El cordobés Jesús Valenzuela es quien se oculta tras el acrónimo TSODE. Digo acrónimo porque supongo que se refiere al álbum de Mike Oldfield The Songs of Distant Earth (1994), todo un referente para una generación de aficionados a la música electrónica de corte new age. Y Valenzuela parece haberse aprendido bien la lección del sr. Oldfield, porque con este Brainstorming (2017) logra un trabajo en el que el equilibrio entre lo digital y lo acústico se mantiene firme de principio a fin con loable elegancia.
No es Oldfield la única influencia en este potente trabajo, ya que a menudo se recurre en él a atmósferas que recuerdan (y esto no es un modo de insinuar que copian, porque no lo hacen) a las de trabajos emblemáticos de grandes como Enigma o Vangelis, este último en su etapa "circa 1492". Por la franja de edad de Valenzuela, y cuento con que me corrija si me equivoco, debe haber sido uno de aquellos chavales -entre los que me incluyo- que formamos nuestro gusto musical durante aquellos formidables primeros años noventa. A diferencia de otros, TSODE sí que ha sabido tamizar aquellos sonidos en un todo coherente y artísticamente estimulante. Debe haber hecho un acertado "brainstorming" o "tormenta de ideas" antes de ponerse a trabajar.
Jesús Valenzuela
Con un álbum previo (Ygdrassil, 2016) que por lo visto gustó bastante, TSODE vuelve a ser un trabajo eficaz a la hora de presentar variados paisajes musicales acertadamente inclasificables y que consideraremos new age cósmica por orientarnos un poco. Se alternan los fondos densos de carácter coral o étnico con ritmos ágiles nada pesados, y si bien es cierto que algunos temas tienen más gancho que otros (el inicial Amanecer roza lo sublime), el trabajo se escucha con agrado de principio a fin, invitando a posteriores escuchas. El secreto de TSODE es tan simple como un uso sutil de las melodías y, sobre todo, una producción sobresaliente que no hace sino ampliar el alcance evocativo e inmersivo de cada corte. Es precisamente para su perfecto aprovechamiento en álbumes como este para lo que existe la producción musical.
Tráiler del álbum.
No sé exactamente si Brainstorming debe ser entendido como un álbum conceptual, pero es indudable que en conjunto posee un cierto sabor nocturno, oscuro. Los títulos de algunos temas, además, hacen referencia a lo onírico y lo celestial. Valenzuela amplía sus miras conceptuales y sonoras al incluir las colaboraciones de varios artistas, como Sergio Zurutuza en Lost in Unconsciousness, Isaac Muñoz en Brainstorming y M. E. Arcengelus en Odisea. Muy buen álbum, y su autor un músico de primer nivel en la new age actual dentro y fuera de España.
15. Elvis Presley and The Jordanaires: Can't Help Falling in Love (3:02)
16. Frank Sinatra: One for my Baby (And One More for the Road) (4:24)
17. Hijack (5:32)
18. That's Why We Believe (3:36)
19. Her Eyes Were Green (6:17)
20. Sea Wall (9:53)
21. All the Best Memories Are Hers (3:22)
22. Tears in the Rain (2:10)
23. Blade Runner (10:05)
24. Lauren Daigle: Almost Human (3:22)
Tras la salida del proyecto de Jóhann Jóhannsson, los encargados en un principio de asistirle, Zimmer y Wallfisch, figuran finalmente como autores de la música de Blade Runner 2049. Está feo decir "os lo dije", pero es que os lo dije. Hans Zimmer y su Remote Control Productions tienen un poder tan enorme en la producción cinematográfica del Hollywood actual que parece casi imposible que una gran producción comercial escape de sus tentáculos, y era por extensión casi imposible que Jóhannsson lograse plantar su nombre en unos créditos en los que estaría también Zimmer.
Hans Zimmer
El director Denis Villeneuve explica que necesitaba para su película un sonido más cercano al de Vangelis, por lo que debemos entender que el islandés había compuesto algo muy distinto de lo esperado. Villeneuve esperaba seguramente una imitación del estilo electrónico del griego, como si eso fuera tan fácil. Querer imitar a Vangelis Papathanassiou es pretender seguir los pasos de uno de los músicos más geniales y portentosos de finales del siglo XX, alguien que creaba obras maestras con la normalidad del simple artesano que echa un remiendo a un zapato. Copiarle para componer un pastiche habría sido una indignidad, y tratar de hacer algo distinto pero a su altura es virtualmente imposible, de manera que esta banda sonora, con independencia de la amarga irrupción final de Zimmer en ella, iba a ser una decepción sí o sí. Tampoco ha ayudado el que Zimmer y Wallfisch hayan contado con sólo dos meses para cumplir con el encargo.
Lo cierto es que todo apunta a una presencia mucho mayor de Wallfisch que del alemán en la obra, pues el segundo estaba de gira, pero eso no impide que Blade Runner 2049 posea muchas de las características definitorias del estilo Remote Control: estridencia generalizada, percusiones fuera de lugar, grandiosidad monocromática y, en fin, un planteamiento musical que puede funcionar con solvencia en la película pero que tiene mucho menos que ofrecer como experiencia musical autónoma.
En realidad, es justo admitir que quienes apreciamos la música de estilo ambient podemos encontrar más de un buen momento en el álbum, pero alguna clase de discutible estrategia comercial hace pedazos la continuidad musical del trabajo. Me explico. La versión que estoy comentando es la digital, publicada antes que la física "estándar", de la que sólo hay circulando una versión física limitada (2049 copias exactamente) que se agotó enseguida. Han incluido en ella dos temas de Frank Sinatra y otros dos de Elvis Presley, metidos con calzador y a palo seco entre los cortes instrumentales originales, quizá (ya veremos) como único aliciente extra para los compradores de esta edición limitada en doble CD. Habrían estado mucho mejor al final del álbum en plan bonustracks, pero si la edición normal las deja fuera, quien se ha dejado la pasta en la limitada dirá que tampoco se ha perdido nada. O sea, que al intercalar estas canciones en el álbum seguramente se busca que todo parezca una obra musical unificada que justifique el doble disco. Y no lo es ni por asomo. Me encanta Suspicious Minds, pero no tiene que ver un carajo con Blade Runner por mucho que aparezca en una escena del filme.
Lauren Daigle y... ¿El culpable de que ella esté aquí? (Imagen de thefishla.com)
Sobre el tema final Almost Human ("Casi humano", ja, ja), cantado por Lauren Daigle, preferiría no tener que hablar. Es una autentica vergüenza que esta chorrada pop a horcajadas entre Adele y Rihanna se haya colado en el universo musical de Blade Runner. Cada vez alucino más con el grado de putrefacción artística y conceptual que implica la inclusión aquí de un tema que es el equivalente a terminar Master and Commander con In the Navy de Village People, la reciente biografía de Stephen Hawking con Despacito o Cadena perpetua con Nino Bravo cantando Libre. Una aberración infame que sólo se explica -pero no se justifica- por el afán de que la película contenga una canción que compita en los Oscars. No cuelgo enlace a ese tema.
2049
Sobre la música de Wallfisch y Zimmer, decir que se sustenta en su carácter minimalista, muy saturado, untuoso y electrónico, sin contar prácticamente con nada que se parezca a una melodía. Esto en realidad no es malo, porque la música es coherente con el renovado universo visual de Blade Runner, mucho más frío y primario cuando no directamente mortuorio. El tema inicial 2049 quiere parecerse un poco al de los títulos de Vangelis; es menos efectista pero también resulta impactante. Wallfisch utiliza aquí y en algún otro punto el sintetizador Yamaha CS-80 del griego, testimonialmente.
Wallace
Mesa
Junto con Wallace, donde se desarrolla un sonido como de cántico gutural tibetano (que recuerda a horrores a La llegada, precisamente del despedido Jóhannsson), y Mesa, que contiene lo más parecido a unos acordes optimistas en toda la partitura, el tema inicial es lo más acertado del trabajo. Tampoco está mal el tema Joi, titulado como el holograma amoroso del protagonista, y hacia el final del álbum se incluye una especie de medley-resumen de diez minutos cuya escucha es interesante. El resto puede tener cierto encanto postmoderno, aunque algunos desarrollos de sintetizador se hacen largos y Zimmer (porque este es Zimmer) recurre en varias ocasiones a sus golpetazos rítmicos marca de la casa, como si en cualquier callejón de la futura Los Angeles fuese a aparecer Christian Bale derribando tapias a bordo del batmóvil.
Flight to LAPD
El problema, sin entrar otra vez en lo dicho arriba, es que el trabajo de ambos músicos es más propio de técnicos de sonido, de sofisticados tramollistas de cine, que de artistas con una voz propia que se haga patente y se exprese por sí misma. Esa era la voz del Vangelis original, y se apela a su genio cuando, en uno de los emotivos planos finales, Zimmer y Wallfisch interpretan Tears in the Rain al pie de la letra. ¿Homenaje o claudicación? No lo sabemos. Pero con toda sinceridad digo que habría sido mucho más interesante, artísticamente hablando, escuchar el "alejado" enfoque de Jóhannsson que quizá nunca conozcamos.
Tears in the Rain
La película no es la octava maravilla, pero es muy buena. Pienso que es inevitable que cualquier fan de la franquicia quiera adquirir su banda sonora. Recomiendo esperar al lanzamiento del disco físico en su edición normal antes de decidir si lo compramos tal cual o si nos bajamos los temas que nos gusten en alguna tienda de música digital. Una buena parte del álbum ahora disponible aburre, y ese tema final da mucha pena. Ahí lo dejo.