1. Novus Magnificat, Side One (26:18)
2. Novus Magnificat, Side Two (28:22)
Descubrí este disco gracias al estupendo blog Solsticio de Invierno, y a pesar de que una primera escucha me dejó más bien indiferente, mi opinión sobre él ha ido mejorando, y no solamente por que sea yo cada vez más consciente de su gran importancia dentro del género new age. Sin duda se trata del álbum más emblemático de la polifacética compositora norteamericana Constance Demby, y se publicó (¡en cassette!) en 1986 en el sello Hearts of Space.
Novus Magnificat viene a ser una aproximación a la música cósmica planeadora desde el punto de vista de los conceptos más básicos de la música sacra. Esto quiere decir que se busca una ambientación solemne que invita a una paradójica pero efectiva mezcla de grandiosidad y recogimiento. La forma de lograr este efecto es el uso de coros que se combinan con delicados pasajes de teclados. En el fondo esto es engañoso, porque en realidad todo lo que escuchamos son en realidad teclados. Demby utiliza el sintetizador Emulator II, que en aquellos años ochenta era lo más parecido a una verdadera orquesta clásica completa -coros inclusive- que podía interpretar un solo músico.
Constance Demby, en la contraportada de una edición española del CD.
Uno de los mayores méritos de Novus Magnificat es ser una demostración de la creatividad de Constance Demby, quien grabó el álbum sobre la marcha, según lo interpretaba a los sintetizadores, sin utilizar partituras ni planificaciones previas más allá de los sonidos básicos que quería emplear. Aportan unos retoques la productora Anna Turner y sobre todo Michael Stearns, que según el libreto del disco aporta "imágenes y texturas electrónicas adicionales".
Otra contraportada, con una especie de rosetón gótico espacial.
Datos aparte, debo decir que Novus Magnificat funciona muy bien si lo entendemos dentro de su contexto temporal y tecnológico, quizá no tanto desde una óptica actual. Personalmente, soy de los que piensan que para grabar un álbum con piezas corales hace falta un coro de verdad para que el calado sonoro sea completo. Los músicos electrónicos en general, tanto los popes de los setenta como los cultivadores del ambient y la new age posteriores, a menudo han tenido cierta tendencia a convertir muchas de sus obras en exhibiciones de las posibilidades técnicas de sus aparatos, cuando seguramente habrían logrado resultados más espectaculares al combinar lo "auténtico" y lo sintético. Otra cosa es que asumamos que, en un contexto tal vez cercano a la ciencia-ficción lo bonito sea generar sonidos como nunca se había hecho antes, combinando ese carácter sacro con una tecnología puntera y arrolladora. O también podemos verlo sencillamente como una expresión de independencia por parte de la compositora, que no necesita contar con más personal para generar su música de manera directa.
Podemos aceptar cualquiera de estas explicaciones, pero sigo pensando que lo que para el Emulator II ochentero eran coros, para un oyente actual no dejan de ser sonidos perfectamente reconocibles como electrónicos. Por eso pienso que Novus Magnificat es mucho más efectivo si aceptamos su naturaleza puramente new age, sus posibilidades de evocación y embeleso sensorial, que si intentamos disfrutarlo como un trabajo más o menos neo-clasicista. Hay motivos para perderse, para recrearse a placer en su densa y sobria atmósfera galáctica.
Así comienza Novus Magnificat.
3 comentarios:
Hola Conde: creo que ya hiciste una reseña de este disco hace tiempo ¿me equivoco? No estoy seguro, pero en cualquier caso algo leí en su día y escuché este disco. Me gustó, la verdad, aunque tengo que darle más vueltas, porque sin duda lo merece. Sensatísimas las palabras que le dedicas, como siempre. Aprovecho para mandarte un abrazo. Ó
Buenas noches,
NOVUS MAGNIFICAT es una Joya de la Música de todos los tiempos. Lo de menos es la tecnología empleada (instrumentos acústicos, electrónicos, emuladores software,...etc.). En definitiva: es lo de menos.
La Suerte que hemos tenido los amantes de la música de vanguardia es que Doña Constance dispusiera de tecnología de vanguardia (el Emulator II era lo máximo en síntesis y recreación de sonidos en 1986) en aquel momento. Pero eso no quita, o resta merito, la extremada sensibilidad y espiritualidad que supo expresar en esta irrepetible Sinfonía Cósmica.
Por lo tanto: lo importante es el contenido y el mensaje evocador que nos transmite esta obra sin par. Es pura transcendencia, es una comunión celestial entre el Eterno y la misma infinitud de un Cosmos pretendidamente armónico.
Repito: ¡Es una autentica Joya de la Música; sin más etiquetas!
Te felicito por este magnífico Blog.
Santiago Peña
Qué viejos recuerdos me trae este disco! Lo conocí gracias a Ramón Trecet y su antológico programa de radio "Dialogos 3". En realidad, después de descubrir las bondades de la música electrónica alemana a mediados de los 80 y ser un auténtico drogadicto por consumir este tipo de música, el bueno de Ramón me hizo descubrir otro mundo en el que cabían otros nombres que para mí eran auténticos desconocidos. Entre estos estaba algunos muy conocidos como Win Mertens, Michael Nyman, Suzanne Ciani, Ray Lynch, etc., pero también había otros que ni eran ni lo serían. Tal es el caso de Constance Demby y su "Novus Magnificat". Algo que no se parecía a nada y, como dices, en su primera escucha te deja más que frío, helado diría yo. Este disco puede que haya envejecido muy rápido y aunque a mí me tira la nostalgia y no soy muy imparcial, diré que tiene su aquél.
Gracias por volverme a quitarme de encima unos cuantos añitos Conde. Soberbio blog.
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