martes, 27 de mayo de 2025

Max Richter - IN A LANDSCAPE

 CD 1
 
1. They Will Shade Us with Their Wings (8:33)
2. Life Study I (0:46)
3. A Colour Field (Holocene) (2:25)
4. Life Study II (1:24)
5. And Some Will Fall (8:04)
6. Life Study III (1:04)
7. The Poetry of Earth (Geophony) (3:58)
8. Life Study IV (0:31)
9. Only Silent Words (2:16)
10. Life Study V (0:30)
11. Late and Soon (7:10)
12. Life Study VI (0:41)
13. Andante (2:33)
14. Life Study VII (1:01)
15. A Time Mirror (Biophony) (3:58)
16. Life Study VIII (0:42)
17. Love Song (After JE) (5:39)
18. Life Study IX (0:52)
19. Movement, Before All Flowers (4:17)
 
CD 2
 
1. And Some Will Fall (edit) (4:11)
2. The Poetry of Earth (Geophony) (edit) (3:39)
3. Late and Soon (edit) (3:19)
4.  Love Song (After JE) (edit) (4:41)
5.  Movement, Before All Flowers (edit) (3:39)

Entre el ramillete de compositores más o menos clásicos de corte minimalista que están de actualidad, uno de los más destacados es el británico de origen alemán Max Richter, sobre todo porque ha compuesto (y prestado) varias composiciones para películas que han tenido cierta repercusión. Su lista de colaboraciones con todo tipo de artistas es abultada, aunque destacamos su participación como pianista en varios trabajos de The Future Sound of London, de quienes comentamos un álbum hace años. In a Landscape (2024) es el último disco publicado por Max Richter en solitario hasta ahora.

Según él mismo explica, In a Landscape ("En un paisaje", título idéntico al de una obra de John Cage) recupera las ideas que ya había explorado en su anterior The Blue Notebooks (2004) sobre la conexión entre lo grandilocuente y lo íntimo, lo universal y lo personal, lo artificial y lo orgánico, etc. Richter formó parte de la banda de pianistas Piano Circus, en la que solían interpretar piezas de Philip Glass, Steve Reich y Brian Eno, entre otros, por lo que conoce bien el ámbito del minimalismo.
 
Max Richter en una imagen promocional.
(de la web de Deutsche Grammophon)
 
Esas piezas lentas in crescendo a base de cuerdas, melancolía desatada, me parecen muy similares entre sí. Siendo seguidor de Philip Glass, a quien un recién llegado juzgará sin duda alguna como repetitivo, entiendo que debería conocer más la obra de Richter para tener una visión más amplia de sus capacidades como compositor. Por el momento, In a Landscape no es una obra que me haya sorprendido demasiado, si bien me ha parecido bella y agradable.
 
In a Landscape se inicia con They Will Shade Us with Their Wings ("Nos darán sombra con sus alas"), una pieza que comienza con unas notas ominosas y que después se va construyendo con sutiles pinceladas de violín. Life Study I consiste en una grabación a lo música concreta de alguien caminando. A Colour Field (Holocene) es un poco más cálida, con un piano meditabundo al que se suma otro teclado. Life Study tiene como base y casi único sonido un canto de pájaros, algún sonido callejero/doméstico y una única nota repetitiva que apenas se hace notar hasta casi el final. And Some Will Fall ("Y algunos caerán") es un tema con regusto neorromántico con una melodía sencilla en bucle sobre la que se desarrolla otra, todo a base de cuerdas muy delicadas.

And Some Will Fall

El tercer Life Study parece recoger muy a lo lejos la voz de alguien por megafonía, amén de las de un grupo de personas un poco después, con una casi imperceptible capa de sonido electrónico. Quizá intente recrear el sonido de una estación de tren o similar. The Poetry of Earth (Geophony) mezcla teclado y cuerdas en otra pieza cálida y elegante. Lo que hay en Life Study IV debe ser alguna clase de ruido de maquinaria modificado electrónicamente hasta hacerlo inidentificable. Hay un importante cambio de espíritu en Only Silent Words, que parece una pieza propia de un álbum de William Orbit, envolvente pero sin un fin muy claro. Suena un piano lejano en Life Study V, como si nos llegase el sonido desde la ventana de otra casa. Y suena a pura tristeza Late and Soon. Absténganse depresivos.

Late and Soon
 
En Life Study VI hay una voz femenina, más pisadas, algún transporte a tres manzanas de distancia y más cosas de las que te obligan a subir el volumen para descubrir los detalles. No era Late and Soon la alegría de la huerta ni lo es el Andante del siguiente corte, esta vez con el piano solista como único instrumento. Más ruidos de pasos y melodías de dudosa procedencia en Life Study VII y nos vamos a A Time Mirror (Biophony), que se construye mediante el diálogo entre instrumentos de viento. Más sonidos fantasmagóricos en Life Study VIII y llegamos a una de las piezas más accesibles del álbum, Love Song (After JE), con una melodía bastante más compleja de lo escuchado hasta ahora. Terminamos con la inevitable Life Study IX, con más pasos y notas electrónicas en la distancia, y Movement, Before All Flowers, otra bonita y luminosa pieza que en algún momento recuerda a los momentos más íntimos de la Penguin Cafe Orchestra. El segundo CD presenta versiones editadas de algunos temas del primer disco.

Before All Flowers
 
En general, el minimalismo clásico anglosajón de finales del siglo XX tiene un punto de épica que siempre me ha atraído. Al estar construidas sus composiciones más prototípicas a base de notas muy simples y en bucle, son los pequeños cambios en la textura de las piezas los que logran el efectismo, el "prestigio" que diría un mago. Son temas impetuosos como las moles de hormigón de la arquitectura brutalista, a veces receptáculos de rabia como los cuadros impresionistas abstractos, y como al final resulta que la música es la más directa de las artes, la que menos artificio necesita para entrar directamente a nuestra mente/espíritu, no hay que estar entrenado para ser sensible a sus poderes. 
 
La música de Max Richter aquí contenida posee esa característica primaria de lo contemporáneo, del saber transmitir emociones con apenas dos pinceladas, que hace grandes a los consagrados del género. Pero se percibe que la fórmula de Richter puede hacerse monótona y que muchos movimientos de este In a Landscape daban para más. No sé si por no aumentar la duración de los mismos o por no romper la autoimposición de mantener una ambientación etérea, parece que más de una buena idea se queda en tierra de nadie. No tiene la expresividad de Glass ni el poder telúrico de Reich, ni el nervio de Nyman ni el preciosismo melódico de Mertens, pero tiene voz propia y puede que vaya a más con el tiempo. 
 
O sigo siendo yo quien debe seguir profundizando. Es muy posible.
 
La contraportada también es minimalista.
 
En In a Landscape, Max Richter toca el piano, el órgano Hammond y varias percusiones electrónicas, amén de programar el sintetizador. Otros músicos incorporan a las piezas saxofones tenor y barítono, violonchelo, viola y clarinete bajo. Es el primer álbum que ha grabado en su nuevo estudio Richter Mahr de Oxfordshire, que lleva su apellido y el de su esposa Yulia.
 
Al parecer, In a Landscape ha servido como punto de partida para una primera gira mundial de Richter, que -si no me equivoco- está teniendo lugar en estos momentos. 

miércoles, 7 de mayo de 2025

Pink Floyd en Pompeya: ruinas, morbo y cintas de vídeo.

Parece que la edición en audio del evento de Pink Floyd en las ruinas de Pompeya ha llegado al número 1 de las listas de ventas en Reino Unido y otro buen montón de países. Esto de las ventas ya no tiene mucho interés para la muchachada y los medios más urbanitas, que prefieren medir el éxito en términos de reproducciones en streaming (Spotify, YouTube o un sitio nuevo que apareció hace dos semanas y nosotros, la órbita boomer, no conoceremos hasta que haya pasado de moda), pero está claro que, tratándose hoy en día el mercado de venta de CDs y vinilos de una piscina de bolas para muchísimos mitómanos y coleccionistas con el síndrome de Diógenes, sigue teniendo mérito llegar a lo más alto. 

 "Uno de estos días te voy a cortar en trocitos".

Como ya sabéis, Pink Floyd lanzó la semana pasada una edición en doble vinilo, doble CD y Blu-ray con su famoso concierto de 1972, por primera vez oficialmente en formato de sólo audio y acompañado de la proyección de la película correspondiente en salas Imax durante unas días, para darle más relevancia en los medios. Lo de llamarlo "concierto" es hablar por hablar, primero porque sólo interpretaron in situ tres temas: Echoes, A Saucerful of Secrets y One of these Days, mientras que el resto de piezas incluidas en la película se grabaron en estudio y se montaron sobre imágenes de los muros caídos, los frescos, los mosaicos y los charcos humeantes de la ciudad romana arrasada por el Vesubio en el año 79 después de Cristo. Y segundo, es hablar por hablar, lo de "concierto", porque la actuación se grabó sin público. Se reconoce el valor del documento tanto por su originalidad como por dar testimonio del extraño viaje que transformó a los psicodélicos Pink Floyd en una banda de rock progresivo tan importante que muchos aficionados al género no se atreven a reconocerla como tal.. 

 El tráiler.

En su momento, la película se estrenó internacionalmente y debió tener cierta repercusión, ya que hasta los cines de España llegó en momentos políticos muy delicados. Después ha tenido algún reestreno en salas y numerosas reediciones domésticas en VHS y DVD, añadiendo y retocando cosas. A falta del ver el nuevo Blu-ray, que seguramente respetará la versión original, vi en su momento el DVD y me pareció que era una cosa para muy fans, café para los muy cafeteros, sobre todo porque contiene extensas entrevistas en un estudio de grabación que difícilmente pueden ser interesantes para el espectador casual. Lo más que podemos sacar de esta parte no pompeyana del filme es el hecho de que ya se escuchan fragmentos del que iba a ser el gran mito de Pink Floyd, The Dark Side of the Moon, pendiente de publicarse unos meses después. Escucho la nueva versión en audio (CD) mientras escribo y suena realmente bien, con algún agradecido alarde en el efectismo de la remezcla de Steven Wilson.

Portada de la edición en DVD.

Pero todo esto es un poco lo de siempre: una mezcla entre completismo de coleccionista, curiosidad de fan y consumismo puro. La infinita mayoría de compradores de alguno de los nuevos fetiches de PF lo escuchará una sola vez -o ninguna- y lo colocará en el estante como quien cuelga la cabeza de un ciervo sobre la chimenea, si acaso para contar alguna anécdota a las visitas y presumir de buen gusto. Los aficionados a la lectura también hacemos esto con los libros que más nos gustan, porque encontramos extrañamente gozoso ver de vez en cuando el lomo de aquella novela que tanto nos impresionó y sentirnos satisfechos, cual cerdo haciendo la croqueta en el barro, de tener tan bonita como inútil edición en la biblioteca. 

 En el estudio de grabación.

Con los formatos de audio pasa también algo curioso en la mente del aficionado. Sale una nueva edición de coleccionista por nosequé aniversario y parece que la que tenemos en casa pierde lustre. El estuche está viejo, el papelín arrugado, saqué el CD hace años y ahora no sé en qué otro lo metí (casi siempre está en un CD-rom pirata de Windows 95 o en un pack de rancheras de tu padre, búscalo ahí). ¿Por qué yo, hombre de bien y carente de otros vicios de los malos, no me puedo comprar otra vez esta cosa que ya tengo, ahora con algún tema extra, nueva portada, lavado sonoro para que suene más fresco y tal y cual, sólo por el gusto de verla ahí puesta en la leja? Pues eso, siempre picamos. Puede ser por nostalgia de aquellos años en los que encontrabas un CD en la tienda que tus amigos no tenían y se formaba un revuelo admirativo mientras te pedían amablemente una copia en casete.


Hablando de casetes: dos ediciones distintas en VHS.

Es el morbo de tener, de acumular y presumir de lo acumulado. No descartaría el peso que puede tener este vicio oscuro en la práctica imposibilidad de que un régimen colectivista llegue algún día a buen puerto en Occidente. Y parece que va a ir a más, entre quienes se van dando cuenta de que los productos culturales en streaming tienen una disponibilidad efímera y quienes no terminan de asumir que una cosa que está alojada por ahí, en algún lugar indeterminado al que puede acceder sólo bajo ciertas condiciones (una suscripción, fibra de alta velocidad, un reproductor apropiado), realmente es algo que no le pertenece. Hay un gusanillo consumista que los verdaderos aficionados al cine, a los libros y a la música necesitan aplacar, y que no descansará por mucho que hoy podamos reproducir casi cualquier cosa en la cochambrosa pantallita y los altavoces minúsculos del teléfono.

Roger Waters dándole al gong en el anfiteatro.

Prefiero no hablar, porque nunca ha sido mi estilo ni el del blog, del hecho de que tantísimas personas estemos encantadas de recuperar música de hace cincuenta años (incluso quienes tenemos menos) porque el 99% de lo que se publica hoy sencillamente no es para nosotros. Da para pensar que incluso chavales de 15 años empiecen a darse cuenta de lo mismo.

Me está encantando este nuevo-viejísimo CD de Pink Floyd. Va a quedar perfecto en el estante junto a los cinco o seis trastos anteriores que en algún caso no he sacado ni del precinto de fábrica. 

 Un fragmento de Echoes.

sábado, 26 de abril de 2025

Hergest Ridge, edición del 50 aniversario en Blu-ray.

Con muchos meses de retraso (el aniversario fue realmente en 2024), se publica una interesante edición de Hergest Ridge, el segundo álbum en solitario de Mike Oldfield, en una edición en doble vinilo y otra, limitada, en Blu-ray de audio.


La edición en vinilo es para coleccionistas acérrimos, ya que no contiene nada que no estuviese ya en la edición Deluxe de 2010: la versión original del disco de 1974 en un vinilo y la remezcla de 2010 en el otro.

El doble vinilo.

Más llamativa es la edición en Blu-ray. Es una tirada limitada bajo demanda, lo que quiere decir que sólo se fabricarán copias para atender a los pedidos que se realicen antes del 6 de mayo en SDE Shop. La fecha de salida de los pedidos es el 27 de junio.

El Blu-ray 

Lo que hace especialmente interesante el Blu-ray es que contiene todas las versiones de Hergest Ridge, algunas con diferencias muy notables entre sí. Por lo tanto, está aquí la que se publicó como parte del estuche Boxed (1976) con sonido cuadrafónico, y que durante casi tres décadas fue la utilizada en la versión en CD del álbum. Con la Deluxe de 2010, esta versión quedó fuera de circulación, hasta ahora.

miércoles, 23 de abril de 2025

Steven Wilson - THE OVERVIEW


1. Objects Outlive Us (23:17)
2. The Overview (18:27)

De ser bastante escéptico con la obra en solitario de Steven Wilson (The Raven that Refused to Sing, pese a que me despierta una sonrisa, me sigue pareciendo un collage no muy fresco de los grupos setenteros que todos conocemos), estoy pasando a respetar profundamente su trabajo, e incluso a ponerme de su lado cuando le atacan por cosas que me parecen injustas. Este The Overview (2025), su último trabajo publicado hace un par de semanas, parece que ha gustado. No obstante, lo atacan por no profundizar, por ser demasiado breve, por no parecerse (¡Ay!) a los grandes álbumes progresivos de los años setenta en los que se inspira, etc.

Steven Wilson en una imagen promocional.

Entiendo que quizá su anterior trabajo The Harmony Codex (2023) había despertado unas expectativas demasiado altas, y que se queda en tierra de nadie entre el experimento electrónico y el deseado regreso a las esencias del prog rock. No obstante, The Overview sí que me parece que da lo que promete. Es un trabajo conceptual que se inspira en la sensación que tienen los astronautas, al ver la Tierra desde el espacio, de lo pequeños que somos ante la grandeza inconmensurable del Universo. Wilson define esta música como un "viaje Kubrickiano". Está dividido en sólo dos suites al estilo vinilo, aunque es posible reproducirlo en streaming con una división en distintas pistas de cada uno de los temas largos.

Diseño para el álbum que aparece en los carteles promocionales de la nueva gira.

Vamos a ver... Lo que ocurre aquí es que Steven Wilson, que es un artista genuino y más que meritorio, no necesariamente puede -ni quiere- competir con otras epopeyas que ha dado la música popular inspiradas en la inmensidad del espacio. Seguramente nunca se haya publicado nada tan abismal como aquel Zeit (1972) de Tangerine Dream, pero no creo que a Wilson se le pueda echar en cara el quedarse por detrás en la comparación. Steven Wilson hace la música que él quiere hacer, con su estilo, pensando en un público muy concreto, no para ser "el no va más" de ninguna idea musical. No creo que aspire a ser el Christopher Nolan de la música, y sé que algunos vais a entender la referencia. Por eso The Overview es ligerito si lo queremos comparar con algún mamotreto clásico de la música cósmica. 

 Objects Outlive Us

Incluso si queremos buscarle los tres pies al gato, podemos encontrar fragmentos de las suites que nos recuerdan a piezas bien conocidas, tales como un pasaje cantado al comienzo de la primera cara que suena un poco al Astronomy Domine de Pink Floyd, y otra pieza con recitación de Rotem Wilson (esposa de Steven) que yo emparentaría muy claramente con el tema final del Albedo 0.39 de Vangelis. Por ahí lo han desmenuzado hasta encontrar detalles de Yes, King Crimson y demás, pero no me parece tan claro como en el caso de los dos fragmentos mencionados. Y desde luego no me resulta tan prosaico como en los préstamos de estilo tan abundantes de aquel The Raven... Una teoría interesante es que la referencia a varios temas de Pink Floyd le puedan servir como antesala a una serie de remezclas suyas de álbumes de la banda británica, para empezar, con ese relanzamiento del concierto de Pompeya que está al caer.

 The Overview

Se escucha con agrado porque las melodías son buenas y la producción todavía mejor. Porque ambas suites, acertadamente distintas, ofrecen una paleta de sonidos diferentes y variados. Porque no dura mucho más de 40 minutos y nada en él da la sensación de que esté ahí para hacer de relleno. No me va a cambiar la vida ni me va a hacer mejor persona, y seguramente recurriré a piezas bastante más "hardcore" si en algún momento quiero zambullirme en una experiencia musical de ciencia ficción, pero es un disco que de verdad suena como debería sonar el rock progresivo clásico que tanto nos gusta tras haber evolucionado hasta bien entrado el siglo XXI. Y que vengan muchos más de estos.

jueves, 27 de marzo de 2025

Madredeus - O PARAÍSO


1. Haja o que Houver (4:30)
2. Os Dias são à Noite (4:31)
3. A Tempestade (5:14)
4. A Andorinha da Primavera (3:04)
5. Claridade (5:25)
6. A Praia do Mar (6:25)
7. O Fim da Estrada (3:53)
8. Agora (9:23)
9. À Margem (4:43)
10. Carta para Ti (3:49)
11. Coisas Pequenas (5:25)
12. Não Muito Distante (4:10)
13. O Sonho (5:07)
14. O Paraíso (6:49)

El subtítulo del álbum O Paraíso (1997) no deja mucho lugar a la duda: 14 canciones. Es esto y nada más que explicar, entre otras cosas porque es probable que los componentes de Madredeus no tuviesen mayores ambiciones que las de componer canciones. Buenas canciones, me explico, con su estilo característico y todo eso, pero canciones al fin y al cabo. No conozco mucho de su trayectoria posterior, pero difícilmente se diría que, cuando salió a la venta el álbum que nos ocupa, los de Madredeus se habían vuelto vanidosos. Porque el éxito y los agasajos no les faltaban.

Madredeus en 1997.

Madredeus, pese a ser una banda con un estilo en teoría muy localista (portugués), logró hacerse con un espacio muy importante en todo lo que fue el auge mainstream de la constelación new age a finales de los años ochenta y principios de los noventa del siglo pasado. Quizá porque la "saudade", siendo un concepto difícil de traducir, sin embargo es bastante fácil de comprender, su sonido se nos antojó universal, prácticamente una de tantas propuestas de world music como también entonces había. Tranquilidad, bienestar, placeres sencillos y un puntillo de melancolía no del todo definido. Lo que hacían no era exactamente fado, dicho por ellos, sino una especie de amalgama de matices de la tradición musical popular portuguesa. No era new age, desde luego, pero sí que podía tocar al mismo tiempo esa fibra espiritual y al final era común que apareciese alguna canción suya en los muchísimos recopilatorios de nuevas músicas de aquellos años. 

 Haja o que Houver

O Paraíso llegó en uno de los momentos de más popularidad de la banda, después de un muy promocionado documental de Wim Wenders sobre Lisboa (Lisbon Story) para el que Madredeus aportó su banda sonora. También fue su primer álbum sin el teclista Rodrigo Leão, que se había marchado de la banda no mucho después de arrancar su carrera en solitario con Ave Mundi Luminar (1993). Llegaron a la formación dos nuevos miembros, Carlos Maria Trindade (sintetizadores) y Fernando Júdice (bajo acústico), y el grupo que había llegado a ser un sexteto pasó a ser un quinteto. Están ahí también el fundador Pedro Ayres Magalhães (guitarra acustica), José Peixoto (también guitarra acustica) y sobre todo la esencial Teresa Salgueiro. Su voz suave y expresiva aquí se recrea un poco más en lo lúdico que en otros discos anteriores, tiene un poco menos de carga dramática. La propia Salgueiro, según parece, intentaba dejar atrás su imagen como de joven viuda rural.

Supongo que el tema más conocido de O Paraíso es Haja o que Houver, pero todos los temas tienen un buen nivel. En general, el sonido del álbum evoca escenas más bien luminosas, optimistas si se quiere. El disco se grabó en Venecia (Ayres dijo que la ciudad italiana era "el destino ideal para la construcción de este nuevo barco en el que vamos a viajar"), en un espacio de tiempo relativamente corto y buscando aislarse un poco del bullicio, en un estudio no muy transitado. Teresa Salgueiro buscaba una conexión íntima con las canciones que la ayudasen a desarrollarlas con naturalidad, y el álbum en su conjunto irradia una sensación serena y agradable, de "paraíso". 

 O Paraíso

El álbum, de gran éxito internacional, fue considerado por muchos críticos como el mejor de Madredeus hasta aquel momento, y que el propio Pedro Ayres consideraba que O Paraíso quería ser desde su origen una demostración del estado de gracia del grupo, un momento dulce en el que todo funcionaba armónicamente en lo musical y en lo personal. Parece que, después, los seguidores se lo han pensado un poco y ponen algún otro trabajo por delante de este, pero desde luego yo recomendaría O Paraíso como un punto de partida perfecto para introducirse en la música de Madredeus.

martes, 11 de marzo de 2025

The Cosmic Jokers - THE COSMIC JOKERS


1. Galactic Joke (22:38)
2. Cosmic Joy (19:24)

El álbum The Cosmic Jokers ("Los chistosos cósmicos") forma parte del anecdotario más curioso de la kosmische musik alemana. Parece que todo empezó con el fundador del sello especializado Ohr, Rolf-Ulrich Kaiser, que buscaba dar prestigio a los productos que publicaba en aquellos años de efervescencia de la música cósmica a comienzos de los setenta y realizó varias reuniones, o tal vez fiestas, en el estudio del músico e ingeniero de sonido Dieter Dierks

Muchos quisiéramos ver a los grandes artistas del género como jóvenes talentosos y soñadores en busca de una aventura creativa, cuando en realidad eran más bien sujetos un tanto autodestructivos para los que la creación musical era una forma de canalizar sus pelotazos a base de alucinógenos, sobre todo LSD. Estas quedadas a las que acudían, según apuntan varias fuentes más sutiles de lo que yo pretendo ser, eran un auténtico contubernio de iluminados orientalistas, gurús de las terapias y vividores pseudointelectuales de toda calaña reunidos para consumir drogas hasta caer rendidos. Algunos de ellos grababan trabajos de los que Kaiser estaba publicando en la época.

Imagen del artwork del álbum con fotos de los miembros involuntarios del grupo.

En teoría, los músicos estaban allí para amenizar los guateques a base de largas sesiones de improvisación en vivo. Entre otros, acudieron Klaus Schulze (teclados), Manuel Göttsching (guitarras), el mencionado Dieter Dierks (teclado, bajo), Harald Grosskopf (batería) y el hoy conocido como crítico gastronómico Jürgen Dollase (teclados), que se ponían morados de lo suyo y daban rienda suelta a los espacios más galácticos del krautrock para deleite de los popes de las pseudociencias new age allí presentes. Göttsching y Grosskopf estuvieron en algún momento en Ash Ra Tempel / Ashra, y el segundo de ambos, aparte de colaborar en álbumes de Klaus Schulze, estuvo con Dollase en la banda Wallenstein. Era un mundillo muy pequeño.

Rolf-Ulrich Kaiser grabó estas sesiones sin permiso, o al menos varias de ellas, y las montó junto a Dierks en secreto, publicando el álbum que nos ocupa, The Cosmic Jokers, con una filosofía que podríamos llamar "toma el dinero y corre". Se dio la situación absurda de que entrase en una tienda berlinesa Manuel Göttsching y descubriese un sonido genial en la megafonía para averiguar al instante, por boca del dependiente, de que era él mismo el que tocaba allí la guitarra. A Klaus Schulze le sentó especialmente mal la jugada, ya que no sentía que aquella música estuviese al nivel que él quería ofrecer. "Toma el dinero y corre" significa que, a poco que Kaiser fuese consciente de lo que había hecho, debía saber que se le venía encima una denuncia, un juicio y la retirada del álbum de las tiendas. La retirada de todos los álbumes de los Jokers, en realidad, ya que Kaiser publicó hasta cinco vinilos en el mismo año 1974 con el material que les había birlado. Algunos tenían un planteamiento bastante cutre, por cierto.

Portadas de los otros discos montados a base de las mismas sesiones

Hasta del país se tuvo que ir este personaje, y ni siquiera cuando una década más tarde se legalizó el disco con permiso y pago de royalties a sus autores pudo sacarle más tajada. Porque los músicos cósmicos eran un poco drogatas pero se ganaban la vida con su trabajo.

Para la posteridad quedó The Cosmic Jokers como el gran supergrupo del movimiento cósmico alemán, y debo decir que este primer álbum homónimo -hoy, repetimos, plenamente legal y oficial- es realmente notable. La calidad de la grabación, previa a las remasterizaciones pertinentes, no es precisamente de 10, pero se disfruta como un ejercicio magnífico de lo mejor que ofrece el género. La primera mitad, Galactic Joke ("Chiste galáctico"), tiene todo el nervio y la estructura épico-textural que tanto nos gusta, además de un toque de rock que no era tan frecuente. El protagonismo se lo lleva la guitarra eléctrica de Göttsching, supongo que porque el suyo es el sonido más reconocible, pero es un tema sobresaliente en todos sus elementos. 

 Galactic Joke

La segunda cara del vinilo se llama Cosmic Joy ("Gozo cósmico"). Siendo más ambiental, experimental y oscurantista, no baja el nivel. Sobresale aquí, para mi gusto al menos, la combinación de los teclados y las percusiones para crear un espacio sonoro de estos en los que te puedes perder con la imaginación. 

 Cosmic Joy

Un trabajo, en resumen, tan curioso como interesante que merece la pena conocer por parte de los aficionados a la electrónica primitiva y el rock cósmico-progresivo y psicodélico. Lo que no es incompatible con llevar una vida sana y ordenada.

(Agradecimientos al blog Shakin' Street, en el que he averiguado algunos detalles que desconocía.)

jueves, 13 de febrero de 2025

Mike Oldfield - GUITARS



1. Muse (2:12)
2. Cochise (5:15)
3. Embers (3:51)
4. Summit Day (3:46)
5. Out of Sight (3:48)
6. B. Blues (4:30)
7. Four Winds (9:32)
8. Enigmatism (3:32)
9. Out of Mind (3:46)
10. From the Ashes (2:28)

Para quienes no estábamos todavía en Internet en aquel ya lejano 1999, la publicación de Guitars fue algo que no pudimos predecir. Mike Oldfield venía sacando discos en años alternativos desde 1992, y Tubular Bells III (1998) estaba todavía reciente e incluso seguía sonando en los medios. Se sabía que se avecinaba una gira y fue toda una sorpresa que el músico se atreviese con un nuevo trabajo justo en aquel momento. Es cierto que Guitars puede considerarse como un álbum menor dentro de la discografía de Oldfield, incluso quizá la clase de álbum que un músico edita para engrosar el repertorio de futuros conciertos, pero eso no evita que sea una experiencia musical gratificante.
 
Imagen del interior del libreto del CD.

Al parecer, la idea de Mike Oldfield, o quizá de la discográfica Warner, era que el artista grabase un disco de duetos con otros guitarristas invitados. Alguien habló de BB King, nada menos. Pero el proyecto no fraguó (desconozco los motivos pero no me extraña) y al final Mike se metió en su estudio e hizo lo de siempre: un álbum instrumental compuesto e interpretado por él mismo al 100%, apenas con la ayuda del ingeniero de sonido Ben Darlow. La peculiaridad de Guitars es que prácticamente todo lo que escuchamos está interpretado con guitarras, incluyendo otros sonidos como el de la batería que Oldfield reproduce digitalmente a través de las seis cuerdas utilizando un sistema MIDI, o simplemente a través de samples.
 
Imagen del interior del estuche del CD.

En general, se puede decir que Guitars termina pecando de poco ambicioso. Todos los temas están bien, tienen una bonita melodía y una producción perfecta, pero es cierto que la mayor parte del disco se queda lejos de ser realmente memorable. Funciona como un cuidado ejercicio de estilo, pero el enfoque que adopta Oldfield, muy probablemente grabando en poquísimas tomas (o a la primera) las composiciones que le van surgiendo de manera relativamente espontánea, resta profundidad a un álbum que en todo caso sí que destaca por su innegable frescura. 
 
 Muse

La excepción a este tono modesto general del álbum, para mí al menos, es el tema inicial Muse. No solamente me pareció una maravilla la primera vez que lo escuché, sino que pasados 25 años sigo pensando que Muse es una de las mejores, más bellas y más expresivas de todas las composiciones cortas que ha publicado Mike Oldfield en toda su carrera. Es exquisito en su perfecta sencillez y su brevedad. Lo mejor de todo es que suena profundamente suyo.
 
 Cochise

Otros temas destacables para mí, sin alcanzar la excelencia de Muse, son Cochise, que es una reelaboración más acústica del Jewel in the Crown de Tubular Bells III y funcionó como single promocional para la radio, y Four Winds, que es una pequeña suite de casi 10 minutos inspirada por los cuatro puntos cardinales (los cuatro vientos), con composiciones un poco estereotipadas pero simpáticas. Los demás cortes no están mal, no hay nada realmente criticable o polémico en todo el disco -como sí ocurrirá en su posterior The Millennium Bell-, pero falta ese "algo" especial en el conjunto de los temas que hace de un álbum de Mike Oldfield algo único e irrepetible como lo son tantos títulos de su discografía. 
 
Trasera del estuche del CD.
 
Hay piezas calmadas, ambientales (Embers, Enigmatism, From the Ashes), unas cuantas con guitarras muy cañeras (Out of Sight, Out of Mind) y otras que van de una cosa a la otra (B. BluesSummit Day), pero se nota que el músico las afronta como poco más que un divertimento. Intenta dársele cierta circularidad al álbum con las piezas Embers y From the Ashes, que son variaciones sobre un mismo tema, una casi al principio y la otra como cierre. No es un álbum despampanante, y aun así creo que está infravalorado al habérsele atribuido, pienso que equivocadamente, todos los defectos la etapa "chill" del músico inglés. 
 
 Four Winds

Fue a comienzos de 1999, al poco de publicarse Guitars, cuando se anunció que la gira de Oldfield pasaría por España. Mi buen amigo Miguel consiguió cuatro entradas y nos fuimos de Almería a San Javier con un coche prestado. Fue toda una "road movie", con falsa alarma del motor y llamada al mecánico, el conductor dando cabezadas en plena autovía, huída forzada del Corte Inglés de Murcia sin pagar el ticket del párking, estafas sufridas en bares de carretera y alguna que otra peripecia más. Pero allí estuvimos, en 4ª o 5ª fila viendo tocar a Mike Oldfield en persona. Cada cual, entre los miles de personas que hubo allí aquella noche del 3 de julio de 1999, sacaría sus propias conclusiones, pero yo apunto aquí la mía: que Oldfield, estando ya no en su mejor momento (y atiborrado de cerveza y cigarros de liar) ofreció un sonido espectacular y se volcó en ofrecer lo mejor de lo que tenía entonces entre manos. Abundan las grabaciones piratas del evento, que son buena prueba de ello. 
 
Aprovecho la ocasión para enviar un cariñoso abrazo a Miguel, Víctor y Yuri, compañeros en la vida y en una aventura que nunca olvidaremos.
 

martes, 4 de febrero de 2025

Deuter - LAND OF ENCHANTMENT


1. Pierrot (10:17)
2. Maui Morning (6:01)
3. Silver Air I (5:50)
4. Waves and Dolphins (4:21)
5. Santa Fe (3:27)
6. Celestial Harmony (6:22)
7. Silver Air II (1:42)
8. Petite Fleur (6:51)
9. Winds of Dawn (2:42)
10. Peru Le Peru (7:11)

La dificultad de escribir sobre un álbum de música new age es que, en muchas ocasiones, la información que existe sobre el mismo es más bien escasa. En el caso del trabajo que nos ocupa, Land of Enchantment (1988), es poco menos que imposible averiguar algo más que el simple hecho de que intenta abordar musicalmente la magia que hay en varios lugares del mundo. No soy un gran aficionado al género musical pacifista-esotérico-relajante-curativo, pero creo que muchos de los seguidores del blog recurrimos a menudo a este tipo de música por diversos motivos y, si sabemos elegir y tenemos un poco de suerte, encontramos a veces cosas realmente interesantes y bien hechas.

Deuter (foto de la web de la discográfica New Earth Records).

Hacer música para un grupo selecto de oyentes que saben lo que buscan podría parecer un trabajo que encorseta la labor creativa, pero en el caso de la new age suele ser más bien lo contrario. Precisamente porque los aficionados saben valorar la originalidad y la imaginación de los músicos, éstos se sienten libres de explorar diferentes sonidos y, una vez que conoces un poco el género y asumes sus postulados más básicos, empiezas a ver que hay todo un universo de propuestas muy distintas entre sí. He querido comentar Land of Enchantment precisamente porque esperaba algo más "del montón" al tratarse de un álbum new age, y sin embargo me ha parecido un disco bonito y agradable, original a ratos, con un sentido de lo melódico loable y una producción sencilla pero efectiva. Admito que le di una oportunidad atraído por lo que me sugería su bonita portada. Simplemente. 

Pierrot

Su compositor es el alemán Chaitanya Georg Deuter, conocido como CG Deuter o sólo Deuter. Parece que estuvo en el meollo del movimiento krautrock y Escuela de Berlín en su auge de los setenta, aunque en su caso se decantó por la música new age en su vertiente más sencilla y estándar. Interpreta varios instrumentos básicos como la flauta, la guitarra, piano, teclados y algunos otros más foráneos como el sitar, el koto, las campanas tibetanas, el bouzouki y la shakuhachi. Por lo que sé, es un músico muy prolífico (más de 60 discos publicados) y respetado en su campo. 

Petite Fleur

Land of Enchantment es una mezcla sutil de músicas de inspiración étnica de procedencias diversas (los títulos de los tema ayudan a situarlas geográficamente) con arreglos de sintetizador y atmósferas preciosistas, pero evitando ser un conglomerado de fusión folk sin pies ni cabeza. El disco posee un sabor de conjunto que le favorece, incluso cuando en algún momento concreto haya un instrumento exótico que se lleve todo el protagonismo. Por destacar algunos temas, me encanta la atmósfera campestre de Pierrot y Santa Fe, entre el medievo y el far west; la frescura de Maui Morning; los cetáceos digitales de Waves and Dolphins; y la delicadeza de Petite Fleur, que parece querer recrear, con relativo éxito, las atmósferas singulares de L'Apocalypse des Animaux de Vangelis.

Debería acercarme más a menudo a la new age y dejar a un lado los prejuicios. Hay joyitas que descubrir.

miércoles, 15 de enero de 2025

Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 15: "BABY ELEPHANT WALK"

Este tema es tan conocido, ha sido tan reutilizado, tan destripado de mil y una maneras y para mil y un propósitos distintos, que millones de personas pueden tararearlo a la perfección sin tener ni idea de dónde ha salido. 

Pues bien, se trata de un tema de la BSO de la película ¡Hatari!, de 1962. Fue compuesto por el inolvidable Henry Mancini, autor de temazos emblemáticos como Moon River (de Desayuno con diamantes) o el de La Pantera Rosa

Portada del álbum con la BSO.

¡Hatari! es de algún modo una curiosidad, ya que reunió al director Howard Hawks y al actor John Wayne en una película que no es un western sino una de safaris en África. Baby Elephant Walk ("El paseo del bebé elefante") aparece en una escena en la que la actriz protagonista Elsa Martinelli lleva a un grupo de crías de elefante a darse un baño de barro en una laguna en la sabana, ante la mirada divertida del aguerrido protagonista de La diligencia

La escena de la película

No es una escena cómica en sí (no es que la chica termine sumergida en el barro), en todo caso graciosa, pero la melodía de Mancini encaja perfectamente con el caminar de los animales y el momento desprende desenfado. Es con mucho el tema más recordado de la película y -aunque en origen era un tema vocal al que se decidió no aplicar la letra compuesta- ganó un premio Grammy al mejor arreglo instrumental. 

La versión cantada, a cargo de Pat Boone.

Según su autor, Baby Elephant Walk pertenecería al género boogie-woogie, una rama del blues bailable que estaría, entre algunos otros estilos, en la raíz del primitivo rock and roll. Aunque el boogie-woogie clásico se interpretaba al piano, Henry Mancini mezcla aquí instrumentos de viento con un calíope, curioso artefacto lejanamente parecido al órgano que funciona a base de silbatos de vapor, para darle un toque como de circo. Hoy en día se ha convertido en arquetipo musical de lo torpón y simpático.

Henry Mancini dirige una versión orquestal para la televisión.

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