apareciese alguna canción suya en los muchísimos recopilatorios de nuevas músicas de aquellos años. 

 Haja o que Houver

O Paraíso llegó en uno de los momentos de más popularidad de la banda, después de un muy promocionado documental de Wim Wenders sobre Lisboa (Lisbon Story) para el que Madredeus aportó su banda sonora. También fue su primer álbum sin el teclista Rodrigo Leão, que se había marchado de la banda no mucho después de arrancar su carrera en solitario con Ave Mundi Luminar (1993). Llegaron a la formación dos nuevos miembros, Carlos Maria Trindade (sintetizadores) y Fernando Júdice (bajo acústico), y el grupo que había llegado a ser un sexteto pasó a ser un quinteto. Están ahí también el fundador Pedro Ayres Magalhães (guitarra acustica), José Peixoto (también guitarra acustica) y sobre todo la esencial Teresa Salgueiro. Su voz suave y expresiva aquí se recrea un poco más en lo lúdico que en otros discos anteriores, tiene un poco menos de carga dramática. La propia Salgueiro, según parece, intentaba dejar atrás su imagen como de joven viuda rural.

Supongo que el tema más conocido de O Paraíso es Haja o que Houver, pero todos los temas tienen un buen nivel. En general, el sonido del álbum evoca escenas más bien luminosas, optimistas si se quiere. El disco se grabó en Venecia (Ayres dijo que la ciudad italiana era "el destino ideal para la construcción de este nuevo barco en el que vamos a viajar"), en un espacio de tiempo relativamente corto y buscando aislarse un poco del bullicio, en un estudio no muy transitado. Teresa Salgueiro buscaba una conexión íntima con las canciones que la ayudasen a desarrollarlas con naturalidad, y el álbum en su conjunto irradia una sensación serena y agradable, de "paraíso". 

 O Paraíso

El álbum, de gran éxito internacional, fue considerado por muchos críticos como el mejor de Madredeus hasta aquel momento, y que el propio Pedro Ayres consideraba que O Paraíso quería ser desde su origen una demostración del estado de gracia del grupo, un momento dulce en el que todo funcionaba armónicamente en lo musical y en lo personal. Parece que, después, los seguidores se lo han pensado un poco y ponen algún otro trabajo por delante de este, pero desde luego yo recomendaría O Paraíso como un punto de partida perfecto para introducirse en la música de Madredeus.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...