1. Departure from the Northern Wasteland (20:53)
2. Hanging Garden Transfer (10:56)
3. Voices of Where (6:19)
4. Sun and Moon (4:16)
"Quiero que mi música provoque un sentimiento, un estado de ánimo ante el que la gente pueda reaccionar. Es música que se completa en la mente de cada oyente."
Michael Hoenig
Una joya con algo más de brillo que la mayoría, dentro de la música electrónica cósmica, a su vez dentro del krautrock en sentido amplio, es Departure from the Northern Wasteland ("Partida del baldío nórdico"), de Michael Hoenig de 1978. Como podemos leer en una extensa entrada en la estupenda página Audionautas, Hoenig fue uno de los grandes nombres propios tanto en la gestación como en el pleno desarrollo del peculiar sonido de la Escuela de Berlín, componente en un momento u otro de la banda de culto Agitation Free, de Klaus Schulze, e incluso de Tangerine Dream y de Ash Ra Tempel. Como músico en solitario, Michael Hoenig no ha alcanzado la popularidad de Schulze, Froese o Göttsching, aunque el álbum que nos ocupa, su mayor aportación discográfica, es visto cada vez más como paradigma de la filosofía musical de su tiempo.
Michael Hoenig (de http://www.agitation-free.de/)
Departure from the Northern Wasteland es a las claras el producto de un amante de la tecnología del sonido que de un músico en sentido clásico. Hoenig poseía su propio estudio, modesto pero muy cuco y preparado con una colección de sintetizadores y aparatos electrónicos de todo tipo, no necesariamente punteros, pero sí adecuados a la idea musical del compositor: una música limpia, no excesivamente compleja, en la que unos pocos elementos sean suficientes para suscitar una serie de efectos en el oyente. Como ya sabrán quienes conocen el estilo de la Escuela de Berlín, la música del movimiento se caracteriza mucho más por las texturas que por las melodías o los ritmos. La idea (y resumo, porque puede acudirse a multitud de fuentes de referencia que lo expliquen mejor que yo) es crear atmósferas minimalistas a base de capas de sonido estático en constante y lenta evolución, unidas a unas pocas notas que se repiten hasta lograr un efecto hipnótico, como de "trance" sonoro. Entronca con el minimalismo clásico de Philip Glass o Terry Riley, pero con un fuerte componente futurista.
Este género logró algunas de sus obras más perfectas -que no necesariamente las mejores- cuando se impuso la utilización de secuenciadores y sintetizadores digitales, que permitían la reproducción automática de las capas básicas de sonido, dejando al músico de turno libertad para experimentar con efectos más o menos improvisados. Aun así, Departure from the Northern Wasteland es bastante más "analógico" que otros discos de su época, entre otras cosas porque Hoenig se empeñó en dotarlo de un claro purismo, de una paradójica cualidad "artesanal" que logra mediante la utilización de un equipo sonoro muy básico que requiere su intervención directa en cada punto. No se trató únicamente de pulsar un par de conmutadores y sentarse a escuchar las secuencias. Consigue Hoenig, en efecto, que su álbum de debut como solista tenga un sonido perfecto y muy atemporal, desprovisto de excesivos trucajes y, precisamente por eso, lleno de frescura y agilidad. Ha envejecido muy bien, y eso que cuando se grabó ya sonaba clásico.
Portada alternativa, imagino que de la edición en CD.
Toda la cara A del álbum está ocupada por el tema homónimo, largo y bien desarrollado desde un inicio evocador, melódico y sobrio hacia una diversidad de texturas que fluctúa en intensidad dependiendo de la superposición de más o menos secuencias. En la B encontramos para empezar la potente Hanging Garden Transfer, cuya base rítmica recuerda a Equinoxe 6 y 7 de Jarre, aunque la melodía de la pieza tiene apariencia de ser bastante improvisada. La sigue Voices of Where, burbujeante, ambiental e hipnótica, con una extraña recitación vocal modificada electrónicamente al final. Concluye el disco con Sun and Moon, un tema corto y melódico, como de los últimos años setenta de Tangerine Dream; puede recordar en sus planteamientos (que no en su melodía) al Monolight del álbum Encore.
Los más profundos conocedores del género conocerán este disco desde mucho antes de que yo haya escrito todo esto, y aquellos de ellos que no lo conociesen, quizá no encuentren en él nada nuevo ni sorprendente. Creo que el punto fuerte de Departure from the Northern Wasteland es la accesibilidad que le confiere su estatus de grabación sencilla y directa, con lo que puede ser el título perfecto para iniciarse en la kosmische musik alemana. Está en Spotify.
¡Qué manía tienen con variar las portadas originales con las reediciones y esas cosas!:)
ResponderEliminarMe apunto al artista.
¡Saludos!
Malas costumbres, sobre todo cuando las cubiertas de los LPs siempre eran mucho más bonitas e imaginativas. Cosas del márketing que nunca entenderé.
ResponderEliminar¡Gracias por pasarte!
Otro de esos discos que tuve la suerte de comprar en CD en los años 90 (cuya portada no tiene los globos, preciosa por cierto). A mí este disco me parece una joya, a la altura de los grandes maestros de la música electrónica de los 70. No tengo muy claro por qué este músico desapareció del panorama musical, una pena porque con este gran trabajo dio muestras de su buen hacer.
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