El primer álbum completamente en vivo publicado por Pink Floyd lleva el rimbombante título de "Delicado sonido de trueno" y salió a la venta en un muy tardío 1988. Se grabó durante la gira que siguió al álbum A Momentary Lapse of Reason (1987), en el que, como ya hemos comentado varias veces, la mítica banda de art rock volvía a la palestra después de la marcha de Roger Waters y los jaleos judiciales que esto causó. Delicate Sound of Thunder se grabó a base de extractos de los conciertos ofrecidos en Long Island (Nueva York), y es celebrado como uno de los álbumes en vivo con mayor calidad de sonido jamás publicados. Podemos poner todas las pegas que queramos a la concepción más comercial, más mainstream, de este Pink Floyd liderado por David Gilmour, pero poco puede decirse contra la espectacularidad de su sonido tanto en estudio como en directo.
jueves, 31 de diciembre de 2020
Pink Floyd - DELICATE SOUND OF THUNDER
martes, 15 de diciembre de 2020
Vangelis - THE CITY
Mientras esperamos a que se concrete la accidentada publicación de su nuevo álbum Juno to Jupiter, supuestamente este mismo mes, nos quedamos esta vez con el que, a mi humilde juicio, es uno de los trabajos más infravalorados de Vangelis: The City, de 1990, primero de sus álbumes para la discográfica Warner. Por extensión, es también uno de los álbumes menos conocidos del músico, ya que rara vez alguno de sus temas aparece en recopilatorios y tampoco ha sido objeto de reedición.
Tal como yo lo veo, The City es un álbum-bisagra muy importante en la carrera del compositor griego, porque está a medio camino entre el sonido "modernizado" que se impuso tras la renovación de su estudio a mediados de los años ochenta (plasmado claramente en el álbum Direct, que aun siendo magnífico nos presenta a un Vangelis con matices sonoros no del todo reconocibles) y lo que serían los años noventa, en los que su estilo quedó más o menos fijado hasta la actualidad. The City es un álbum conceptual sobre la vida diaria en una gran ciudad indeterminada, desde el amanecer hasta la noche, aunque Vangelis nunca ha sido dado a adornar excesivamente sus obras temáticas más allá de sutilezas que despierten nuestra imaginación. No es sencillo adivinar qué clase de situación o paisaje urbano quiere ilustrar cada pieza, si no tiramos directamente de lo que sugieren los títulos.
Con agradecimientos a nuestro lector David, podemos apuntar que las fotografías que aparecen en el librillo del CD no pertenecen al concierto de Rotterdam Eureka! de 1991 (con la consecuente contradicción temporal, ya que fue posterior al lanzamiento de este álbum) como yo pensaba, sino a un evento celebrado para apoyar la candidatura de Atenas para celebrar los Juegos Olímpicos. Curiosa actuación en directo que, por cierto, en televisión fue acompañada por un bonito cortometraje de dibujos animados hoy inencontrable. Se llamó A Song for Athens y contó con música totalmente inédita, nada que ver con lo grabado para The City.
En fin, creo que The City debería ser un álbum algo más conocido y valorado de lo que es, sobre todo porque tiene un estilo muy reconocible, y porque, aun conteniendo un par de temas olvidables, el conjunto es muy sólido y hay en él un par de gemas que no pueden obviarse.
viernes, 20 de noviembre de 2020
Se publica una edición extendida de la BSO de Han Solo.
No es que sea un álbum especialmente importante ni que seamos grandes fans de John Powell (sí de John Williams, que es autor del tema principal de este trabajo), pero nunca dejamos pasar un nuevo lanzamiento discográfico de la saga Star Wars.
La nueva edición de Solo: A Star Wars Story publicada hoy mismo en formato digital (de momento en físico no) lleva la etiqueta de "Deluxe edition", aunque debemos estar atentos al detalle de que han suprimido el corte inicial del álbum original, The Adventures of Han, precisamente el tema compuesto y dirigido por John Williams. La pieza sí que suena aquí y allá, como referencia en otros temas, pero su ausencia debe impedir que nos deshagamos del álbum publicado en 2018, por mucho que este nuevo ítem sea notablemente más extenso.
martes, 17 de noviembre de 2020
Rick Wakeman - THE RED PLANET
Es muy agradecido que de vez en cuando regrese uno de los de la vieja escuela, un respetado dinosaurio, para ofrecernos un agradable recordatorio de lo que se hacía en los dorados años setenta. En el caso particular de Rick Wakeman (legendario teclista de Yes, muy respetable compositor e intérprete instrumental en sus propios álbumes y coleccionista de capas con lentejuelas), estamos hablando de uno de los mayores valedores mediáticos del rock progresivo clásico en los años posteriores a la relativa caída en desgracia del género.
The Red Planet (2020), el vigesimoquinto álbum en solitario de su autor, lleva desde hace unos meses haciendo las delicias de los fans, sobre todo porque posee el carácter conceptual de algunos de los primeros trabajos de Wakeman: Journey to the Centre of the Earth (1974) o The Myths and Legends of King Arthur and the Knights of the Round Table (1975), en los que se unía una atmósfera grandiosa con el virtuosismo desatado, a veces en exceso para mi gusto, de este mago de los teclados. Por ahí comparan The Red Planet, más por su planteamiento que por otra cosa, con el magistral The Six Wives of Henry VIII (1973), y tal vez tengan algo de razón.
No es que toda la discografía de Rick Wakeman me entusiasme, pero The Red Planet me parece un trabajo muy agradable. Las composiciones son interesantes y también lo es la producción (por ahí anda Simon Heyworth, que participó en Tubular Bells), si bien es cierto que no hay una especial sensación de "progreso" en los temas. Sin aburrir en ningún momento, sí que son más o menos lineales. Tampoco es asombroso el virtuosismo instrumental del English Rock Ensemble, que realiza un trabajo perfecto como banda de acompañamiento, pero sin dejar espacio para casi ningún alarde. Intervienen Dave Colquhoun a la guitarra, Lee Pomeroy al bajo y Ash Soan a la batería. El protagonista absoluto es Wakeman y todo lo demás es solo atrezzo, se entiende, pero está claro que el álbum se habría beneficiado mucho de algún invitado con algo más de arrojo, o incluso de algún arreglo (orquestal, por ejemplo) más allá de los cuatro instrumentos en juego. Con todo, para ser un álbum realizado durante la etapa de confinamiento domiciliario de medio mundo, no podemos ponerle pegas.
Pero The Red Planet, con sus defectos y todo, es un muy buen álbum de rock progresivo clásico dotado de un interesante toque fresco nada pretencioso. Parece como si Rick Wakeman hubiese entendido ya en la vejez que tal vez lo más importante de su gran época siempre fue la atmósfera, el despliegue de imaginación, y no tanto la habilidad con las manos. Si eres aficionado al prog, este álbum no te va a cambiar la vida pero sí te va a proporcionar unas cuantas escuchas realmente placenteras. Muy recomendado.
miércoles, 4 de noviembre de 2020
Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 9: "BALLADE POUR ADELINE"
Te duele una muela. Te está fastidiando desde hace unos días, y aunque sabes que te va a costar un pastizal, pides cita con el dentista. Llegas a la consulta, te sientas a esperar, coges una revista del corazón manida de hace año y medio y te pones a hojearla. Tienes un 99% de posibilidades de que en el suave hilo musical de la sala de espera suene Ballade Pour Adeline ("Balada para Adelina"), el peculiar y bastante edulcorado tema para piano que hoy recuperamos.
El tema se publicó en 1977 y el compositor, no muy conocido, fue Paul de Senneville. Parece que el título se refiere a su hija Adeline, entonces recién nacida. El intérprete original sí que es toda una institución en la cultura popular: el también francés Richard Clayderman, un pianista al que recordamos (vagamente, los de mi edad) todo vestido de blanco y frente a un piano del mismo color. Clayderman se convirtió, pese a que sus virtudes como intérprete están fuera de toda duda, en un icono de lo "kitsch" gracias a su sonrisa de niño bueno y su pelazo rubio. Podemos sonreír sin cargo de conciencia, considerando que ha llegado a vender más de 100 millones de discos en todo el mundo. Según la Wikipedia, es el músico francés con mayores ventas de la Historia, y Ballade Pour Adeline vendió 22 de estos millones.
Clayderman, con Senneville como mánager, publicó Ballade Pour Adeline en su primer álbum (titulado simplemente Richard Clayderman), logrando un éxito mundial desproporcionado. Vale que lo hemos dicho muchas veces: los años 70 fueron una edad de oro para que cualquier clase de música no convencional llegase a cualquier oyente potencial, y en el que se premiaba la originalidad mucho más de lo que ha ocurrido en décadas posteriores... Pero hay que admitir que, por mucho gancho que tenga Ballade Pour Adeline, es una composición extremadamente simple. Como pieza pianística, y salvo por alguna mínima floritura, es muy poco meritoria, ya que en realidad es más el ritmo pop de fondo el que le da carácter. De hecho, en posteriores versiones de la pieza, los músicos (incluso utilizando otros instrumentos en lugar del piano), han sampleado directamente la pista de la base del original.
Con perspectiva, entiendo que el éxito se explica por su mezcla de melosidad y romanticismo, al colarse de algún modo un pianista clásico en las radiofórmulas interpretando una pieza accesible a más no poder. Por supuesto, tanto la balada como el propio Clayderman entraron por la puerta grande en el mundillo de las orquestas "estrellas" de la música ligera, como la de James Last o, más recientemente, la formación que dirige André Rieu. Terminamos con alguna de las 1500 versiones acreditadas de Ballade Pour Adeline. Y me voy corriendo a escuchar algo indie en Spotify, a ver si me siento más joven.
lunes, 2 de noviembre de 2020
Mark Knopfler - THE PRINCESS BRIDE
2. I Will Never Love Again (3:01)
La princesa prometida (1987) es una de esas películas que todo el mundo ha visto, primero porque en los años ochenta todo el mundo lo veía todo, y segundo porque hubo una época en que la emitían por televisión una vez al mes. Se basa en la novela del mismo título escrita en 1973 por William Goldman, y busca ser una especie de cuento de hadas clásico con elementos algo menos trillados de lo habitual. Al final, yo que la vi por primera vez no hace tanto tiempo, tengo que reconocer su indudable frescura y su atmósfera tierna y desenfadada, aunque no me parece especialmente original si buscaba la transgresión.
Personalmente, no creo que la BSO de La princesa prometida sea un ítem de colección imprescindible salvo que seas un fan de la película o un incondicional de Mark Knopfler, pero me quedo con la crítica que hacen en la web especializada filmtracks, en la que la reconocen como un buen ejemplo de lo que se hacía en este campo a finales de los ochenta.
jueves, 22 de octubre de 2020
Alright Now de Mike Oldfield: han descubierto uno de los "santos griales" de su discografía.
Entiendo que hay que ser seguidor acérrimo del músico británico para apreciar el hallazgo, pero como sé que muchos de nuestros lectores lo son, no he podido dejar de publicarlo. Me lo he encontrado en la página fan mike-oldfield.es.
Resulta que hace muy pocos días, después de -al parecer- una fuerte campaña de búsqueda y presión a quienes pudiesen tener archivada la grabación, se ha publicado en YouTube una peculiar aparición de Mike Oldfield en un programa de televisión de un canal local inglés, allá por 1979, en el que, además de hacer el indio y presentar a su hija recién nacida, su banda interpretó una versión del conocido tema de Free All Right Now. Canta Wendy Roberts, que intervino poco después en el álbum Platinum, y se luce el percusionista estrella Pierre Moerlen. No es en directo, sino que el tema está grabado y producido en estudio. El videoclip es estupendo:
Esta canción lleva treinta y tantos años figurando en álbumes piratas con un sonido atroz, y apenas un trocito de varios segundos del clip original había llegado a aparecer en Internet, procedente de un programa de reposiciones de la ITV. Alright Now es una versión maravillosa, con el sonido típico de aquella fructífera época de la carrera de Oldfield, pero siempre ha sido una especie de espina clavada en el corazoncito de los fans, al no poder disfrutarla con normalidad. Incluso se alimentó la leyenda urbana (creo que todavía no desmentida) de que se había publicado como single con una tirada limitadísima, repartida únicamente de mano en mano entre ejecutivos de Virgin Records.
Afortunadamente, la calidad del archivo audiovisual ahora publicado es tan excelente que no solamente podemos escuchar la canción en su plenitud sonora, sino que cualquier manitas de la tecnología podrá trastear con ella y pulirla hasta que suene como recién publicada en CD.
Agradecimientos a mike-oldfield.es
viernes, 9 de octubre de 2020
El "Eclipse" de Pink Floyd en versión de Hans Zimmer para Dune.
martes, 6 de octubre de 2020
Pat Metheny - FROM THIS PLACE
From This Place (2020) es el último trabajo del norteamericano Pat Metheny, un músico del que sin duda debería haber más entradas en este blog a estas alturas, pero a quien a veces esquivo al no tener personalmente una cultura jazzística suficiente a la hora de comentar su música con propiedad. Tal vez mi problema no sea tal, si pensamos que seguramente el jazz, como cualquier otra forma artística, no debería ser un ente opaco solo accesible para entendidos... y sin embargo creo que a veces soy la clase de persona que no capta el sabor a frambuesa en una copa de vino, por mucho que lo diga la etiqueta.
Lo bueno que tiene Pat Metheny para quienes escuchamos música instrumental contemporánea es que sus álbumes son de estos que en las tiendas de discos (esos sitios en peligro de extinción) los dependientes no siempre saben muy bien dónde colocarlos y lo mismo te los encuentras en el apartado de jazz que en el de new age o en ese vórtice del caos conocido como "músicas del mundo". Siendo así, supongo que hay carta blanca para analizar un poco su música sin miedo a que un verdadero connoisseur se me eche encima.
From This Place es un álbum muy accesible, con un sonido tan jazzístico como culturalmente diverso. El primer tema America Undefined es una pieza épica que se construye, tanto en su totalidad como a nivel de su sencillo fraseado melódico, como un gran crescendo. No se puede comenzar mejor un álbum si lo que se busca es captar la atención del oyente para que no se te escape. Después de escuchar todo el trabajo un par de veces, empiezo a pensar que el tornado de la portada viene a cuento con gran parte de los temas que, como en este primero, parecen ir acumulando tensión hasta llegar lentamente a zonas medias y finales mucho más "tormentosas" de lo que se prevé al inicio.
Sin perjuicio de este primer corte, es sobre todo a partir del segundo (Wide and Far) donde mejor vamos a apreciar el carácter multiétnico de los intérpretes, pudiendo encontrar aquí y allá bastantes matices latinos (¿y de bossa nova?), todo reunido en un todo tan coherente que parece salido de una sola sesión de trabajo.
You Are es otro tema, como el inicial, que va construyéndose desde la sutileza absoluta hacia la grandeza sonora gracias a una melodía sencilla a la que van sumándose otros elementos. El río de Same River fluye suave y garbosamente, creo que sobre todo gracias al sensual contrabajo que le sirve de lecho. Pathmaker, por su parte, da lugar al lucimiento de la guitarra de Metheny y el piano, con permiso de una soberbia batería que protagoniza un fragmento estelar. En The Past in Us, de nuevo por destacar algo sobre una totalidad que es fabulosa, cabe señalar una hermosa armónica.
Muy hispana es Everything Explained, con una guitarra y un piano que casi parecen estar cantando y percusiones entre el rock latino y el flamenco. Mucho más anglosajona es la dulce y solemne From This Place, cantada por Meshell Ndegeocello. Concluye el álbum con la más o menos introspectiva Sixty-Six y Love May Take Awhile, un tema muy sensual que por sus arreglos de cuerda parece salida de una película del Hollywood dorado.
Un álbum estupendo para escuchar con atención y disfrutar de los detalles. Bastante interesante para introducirse un poco en el género jazzístico, incluso si no se tiene un especial interés en ahondar mucho más.
domingo, 27 de septiembre de 2020
Geinoh Yamashirogumi - YAMATO GENSHO
martes, 25 de agosto de 2020
Jean Michel Jarre - DESTINATION DOCKLANDS: THE LONDON CONCERT / JARRE LIVE
Sí que hay un valioso legado aquí.
domingo, 16 de agosto de 2020
Tangerine Dream - GREEN DESERT
jueves, 30 de julio de 2020
Yes - TALES FROM TOPOGRAPHIC OCEANS
Tales from Topographic Oceans (1973) es uno de los títulos más importantes del rock progresivo. De los más recomendados. De los más odiados. De los más imprescindibles y definitorios. Hasta el propio título del álbum ya predice mucho de lo que vamos a encontrarnos: cuentos (imaginación, fantasía) de océanos (enormidad, inmersión en las profundidades) topográficos (técnica, cálculo, precisión). Hay mucho de todo ello, puede que demasiado.
Tales from Topographic Oceans busca ser una traslación musical de los shastras, textos que versan sobre las distintas ramas de pensamiento del hinduismo. En la carpeta interior del álbum en vinilo podemos ver fotografías de paisajes representativas de cada una de estas disciplinas, en paralelo a cada pasaje musical. De hecho, cada una de las cuatro suites que lo integran hacen referencia a las escrituras shruti (enseñanzas reveladas), smitri (antiguos poemas épicos), puranas (alegorías) y tantras (textos ritualistas).
Siempre disfruto mucho del álbum, aunque raramente de un tirón. Es muy largo y, si bien es injusto calificarlo de monótono, sí que me cuesta un poco seguir su narrativa musical y acabo por dispersarme. Ayuda bastante a zambullirse en su sonido, como con todos los trabajos de Yes de esta época, el sublime trabajo de portada de Roger Dean, que en Tales from Topographic Oceans es especialmente elegante y evocador. El arte conceptual del álbum está además lleno de pequeños detalles (las constelaciones en el cielo estrellado, la pirámide maya, el geoglifo tipo Nazca, esas rocas centrales de las que sobresale el ala esquelética de algún ser fantástico, los peces "volando"...) que sugieren alguna clase de mensaje oculto.
Tales from Topographic Oceans ha sido objeto de varias reediciones, de las que mencionaré dos por ser las que he escuchado para este análisis. La primera es la de Rhino de 2003, con temas extras y una breve introducción muy ambient al comienzo del primer tema, descartada del álbum original y aquí recuperada con acierto; y la segunda fue publicada en 2016 por Panegyric con sus extras, Steven Wilson remezclando y una versión en blu-ray. No es un álbum fácil para principiantes, pero si tenemos en cuenta que el sonido temprano de Yes ha envejecido quizá peor que el de otras bandas prog de su época, lo cierto es que este trabajo sigue teniendo una rara cualidad atemporal que hará Tales más que interesante para muchos oyentes actuales. Atrévete, amigo/a.