viernes, 3 de abril de 2015

King Crimson - LARKS' TONGUES IN ASPIC


1. Larks' Tongues in Aspic, Part One (13:36)
2. Book of Saturday (2:53)
3. Exiles (7:40)
4. Easy Money (7:54)
5. The Talking Drum (7:26)
6. Larks' Tongues in Aspic, Part Two (7:07)

Publicado en marzo de 1973, Larks' Tongues in Aspic ("Lenguas de alondra en gelatina") es uno de los discos más importantes en la evolución del sonido de King Crimson. Yo tengo mis favoritos, que son In the Court of the Crimson King e Islands, pero al echar un vistazo a distintos sitios especializados -y de fans- parece ser también el favorito de mucha gente. Y es curioso, porque el giro experimentado en este título es principalmente hacia un sonido mucho menos comercial, difícil incluso, que venía a definir a King Crimson como el grupo más "cultureta" de su generación. 

Suele comentarse que Robert Fripp, ya entonces el único miembro fundador que seguía en la banda tras la salida de Peter Sinfield, optó por dar al álbum resonancias de la música clásica de Europa del este, así como una tendencia a lo jazzístico y lo instrumental mucho más acusada que antes. También afirman muchas fuentes que posee influencias claras de heavy metal o hard rock, aunque personalmente no creo que el empleo puntual de unos guitarreos duros tengan por qué implicar tal cosa. Cuestión de opiniones.

De izquierda a derecha: Muir, Bruford, Fripp, Cross y Wetton.

Como han comentado algunos ex-miembros de King Crimson, Fripp solía reclutar a intérpretes señeros del rock progresivo, generalmente virtuosos instrumentistas de técnica depurada y reconocible, para a su vez pedirles -de forma más bien tácita- que se olvidasen de sus costumbres habituales y se reinventasen a sí mismos. Todo el mundo en King Crimson tenía que hacer algo que no hubiese hecho antes. Con esta filosofía aterrizaron el batería Bill Bruford, que se había hecho famoso en Yes; el violinista David Cross, cuyo instrumento vendría más o menos a sustituir el saxofón de obras previas; el percusionista polivalente Jamie Muir; y el bajista John Wetton, que también fue componente de Family, Roxy Music, Uriah Heep y Wishbone Ash. Esta formación no llegaría completa al siguiente álbum de King Crimson.

Larks' Tongues in Aspic, Part One en vivo. Atentos a Jamie Muir.

Larks' Tongues in Aspic comienza con la primera mitad del tema que le da título, una épica suite instrumental que se mueve entre movimientos de pura percusión, fragmentos de guitarra eléctrica potente y el suave contrapunto del violín. Se comenta que parte de la composición está inspirada en The Lark Ascending, del clásico Ralph Vaughan Williams, y de ahí la alondra del título. En Book of Saturday nos encontramos con un tema cantado breve, casi urgente, y tras este y una introducción intrigante a base de Mellotron llega Exiles, el inevitable (y bienvenido) tema largo y baladístico que nunca falta en cualquier gran obra progresiva. Con la jazzística, casi bluesera Easy Money -y algo intangible, no solo el título, recuerda al Money de Pink Floyd- concluye la parte cantada del disco. Los tres temas tienen en común tanto las letras de Richard Palmer-James como un muy original trabajo en lo que a percusiones varias se refiere.

El álbum incluía las letras de sus tres temas cantados.

The Talking Drum es un largo ejercicio de percusión medio étnica que va in crescendo hasta un tramo final bastante intenso, y el disco termina con la segunda encarnación de los conceptos del tema inicial, llamada Larks' Tongues in Aspic, Part Two, reordenados y, en general, efectivos a la hora de dotar al álbum de una estructura casi capicúa. No me extrañaría que hubiese otra conexión aquí con Pink Floyd, en este caso con su mítico álbum Wish You Were Here de dos años más tarde.

El mérito principal de Larks' Tongues in Aspic, y de estos buenos tiempos de King Crimson en general, es que prácticamente cualquier aficionado a la buena música puede acceder a ellos con relativa facilidad. Si además hablamos de un amante del rock progresivo, su primera escucha resultará poco menos que una experiencia religiosa. Actualmente circula por las tiendas alguna reedición de superlujo con abundante material en vivo y de estudio, además de una remasterización con Steven Wilson de por medio. Tanto si se opta por estas mercaderías como si se acude al disco original, es una grabación absolutamente recomendable para cualquiera e imprescindible para los iniciados.

Alguna curiosidad extra en nuestra versión Facebook.

Exiles, audio en vivo desde Central Park (Nueva York).

6 comentarios:

José Ramón dijo...

Grandísimo disco de King Crimson. Nunca deja de sorprenderme.

El conde dijo...

Pues sí, es un discazo. Lo habré escuchado solo 2 o 3 veces, pero cada vez me ha gustado más.

Saludos, José Ramón.

José Ramón dijo...

Pues yo he perdido la cuenta de las veces que lo he escuchado y repito, sigue sorprendiendome.
Quiero escuchar la remasterización de Steve Wilson. Me comentan que la batería de Brudford es increible

Jorge Floyd dijo...

Por favor, qué pedazo de disco!!! Espectacular!! Realmente me es muy difícil decir cuál es mi disco favorito de King Crimson, pero éste podría llegar a serlo, aunque Islands me parte la cabeza. A los que no lo hayan escuchado o lo hayan escuchado poco, pongan atención al trabajo de percusión del genio Bill Bruford y Jemie Muir, una maravilla. Busquen videos de esa época y van a ver la multitud de elementos que usan (principalmente Muir). Esta segunda etapa de Crimson (con este disco, RED, y STARLESS AND BIBLE BLACK)es espectacular. Aunque decir cual etapa fue la mejor, es muy complicado. Como dice El Conde, este disco puede resultar una experiencia religiosa. Yo agrego que son de esos discos que cuando terminás de escucharlo, decís VIVA LA MÚSICA, VIVA EL ROCK PROGRESIVO, VIVA LA VIDA.
Saludos musicales.

César Vallejo dijo...


"Starless".

parsick dijo...

Pues a mí no me terminó que gustar del todo este disco. De esta época el que prefiero es "Red". Este es quizá demasiado ecléctico para mi gusto. Valoro mucho el trabajo de todos los músicos, cuya calidad queda fuera de toda duda, pero creo que faltan buenos temas, quedando todo en un ejercicio poco definido, casi improvisado, muy jazzístico, faltando a mi parecer cierta garra. No sé, para opiniones los colores. A mí no me enganchó.

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