domingo, 5 de enero de 2020

Jean-Michel Jarre / Jarrelab - SNAPSHOTS FROM EŌN


CD 1

1. Snapshot 1 from EōN (39:28)
2. Snapshot 2 from EōN (38:46)

CD 2

1. Snapshot 3 from EōN (51:54)

Lanzada el pasado mes de diciembre de 2019, Snapshots from EōN ("Instantáneas de EōN") es la cuarta o quinta caja de coleccionista que lanza Jarre en pocos años. Firmada, limitada, etc. Se ve que este hombre tiene muchos gastos y repone las arcas por la vía rápida, sobre todo considerando que, salvo el valor intrínseco que tienen los ítems per se, contienen poco más que unos vinilos, unos libracos con mucho artwork... Y ninguna música más allá de la que puede adquirirse en sus ediciones sencillas. Este último paquete es la excepción, ya que su contenido musical es exclusivo.

Jarre te hace el unboxing (o sea, que te enseña lo que guarda en su paquete).

EōN es una aplicación para móviles creada por Jarrelab (Jarre y los ingenieros de Sony Alexis Zbik y Vianney Apreleff) para generar música ilimitada y bonitos gráficos para acompañarla, siguiendo una serie de algoritmos y a partir de una biblioteca de samples y efectos sonoros. Está disponible para dispositivos de Apple y pronto lo estará para Android por unos 9 euros. Creo que no es el primer proyecto de este tipo que se lanza al mercado, pero está claro que la presencia del autor de Oxygène en él le da un carácter especial. Por suerte, la música que "fabrica" EōN no es demasiado genérica -aunque sí un poco-, tiene algunos matices del Jarre clásico -aunque no muchos-, y no se queda en un sonido de electrónica/DJ trillado. Es más bien una especie de ambient a lo Brian Eno al que se añaden ritmos, sonidos tipo beatbox y algún pasaje melódico suelto, todo esto si juzgamos a partir de lo contenido en los dos CDs de Snapshots.

Por 300 euros, podría llevarlo Jarre en persona a tu casa con unas pizzas y unas cervezas.

Se supone que Snapshots en concreto está creado por Jarre con algo más de intervención directa que su dedo sobre la pantallita de su iPhone. Habría salido de alguna fase del diseño de EōN previa a su lanzamiento, en la que el francés pudo decidir cómo evolucionaba la música, qué sonido iba a continuación, qué fondo se superpone al anterior, etc. Y aun así, siento admitir que buena parte de lo grabado en los CDs, aun conteniendo unos cuantos pasajes sorprendentes e inspirados, suena a monserga impersonal. Jarre afirma que su intención era dejar una impronta palpable en el devenir del proyecto, congelar unos minutos de EōN y fijarlos para que permanezcan inalterados, pero no es fácil apreciar hasta qué punto ha metido mano el músico en los tres extractos seleccionados.

Un trozo irrepetible de EōN generado en la app de un particular y colgado en YouTube.

Por mucho que sea fascinante todo el mundillo de las inteligencias artificiales y la ciencia ficción hecha realidad, EōN es una máquina que siempre carecerá de la capacidad humana de introducir un calculado elemento de sorpresa, de épica o lirismo, de construir una narrativa musical coherente más allá de unos cuantos parámetros sobre armonía y ritmo, de considerar en qué momento el oyente se va a aburrir de un largo pasaje, de decidir cómo comienza, evoluciona y concluye una obra musical. Por no hablar de que cualquier creación mínimamente artística siempre posee un elemento de expresión de la propia personalidad y los sentimientos de su creador. Como experimento, este generador de sonidos es más que atractivo, pero a efectos prácticos no es más musical que el claxon del coche o la campanita del microondas.

Lo que contiene el estuche.

Peor todavía, si nos ponemos pesimistas podemos afirmar que EōN es la solución final del panorama musical actual. Cuando salgas a correr ya no tienes que bajarte un puñado de canciones en mp3 que borrarás al día siguiente, ni abonarte a Spotify o similares, porque la maquinita te fabricará cada vez algo nuevo que tal vez sirva como fondo a lo que estés haciendo. Lo consumes y lo olvidas. Pero mejor no te pares a escucharlo con atención exclusiva, porque entrará en escena otra costumbre inevitable de nuestros tiempos: darle al botoncito para escuchar lo siguiente, cosa que ni siquiera sé si puede hacerse en un continuum eterno como EōN.

El álbum completo.

Jarre no está en un mal momento creativo. Sus últimos Oxygène 3 (2016) y Equinoxe Infinity (2018), con todo lo que pueden tener de nostálgicos u oportunistas, contienen mucha buena música y casi ninguna hojarasca. No está "en cuarentena" por querer colárnosla, y lo que se escucha en Snapshots from EōN no es ni de lejos lo peor que ha hecho en su vida, pero sí que adolece de una mala costumbre que ha adoptado Jarre con los años: grabar minutos y minutos de desarrollos planos, muy poco interesantes y menos evocadores. No se justifican por tener el carácter ambiental del citado Eno cuando ha compuesto piezas para espacios públicos o exposiciones; no tienen el gancho cósmico, esotérico, de los mejores Tangerine Dream o Klaus Schulze y sus fantasías oscurantistas de antaño; y tampoco son siempre el producto de sesiones de improvisación propiamente dichas que justifiquen un componente de divagación. Es más bien esa manía que acaban adquiriendo algunos músicos asentados de creer que todo lo que se les ocurre merece ser grabado y publicado aunque aporte más bien poco. Como decíamos, Snapshots from EōN no es lo peor que ha creado Jarre, pero puedo asegurar que me ha costado Dios y ayuda terminar de escuchar los dos CDs.

3 comentarios:

Juan Antonio dijo...

Buena reseña aunque en desacuerdo en algunos puntos.
Es un error intentar ver Eón como un trabajo discográfico, al margen de estas Snapshots.
Eón es un generador de paisajes musicales, su función no es mostrar una composición con una estructura, más bien es un flujo de músicas que bien podrían funcionar como banda sonora de algún tipo de cine documental y/o experimental.
Eón es una suerte de música efímera, existe en el preciso instante en que la escuchas y se pierde para siempre... o eso parece.
Tras escuchar estas Snapshot creo poder afirmar que hay cosas muy interesantes en Eón y que no aparecen en estos discos.

El conde dijo...

Quizá no he diferenciado suficientemente entre el comentario sobre el estuche Snapshots y mi opinión sobre la app propiamente dicha.

Pongo en duda el hecho de que una obra en teoría "musical" tenga valor artístico o expresivo si no existe una intención consciente, una voluntad creativa detrás, con independencia de que hablemos o no de música programática o de una edición discográfica al uso. El que no tenga principio ni final no es en realidad su mayor problema; nadie dudaría de la "musicalidad" de un fragmento aislado escogido al azar de una sinfonía de Beethoven, ni de los minutos de jazz que escuchas mientras entras y sales de un club. Como bien dices, EōN (basándome en los Snapshots y lo que he escuchado en YouTube) puede ser muy útil para su utilización a modo de banda sonora de un vídeo, una exposición o una performance de algún tipo, y su sonido es sin duda muy interesante y agradable en más de un momento... Pero es esto realmente música? Es arte?

Gracias por comentar!

Juan Antonio dijo...

Lo que se escucha en Eón es más interesante que mucha de la electrónica actual. No deja de ser el Jarre más experimental.
Es arte?, no es 'hamparte', con eso es suficiente.

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