martes, 27 de mayo de 2025

Max Richter - IN A LANDSCAPE

 CD 1
 
1. They Will Shade Us with Their Wings (8:33)
2. Life Study I (0:46)
3. A Colour Field (Holocene) (2:25)
4. Life Study II (1:24)
5. And Some Will Fall (8:04)
6. Life Study III (1:04)
7. The Poetry of Earth (Geophony) (3:58)
8. Life Study IV (0:31)
9. Only Silent Words (2:16)
10. Life Study V (0:30)
11. Late and Soon (7:10)
12. Life Study VI (0:41)
13. Andante (2:33)
14. Life Study VII (1:01)
15. A Time Mirror (Biophony) (3:58)
16. Life Study VIII (0:42)
17. Love Song (After JE) (5:39)
18. Life Study IX (0:52)
19. Movement, Before All Flowers (4:17)
 
CD 2
 
1. And Some Will Fall (edit) (4:11)
2. The Poetry of Earth (Geophony) (edit) (3:39)
3. Late and Soon (edit) (3:19)
4.  Love Song (After JE) (edit) (4:41)
5.  Movement, Before All Flowers (edit) (3:39)

Entre el ramillete de compositores más o menos clásicos de corte minimalista que están de actualidad, uno de los más destacados es el británico de origen alemán Max Richter, sobre todo porque ha compuesto (y prestado) varias composiciones para películas que han tenido cierta repercusión. Su lista de colaboraciones con todo tipo de artistas es abultada, aunque destacamos su participación como pianista en varios trabajos de The Future Sound of London, de quienes comentamos un álbum hace años. In a Landscape (2024) es el último disco publicado por Max Richter en solitario hasta ahora.

Según él mismo explica, In a Landscape ("En un paisaje", título idéntico al de una obra de John Cage) recupera las ideas que ya había explorado en su anterior The Blue Notebooks (2004) sobre la conexión entre lo grandilocuente y lo íntimo, lo universal y lo personal, lo artificial y lo orgánico, etc. Richter formó parte de la banda de pianistas Piano Circus, en la que solían interpretar piezas de Philip Glass, Steve Reich y Brian Eno, entre otros, por lo que conoce bien el ámbito del minimalismo.
 
Max Richter en una imagen promocional.
(de la web de Deutsche Grammophon)
 
Esas piezas lentas in crescendo a base de cuerdas, melancolía desatada, me parecen muy similares entre sí. Siendo seguidor de Philip Glass, a quien un recién llegado juzgará sin duda alguna como repetitivo, entiendo que debería conocer más la obra de Richter para tener una visión más amplia de sus capacidades como compositor. Por el momento, In a Landscape no es una obra que me haya sorprendido demasiado, si bien me ha parecido bella y agradable.
 
In a Landscape se inicia con They Will Shade Us with Their Wings ("Nos darán sombra con sus alas"), una pieza que comienza con unas notas ominosas y que después se va construyendo con sutiles pinceladas de violín. Life Study I consiste en una grabación a lo música concreta de alguien caminando. A Colour Field (Holocene) es un poco más cálida, con un piano meditabundo al que se suma otro teclado. Life Study tiene como base y casi único sonido un canto de pájaros, algún sonido callejero/doméstico y una única nota repetitiva que apenas se hace notar hasta casi el final. And Some Will Fall ("Y algunos caerán") es un tema con regusto neorromántico con una melodía sencilla en bucle sobre la que se desarrolla otra, todo a base de cuerdas muy delicadas.

And Some Will Fall

El tercer Life Study parece recoger muy a lo lejos la voz de alguien por megafonía, amén de las de un grupo de personas un poco después, con una casi imperceptible capa de sonido electrónico. Quizá intente recrear el sonido de una estación de tren o similar. The Poetry of Earth (Geophony) mezcla teclado y cuerdas en otra pieza cálida y elegante. Lo que hay en Life Study IV debe ser alguna clase de ruido de maquinaria modificado electrónicamente hasta hacerlo inidentificable. Hay un importante cambio de espíritu en Only Silent Words, que parece una pieza propia de un álbum de William Orbit, envolvente pero sin un fin muy claro. Suena un piano lejano en Life Study V, como si nos llegase el sonido desde la ventana de otra casa. Y suena a pura tristeza Late and Soon. Absténganse depresivos.

Late and Soon
 
En Life Study VI hay una voz femenina, más pisadas, algún transporte a tres manzanas de distancia y más cosas de las que te obligan a subir el volumen para descubrir los detalles. No era Late and Soon la alegría de la huerta ni lo es el Andante del siguiente corte, esta vez con el piano solista como único instrumento. Más ruidos de pasos y melodías de dudosa procedencia en Life Study VII y nos vamos a A Time Mirror (Biophony), que se construye mediante el diálogo entre instrumentos de viento. Más sonidos fantasmagóricos en Life Study VIII y llegamos a una de las piezas más accesibles del álbum, Love Song (After JE), con una melodía bastante más compleja de lo escuchado hasta ahora. Terminamos con la inevitable Life Study IX, con más pasos y notas electrónicas en la distancia, y Movement, Before All Flowers, otra bonita y luminosa pieza que en algún momento recuerda a los momentos más íntimos de la Penguin Cafe Orchestra. El segundo CD presenta versiones editadas de algunos temas del primer disco.

Before All Flowers
 
En general, el minimalismo clásico anglosajón de finales del siglo XX tiene un punto de épica que siempre me ha atraído. Al estar construidas sus composiciones más prototípicas a base de notas muy simples y en bucle, son los pequeños cambios en la textura de las piezas los que logran el efectismo, el "prestigio" que diría un mago. Son temas impetuosos como las moles de hormigón de la arquitectura brutalista, a veces receptáculos de rabia como los cuadros impresionistas abstractos, y como al final resulta que la música es la más directa de las artes, la que menos artificio necesita para entrar directamente a nuestra mente/espíritu, no hay que estar entrenado para ser sensible a sus poderes. 
 
La música de Max Richter aquí contenida posee esa característica primaria de lo contemporáneo, del saber transmitir emociones con apenas dos pinceladas, que hace grandes a los consagrados del género. Pero se percibe que la fórmula de Richter puede hacerse monótona y que muchos movimientos de este In a Landscape daban para más. No sé si por no aumentar la duración de los mismos o por no romper la autoimposición de mantener una ambientación etérea, parece que más de una buena idea se queda en tierra de nadie. No tiene la expresividad de Glass ni el poder telúrico de Reich, ni el nervio de Nyman ni el preciosismo melódico de Mertens, pero tiene voz propia y puede que vaya a más con el tiempo. 
 
O sigo siendo yo quien debe seguir profundizando. Es muy posible.
 
La contraportada también es minimalista.
 
En In a Landscape, Max Richter toca el piano, el órgano Hammond y varias percusiones electrónicas, amén de programar el sintetizador. Otros músicos incorporan a las piezas saxofones tenor y barítono, violonchelo, viola y clarinete bajo. Es el primer álbum que ha grabado en su nuevo estudio Richter Mahr de Oxfordshire, que lleva su apellido y el de su esposa Yulia.
 
Al parecer, In a Landscape ha servido como punto de partida para una primera gira mundial de Richter, que -si no me equivoco- está teniendo lugar en estos momentos. 

miércoles, 7 de mayo de 2025

Pink Floyd en Pompeya: ruinas, morbo y cintas de vídeo.

Parece que la edición en audio del evento de Pink Floyd en las ruinas de Pompeya ha llegado al número 1 de las listas de ventas en Reino Unido y otro buen montón de países. Esto de las ventas ya no tiene mucho interés para la muchachada y los medios más urbanitas, que prefieren medir el éxito en términos de reproducciones en streaming (Spotify, YouTube o un sitio nuevo que apareció hace dos semanas y nosotros, la órbita boomer, no conoceremos hasta que haya pasado de moda), pero está claro que, tratándose hoy en día el mercado de venta de CDs y vinilos de una piscina de bolas para muchísimos mitómanos y coleccionistas con el síndrome de Diógenes, sigue teniendo mérito llegar a lo más alto. 

 "Uno de estos días te voy a cortar en trocitos".

Como ya sabéis, Pink Floyd lanzó la semana pasada una edición en doble vinilo, doble CD y Blu-ray con su famoso concierto de 1972, por primera vez oficialmente en formato de sólo audio y acompañado de la proyección de la película correspondiente en salas Imax durante unas días, para darle más relevancia en los medios. Lo de llamarlo "concierto" es hablar por hablar, primero porque sólo interpretaron in situ tres temas: Echoes, A Saucerful of Secrets y One of these Days, mientras que el resto de piezas incluidas en la película se grabaron en estudio y se montaron sobre imágenes de los muros caídos, los frescos, los mosaicos y los charcos humeantes de la ciudad romana arrasada por el Vesubio en el año 79 después de Cristo. Y segundo, es hablar por hablar, lo de "concierto", porque la actuación se grabó sin público. Se reconoce el valor del documento tanto por su originalidad como por dar testimonio del extraño viaje que transformó a los psicodélicos Pink Floyd en una banda de rock progresivo tan importante que muchos aficionados al género no se atreven a reconocerla como tal.. 

 El tráiler.

En su momento, la película se estrenó internacionalmente y debió tener cierta repercusión, ya que hasta los cines de España llegó en momentos políticos muy delicados. Después ha tenido algún reestreno en salas y numerosas reediciones domésticas en VHS y DVD, añadiendo y retocando cosas. A falta del ver el nuevo Blu-ray, que seguramente respetará la versión original, vi en su momento el DVD y me pareció que era una cosa para muy fans, café para los muy cafeteros, sobre todo porque contiene extensas entrevistas en un estudio de grabación que difícilmente pueden ser interesantes para el espectador casual. Lo más que podemos sacar de esta parte no pompeyana del filme es el hecho de que ya se escuchan fragmentos del que iba a ser el gran mito de Pink Floyd, The Dark Side of the Moon, pendiente de publicarse unos meses después. Escucho la nueva versión en audio (CD) mientras escribo y suena realmente bien, con algún agradecido alarde en el efectismo de la remezcla de Steven Wilson.

Portada de la edición en DVD.

Pero todo esto es un poco lo de siempre: una mezcla entre completismo de coleccionista, curiosidad de fan y consumismo puro. La infinita mayoría de compradores de alguno de los nuevos fetiches de PF lo escuchará una sola vez -o ninguna- y lo colocará en el estante como quien cuelga la cabeza de un ciervo sobre la chimenea, si acaso para contar alguna anécdota a las visitas y presumir de buen gusto. Los aficionados a la lectura también hacemos esto con los libros que más nos gustan, porque encontramos extrañamente gozoso ver de vez en cuando el lomo de aquella novela que tanto nos impresionó y sentirnos satisfechos, cual cerdo haciendo la croqueta en el barro, de tener tan bonita como inútil edición en la biblioteca. 

 En el estudio de grabación.

Con los formatos de audio pasa también algo curioso en la mente del aficionado. Sale una nueva edición de coleccionista por nosequé aniversario y parece que la que tenemos en casa pierde lustre. El estuche está viejo, el papelín arrugado, saqué el CD hace años y ahora no sé en qué otro lo metí (casi siempre está en un CD-rom pirata de Windows 95 o en un pack de rancheras de tu padre, búscalo ahí). ¿Por qué yo, hombre de bien y carente de otros vicios de los malos, no me puedo comprar otra vez esta cosa que ya tengo, ahora con algún tema extra, nueva portada, lavado sonoro para que suene más fresco y tal y cual, sólo por el gusto de verla ahí puesta en la leja? Pues eso, siempre picamos. Puede ser por nostalgia de aquellos años en los que encontrabas un CD en la tienda que tus amigos no tenían y se formaba un revuelo admirativo mientras te pedían amablemente una copia en casete.


Hablando de casetes: dos ediciones distintas en VHS.

Es el morbo de tener, de acumular y presumir de lo acumulado. No descartaría el peso que puede tener este vicio oscuro en la práctica imposibilidad de que un régimen colectivista llegue algún día a buen puerto en Occidente. Y parece que va a ir a más, entre quienes se van dando cuenta de que los productos culturales en streaming tienen una disponibilidad efímera y quienes no terminan de asumir que una cosa que está alojada por ahí, en algún lugar indeterminado al que puede acceder sólo bajo ciertas condiciones (una suscripción, fibra de alta velocidad, un reproductor apropiado), realmente es algo que no le pertenece. Hay un gusanillo consumista que los verdaderos aficionados al cine, a los libros y a la música necesitan aplacar, y que no descansará por mucho que hoy podamos reproducir casi cualquier cosa en la cochambrosa pantallita y los altavoces minúsculos del teléfono.

Roger Waters dándole al gong en el anfiteatro.

Prefiero no hablar, porque nunca ha sido mi estilo ni el del blog, del hecho de que tantísimas personas estemos encantadas de recuperar música de hace cincuenta años (incluso quienes tenemos menos) porque el 99% de lo que se publica hoy sencillamente no es para nosotros. Da para pensar que incluso chavales de 15 años empiecen a darse cuenta de lo mismo.

Me está encantando este nuevo-viejísimo CD de Pink Floyd. Va a quedar perfecto en el estante junto a los cinco o seis trastos anteriores que en algún caso no he sacado ni del precinto de fábrica. 

 Un fragmento de Echoes.

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