Hoy se publica Is This the Life We Really Want?, el nuevo álbum de Roger Waters. Es difícil acusar a Waters de dinosaurio, aun a sabiendas de que la mayor parte de estos años entre disco y disco (el anterior fue Amused to Death, de 1992, si no contamos la ópera Ça Ira y varios álbumes en directo) los ha pasado realizando giras con sus propios montajes grandilocuentes a base de obras de su antigua banda Pink Floyd. El caso es que, vista por ejemplo su reciente versión en directo de The Wall, nos damos cuenta de que Waters no sólo mantiene una visión perfectamente actual de la situación sociopolítica contemporánea, sino que es capaz de aportar plena combatividad a temas de hace cuarenta años. Es un dinosaurio incómodo y correoso.
Portada del nuevo álbum.
Durante los años en que sus relaciones con los otros Pink Floyd eran malas, malísimas, alguno de sus ex-compañeros le definió (me permito aquí una conclusión propia) como alguien con una visión un tanto populista de la política, a veces un bárbaro fascista, a veces el más progre de los anarquistas. No es de extrañar que sea precisamente en estos tiempos en los que las máscaras del idealismo se han caído de los rostros de nuestros líderes cuando Waters ha decidido volver a grabar canciones explícitas de las suyas.
Roger Waters
Pero como de música y no de ideología va la cosa, sí merece la pena señalar que las primeras criticas -positivas- señalan de un modo u otro lo grande que podría ser un nuevo trabajo del cantautor si estuviese arropado por la perfección sonora habitual de su mítica banda. Aun así, estamos hablando, o eso dicen los entendidos, del trabajo más floydiano de Roger Waters, con efectos sonoros y estructura conceptual incluidas. No en vano, su nueva gira lleva el título de aquel mítico tema Us and Them de The Dark Side of the Moon. Acabará en mi colección más pronto que tarde. Terminamos con el vídeo promocional de The Last Refugee.
2 comentarios:
Lo he escuchado ya un par de veces y me ha sorprendido gratamente, quizás porque no me esperaba nada o me esperaba lo peor. Habrá que seguir oyéndolo.
Pues para mí este disco tiene más temas interesantes de lo que me esperaba, aunque para ser honestos, no me esperaba mucho. Con RW te puedes esperar casi cualquier cosa, pero cuando se pone en plan cantautor, tipo... "The Final Cut" (y subsiguientes), me pregunto si realmente quiere contentar a los fans o es puro egoismo lo que le mueve cuando compone música. Me inclino más hacia lo segundo. Quizá lo que nos pasa a los fans de Pink Floyd es que añoramos a la banda y a su mágico sonido, mientras que lo que nos dan sus miembros por separado es otra cosa que nunca será lo mismo.
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