CD 1
1. Chronologie 1 (6:30)
2. Chronologie 2 (5:26)
3. Chronologie 3 (3:32)
4. Gloria, Lonely Boy (5:29)
5. Equinoxe 4 (6:42)
6. Fishing Junks at Sunset (6:02)
7. Souvenir de Chine (4:08)
8. Magnetic Fields 5 - The Last Rumba (4:35)
9. Industrial Revolution - Overture (4:38)
10. Industrial Revolution - Part 1 (2:49)
11. Industrial Revolution - Part 2 (3:37)
CD 2
1. Eldorado (3:42)
2. Oxygene 13 (3:37)
3. Magnetic Fields 1 (4:23)
4. The Emigrant (3:26)
5. Oxygene 4 (4:24)
6. Rendez-Vous 2 (8:45)
7. Rendez-Vous 4 (4:01)
8. Acropolis (6:06)
9. Computer Weekend (4:39)
Cuando comencé a reseñar discos en este blog, me planteé no comentar nunca esta clase de trabajos. Tanto rollo circula entre las redes P2P y los canastos metálicos del Carrefour con versiones de clásicos a cargo de intérpretes de tres al cuarto, que decidí no pararme a comentar títulos de ese tipo y limitarme a las obras originales, aunque en algún caso haya costado trabajo llegar a la fuente, a veces mucho más difícil de encontrar que sus "covers".
He decidido hacer una excepción con este álbum por dos razones: primero, porque la City of Prague Philharmonic Orchestra, pese a ser una orquesta de versiones de los cien millones que hay por ahí, se ha labrado un excelente currículo, por ejemplo, realizando versiones completas y muy fieles de bandas sonoras de cine viejunas y maltratadas en sus ediciones originales; y segundo, porque tras la escucha de The Symphonic Jean Michel Jarre (2006) se tiene la impresión de estar ante algo con validez propia, con una integridad musical que lo separan de tantos otros productos para paladares duros como el esparto. Por cierto, hace algún tiempo publiqué una entrada sobre la City of Prague que os invito a repasar.
El director de orquesta Nic Raine (de su página oficial).
¿Cómo han logrado esto los checos? Pues demostrando una vital inteligencia a la hora de plantearse el sonido del álbum. Mientras que es extremadamente sencillo realizar versiones orquestales de otros trabajos también orquestales, la música de Jarre no es precisamente "adaptable" a este tipo de formato sinfónico. Está llena de complicadas texturas rítmicas, y de melodías con gancho en el sentido popular del término, lo que, llevado al terreno de una orquesta sinfónica, podría haber caído en lo kitsch a la primera de cambio. Sin embargo, la orquesta ha sido capaz no solamente de seleccionar temas de Jarre que encajen con un sonido sinfónico clásico, sino que han logrado incluso desenterrar una faceta desconocida en trabajos bien conocidos del compositor electrónico francés.
Jean Michel Jarre durante su última gira (de The Telegraph).
Jean Michel Jarre, mucho más que otros "competidores" directos en el mundo de la música instrumental popular, siempre se ha sostenido de manera casi única en los sintetizadores, que suenan siempre como tales, sin querer imitar otros sonidos. Es por eso que quizá no me había parado a pensar cómo podría sonar su música en manos de una orquesta sinfónica completa, y el redescubrimiento de ciertos pasajes de su obra es poco menos que una epifanía. Si tuviésemos que señalar un solo álbum como principal beneficiario de esta revisión sinfónica, creo que Revolutions (1988) ganaría por goleada. No solamente es el álbum de Jarre con más piezas aquí contenidas, sino el que se adapta de manera más perfecta al sonido de la orquesta.
El tercer corte de Industrial Revolution, para mi gusto el más espectacular.
Lo de la "suite" sobre la revolución industrial es sencillamente apoteósico, casi capaz de hacernos pensar que fue Jarre quien hizo una versión en el álbum original, y que la contenida en The Symphonic es la auténtica. Lo mismo sucede con la adaptación de The Emigrant, un tema que en el álbum de Jarre me sonaba un pelín acartonado y que aquí adquiere las connotaciones épicas que siempre mereció tener. Hasta aquella simpática chorrada de Computer Weekend es pura algarabía colorista en The Symphonic, gracias al uso de diversos instrumentos isleños en su arreglo para orquesta, como un muy bonito cierre del doble álbum.
Computer Weekend.
Tampoco podemos ignorar la muy meritoria revisión de los tres primeros cortes de Chronologie (1993), y aún menos las aproximaciones de la orquesta de Praga a varios temas lentos del repetorio de Jarre (Souvenir of China, Oxygene 13 y Acropolis), que son pura exquisitez. Chupado lo tenían, eso sí, con las ya de por sí bastante sinfónicas Fishing Junks at Sunset y Rendez-Vous 4, que quedan muy bien pero no aportan demasiado al conjunto.
Lo más difícil, obviamente, era meter mano a los hits, los singles de éxito de Jarre, y aquí los resultados se vuelven algo más desiguales. La City of Prague y el coro Crouch End Festival, dirigidos por Nic Raine, tienen que hacer trampa a la hora de interpretar los clasicazos Oxygene 4, Rendez-Vous 4 y Equinoxe 4, metiendo discretamente fondos rítmicos electrónicos y hasta algún punteo de guitarra eléctrica. Terminan haciendo de Oxygene 4 un corte más bien prescindible y (esta vez sí) kitsch, de Rendez-Vous 4 un acercamiento innecesario pero inevitable... y de Equinoxe 4 un verdadero pepino nuclear, una de las joyas del álbum, por mucho que también hagan trampa e incluyan algún efecto sonoro no perteneciente a la música clásica "pura". En el tema Chronologie 2 se emplea un método similar, aplicando unos arreglillos electrónicos sutiles, también con muy buenos resultados. Aunque insisto: eso se llama hacer trampa.
Equinoxe 4.
Algo anodinos resultan Gloria, Lonely Boy (incluido seguramente para representar etapas más recientes de la discografía de Jarre) y Eldorado; y en Magnetic Fields 1, pese a partir de un planteamiento interesante, se empeñan -como el propio autor en conciertos y recopilatorios propios- en ignorar el estupendo segundo tramo del álbum original, impidiendo que la pieza llegue a arrancar de verdad en todo su esplendor. Discutible puede ser la inclusión aquí de The Last Rumba, ya que en el propio álbum de 1981 tenía más espíritu de broma que de otra cosa. Hacen que brille gracia a unos bonitos arreglos de acordeón.
En términos generales, se puede afirmar que The Symphonic Jean Michel Jarre es un muy feliz hallazgo musical, casi una manera de redescubrir al francés y expandir su universo creativo hacia horizontes insospechados. Podemos quejarnos con justicia de la elección de los temas, no todos especialmente representativos de su carrera, y de algunos fragmentos más bien olvidables (ese Oxygene 4...), pero el álbum se mantiene a flote gracias a sus mucho más abultadas virtudes, y a varios momentos de lucidez total. Una experiencia estupenda para refrescar los oídos de los fans de toda la vida. Está en Spotify.