1. Walshingham (0:38)
2. Can She Excuse my Wrongs (2:35)
3. Ryght Honorable... (0:40)
4. Flow my Tears (Lachrimae) (4:42)
5. Have You Seen the Bright Lily Grow (2:35)
6. ...Then in Time Passing On... (0:32)
7. The Battle Galliard (3:01)
8. The Lowest Trees Have Tops (2:16)
9. ...And Accordinge as I Desired Their Cam a Letter... (0:55)
10. Fine Knacks for Ladies (0:50)
11. ...From Thence I Went to the Landgrave of Hessen... (0:24)
12. Fantasy (2:42)
13. Come, Heavy Sleep (3:46)
14. Forlorn Hope Fancy (3:08)
15. ...And from Thence I Had Great Desire to See Italy... (0:28)
16. Come Again (2:56)
17. Wilt Thou Unkind Thus Reave Me (2:40)
18. ...After my Departure I Caled to Mynde (0:30)
19. Weep You No More, Sad Fountains (2:38)
20. My Lord Willoughby's Welcome Home (1:34)
21. Clear or Cloudy (2:47)
22. ...Men Say that the Kinge of Spain... (1:01)
23. In Darkness Let Me Dwell (4:12)
La música pop se llama así para distinguirla de la música culta o académica. "Pop" viene de "popular". Podríamos decir que el pop tal como lo conocemos nace con la explosión de la cultura -y la mercadotecnia- para jóvenes durante los años 50 y 60 del siglo XX, ligada al acceso del gran público a soportes discográficos baratos y a la difusión de la industria del entretenimiento gracias a la televisión.
Pero la música popular, la que se hace por y para la gente de la calle y responde a sus gustos sencillos, existe desde que hay humanos en el mundo, desde la edad de las cavernas. No es como si todo el mundo hubiese estado escuchando a Bach hasta que llegaron los Beatles.
A esa música popular, que no por ello deberíamos calificar de "inculta" se dedicaba el compositor e intérprete de laúd renacentista John Dowland. Era pop del siglo XVI que lo mismo tocaba alguien frente a la realeza que junto al fuego de una taberna, canciones melancólicas que en muchos casos eran cantadas por trovadores, cantantes no líricos, sin formación académica. Como las estrellas del pop del siglo XX, pongamos por ejemplo a Sting.
Un tráiler.
Artista inquieto y polifacético (hoy en día algo más alejado del candelero), Sting sorprendió por su dedicación, como artista en solitario tras disolverse The Police, a componer canciones mucho más maduras y álbumes más complejos de lo que se esperaba de su perfil de estrella pop. Songs from the Labyrinth (Canciones desde el laberinto, 2006) es el puente que tiende Sting entre el pop actual y el que era su equivalente hace siglos, recuperando parte del cancionero de John Dowland (y una pieza de su coetáneo isabelino Robert Johnson) para ser interpretado por su voz no lírica, no académica, con la ayuda del laúd.
Le acompaña en este interesantísimo viaje en el tiempo el laudista bosnio Edin Karamazov, logrando un sonido francamente original, una atmósfera muy británica y propia de la música antigua. Especialmente curiosos son los temas en que se utilizan varias voces de Sting superpuestas, creando toda una polifonía compleja e hipnótica. Además, entre las canciones se intercalan fragmentos leídos, recitados, de una carta de Dowland al conde de Salisbury.
Publicado por Deutsche Grammophon como álbum clásico, parece que Songs from the Labyrinth no fue un gran éxito comercial. A consecuencia de ello, se buscaron nuevas oportunidades de darle alas, a base de reediciones extendidas con temas extra que incluyeron tanto nuevas piezas con laúd como temas del repertorio habitual de Sting, en vivo. Quizá la opción más interesante para su compra sea la titulada The Journey and the Labyrinth, con un dvd que contiene un documental y la musica del álbum (con algunos añadidos) interpretada en vivo en la iglesia londinense de San Lucas, que, por cierto, es una de las sedes de la London Symphony Orchestra.
Un álbum, en fin, muy interesante y original pese a que no se trate -a mi juicio- de un imprescindible. Para descubrir.
Can She Excuse my Wrongs
Le acompaña en este interesantísimo viaje en el tiempo el laudista bosnio Edin Karamazov, logrando un sonido francamente original, una atmósfera muy británica y propia de la música antigua. Especialmente curiosos son los temas en que se utilizan varias voces de Sting superpuestas, creando toda una polifonía compleja e hipnótica. Además, entre las canciones se intercalan fragmentos leídos, recitados, de una carta de Dowland al conde de Salisbury.
Portada de The Journey and the Labyrinth
Publicado por Deutsche Grammophon como álbum clásico, parece que Songs from the Labyrinth no fue un gran éxito comercial. A consecuencia de ello, se buscaron nuevas oportunidades de darle alas, a base de reediciones extendidas con temas extra que incluyeron tanto nuevas piezas con laúd como temas del repertorio habitual de Sting, en vivo. Quizá la opción más interesante para su compra sea la titulada The Journey and the Labyrinth, con un dvd que contiene un documental y la musica del álbum (con algunos añadidos) interpretada en vivo en la iglesia londinense de San Lucas, que, por cierto, es una de las sedes de la London Symphony Orchestra.
Un álbum, en fin, muy interesante y original pese a que no se trate -a mi juicio- de un imprescindible. Para descubrir.
1 comentario:
Tras mucho tiempo sin escuchar a este señor, volví a conectar con el con este trabajo. De tarde en tarde me lo pongo...sin abusar
Publicar un comentario