2. Al Capone (2:55)
Los intocables de Elliot Ness es una película de 1987 dirigida por Brian De Palma. En su momento fue un gran éxito de crítica y público, sin duda uno de los trabajos más populares de su director, aunque si sabemos verla con un poco de distancia (y no me refiero necesariamente a los años transcurridos sino a un punto de vista crítico) apenas se distingue de lo que suele llamarse una "película de temporada", esto es, una de estas películas realizadas de manera competente pero sin alardes que no aspira más que a una taquilla discreta y a llevarse con suerte un par de premios. No está nada mal, o a mí al menos me gusta, pero creo que hoy en día tiene más prestigio por el papelón de Sean Connery, por la confirmación como superestrella de Kevin Costner y por la BSO de Ennio Morricone que por sus bondades fílmicas globales.
Lo más interesante de esta banda sonora, como siempre intentando yo aportar una visión no tan común, es que confirma como pocas el hecho evidente de que Morricone es una rara avis en el gremio. Me refiero a que su manera de trabajar casi nunca encaja con los métodos neorrománticos de los maestros de Hollywood de toda la vida, la mayoría de ellos de procedencia o influencia centroeuropea. Morricone emergió de otro contexto. Recordemos que su gran explosión en la cultura popular fue mediante los westerns italianos de Sergio Leone, que eran películas con una estética muy "extrema" y para las que el músico componía, por encima de cualquier otro recurso musical, un par de temas potentes y bien diferenciados que podían ser reutilizados, a veces editados sin contemplaciones en la sala de montaje, para acompañar escenas específicas, cuando no para servir de mero efecto sonoro. No siempre podemos encontrar variaciones sobre estos temas o estructuras sinfónicas complejas basadas en ellos, por ejemplo para su uso como música incidental, y esta manera de enfocar la composición siguió más o menos vigente para el italiano incluso cuando, estando en camino de ser un mito viviente en la década de los ochenta, se volcaba sólo ocasionalmente en el cine americano.
The Untouchables es, en este sentido, y como decíamos, una muestra perfecta de cómo una BSO de las "grandes" de Morricone es a veces mucho más una colección de magníficos temas individuales que un todo conectado mediante una urdimbre de "leitmotivs" al uso. Incluso parecería que algunas piezas de esta partitura son tan distintas que podrían proceder de contextos diversos y no de una misma película. El tema de los títulos finales, que curiosamente abre el CD original lanzado a la venta, no se parece absoluamente en nada al segundo corte, que es el vodevilesco, caricaturesco tema de Al Capone. Salvo en el hecho de que son geniales, claro.
Y el resto de la BSO camina en la cuerda floja entre una cosa y la otra, entre el sinfonismo de los temas más íntimos (Death Theme, cuyo fraseado melódico ya presagia algo de Cinema Paradiso, Ness and His Family, Four Friends) y el llamativo efecto anacrónico de los ritmos sintéticos de On the Rooftops y otras piezas para escenas de tensión como Waiting at the Border. Caso aparte es la mil veces parodiada escena del carrito de bebé que cae por las escaleras, para la que Morricone se sacó de la manga una tétrica canción de cuna bajo el título de Machine Gun Lullaby / "Nana de la metralleta".
Viendo la propia película por enésima vez, te vas dando cuenta de que en realidad es una producción más bien modesta en lo técnico pese al gran elenco reunido, hasta el punto de que cuando escuchamos aquí y allá el tema triunfal de Elliot Ness (que en el CD se repite en varios cortes con estructura similar) a veces no parece que la escena merezca un musicón de tal calibre. Da la sensación de que Brian De Palma, o el encargado del montaje, no siempre sabe muy bien dónde merece la pena subrayar la épica del relato y abusa de este tema heroico. No llega al nivel chocante de lo que le ocurría a menudo a Jerry Goldsmith, que componía piezas musicales para películas grandiosas cuando en realidad a veces eran bodrios del quince, pero en algún punto anda cerca. Como he dicho, la película me gusta bastante, así que lo dejo en que la obra de Morricone ayuda a mejorar el nivel del producto y a darle un toque original que le sienta bien.
No es tan arrebatadoramente bella como Once Upon a Time in the West o The Mission, pero The Untouchables es una de las que no pueden faltar en una colección del maestro italiano, por modesta que sea. No sé si el CD original sigue a la venta en alguna parte, pero si quieres conseguir una copia de la edición expandida de La-La-Land Records (2012) vas a tener que hipotecar tu casa.
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