1. Naqoyqatsi (7:54)
2. Primacy of Number (6:50)
3. Massman (9:45)
4. New World (3:03)
5. Religion (8:59)
6. Media Weather (7:52)
7. Old World (3:08)
8. Intensive Time (8:07)
9. Point Blank (11:14)
10. The Vivid Unknown (7:06)
11. Definition (2:52)
La serie de docudramas llamada "trilogía Quatsi", iniciada en 1982 por Koyaanisqatsi y proseguida en 1988 por Powaqqatsi, continuó en 2002 con Naqoyqatsi. El director de la película fue de nuevo Godfrey Reggio, aunque en este caso ejerció como productor Steven Soderbergh (Traffic, Ocean's Eleven). La participación de Philip Glass en el proyecto era tan obligada y definitoria como la de su director. De hecho, cualquiera de estas películas puede considerarse como un esfuerzo a partes iguales entre Reggio y Glass, siendo en resumidas cuentas proyectos audiovisuales a base de imágenes y música que actúan directamente sobre las emociones del espectador, sin necesidad de diálogos o actores.
Trailer con música original de la película.
Si en la ya mítica Koyaanisqatsi se abordaba la estresante alienación del ser humano actual, y en Powaqqatsi veíamos a la humanidad como heroico motor de desarrollo, en Naqoyqatsi tenemos ante nosotros, de nuevo, una humanidad vapuleada por los tiempos, por la tecnología punta en este caso. Parece que los atentados del 11 de septiembre de 2001 influyeron poderosamente en el equipo de producción, de cara a optimizar el resultado final (en efecto, la película atesora unas críticas magníficas). Tiene como subtítulo Life as War ("La vida como guerra"), y efectivamente se plantea una conflagración entre nuestra realidad natural y el turbulento mundo tecnológico, "falso" y agresivo, lleno de realidades virtuales que atentan de un modo u otro contra nuestra esencia. El director Godfrey Reggio recurre a gran cantidad de imágenes generadas por ordenador, con lo que la presencia en la banda sonora de un elemento orgánico de peso resulta muy interesante.
Godfrey Reggio y Philip Glass (de IMDb).
Este elemento humanizante es Yo-Yo Ma, afamadísimo violonchelista chino-francés cuya dilatada carrera y buen hacer le han acercado a menudo al mundo de las bandas sonoras de cine más populares, amén de convertirle en omnipresente en la vida social-cultural internacional (medalla impuesta por Obama incluida). Su instrumento estuvo presente en la oscarizada Tigre y Dragón, y en otros títulos fílmicos bien conocidos como Siete años en el Tibet. También tiene por ahí un disco de versiones de Ennio Morricone que antes o después comentaremos por aquí. El caso es que el minimalismo frío y colosalista de Philip Glass encuentra un contrapunto sorprendente en el chelo de Yo-Yo Ma, resultando asombrosa, por cierto, la manera en que los bucles y las notas repetidas de Glass suenan hiperdramáticas en las cuerdas del chino.
El planteamiento musical de Philip Glass es del todo coherente con las anteriores entregas de la serie fílmica, y con las obras más conocidas popularmente del músico neoyorquino. Es música clásica contemporánea, escasamente melódica pero muy potente en sus resonancias épicas, con un poso más o menos fatalista y trascendente. El tema inicial, Naqoyqatsi, es el más representativo y espectacular del álbum. Sobre unos latidos de corazón escuchamos ese profundo coro masculino de las entregas anteriores recitando esa rarísima palabra en la lengua de los nativos americanos hopi, para pasar a continuación a unas cuantas secciones sinfónicas muy potentes, toda una obertura clásica en la que Yo-Yo Ma hace aparición hacia la mitad. Por cierto, el director de orquesta es, como casi siempre, Michael Riesman.
No obstante, el conjunto del álbum no pierde intensidad ni por un instante, y Glass incluye una rica y variada instrumentación. En Primacy of Number asistimos a un interesante uso del arpa de boca en versión digital, en un tema frenético; en otros fragmentos como Religion toman protagonismo unas acertadísimas percusiones pseudo-tribales; y también se escuchan saxofones y un didgeridoo (instrumento nativo australiano) en algún fragmento. La idea es que todos estos elementos contribuyan a humanizar una música algo más sinfónica, menos vanguardiasta, de lo que sonaba en los previos "qatsis", llevando por supuesto Yo-Yo Ma la mayor parte de este peso sobre sus hombros. Temas como los delicados New World y Old World dan fe de su capacidad expresiva. Mención aparte merece la voz solista de Lisa Bielawa en la enorme Intensive Time.
Naqoyqatsi no es necesariamente un trabajo innovador dentro de la prolífica trayectoria de Philip Glass, aunque el compositor demuestra estar en plena forma. Por una parte acude a unas sonoridades orquestales muy propias del mundo de las bandas sonoras, más "convencionales" de lo que suele hacer normalmente; y por otro aporta tanta imaginación en la composición y en la instrumentación que consigue uno de sus trabajos más accesibles para cualquier tipo de público, sin dejar por ello su identidad en la cuneta. Cuanto más lo escucho más me gusta. En Spotify.
Naqoyqatsi.
Yo-Yo Ma, promocionando relojes Rolex.
El planteamiento musical de Philip Glass es del todo coherente con las anteriores entregas de la serie fílmica, y con las obras más conocidas popularmente del músico neoyorquino. Es música clásica contemporánea, escasamente melódica pero muy potente en sus resonancias épicas, con un poso más o menos fatalista y trascendente. El tema inicial, Naqoyqatsi, es el más representativo y espectacular del álbum. Sobre unos latidos de corazón escuchamos ese profundo coro masculino de las entregas anteriores recitando esa rarísima palabra en la lengua de los nativos americanos hopi, para pasar a continuación a unas cuantas secciones sinfónicas muy potentes, toda una obertura clásica en la que Yo-Yo Ma hace aparición hacia la mitad. Por cierto, el director de orquesta es, como casi siempre, Michael Riesman.
No obstante, el conjunto del álbum no pierde intensidad ni por un instante, y Glass incluye una rica y variada instrumentación. En Primacy of Number asistimos a un interesante uso del arpa de boca en versión digital, en un tema frenético; en otros fragmentos como Religion toman protagonismo unas acertadísimas percusiones pseudo-tribales; y también se escuchan saxofones y un didgeridoo (instrumento nativo australiano) en algún fragmento. La idea es que todos estos elementos contribuyan a humanizar una música algo más sinfónica, menos vanguardiasta, de lo que sonaba en los previos "qatsis", llevando por supuesto Yo-Yo Ma la mayor parte de este peso sobre sus hombros. Temas como los delicados New World y Old World dan fe de su capacidad expresiva. Mención aparte merece la voz solista de Lisa Bielawa en la enorme Intensive Time.
Unos fotogramas de Naqoyqatsi.
Naqoyqatsi no es necesariamente un trabajo innovador dentro de la prolífica trayectoria de Philip Glass, aunque el compositor demuestra estar en plena forma. Por una parte acude a unas sonoridades orquestales muy propias del mundo de las bandas sonoras, más "convencionales" de lo que suele hacer normalmente; y por otro aporta tanta imaginación en la composición y en la instrumentación que consigue uno de sus trabajos más accesibles para cualquier tipo de público, sin dejar por ello su identidad en la cuneta. Cuanto más lo escucho más me gusta. En Spotify.
Naqoyqatsi.