martes, 23 de abril de 2024

Rodrigo Leão & Vox Ensemble - AVE MUNDI LUMINAR


1. Ave Mundi (4:29)
2. Movimento (5:31)
3. A Espera (4:45)
4. Carpe Diem (3:28)
5. Amatorius (1:45)
6. Vitorial (5:52)
7. In Excelsis (4:18)
8. Espiral II (2:20)
9. A Espera (Versão) (2:00)
10. Ruas (3:31)
11. O Medo (3:15)
12. Final (2:34)
13. Humanitá (1:00)

Durante la primera mitad de los años noventa, quien no se subió al carro -difuso, polivalente- de la new age, fue porque no quiso. No era solo el dinero, era la explosión de popularidad de un género que durante la década anterior había sido más bien "de nicho" y ahora era capaz de sacar la cabeza por encima de cualquier otro estilo musical mainstream. Y lo cierto es que, más que música new age propiamente dicha, espiritual y beatífica, lo que se hizo en aquellos años fue más bien el resultado de los adelantos técnicos de la producción musical. Desde ritmos étnicos a mil experimentos con canto gregoriano, pasando por viejas glorias que volvían a dar la campanada y divas neopaganas envueltas en vestidos sedosos. No se podía haber dicho a ciencia cierta, tiempo atrás, que los portugueses Madredeus se dirigían hacia estos universos. Quizá nunca llegaron a abrazar la new age. Pero con la new age ocurre como cuando dices que no te interesa la política y unos y otros lo toman como señal inequívoca de que en realidad perteneces a ese partido que no les gusta. Si una obra musical se parece a la new age aunque sólo sea un poco, ya es oficialmente new age.

El caso es que el cofundador de Madredeus, Pedro Ayres Magalhães, mantenía la formación dentro de los límites del folk y el fado de estilo libre al dar prioridad a la voz de Teresa Salgueiro y a su propia guitarra, mientras que el teclista Rodrigo Leão, según se deduce, sí que quería explorar otras posibilidades. En la pausa discográfica que siguió al exitoso álbum Existir (1990), Leão comenzó una carrera en solitario que lo llevaría a estar fuera de Madredeus un par de años después, si bien siguió a bordo en O Espírito da Paz (1994) y Ainda (1995). Ave Mundi Luminar, publicado en 1993, es claramente el desahogo que Leão necesitaba.

Rodrigo Leão (imagen de su página web).

Ave Mundi Luminar ("Salve, luminaria del mundo") es uno de esos discos que no pueden faltar en cualquier colección de nuevas músicas en sentido amplio. El Vox Ensemble, la banda de cámara que constituyó Rodrigo Leão, contó en aquella primera aventura con los violines de Maria do Mar y Margarida Araújo, las voces de NairNuno Guerreiro, la flauta de Antonio Pinheiro da Silva, el violonchelo de Francisco Ribeiro y el oboe de Nuno Rodrigues. Parece que casi todos los demás componentes de Madredeus aparecen también brevemente, Teresa Salgueiro incluida. A pesar de lo profundo que promete ser el sonido de un ensemble así, debo decir que Ave Mundi Luminar me decepciona un poco.

Ave Mundi

Obviamente, Leão es intérprete de sintetizadores y reclama su protagonistmo como líder, pero siento que la atmósfera devora de manera notable lo orgánico de los demás instrumentos. Si se estaba buscando un sonido más cercano al minimalismo "culto pero accesible" de gente como Wim Mertens, Michael Nyman o Philip Glass (escúchese In Excelsis, tema aquí contenido que tiene un poco/un mucho de ambos), quizá queriendo parecerse un poco al Kronos Quartet, las decisiones tomadas seguramente mantuvieron el proyecto en un estante de la tienda de discos distinto del que les habría gustado.

Carpe Diem

En mi humilde opinión, lo malo no es la combinación de lo electrónico y lo acústico, evidentemente, sino el hecho de que los sintes casi siempre quieren sonar como instrumentos tradicionales y esto se nota demasiado. ¿Para qué contar con violinistas en el Vox Ensemble si luego ponemos al sintetizador a imitar el sonido de violines, como en Movimento, Vitorial o Espiral II? Se percibe que Leão lucha por suplir con sus teclados la ausencia de más instrumentos, quizá toda una orquesta que complemente al conjunto de cámara, pero el sonido de sus teclados no suena lo suficientemente orgánico para integrarse al cien por cien. A lo largo de todo el álbum hay un trabajo de composición muy notable, pero opacado por un producto final demasiado artificial, me temo. Y son precisamente los temas con más protagonismo de los instrumentos acústicos (A Espera, Final) los que mejor me suenan.

Espiral II, en una versión muy acústica.

Llego a la conclusión de que el problema de base, si admitimos que lo hay, lo tienen los más de treinta años que han pasado desde que se publicó Ave Mundi Luminar, que sitúan el álbum muy en su época. Hay cantos eclesiásticos (Carpe Diem), ritmos exóticos (Ave Mundi, otra vez Carpe Diem), teclados solistas muy dulces sobre fondo plácido (Amatorius) y otras tantas cosas que nos remiten a mediados de los años noventa. Seguro que en su momento este álbum sonó a gloria a quienes buscaban algo más maduro que el hit de moda de Enigma o el single radiable de Enya, pero creo que a día de hoy le resulta difícil escapar del que fue un contexto muy característico. No obstante, tampoco nos engañemos, porque incluso con este visible lastre, el álbum sigue sonando bien y proporcionando una experiencia musical más que satisfactoria. 

A quienes no la conozcan, les invito a buscar una reedición con portada distinta y algunos cambios en la lista de temas, publicada en 1995 por Sony Masterworks.

Portada de la versión de 1995.

martes, 16 de abril de 2024

Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 14: "LA SERENISSIMA"


"Imagina un futuro distante en el que la humanidad puede haber abandonado una de las más bellas ciudades del mundo: Venecia. 
    La música clásica italiana -pero con algunas diferencias- ha permanecido como único recordatorio de la magia y el romance de su antiguo esplendor.
    Lo que podría sucederle a Venecia es la historia de Rondò Veneziano."
(Texto de la contraportada del single en vinilo de La Serenissima)

Esto va a hacer "clic" en muchos cerebros. Hablamos del conjunto italiano Rondò Veneziano, uno de esos grupos pintorescos de los años ochenta que hoy nos parecen un poquillo kitsch pero que en su momento consiguieron una repercusión notoria en los medios. 

La Serenissima, portada del álbum de 1981.

Se trata de un conjunto neoclásico de cámara que busca recrear una música de estilo barroco, a la que se añade un ritmo pop y sutiles arreglos de sintetizador que la hacen más comercial y accesible. La mayor parte de los componentes -al menos de los que actuaban en vídeos- eran mujeres con pelucones tocando el violín, el violonchelo y el contrabajo. Se supone que el grupo surgió tras renacer el carnaval de Venecia a comienzos de los años setenta del siglo XX, aunque Rondò Veneziano se constituyó en 1979 y lanzó su primer álbum en 1980. Su fundador y líder hasta hoy es Gian Piero Reverberi, compositor, pianista, arreglista, productor y lo que se tercie, un músico de prestigio que lo mismo trabajó en bandas sonoras de spaghetti westerns que en álbumes de rock progresivo. Aunque pueda parecer que la banda interpreta temas clásicos modernizados, en realidad su repertorio consiste en piezas originales de Reverberi, supongo que con alguna excepción puntual.

Rondò Veneziano. En el centro de la primera fila, con chaqué, Gian Piero Reverberi.

Debo confesar que este tema en concreto que he seleccionado, La Serenissima, no es el que primero escuché del repertorio de Rondò Veneziano. Más bien lo he elegido por ser quizá el primer éxito de renombre del conjunto, que en su momento tuvo gran difusión gracias a su interesante videoclip de animación. También suele ser el primer o segundo tema que aparece en sus recopilatorios, y además creo que ha envejecido mejor que gran parte de su material de los ochenta. Pertenece a su segundo álbum, publicado en 1981 y titulado igual que el tema que nos ocupa.

La Serenissima

En realidad, conocí esta música gracias a un buen amigo que me prestó el casete Odissea Veneziana (1984), supongo que recién salido de la guantera del coche de su padre, donde estaría también el best-seller patrio Capriccio Russo de Luis Cobos. No podemos dejar de mencionar que Rondó Veneziano tuvo su momento de gloria en España gracias a que Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador los invitó al concurso Un, dos, tres, que en en aquella época era visto cada fin de semana por varias decenas de milliones de personas. Es de suponer que muchos espectadores se acercaron a las tiendas de discos a por alguno del Rondò.

Odissea Veneziana en el Un, dos, tres (1991)

Aquí puedes visitar el sitio oficial de Rondò Veneziano.

domingo, 7 de abril de 2024

Jean-Michel Jarre - LIVE VERSAILLES 400


1. Le Château (2:27)
2. Epica Oxygene (3:15)
3. The Opening (3:43)
4. Oxygene 2 (6:41)
5. Equinoxe 4 (5:21)
6. Equinoxe 7 (3:33)
7. Industrial Revolution, Part 2 (2:59)
8. Chronology (5:49)
9. The Architect (3:34)
10. Oxygene 19 (3:13)
11. Zero Gravity (4:54)
12. Falling Down (3:27)
13. Stardust (4:42)

Este señor puede estar contento de que todavía se acuerden de él en algunas grandes ocasiones, y no porque haya hecho nada para dejar de merecerlo, sino porque a menudo parece que las autoridades que organizan determinados eventos prefieren tirar de juventud aunque sólo sea por atraer la atención de los medios. Mucho de lo que viene haciendo Jean-Michel Jarre desde el cambio de siglo -ya un poco lejano- suscita polémica entre muchos de sus seguidores, pero hay que admitir que el prestigio de sus conciertos apenas parece haberse resentido. Versailles 400, además, creo que es un trabajo que puede gustar a todos sus fans, ya que no renuncia al sonido bailable de disc-jockey de los últimos años y al mismo tiempo reivindica su toque clásico con unos cuantos temazos de los de siempre.

Diseño publicitario del evento.

Al igual que en aquella nochevieja de 2020 a 2021 en la que Jarre realizó un concierto virtual desde la catedral de Notre-Dame, en esta ocasión han llamado al de Lyon para celebrar los 400 años del palacio de Versalles, antigua residencia oficial de los reyes de Francia. Fue el 25 de diciembre pasado (día de Navidad), y no sabemos si el álbum, que está disponible sólo en formato digital desde el 23 de febrero, se editará en físico como ocurrió con el anterior concierto en la catedral, que dio lugar al CD y bluray Welcome to the Other Side unos meses después. Este último que menciono es uno de los álbumes de Jarre que me niego a adquirir por una cuestión de amor propio (ni siquiera he conseguido escuchar más de dos o tres temas en YouTube, de tan espantoso como me resulta), pero el de Versalles sí podría acabar en mi estantería.

Jarre en Versalles con las gafas VR. De su propio Facebook.

Tampoco es que este nuevo álbum sea la repera, pero se diría que Jarre ha querido dar aquí la de cal donde antes dio la de arena. Creo que comienza de la mejor manera posible, haciendo que nos preguntemos qué obras exquisitas podría brindarnos este señor si le diese por experimentar un poco más. Versailles 400 se abre con Le Château, una estupenda revisión electrónica-retro de un tema del ballet cómico Le burgeois gentilhomme (1670), que sirve como divertida y elegante antesala, muy a lo Wendy Carlos en La naranja mecánica. Temazo.

Le Château

No es que Epica Oxygene sea gran cosa -típico remix años 90 que sólo reutiliza unas notas repetidas del Oxygene 4 original-, pero no funciona mal. Después suenan The Opening (tema de Equinoxe Infinity que también se recuerda por la participación de Jarre en el festival de Coachella), ortodoxos remixes de Oxygene 2 y Equinoxe 4 al estilo de los escuchados en el recopilatorio A.E.R.O. (2004), una acertada remezcla modernizada de Equinoxe 7, y los temas Industrial Revolution, Part 2Chronologie 6 tal como los recordamos de los álbumes originales. Este último aparece como Chronology, a secas.

Equinoxe 7

En la recta final escuchamos varias piezas de publicación más reciente, como The Architect, una remezcla de Zero Gravity, Falling Down, y Stardust, todos del proyecto Electronica (2016), y entre ellos se cuela también Oxygene 19. No todos estos últimos temas son los mejores que podían escogerse de estos últimos años (¿Por qué no algún tema más de Equinoxe Infinity?), pero tampoco son los peores si se busca un espectáculo en vivo un poco cañero. Lo dicho: Versailles 400 no es ni por asomo una obra imprescindible, pero oye, contiene unos cuantos buenos momentos de los que agradecemos los fans de largo recorrido. 

Ahora nos queda hacernos una interesante pregunta: ¿Participará Jarre en la inauguración/clausura de los Juegos Olímpicos de París el próximo verano? Ojalá.

El concierto no pudo emitirse en directo por YouTube, pero sí que se subió al completo.

martes, 2 de abril de 2024

Anthony Phillips - PRIVATE PARTS & PIECES


1. Beauty and the Beast (4:08)
2. Field of Eternity (5:10)
3. Tibetan Yak-Music (6:09)
4. Lullaby - Old Father Time (1:15)
5. Harmonium in the Dust (2:29)
6. Tregenna Afternoons (7:49)
7. Stranger (6:08) (añadida en reediciones)
8. Reaper (7:38)
9. Autumnal (5:57)
10. Flamingo (11:06)
11. Seven Long Years (2:58)
12. Silver Song (Demo) (3:19) (añadida en reediciones)
13. Movement IV from Guitar Quintet (7:08) (añadida en reediciones)

Escribí más o menos lo mismo en una entrada anterior: Anthony Phillips puede ser el artista del rock progresivo más interesante de todos sobre los que nunca has oído hablar. Y no es que sea especialmente desconocido, sino más bien que él mismo ha debido sentirse cómodo manteniendo un perfil bajo. Salió de Genesis tras participar en sus dos primeros álbumes (y aportar algo de material al tercero) por tener problemas de pánico escénico y después se tomó su tiempo para publicar su primer y magnífico álbum de debut The Geese and the Ghost (1977). 

Anthony Phillips en una foto de la época 
(de la web musictoeat.com, en la que se narra la larga historia del tema Silver Song)

Escuchando este Private Parts & Pieces (1978), he llegado a la conclusión de que Phillips seguramente sentía que no estaba suficientemente preparado como artista para mantenerse a la altura del ascenso al éxito total de Genesis. Se sabe que en cuanto abandonó la banda se dedicó a estudiar para ser un mejor músico, y creo que no nos equivocaríamos al decir que el álbum que traemos hoy viene a ser su cuaderno de clase de aquella época. Un primer cuaderno, para ser más precisos, porque de Private Parts & Pieces se han publicado nada menos que once entregas.

Trasera de una versión en CD.

Anthony Phillips grabó este álbum después de su segundo trabajo de estudio, Wise After the Event (1978), confiando en que encontrase un espacio en el mercado en aquella época mágica en la que un trabajo casi totalmente instrumental, experimental y minimalista en todos los aspectos, podía tener una salida comercial más que satisfactoria. Parece que le animó el que gente como Brian Eno estuviese apadrinando iniciativas parecidas. Pero a la discográfica Virgin no le pareció buena idea. Llegaron a un acuerdo intermedio: Private Parts & Pieces se publicaría sólo como "regalo" en edición limitada para los primeros 5.000 compradores del que iba a ser el siguiente álbum de Phillips, Sides (1979).

Field of Eternity

¿Qué problema tenía Virgin Records, la compañía que había echado raíces gracias al Tubular Bells y a trabajos prácticamente extraterrestres de bandas como Tangerine Dream, en publicar un álbum de rock progresivo instrumental más o menos sosegado? Pues que Private Parts & Pieces no es un álbum normal, sino una colección de grabaciones caseras realizadas por Anthony Phillips mientras se formaba como compositor e intérprete. Algunas son piezas inacabadas, sin pulir, a veces descartes de composiciones ambiciosas de naturaleza conceptual que se iban quedando en la cuneta mientras el músico tomaba decisiones sobre sus álbumes venideros.

Harmonium in the Dust

Abundan las piezas para teclado con arreglos rudimentarios (Beauty and the Beast, Autumnal) y sobre todo las melodías para guitarra solista (Field of Eternity, Lullaby, Tregenna Afternoons, etc.), aunque también hay un par de canciones muy dulces y sencillas (Stranger, Seven Long Years). En los temas 2 y 12 colabora Mike Rutherford en la composición. La producción de algunos temas era a veces tan artesanal que el ingeniero Ray Staff (gracias, Wikipedia) tuvo que corregir muchos de los problemas de sonido que contenían, antes de que se publicase el disco. Se sigue apreciando la diferencia en la calidad de las grabaciones de unos temas y otros, tras muchos años de reediciones y remasterizaciones.

Stranger

Lo interesante de Private Parts & Pieces es que mantenía vivo el sonido de una fase temprana del rock progresivo británico en una época en la que buena parte de sus gurús se movían a grandes pasos hacia la reconversión pop. Anthony Phillips seguía haciendo las delicias de quienes alucinaron con el sonido de álbumes de Genesis como Trespass y Nursery Cryme, sólo que en una línea más meditativa y atmosférica. Sería interesante comprobar qué influencia tuvo la música de discos como este en el auge de la new age durante los años ochenta.

Estuche de 2015 con los cuatro primeros volúmenes de Private Parts & Pieces.

Me animé a comenzar con esta particular serie de grabaciones (ojo, la entrega número 12 de Private Parts & Pieces se publicará en mayo de 2024) después de trastear con todo el material inédito que hay de Genesis en YouTube, a veces álbumes completos montados por fans a base de grabaciones no oficiales. Creo que este álbum que nos ocupa suena muchísimo mejor, y seguramente tendremos más entregas de la saga por aquí en el futuro. La segunda parte, que también he escuchado hace muy poco, es tan buena como esta primera.

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