domingo, 19 de abril de 2020

Genesis - THE LAMB LIES DOWN ON BROADWAY


Disco 1

1. The Lamb Lies Down on Broadway (4:54)
2. Fly on a Windshield (2:45)
3. Broadway Melody of 1974 (2:11)
4. Cuckoo Cocoon (2:13)
5. In the Cage (8:12)
6. The Great Parade of Lifeless Packaging (2:46)
7. Back in N.Y.C. (5:39) 
8. Hairless Heart (2:10)
9. Counting Out Time (3:14)
10. The Carpet Crawlers (5:16)
11. The Chamber of 32 Doors (5:45)

Disco 2

1. Lilywhite Lilith (2:49)
2. The Waiting Room (5:17)
3. Anyway (3:17)
4. Here Comes the Supernatural Anaesthetist (2:49)
5. The Lamia (6:58)
6. Silent Sorrow in Empty Boats (3:01)
7. The Colony of Slippermen: 
The Arrival / A Visit to the Doktor / The Raven (8:12)
8. Ravine (2:06)
9. The Light Lies Down on Broadway (3:32)
10. Riding the Screen (4:07)
11. In the Rapids (2:22)
12. It (4:19)

Una de las primeras cosas que hice en cuanto me vi un poco libre de teletrabajo tras el inicio del confinamiento fue rebuscar algunas cosas interesantes de YouTube que no había podido ver antes con el cuidado suficiente. Entre otros vídeos, disfruté de cabo a rabo del estupendo trabajo de animación, modesto pero muy meritorio, que alguien (sin duda un fan) se ha currado para ilustrar todo el mítico doble álbum de Genesis The Lamb Lies Down on Broadway (1974). Cerraré esta entrada con el correspondiente vídeo insertado.

Contraportada

Creo que el álbum se beneficia bastante de una iniciativa audiovisual así, puesto que se trata de una obra densa, con muchísima letra y con un argumento muy surrealista que hace más bien complicado seguir la trama. Porque, sí, joven pipiolo que no sabes que existía algo así antes de que te instalaras Spotify en el móvil: hace unas pocas décadas se grababan álbumes musicales enteros, a veces en doble disco, que contaban una única historia con su argumento, sus personajes, etc. Bienvenido a la fantástica época del rock progresivo y los álbumes conceptuales.

Peter Gabriel caracterizado como Rael.

The Lamb Lies Down on Broadway es el último trabajo que grabó la formación clásica de Genesis, en la que el cantante y principal letrista era Peter Gabriel. Puede decirse que este trabajo bisagra es precisamente aquel en el que Gabriel tuvo mayor protagonismo, y esto no es cualquier cosa si recordamos que el resto de componentes está en el legendarium de la música popular de la época e incluso de tiempos muy posteriores: Mike Rutherford, Tony Banks, Phil Collins y Steve Hackett. Pero Gabriel era el alma del grupo en los setenta por su inconfundible dominio del escenario, sus disfraces, las historias estrafalarias que contaba entre canción y canción...

Phil Collins, Mike Rutherford, Tony Banks, Peter Gabriel y Steve Hackett.

De hecho, sospecho que en algún punto entre la publicación de sus álbumes Trespass (1970), Nursery Cryme (1971) y Foxtrot (1972), Peter Gabriel debió tener la idea de convertir alguno de aquellos cuentos bizarros en una larga canción prog, una ópera rock. Seguramente dio un primer paso con el tema Supper's Ready de Foxtrot, y admitiendo que el álbum Selling England by the Pound (1973) fue un trabajo más equilibrado, con los pies relativamente en el suelo, la apoteosis de las ocurrencias de Gabriel llegó con The Lamb. Todo el doble álbum que nos ocupa es una inmensa, bizarrísima empanada mental que adquiere paso a paso tonos épicos. Es una gozada.


 
Diseños del interior de la funda del vinilo con las letras de los temas.

El álbum cuenta la historia de Rael (que se escribe casi como "real"), un joven grafitero neoyorquino de origen portorriqueño que realiza todo un viaje surrealista, no sabemos si alegórico, metafísico, onírico, esquizofrénico o inducido por las drogas, por todo un inframundo de seres extraños, recorriendo una geografía fantástica en busca del camino a casa y rescatando de paso a su hermano John, que también anda por allí perdido. Parece que Gabriel se inspiró en cosas tan dispares como el musical West Side Story, la película El Topo de Alejandro Jodorowsky y la obra del psicólogo Carl Jung. Buscó también incluir numerosas referencias a la cultura norteamericana en contraste con el espíritu británico del album previo. Antes de que alguien lo pregunte, no hay en el embalaje del álbum la menor información explícita sobre qué rayos significa el título "El cordero se tumba en Broadway".

Despliegue de la funda del vinilo en el que se narra la historia.

El virtuosismo instrumental del grupo es demoledor, aunque la mayoría de temas del álbum son tan originales en su sonido que difícilmente pueden compararse con lo grabado por Genesis en discos anteriores y posteriores. Es un microverso musical influido sin duda por una grabación realizada en condiciones inusuales: en lugar de en un estudio convencional, la banda grabó el álbum en un caserón de Gales utilizando un equipo móvil de los que se usan para grabar conciertos. No sé qué importancia darle al detalle, pero parece que Brian Eno fue invitado para grabar algún pasaje vocal y hay quien sostiene que pudo intervenir en más aspectos de la producción. Yo a veces aprecio un asomo de sus paisajes ambient en temas como Silent Sorrow in Empty Boats, que desarrolla una melodía muy a lo Music for Airports. Cuatro años antes.

Cuckoo Cocoon

In the Cage

Hablando de sus temas, personalmente creo que este no es un álbum muy propio para destacar canciones aisladas. Todos los temas son de algún modo piezas importantes, capítulos del periplo de Rael, y al mismo tiempo parte de un todo indivisible, pinceladas de un cuadro que pocas veces tienen esencia individual. Por destacar algunos cortes llamativos, tenemos el homónimo al álbum, Cuckoo Cocoon, In the Cage, Counting Out Time, Lilywhite Lilith, It.. Y por supuesto el tema más conocido, el enorme Carpet Crawlers, cuya atmósfera envolvente oculta una letra de pesadilla: una serie de individuos embozados que se arrastran por la alfombra a través de un pasillo hacia una puerta cerrada.

The Carpet Crawlers, con la letra en pantalla en español.

Mención aparte merecen sus espléndidos instrumentales, como el elegante Hairless Heart o los experimental The Waiting Room y Ravine, o algunos pasajes de temas cantados, como la parte central de In the Cage, casi todo Here Comes the Supernatural Anaesthetist, que es un deleite de imaginación, y la primera mitad de Riding the Screen.

Here Comes the Supernatural Anaesthetist

Hace algún tiempo publiqué una entrada sobre famosos álbumes dobles del rock progresivo y The Lamb Lies Down on Broadway fue uno de ellos. Tiene cosas en común con otro clásico allí mencionado: The Wall, de Pink Floyd, publicado cinco años después. En ambos se cuenta la historia de un chaval embarcado en un viaje épico de autodescubrimiento con elementos de ensoñación y locura; pero son sobre todo álbumes publicados en un momento de gran popularidad de sus bandas correspondientes en los que, además, uno de sus miembros se erige como líder y se produce una fricción de egos que conduce a la separación justo después de la gira. Lo cierto es que The Lamb fue un álbum complicado de componer y grabar, sobre todo porque Peter Gabriel, en mitad del pulso que echaba a los demás por el control de la obra, se encontró también con cierta insolidaridad de estos cuando se ausentaba a causa del embarazo de riesgo de su mujer. Hubo disculpas y buenas palabras posteriores y quizá por eso nunca ha existido una aversión manifiesta entre los viejos miembros de Genesis, que se reunieron por sorpresa para un único concierto en 1982 y podrían incluso reencontrarse fugazmente en próximas fechas, si la difícil coyuntura lo permite, en algún momento del nuevo tour que anunciaron hace cosa de un mes.

Un clásico largo, profundo, lleno de matices sutiles y que crece y cambia cada vez que vuelves a escucharlo.

A disfrutar.

viernes, 10 de abril de 2020

Infinite Elsewhere - IN SEARCH OF ANCIENT GODS


1. Earthbound (9:00)
(Part 2) Future Past 
2. Moon City (4:45)
3. Miracles of the Gods (11:41)
(Part 2) El Enladrillado 
(Part 3) The Legend of Santa Cruz
(Part 4) Pyramids of Teotihuacan
(Part 5) Temple of the Inscriptions
4. The Gold of the Gods (2:36)
5. Toktela (1:33)
6. Chariots of the Gods (9:25)
7. Return to the Stars (10:14)

Hoy tenemos aquí una auténtica rareza que descubrí por casualidad hace unos pocos días, pasando el rato durante el confinamiento. Se trata de un álbum de 1976 que, tal y como era bastante habitual en la década, es una obra conceptual inspirada en un libro. O varios, nada menos que la serie de publicaciones en las que el controvertido investigador Erich von Däniken intentaba demostrar que seres extraterrestres habían visitado nuestro planeta en la antigüedad. No puedo evitar sonreír cuando me encuentro uno de estos libros setenteros sobre misterios en alguna librería de segunda mano, obras llenas de ambición y entusiasmo que, si bien no resisten una lectura crítica por parte de la ciencia, hacen explotar la imaginación y nos devuelven a aquellos años de efervescencia de lo paranormal. Me privan estas cosas.

Portada de la edición en CD.

Däniken, a quien todavía podemos ver dando guerra en programas como Alienígenas de Dmax, lleva casi cincuenta años hablándonos de astronautas ancestrales, seres reconocidos como dioses por la primitiva Humanidad que dejaron sutiles huellas rastreables en diversos elementos arqueológicos, desde el arte maya a las pirámides de Egipto. Hay aquí una curiosa mezcla entre historia alternativa (pseudohistoria, me temo) y fenómeno OVNI, y de ahí el sonido predominante del disco que nos ocupa.

El principal instrumento aquí utilizado es el sintetizador Mellotron, cuya sonoridad es muy "marciana", si bien es cierto que In Search of Ancient Gods no encaja en la idea que tenemos sobre la electrónica experimental de la época. Podría definirse más bien como un álbum de rock progresivo instrumental con tintes cósmicos. Por compararlo con algo lejanamente parecido, es un extraño hijo bastardo de Days of Future Passed de The Moody Blues y Albedo 0.39 de Vangelis, quizá con algún rasgo de The Alan Parsons Project. Pero no tiremos cohetes todavía.

Earthbound

El mayor problema del álbum, y es bastante importante, es que empieza en un punto bastante bajo. El primer tema y single promocional, Earthbound, es una pieza blanda, casi de baile, algo que hoy en día suena muy pasado de moda. Más de un crítico actual afirma que parece la BSO de una película porno antigua. El tema es largo y mejora un poco en su segunda mitad, pero tienes la sensación de que la promesa de lo misterioso e imaginativo asociada al título del álbum se va a ir por el sumidero. Afortunadamente, y sin que podamos decir que In Search of Ancient Gods sea una obra maestra, el álbum va remontando y al final sí que satisface. Por ejemplo, ya el segundo corte Moon City es una pieza atmosférica completamente cósmica, excelente.

Moon City

Miracles of the Gods, la típica mini-suite progresiva, funciona estupendamente gracias a sus cambios de ritmo y a la inclusión de un piano y una excelente flauta sobre un fondo etéreo en su meditativa parte central. Pese a que el tema concluye con una melodía no muy distinta del tema inicial, esta vez sí logra convencer.

Miracles of the Gods

Viene después una pieza algo tonta, una especie de diálogo cómico entre robots tipo R2D2 titulado The Gold of the Gods ("El oro de los dioses"), cuyo mayor valor debió ser el de experimentar con sintes de la época. No es muy distinta Toktela, aunque su enfoque más dramático mejora un tanto sus planteamientos. Me suena un poco como aquellas piezas para documentales de Joël Fajerman, o a una versión del repertorio clásico de Tomita. ¿Podría ser un refrito de J. S. Bach?

Toktela

Chariots of the Gods (que se titula como un libro de Däniken, "Los carros de los dioses") es de lo mejor del disco, una pieza larga con una intro ambiental reposada, inmersiva, y con una segunda mitad rítmica y potente a la que quizá le sobre alguna pincelada galáctica rimbombante.

Chariots of the Gods

Y el álbum concluye con Return to the Stars ("Regreso a las estrellas", otro título de libro), la pieza más esotérica del álbum, pura magia cósmica experimental en la mejor línea de lo que podría haber grabado alguien de la Escuela de Berlín. Como decíamos, In Search of Ancient Gods va de menos a más, de un primer tema desfasado y aburrido a un final cautivador, atemporal pese a estar basado en tecnología musical muy alejada del estándar actual. Parece que varias partes del álbum, seguramente esta también, incluyen grabaciones reales de sonidos espaciales realizadas por radioastrónomos de la Universidad de Manchester y la Asociación Astronómica Británica.

Return to the Stars

Infinite Elsewhere fue una formación reunida solo para este álbum a instancias de su líder Paul Fishman, un músico que tenía experiencia en bandas sonoras y que aquí se encarga de los sintetizadores, el piano y la flauta. Jon Astrop toca el bajo, Philip Saatchi la guitarra, Jim Mackrell añade notas de violonchelo a Chariots of the Gods y a la batería tenemos al renombrado Bill Bruford, que había estado en Yes y King Crimson. La presencia de Bruford, un icono del rock progresivo, es destacada en la portada de varias ediciones del disco.

La ilustración de portada y contraportada al completo.

No es un álbum que tuviese gran impacto comercial, y por lo tanto no se ha reeditado con regularidad. Existe una edición oficial en CD publicada en 2017, aunque está claro que el vinilo con sobrecubierta troquelada y amplios textos (con fotografías) sobre cada tema aportados por el propio Däniken será mucho más atractivo para los coleccionistas.
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