jueves, 21 de junio de 2018

Pink Floyd - THE DIVISION BELL


1. Cluster One (5:59)
2. What Do You Want from Me? (4:22)
3. Poles Apart (7:05)
4. Marooned (5:28)
5. A Great Day for Freedom (4:18)
6. Wearing the Inside Out (6:49)
7. Take It Back (6:12)
8. Coming Back to Life (6:19)
9. Keep Talking (6:11)
10. Lost for Words (5:15)
11. High Hopes (8:32)

El álbum de Pink Floyd The Division Bell (1994) es de los que más "división" causan entre los seguidores de la banda británica. Ni siquiera se le acercan discos difíciles como el extravagante Ummagumma (a ratos casi inaudible) o el personalista The Final Cut (obra más de Waters que del grupo), y eso sin hablar del mero auto-homenaje que es The Endless River, que se aceptó por su vocación anecdótica más que por su calidad intrínseca. The Division Bell reunió una serie de características que podrían haberlo convertido en un álbum maldito, de no ser porque el buen funcionamiento económico y la benevolencia del paso del tiempo lo evitaron.

Contraportada del CD.

Tras el antes mencionado The Final Cut (1983) y la separación de Pink Floyd, la publicación en 1987 de A Momentary Lapse of Reason fue acogida como la confirmación tranquilizadora de que el grupo seguiría adelante con David Gilmour como líder "no dictatorial" y con mucho que ofrecer pese a la marcha de Roger Waters. Con todo, y aunque tiene muy buenos momentos, es un álbum un tanto irregular y acomodaticio. El primer problema de The Division Bell, el siguiente trabajo de estudio de esta etapa, es que incide en esto último, llevando a ratos lo cómodo a lo llanamente autocomplaciente. Waters se cachondeó bastante.

Nick Mason, David Gilmour y Richard Wright en una foto de la época.

The Division Bell (cuyo título se refiere al toque de campana con el que el parlamento británico se alinea para disponerse a votar) es álbum que maneja como concepto general la comunicación entre las personas y los problemas que causa la falta de ésta. Salvo en casos como el de The Wall y algún otro, Pink Floyd nunca llegó a profundizar demasiado en su visión de cada álbum como pieza conceptual explícita, y el CD que nos ocupa es igualmente difuso en su tratamiento temático. Lo que queda tras su escucha, aun contando con las letras traducidas, tiene más de sucesión de temas exquisitamente producidos y melódicamente bellos que de pieza "narrativa" coherente.

Coming Back to Life

¡Y qué bellos son sus temas! David Gilmour, autor de la mayoría de las canciones (junto con su esposa Polly Samson, aunque no todo el mundo cree lo que afirman los créditos) se saca de la manga unos cuantos cortes que suenan a himnos pese al poco riesgo creativo asumido en ellos: A Great Day for Freedom, Coming Back to Life, Lost for Words... También hay algunos temas más rockeros (con algo de blues) como What Do You Want From Me? o Keep Talking, donde suena la voz sampleada de Stephen Hawking. También está por ahí Take It Back, que por aquí sonó mucho en la radio y que contiene un punteo de guitarra que recuerda a U2.

Marooned

Ninguno de estos temas es manifiestamente malo o pobre, pero Pink Floyd, incluso en versión recortada y algo descafeinada, deslumbra cuando arriesga. El tema instrumental Marooned logró el primer y único Grammy para la banda, en plena era del "Britpop", y la pieza introductoria Cluster One es también muy notable. Con todo, el tema que más me sigue impresionando es Wearing the Inside Out, salido directamente del cerebro de Richard Wright. Tanto la voz del teclista (que en el álbum anterior figuraba como invitado y no como miembro titular) como el ritmo lánguido, el saxo de Dick Parry y los coros femeninos crean una atmósfera peculiar que alcanza el éxtasis con su breve solo de teclado. Durante unos segundos, benditos sean, nos hace volver a la épica cósmica de The Dark Side of the Moon.

Wearing the Inside Out (en vivo, 2006).

Completa el álbum la larga y ambiciosa High Hopes, un tema con videoclip de los caros y mucha grandiosidad sonora gracias a la orquesta sinfónica que dirige Michael Kamen, pero que de nuevo sabe a poco en lo imaginativo y roza lo pomposo. Suele estar presente en recopilatorios más por su carácter de single que por ser lo mejor o más representativo del disco.

High Hopes

Terminaremos mencionando la presencia en el "artwork" del genial Storm Thorgerson, a cuya estética surrealista debe tanto la iconografía de Pink Floyd. No sé si fue obra suya o no, pero el estuche de las primeras ediciones en CD de The Division Bell llevaba varios elementos en relieve en la zona izquierda de la bandeja del disco, la que sobresale junto a la portada, entre ellos algo en braille (supongo que el título del álbum o el nombre de la banda), todo perdido hoy en día por culpa de la barata y genérica reedición en digipak que hoy puede adquirirse en tiendas.

Cada formato de la primera edición (CD, casete, vinilo) tuvo una portada distinta.

El álbum que nos ocupa fue el origen de una gira multitudinaria, la última de Pink Floyd, que terminaría siendo recogida en el portentoso doble álbum en vivo titulado Pulse (1995), del que hablaremos en otra ocasión. Reconozco que The Division Bell no es uno de los grandes álbumes de la banda, pero sí que es uno de los que reescucho con más frecuencia, siempre con mucho gusto. 

8 comentarios:

Juan Pini dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
José Ramón dijo...

Un album que ha ganado con los años. Es cierto todo lo que comentas. Es auto complaciente, pero creo que los Floyd ya habán dejado de emocionar mucho tiempo antes. No obstante se escucha con agrado. Lo de The endoses River... nunca debió ser.

Ó. dijo...

Hace ya tiempo que lo escuché, y no en la mejor calidad de audio, y tampoco entonces me había metido en el universo de Pink Floyd. Sin embargo, puedo recordar algo tras escucharlo: ya quisieran muchos sonar como este álbum de estos ya ilustres decanos de la música popular (y no tan popular) hoy en día... ya quisieran. Cordial y atentamente: Ó.

Asrock77 dijo...

Si bien no es lo mejor de esta excepcional banda británica, tampoco lo considero un mal disco, de hecho se deja escuchar muy bien. Mis temas favoritos son "What Do You Want from Me?", "Wearing the Inside Out" y el excelente "High Hopes". En mi opinión particular, lo considero una continuación de su anterior álbum "A Momentary Lapse of Reason".

luisa dijo...

Yo como Waters, me cachondearía de este disco. Bueno, no, simplemente no me dice nada de nada.

El conde dijo...

Luisa, para gustos colores. Quizá te diga algo más si evitamos compararlo con los clasicazos de la banda en la década anterior...

Álvaro Iván Jiménez Alzate dijo...

Respuesta a un comentario de Juan Pini sobre el álbum The División Bell de 1994 de Pink Floyd:

Aquí unos comentarios sobre su desacertado y reduccionista comentario:
1. Comparar la creación artística de composición, ingeniería de sonido, virtuosidad en la ejecución de los instrumentos, producción musical que hay detrás del Álbum The División Bell, de una banda de rock psicodélico, progresivo y sinfónico que es un icono a nivel mundial como Pink Floyd desde 1965, con que «cualquier artista de medio pelo firmaría encantado», es una aberración conceptual monumental.
2. Decir que «la vaca se ha quedado sin leche», es igualmente una manifestación brusca, grotesca y rampante, de alguien que pretende fungir como un experto en la discografía de Pink Floyd. Simplemente, decirle que gracias al trabajo tesonero de David Gilmour, Nick Mason y Richard Wrigth, antes de que éste último falleciera en el 2008, los 3 cargaron a sus espaldas el peso icónico de la banda desde 1983 cuando Roger Waters se fue del grupo, dado su comportamiento errático de narcisismo y autoritarismo con el resto del grupo. Gracias a ese trabajo desde 1983 de conciertos, nuevos álbumes, entre ellos The División Bell (1994), es que se ha mantenido hasta hoy año 2020 el espíritu de Pink Floyd. De modo que Pink Floyd sigue vivo y produciendo y tiene más vidas que su «vaca».
3. Eso «de esa falta de coherencia» en el álbum no es más que un comentario sin sentido y artificial. Quién dijo, dónde está escrito, que en una producción musical todos los temas deben estar relacionados o encadenados o ser uno la continuación de otro como un eterno tema, eso no son más que artificios distractores de quienes nunca han creado nada en su vida. La creación es libre, representa diferentes momentos en la vida del autor, expresa sentimientos, emociones, situaciones y, el autor tiene el poder de presentarlos como quiera, es su obra, no la obra de quien escucha y, los puede presentar como «una colección de canciones sueltas». Nada pasa si los temas no están relacionados, si cada uno se crea como un todo y son piezas únicas. La belleza está en las partes que forman un todo. Por lo tanto pedir «coherencia» es una incoherencia total y un argumento fatuo.
4. Es tan reduccionista su análisis que decir que «sólo en tres momentos veo algo de los Floyd», cuando tiene temas tan espectaculares que retoman el espíritu de Pink Floyd como Marooned, Coming Back To Life, Cluster One, es de una miopía de médico.
5. Como no refiere Usted sobre Marooned, los miles de acordes en sólo de guitarra de Gilmour, pocas personas en la tierra pueden hacer vibrar una guitarra como él. Por este tema Pink Floyd obtuvo su único Grammy. Le parece acaso de poca monta esto?
6. Como no se refiere también a Coming Back To Life, puro espíritu Pink Floyd, incluso me atrevería a decir, que ese sólo de guitarra es mucho mejor que Comfortably Numb, tema al que amo y que también escribió Gilmour, y por el cual éste está considerado entre los mejores guitarristas del mundo por la Revista Rolling Stones.
7. Y no referirse a Cluster On, es imperdonable. Ese sí es un tema galáctico del mundo Floydiano.

Juan Pini dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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