1. The Rainbow (9:09)
2. Eden (6:35)
3. Desire (6:57)
4. Inheritance (5:24)
5. I Believe in You (6:10)
6. Wealth (6:44)
Me gusta pensar que este es un blog abierto, no demasiado restrictivo respecto a los géneros musicales de los que trata, quizá porque en su propia naturaleza está lo sorprendente de las mezclas, la incertidumbre de los límites borrosos entre estilos. Este es uno de los álbumes más pop que hemos tratado por aquí, y sin embargo reúne todas las características que lo hacen interesantísimo para quienes gustáis de escuchar cosas "distintas". Me cuesta mucho trabajo entrar en el pop, precisamente porque es un estilo accesible para cualquiera, y hacer una defensa divulgativa de una obra del mismo podría ser redundante. Pero Spirit of Eden no es ni especialmente accesible... ni nada redundante.
La banda inglesa Talk Talk se había hecho un nombre con sus cuidadas aproximaciones al synth-pop tan de moda en los ochenta, una música bonita pero algo caduca respecto a las modas, anclada con fragilidad entre los ídolos veinteañeros new romantics y el casi nunca estimulante AOR (Adult Oriented Rock, rock orientado a adultos). Su mayor éxito hasta Spirit of Eden había sido The Colour of Spring (1986), en el que las ambiciones creativas de Talk Talk ya habían comenzado a indagar tímidamente entre otras posibilidades musicales. La discográfica les dio carta blanca para hacer lo que les viniese en gana en el siguiente álbum, y el resultado fue una de las obras musicales más controvertidas de la época.
Talk Talk
Spirit of Eden (1988) está concebido como una obra perteneciente a la esfera pop-rock, aunque mezclada con grandes dosis de jazz y algo de música electrónica meditativa, ambient y new age. Cuenta la leyenda -cierta o no- que el álbum se grabó en largas sesiones en las que la banda improvisaba la mayor parte del tiempo, y encima lo hacían a oscuras para crear ambiente. Los ritmos pop están prácticamente eclipsados por las densas atmósferas jazzísticas (con percusiones más acariciadas que golpeadas) y arreglos ambientales, y la voz del cantante y líder Mark Hollis solamente aparece aquí y allá, logrando que su voz no sea más que otro instrumento en el conjunto, y no el principal hilo conductor de los largos temas. Todo un año tardaron en completar una obra musical cuya gestación recuerda en cierto modo a la de The Dark Side of the Moon, lo que -ya lo sé- es mucho decir cuando todo parece indicar que no era el contexto adecuado para que surgiese uno de estos álbumes que suponen un antes y un después en la música popular.
Portada alternativa.
Y Spirit of Eden fue efectivamente un antes y un después, ya que muchos críticos lo emparentan de forma directa con lo que luego se llamaría post-rock, la evolución vanguardista de los viejos cánones de bajo-guitarra-batería-voz hacia algo más intenso y completo, más artístico y libre. Por supuesto, en su día se acusó a Talk Talk de querer salirse del tiesto, de ser unos snobs y de haber publicado un disco pretencioso y vacío de sustancia; y la discográfica EMI se cabreó a lo bestia por las ventas insuficientes y la dificultad de extraer singles promocionales para la radio, con lo que los Talk Talk tuvieron que meterse en juicios para cambiarse a alguna compañía más tolerante. Desde Spirit of Eden, por cierto, se sabe que muchas compañías introducen clausulas en sus contratos para que a los artistas no se les ocurra pasarse de arriesgados.
I Believe in You.
Magnífica reseña, que me alegré mucho de encontrar aquí, ya que este disco, junto al siguiente, el anterior, y el homónimo de Mark Hollis, suponen una colección extraordinaria de canciones que van más allá de la mera etiqueta popular, para convertirse en piezas musicales de alto nivel artístico. Talk Talk aparecieron en mi vida en 1986, para cuando andaban de gira con su "The colour of spring", que era ya un suculento aperitivo de este maravilloso "Spirit of Eden", que no escuché hasta mucho tiempo después, junto a "Laughing stock", que podría perfectamente haber formado un álbum doble con el antecesor "Spirit of Eden", pero que incluso va algo más allá en cuanto a experimentación (el corte "Taphead" es casi vanguardia musical). El remate, tras la disolución de la banda tras "Laughing stock", es el regalo de despedida de Mark Hollis con su álbum homónimo, un prodigio de composición, buen gusto y sabiduría, de amor por la música. Qué amarga tuvo que ser su experiencia como músico involucrado en el negocio que, tras esta preciosidad de obra, se retiró definitivamente y escogió el silencio y el anonimato (el último tema del álbum contiene un escalofriante minuto de "silencio ambiental" que lo dice todo con nada).
ResponderEliminarMagnífica reseña y magnífico comentario. A mí me alegra doblemente comprobar que después de 30 años no soy el único chiflado que considera estos 3 álbumes como tres obras maestras. Enamorado, alucinado, embelesado estaba yo con "the colour of spring" allá por 1988, un disco sublime, cuando salió " Spirit" ;no tarde ni dos días en comprarlo; y mi decepción fue absoluta; no entendía nada. Lo escuche una segunda vez, con auriculares, a oscuras. Seguía aturdido. Después de la tercera vez ya no pude parar. He llorado, me he emocionado, busqué y esperé durante años;más discos, más de esto. Hasta el disco final en 1998. Una trilogía sublime, infinita, increíble. Los pelos de punta. Gracias.
EliminarQué buenos los Talk Talk, que manera de descolocar a todos, que buen ejemplo de llegar a lo más alto y darse el lujo de decir..."chavales, ahora que tengo toda vuestra atención, estos chicos y un servidor vamos a hacer la música que siempre quisimos hacer, subir el volumen de vuestros equipos porque ahí va nuestro último trabajo". Talk Talk no fueron los únicos que hicieron esto, con esto me refiero a romper expectativas, de hecho "The Final Cut" de Pink Floyd fue también muy desestabilizante cuando vio la luz a primeros de los 80.Los hay que tener bien puestos, todo sea dicho. Lo cierto es que este disco pega y mucho en este blog, cosa que aplaudo Conde. Musicalmente hablando a mí este disco me chocó en su día, no lo negaré, pero como otros, gana con escuchas sucesivas. Ideal para escuchar sin prisas y, sí, a oscuras. "I Believe in You" es para mí el tema estrella de este disco. Una maravilla.
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