Cabecera del blog, con fotos de los grandes músicos del cine.
Hace tiempo que sigo el blog de Chief Dundee, y la verdad es que cada día me gusta más. Para quien no lo conozca, decir que este señor francoparlante se ha especializado en las bandas sonoras de cine, o mejor dicho, en trabajar un poco con ellas para crear algo nuevo y muy interesante. Su web no solamente ofrece la posibilidad de conseguir scores de cine descatalogados o ediciones "extendidas" o "completas" en plan bootleg, sino que su plato fuerte son sus "suites", en las que realiza resúmenes de álbumes originales mediante una muy sutil y acertada selección de los temas centrales, reordenados con una coherencia que da carácter completo a las piezas. Estas remezclas reeditadas, de unos treinta minutos, son auténticas exquisiteces que funcionan a la perfección a la hora de redescubrirnos aquellas bandas sonoras que ya nos son familiares, con mucha frescura y sin las partes menos... menos esenciales. Casi siempre da en el clavo de lleno, y con un respeto tal hacia las obras originales que en ningún caso nos sentimos agredidos los más aficionados al género de la música de cine.
Lo mejor de todo es que las suites pueden ser descargadas libremente por los usuarios, con una calidad de sonido más que aceptable (incluso en formato .flac). Creo que incluso acepta encargos. Está en mi lista de blogs desde el principio, y también aquí. A disfrutar.
Habiendo hablado de The Orchestral Tubular Bells viene muy a cuento recordar la que es seguramente la grabación no oficial más básica para cualquier coleccionista de la obra de Mike Oldfield: The Orchestral Hergest Ridge. Como ya hemos dicho, la adaptación de Tubular Bells al ámbito de la orquesta sinfónica no fue precisamente un éxito de ventas ni de crítica, lo que disuadió a la discográfica de editar este segundo trabajo. No obstante, se grabó -no sabemos si de cara a su teórica publicación- al menos un concierto que llevó a cabo David Bedford con la Royal Philharmonic Orchestra. Este documento circula por Internet y es sencillísimo de encontrar.
El perro y el avión en miniatura tienen sabor a icono musical.
El guitarrista que actuó en aquella ocasión como sustituto de Oldfield fue Steve Hillage, y resulta que en la versión clásica de Hergest Ridge, su instrumento tiene más presencia que en la de Tubular Bells. Ello se debe sobre todo a que el segundo álbum de Oldfield es adaptado de un modo muy distinto por Bedford. A mi juicio, más acertado. The Orchestral Hergest Ridge posee muchas más capas de sonido que su antecesor, en el sentido de que la orquesta provee a las piezas de más matices. Cada sección del álbum original tiene mucho más delimitado su territorio y esto enriquece el sonido de la obra, resultando interesante el que Hergest Ridge, un álbum más simple, resulte muchísimo más rico que Tubular Bells en su adaptación sinfónica. Hay momentos, como el inicio de la Part Two, en los que suena incluso mejor la versión orquestal que la original a cargo del propio Mike; la grabación original parece una derivación simplificada de la orquestal, y no al contrario, como habría sido de esperar. Además, la segunda mitad de The Orchestral Hergest Ridge es sublime, con una soprano entonando la melodía que en el original cantase Sally Oldfield con resultados más modestos. Y el inicio de la primera parte, esa melodía in crescendo que siempre he considerado el mejor fragmento de la discografía de Mike, obtiene aquí una conversión sinfónica brillante, tan buena como podríamos desear quienes amamos el clásico de Oldfield de 1974.
Portada de la más reciente edición en dvd.
Es decir, que el quizá prematuro The Orchestral Tubular Bells y su comprensible fracaso comercial nos privaron del plato fuerte: la visión única de Hergest Ridge que su principal coautor, David Bedford, nos pensaba ofrecer a los melómanos a través de la música clásica, su campo de trabajo personal. Afortunadamente, la versión pirata que circula por ahí (grabada en concierto, no en estudio) tiene una calidad de sonido sorprendentemente buena, eclipsada en cualquier caso por alguna transición un poco brusca y el lógico ruido de fondo. Por cierto, cuando Tony Palmer realizó el documental The Space Movie (1979) sobre la llegada del Apolo 11 a la Luna, no solamente incluyó en su banda sonora piezas de los cuatro primeros trabajos de Mike Oldfield, sino también algunas de las mejores partes de The Orchestral Hergest Ridge. Y ver a los astronautas caminando entre cráteres a cámara lenta con una música tan exquisita es espectacular.
Una rara grabación en vídeo de la primera mitad de The Orchestral Hergest Ridge, con Bedford dirigiendo y sin guitarrista.