viernes, 15 de noviembre de 2024

King Crimson - RED


1. Red (6:20)
2. Fallen Angel (6:03)
3. One More Red Nightmare (7:08)
4. Providence (8:08)
5. Starless (12:18)

Este año, de hecho hace pocas semanas, se ha cumplido el 50 aniversario de Red (1974), uno de los títulos más apreciados por los seguidores de King Crimson. La verdad es que su discografía está tan cuajada de álbumes míticos que costaría menos trabajo hacer un listado de los discos que gustaron menos. 

Siempre hay que recordar que, en general, quienes escuchamos a King Crimson somos conscientes de que su música es un gusto adquirido. Es verdad que son autores de unos cuantos temazos que impresionan a cualquier oyente casual, pero la mayor parte de su discografía sí que requiere un pequeño esfuerzo de "apertura mental" por parte del aficionado. Precisamente es en esta época en la que termina su sonido progresivo clásico (mediados de los setenta) cuando más se acumulan trabajos que no entran a la primera pero que, tiempo al tiempo, deslumbran cuando empiezas a cogerles el tranquillo. Ahí están Larks Tongues in Aspic y Starless and Bible Black, y este Red viene a cerrar la serie en términos parecidos.

La portada del estuche de 2013 The Road to Red 
recuperaba la fotografía de la contraportada original.

Red tiene como peculiaridad el que, tras la desbandada habitual de miembros de la banda, ésta se convirtió por primera vez en un trío: Bill Bruford a la batería y percusiones, Robert Fripp a las guitarras y algún teclado, y John Wetton al bajo y como cantante en los tres temas que incluyen letras, que son Fallen Angel, One More Red Nightmare y Starless. Entre los músicos adicionales destacan David Cross, recién salido oficialmente de King Crimson, que aporta el violín del tema final; Mel Collins, cuyo saxofón estuvo -y estaría- en la banda en varias ocasiones; e Ian McDonald, miembro fundador, que también tocó el saxo aquí y allá. 

Red

Red es un álbum apreciado por su valor seminal por parte de seguidores del rock duro, merced a su sonido contundente. La guitarra de Fripp está bastante distorsionada y el trabajo conjunto de bajo y batería es demoledor. En el tema inicial esto es bastante evidente, pero incluso en cortes más clásicamente "progresivos" como Starless sigue habiendo algún tramo realmente peleón. Es un álbum elegante y con una producción muy cuidada pese a consistir en gran medida en piezas fruto de la improvisación, pero suena muy afilado, muy crudo y sin pulir en exceso, lo que lo hace también tener un carácter atemporal. No hay duda de que es Starless su tema más mítico, una de estas piezas largas que cualquier conocedor del rock progresivo puede calificar como un clásico. Debió formar parte del álbum anterior Starless and Bible Black (1974), que hasta en el título resulta obvio, pero no pudo incluirse por falta de tiempo. Esto explica el que David Cross todavía esté acreditado en Red.

Starless

Y debe ser una impresión subjetiva motivada por mis últimas lecturas, pero el tema Providence (que al fin y al cabo se titula así por ser una improvisación grabada durante un concierto en esta localidad de Rhode Island) no deja de parecerme ideal para acompañar a un buen relato gótico de H. P. Lovecraft o similares.

Tan volátil seguía siendo King Crimson que la banda se había desintegrado totalmente antes de que Red saliese a la venta. Robert Fripp pensó en descansar un tiempo y propuso a varias personas para sustituirle (dice el rumor que incluso mencionó a Steve Hackett), pero no hubo trato y terminó echando el cierre.

A estas alturas, Red ha sido reeditado en varias ocasiones. Destacan la caja The Road to Red (2013), que incluye 24 CDs con una cantidad absurda de conciertos de King Crimson de 1974; y la reedición de este 50 aniversario, con varios formatos de sonido (Dolby Atmos y Hi-Res Stereo incluidos) en 2 CDs y 2 blurays, con remezclas más o menos creativas de David Singleton y el habitual Steven Wilson, amén de material en directo del que en su día se publicó en el álbum USA (1975).   

Hago un aparte para comentar el documental estrenado en cines en 2022 In the Court of the Crimson King. King Crimson at 50. No me extenderé hablando de su calidad, que es enorme, y lo recomiendo fervientemente a todos los seguidores de King Crimson. Me interesa lo más importante de la película, que es el hecho de que descubres como nunca antes la que de verdad siempre ha sido la esencia de la banda: excelencia y compromiso hasta la extenuación. 

Ya hemos mencionado en alguna ocasión que Robert Fripp exigía a cada nuevo miembro de King Crimson que diese no sólo el 100%, sino incluso un poco más, exprimiendo las posibilidades de su instrumento o aprendiendo a utilizarlo de un modo distinto a como lo había estado haciendo hasta entonces. Formando parte de una banda creativamente solidaria, abierta a la improvisación y la experimentación constantes. No hay duda de que muchos miembros que entraban en KC y salían después de un disco o dos iban hasta cierto punto "quemados" por el nivel de (auto)exigencia, tanto de las grabaciones de estudio como -sobre todo- de las actuaciones en vivo. 

Tráiler del documental.

King Crimson tenía que acabarse. De hecho, y a pesar de que desde 1969 hasta 1974 grabaron una cantidad respetable de álbumes de una calidad indiscutida, es de imaginar que hubo decenas de ocasiones en las que Fripp estuvo a punto de disolver la banda. Y después llegaban otros artistas, una nueva idea a la que dar forma, y KC volvía a recomponerse una y otra vez. 

No voy a hacer un "spoiler" sobre el hecho de que King Crimson resucitaría por sorpresa en un tardío 1981, porque todo el mundo lo sabe, pero desde luego ello da testimonio del carácter legendario de una banda que era tan grande que no podía permanecer muerta mucho más tiempo, a pesar de lo difícil que era mantenerla viva, y que ha estado en funcionamiento hasta antes de ayer. De hecho, cuesta creer que no vaya a volver en el futuro.

martes, 22 de octubre de 2024

Mychael Danna & Jeff Danna - A CELTIC TALE: THE LEGEND OF DEIRDRE


1. The Prophecy (3:45)
2. The Child Deirdre (4:00)
3. Sons of Uisnach (3:45)
4. Under High Branches (3:09)
5. Loch Etive (3:17)
6. The Vision (5:14)
7. South by Sail (3:03)
8. Defeat of the Red Branch (3:29)
9. The Druid (5:38)
10. The Drowning Plains (4:32)
11. Lament (3:10)
12. Two Trees (3:18)

A Celtic Tale: The Legend of Deirdre (1996) fue compuesto por dos artistas que hoy en día son mucho más conocidos por su labor en las bandas sonoras de cine que por su aportación a la música instrumental contemporánea: los hermanos Mychael Danna y Jeff Danna, el primero de los cuales incluso ganó un Oscar por la BSO de La vida de Pi (2012). No sé si será por los prejuicios que suelen acompañar al género new age (recalco: en sentido amplio), pero es muy difícil encontrar algún apunte biográfico sobre los Danna que mencionen este trabajo. Y no es una simple rareza, ya que se trata de un álbum bastante conocido entre los aficionados a la música instrumental contemporánea.

Jeff Danna (abajo) y Mychael Danna (arriba).

A Celtic Tale es un álbum conceptual, más o menos de corte neoclásico pero con abundante uso de instrumentación celta, sobre la leyenda trágica de Deirdre. Al parecer, esta bellísima mujer era objeto de una profecía según la cual traería la ruina al rey de Irlanda, por lo que éste decidió casarse con ella para tener su destino bajo control. Pero Deirdre se enamoró de un cazador al que vio en el bosque, y huyó con él y con sus hermanos a Escocia para convivir a espaldas del rey. Bajo una falsa promesa de hospitalidad y reconciliación, Deirdre y sus protectores regresan a Irlanda unos años después, con resultados que no revelaré por no destripar el final. La edición española del CD incluía todo el texto de la leyenda estupendamente traducido en el libreto, cosa muy de agradecer. 

The Prophecy

El planteamiento del disco viene a ser como el de una banda sonora para una película, predominando un sonido más o menos sinfónico creado parcialmente con sintetizadores que se adereza aquí y allá con instrumentos tradicionales como el arpa, la flauta irlandesa, la gaita, el violín... Como en una BSO al uso, se desarrollan unas pocas melodías con distintos arreglos a lo largo de todo el álbum. Claro está, no habría tenido sentido que se incluyesen piezas incidentales, sino que los cortes buscan ilustrar musicalmente distintas escenas de la leyenda sin pretender contar la historia de manera pormenorizada mediante recursos musicales. Es un trabajo centrado más en la evocación que en la narrativa pura. 

The Druid 

Llama la atención, como se señaló en el acertado análisis realizado al álbum en el blog Solsticio de invierno, el que Mychael y Jeff Danna no tengan raíces irlandesas, sino que sean canadienses de herencia italiana. Un giro cultural así se explica fácilmente si recordamos que, a mediados de los años noventa, la música celta vivió un momento de esplendor comercial enorme, superando por momentos el tirón de la escena pop-rock más convencional. Y todo el mundo se subió al carro. Se lanzaron decenas de recopilatorios (por ejemplo, los navideños-celtas de Windham Hill o el anunciado en TV Celtic Heartbeat), aparecieron grupos y solistas a montones (recordemos a The Corrs, por ejemplo) y artistas de la "periferia" céltica sacaban a pasear su herencia (Voyager, de Mike Oldfield). Por no hablar de la segunda juventud de bandas como The Chieftains, Clannad, Capercaillie, Nightnoise o los franceses Gwendal, y la gran oportunidad de solistas como nuestro Carlos Núñez. Se supone que el gran tirón celta lo proporcionó el éxito del espectáculo de música y baile Riverdance, de sobra conocido, aunque el propio auge de la new age que llevaba una década en ascenso (pensemos en las discografías de Enya y Loreena McKennitt, que poseen elementos celtas explícitos) y películas como Braveheart debieron hacer su parte del trabajo. Dos italocanadienses contando una leyenda irlandesa con flautas y gaitas no fue demasiado raro. 

Contraportada del CD en su versión narrada.

No se puede decir que A Celtic Tale tenga el nervio de esas piezas de baile celta con taconeo que tanto se pusieron de moda en los escenarios, ya que se trata de una obra bastante introspectiva. La primera mitad del álbum sí que tiene un espíritu folk más o menos lúdico, pero la segunda mitad (cuando la leyenda de Deirdre se pone trágica) se vuelve más solemne. Llama especialmente la atención el tema The Druid, bastante atmosférico. No hay que olvidar que esta obra fue publicada por el sello de música ambiental y contemplativa Hearts of Space, cuya ramificación celta adoptó el simpático nombre de Hearts O'Space. Es un álbum para el que, además, se eligió una muy acertada pintura de Dante Gabriel Rosetti como portada, con ese toque lánguido y un tanto decadentista.

A pesar del bombardeo de música celta de entonces y el poco espacio que quedaba para que cada buen trabajo sacara la cabeza por encima del montón, A Celtic Tale tuvo el éxito suficiente como para dar lugar a una secuela, A Celtic Romance: The Legend of Liadain and Curithir (1998), de la que también hablaremos más adelante. Y también existe una versión narrada en inglés de A Celtic Tale con el fuerte acento escocés de la locutora de radio Fiona Ritchie, del que he intregrado el anterior enlace a The Druid.

viernes, 4 de octubre de 2024

Pink Floyd - PULSE


CD 1

1. Shine On You Crazy Diamond (13:35)
2. Astronomy Domine (4:20)
3. What Do You Want from Me (4:10)
4. Learning to Fly (5:16)
5. Keep Talking (6:52)
6. Coming Back to Life (6:56)
7. Hey You (4:40)
8. A Great Day for Freedom (4:30)
9. Sorrow (10:49)
10. High Hopes (7:52)
11. Another Brick in the Wall (Part Two) (7:07)

CD 2

1. Speak to Me (2:30)
2. Breathe (2:33)
3. On the Run (3:47)
4. Time (6:46)
5. The Great Gig in the Sky (5:52)
6. Money (8:54)
7. Us and Them (6:57)
8. Any Colour You Like (3:21)
9. Brain Damage (3:45)
10. Eclipse (2:37)
11. Wish You Were Here (6:35)
12. Comfortably Numb (9:29)
13. Run Like Hell (8:36)

La controversia sobre si Pink Floyd debió seguir adelante tras la marcha de Roger Waters no acabará nunca. La formación como trío, con David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright, nos dejó dos álbumes de estudio (tres si contamos el experimento a base de descartes que fue The Endless River), a mi juicio bastante buenos, pero que no todo el mundo aprecia por igual. Por fortuna, creo que sí hay prácticamente unanimidad a la hora de valorar los dos álbumes en directo que publicaron: Delicate Sound of Thunder (1988) y este Pulse (1995), que se encuentran en lo más alto de la selecta lista de los mejores trabajos en directo de la historia del rock. ¿Cómo pueden ser tan apreciados dos álbumes que, en teoría al menos, corresponden a las giras mundiales que se realizaron para promocionar estos dos discos de estudio que no gustan a todo el mundo?
 
Gilmour (arriba), Mason (derecha) y Wright (abajo). De Hipgnosis.

Recuerdo que compré Pulse bastantes años después de su publicación, entrados los 2000, en una época en que mi única fuente de ingresos eran unas horillas semanales de clases particulares de inglés. Tenía que ahorrar varias semanas para cada compra de este tipo en la recordada revista de venta por correo Discoplay, y Pulse no era precisamente barato. Indocumentado de mí y sin acceso a Internet en casa (como casi todo el mundo), pensé que era un recopilatorio y me tiré a la piscina, intentando escuchar por fin los grandes éxitos de aquellos Pink Floyd de los que apenas conocía un par de canciones.
 
 ¿Alguien más recuerda el anuncio del búho?
 
Me alucinó ver brillar la bombillita roja del lomo del estuche (cuyo "pulso" hace referencia al título del álbum) y la calidad de las fotos del libro del interior, pero me dejó chafado la pegatina que incluía la palabra "live". Con la hucha vacía y pocos ánimos de quejarme, puse el disco y aluciné. La respuesta a la pregunta que planteé antes queda aquí respondida: el sonido. Me explotó la cabeza, y eso que escuché Pulse en una sencilla minicadena con dos altavoces.
 
 Astronomy Domine

Es difícil de explicar cómo se consigue un equilibrio perfecto entre el sonido ambiente monumental de una sala de conciertos gigantesca con la nitidez cristalina, de cada instrumento. Al parecer, el disco se grabó con un sistema llamado QSound que lograba un efecto de audio tridimensional pese a tratarse de un registro sonoro en estéreo. No es una de estas grabaciones de conciertos que suenan regular pero que gustan a los fans porque transmiten fuerza o carisma, o que se valoran más por su carácter histórico que porque la experiencia auditiva sea la mínima deseable. No. En este caso, vamos un paso más allá de lo logrado en el también tremendo Delicate Sound of Thunder, ya que este Pulse, en términos de puro disfrute sensorial, está -y aquí me tiro a la piscina- en el top 3 de los mejores discos en directo de la historia de la música popular. 
 
 
Una de las muchas fotografías del librillo del interior del estuche.

La gira en la que se grabó Pulse fue la que siguió al lanzamiento de The Division Bell. En ella se interpretaron casi todos los temas de susodicho álbum, además de una selección de grandes éxitos de la banda. Se centró sobre todo en sus discos míticos de los setenta, aunque se coló una muy afortunada versión de Astronomy Domine, así como un par de temas del relativamente reciente A Momentary Lapse of Reason. Suenan impresionantes algunos temas como Learning to Fly o High Hopes, que ya habían sido concebidos desde el principio para impresionar al público en los estadios, pero del primer CD se llevan la palma el inicial Shine On You Crazy Diamond, verdadera apoteosis de lo cósmico, y las grandilocuentes Coming Back to Life y A Great Day for Freedom. Las grabaciones provienen de los conciertos en el Earls Court de Londres, en Cinecittà (Roma), en Festa de l'Unita (Módena), en el Niedersachsenstadion (Hanover) y en el Stadio Delle Alpi (Turín).
 
 Un ensayo de A Great Day for Freedom.

El segundo CD tiene mucha miga, ya que comienza con una interpretación íntegra y muy dinámica de The Dark Side of the Moon. El disco de 1973 suena moderno, fresco, atemporal. Sólo por este tramo ya merece la pena hacerse con una copia de Pulse, y todavía queda la traca final: Wish You Were Here, Comfortably Numb y una atronadora Run Like Hell a modo de fin de fiesta, para acabar de quemar la pólvora. Las ediciones en casete y vinilo incluían One of These Days, y sólo en casete se encontraba también Soundscape, un tema atmosférico que servía de antesala a los conciertos de la gira, mientras el público se iba acomodando.
 
El arte conceptual del librillo que contiene los CDs es espectacular.
 
Además de en doble CD, doble casete y un vinilo cuádruple carísimo, Pulse también se publicó en una edición en vídeo VHS y laserdisc en el mismo 1995. La filmación corresponde al concierto en el Earls Court, un espacio enorme en el que se desplegó el show de rayos láser a todo tren. El escenario emula vagamente un ojo humano cuya pupila corresponde a una pantalla circular parecida a la que se usó en la gira anterior, en la que se proyectan muchos de los vídeos con diseños del estudio Hipgnosis (Storm Thorgerson) y con dibujos animados de Gerald Scarfe para temas clásicos de la banda. 
 
Las ediciones en DVD y BluRay.

La lista de temas no es idéntica, ya que en el vídeo no están Astronomy Domine, What Do You Want from Me, A Great Day for Freedom ni Hey You, pero sí que se interpretan Take It Back y One of These Days. En esta última se recurrió al icónico cerdo hinchable convertido aquí en jabalí, supongamos que para que Roger Waters no montara un pollo. La posterior versión en DVD del concierto, publicada en 2006, es mucho más nítida y contiene extras. Pero la palma se la lleva la versión en bluray de 2022, que repetía el diseño del estuche con bombillita en el lomo que la edición en audio ya había dejado de incluir hacía tiempo. Existe también una versión abreviada del concierto, de hora y media, para su emisión en TV y en streaming.
 
Un montaje de fotos de los músicos del concierto.
 
Además de Pink Floyd (David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright) intervienen el percusionista incansable Gary Wallis, el saxofonista Dick Parry, el bajista Guy Pratt, el teclista y vocalista ocasional John Carin, el guitarrista Tim Renwick y las cantantes Sam Brown, Durga McBroom y Claudia Fontaine, que brillan especialmente en The Great Gig in the Sky. Ejercen de productores David Gilmour y James Guthrie, que pulió un poquillo la afinación de alguna nota suelta de la grabación. Al parecer, en el anterior Delicate Sound of Thunder se tuvo que regrabar algún que otro tema en estudio a modo de falso directo, pero en Pulse no fue necesario. Un álbum magnífico, imprescindible para seguidores de Pink Floyd y más que recomendable para cualquier aficionado al rock progresivo/psicodélico. Pongo el concierto completo en su versión para YouTube, liberada durante la pandemia para hacer más llevadero el confinamiento.
 

viernes, 27 de septiembre de 2024

Michael Giacchino - EXOTIC THEMES FOR THE SILVER SCREEN (VOLUME ONE)


1. Primordial Forest (The Lost World: Jurassic Park) (2:10)
2. Medal of Honor (3:01)
3. Bristow and Bristow (Alias) (3:09)
4. Secret Weapons Over Normandy (3:26)
5. The Incredibles Suite (3:07)
6. Take a Hike (Lost) (3:21)
7. Life and Death (Lost) (3:52)
8. Sky High (2:31)
9. Space Mountain (3:12)
10. The Family Stone Waltz (2:11)
11. Le Festin (Ratatouille) (2:20)
12. Ratatouille (2:20)
13. Roar! (Cloverfield) (2:04)
14. Casa Cristo (Speed Racer) (2:34)
15. Land of the Lost (2:33)
16. Enterprising Young Men (Star Trek) (2:50)
17. Married Life (Up) (3:49)
18. Let Me In (2:26)
19. LAX (Lost) (3:37)
20. The Turbomater (Cars 2) (2:21)
21. A Man, a Plan, a Code, Dubai 
(Mission Impossible Ghost Protocol) (3:03)
22. Monte Carlo (2:52)
23. Super 8 Suite (3:04)

Casi como ofreciendo un contrapunto con el álbum que hemos comentado justo antes, traemos ahora la última propuesta de Michael Giacchino, publicada este pasado verano, y que vuelve a ser un experimento del estilo de aquel Travelogue de 2020, esto es, música del género "exótica" de los años cincuenta y sesenta. Empiezo a pensar que subtitular tanto un álbum como el otro con aquello de "Volumen 1" es una especie de broma. La diferencia con Travelogue es que aquí Giacchino recicla temas de sus bandas sonoras más famosas en lugar de crear composiciones totalmente nuevas. Y no es un trabajo menor, ya que convertir una acertada selección de grandes éxitos de casi 30 años de carrera en piezas que puedan tocarse con bongos, vibráfono y marimbas no es cualquier cosa. 

Michael Giacchino está a punto de realizar una película como director, también de temática "retro".

La idea es crear un disco de estilo "lounge", como de música chill out a la antigua con un toque étnico impostado pero entrañable. Como si filtrásemos sonidos de paraísos vacacionales de medio mundo (Brasil, Hawaii, el sureste asiático) por el filtro imperialista yanqui. Giacchino plantea la idea de que Exotic Themes sea algo así como un vinilo perdido en 1967 y encontrado milagrosamente en la actualidad. Al parecer, el compositor ganador de un Oscar por Up se crió escuchando este tipo de música instrumental melódica de orquestas pop, lo que los americanos llaman "easy listening" y en la actualidad suena un poco a sala de espera del dentista, y de ahí que haya vuelto una segunda vez a un concepto parecido.
 
Lax

Roar!

Al parecer, Michael Giacchino ha intentado homenajear el sonido de Arthur Lyman y Martin Denny, máximos exponentes de la música "exótica" que participaron en dar forma a la llamada cultura tiki a mediados del siglo XX. Esta cultura se materializó, popularmente hablando, en la creación de agradables bares de cócteles con ambientación polinesia en diversas ciudades de Estados Unidos. Aparte de iluminación con antorchas, tótems de imitación, litros de ron, sombrillitas de papel y -supongo- camareras con falda de hojas de palmera, estos bares contarían con pequeñas orquestas que harían versiones "exóticas" de temas del momento.

Dos de los singles promocionales que se han publicado.

Los temas abarcan toda su carrera, incluso desde que se dedicaba a la música de videojuegos como The Lost World: Jurassic Park o Medal of Honor. Y también hay cortes de películas de Pixar como la mencionada Up, Ratatouille, Cars 2 o Los increíbles. No faltan joyas como aquel Roar! para los créditos finales de Monstruoso/Cloverfield (que en realidad es la única pieza musical de toda la película) y su estupendo tema para la línea Kelvin de Star Trek, amén de temas sacados de Misión: Imposible, protocolo fantasma, la psicotrópica e incomprendida Speed Racer, el remake americano de Déjame entrar y hasta de series de televisión como Alias y la un día mítica Perdidos. El álbum concluye con una suite inspirada en su bellísima BSO para Super 8.
 
 Super 8 Suite

Más original no puede ser, todo hay que admitirlo, pero es verdad que un álbum tan extenso al que se aplica un arreglo tan peculiar e inevitablemente limitado puede llegar a hacerse un poco largo. Me parece más disfrutón si se escucha a pequeños sorbos, cosa sencilla puesto que la mayoría de los temas son cortos.

miércoles, 18 de septiembre de 2024

James Newton Howard / Jean-Yves Thibaudet / Hilary Hahn / Maya Beiser - NIGHT AFTER NIGHT. MUSIC FROM THE MOVIES OF M. NIGHT SHYAMALAN


 1. Signs: In the Cornfield (2:58)
2. Signs: After You Were Born (2:28)
3. Signs: The Hand of Fate (4:52)
4. The Village: Morning (4:36)
5. The Village: Noah Visits (3:52)
6. The Village: Ivy Saves Lucius (3:09)
7. The Sixth Sense: Lonely Boy (1:55)
8. The Sixth Sense: Ghost in the House (3:50)
9. The Sixth Sense: Acceptance (2:51)
10. Lady in the Water: Prologue (2:59)
11. Lady in the Water: Charades (3:19)
12. Lady in the Water: Story (2:21)
13. Lady in the Water: Return to the Blue World (2:36)
14. Unbreakable: Survivor (3:24)
15. Unbreakable: Destiny (5:01)
16. The Last Airbender (4:07)
17. The Happening: An Event (2:52)
18. The Happening: Harbinger (1:51)
19. The Happening: Aftermath (3:36)
20. After Earth (5:23)
21. Flow Like Water (3:15)

Hubo una racha de varios años en los que cada nueva película del director norteamericano de origen indio M. Night Shyamalan despertaba una enorme expectación. El sexto sentido (1999) había subido hasta la estratosfera el listón de ese delicado mecanismo argumental que conduce a un tremendo giro, una revelación impactante, en la última escena. Aunque la fórmula de Shyamalan dejó unas cuantas películas inolvidables, hasta los mejores trucos terminan agotándose. Por suerte, en casi todas sus películas hay un evidente dominio de la tensión y la atmósfera que hace que sean más que recuperables. Las bandas sonoras de James Newton Howard merecen buena parte del mérito en esto último.
 
James Newton Howard

Hacía tiempo que tenía ganas de traer alguna de estas BSOs al blog (sobre todo Señales y El bosque, para mi gusto las mejores de la dupla Newton Howard / Shyamalan), así que este álbum me ha venido que ni pintado. Lo que siempre me ha gustado tanto de las primeras películas de Night Shyamalan como de sus bandas sonoras es la peculiar mezcla de estilos, lo que hizo precisamente que en su momento tanta gente se sintiese estafada por los tráileres. Casi todas las películas se vendían como pertenecientes al género de terror y luego resultaban ser otra cosa, desde cuentos de hadas modernos a películas de superhéroes.
 
James Newton Howard suele caer más por el lado fantástico, un poco nostálgico y romántico a veces, que por el del puro terror (excepción hecha de los créditos de Señales, dignos de una película de Hitchcock, que no están representados en este álbum), de manera parecida al contrapunto elegante que ofrecía, en oposición a la cacharrería de Hans Zimmer, en las dos primeras películas de Batman de Christopher Nolan. Tengo que admitir que siempre había visto a James Newton Howard como uno de tantos compositores artesanos en su oficio pero sin personalidad como hay en Hollywood (su currículum es interminable, además de un batiburrillo de películas famosísimas y otras que nadie recuerda, de géneros muy variopintos), pero aprendí a apreciarlo precisamente gracias a sus trabajos para Night Shyamalan. Creo que estas relaciones duraderas entre directores de cine y compositores sirven, entre otras cosas, para que estos últimos se sientan con más libertad creativa y protagonismo, y a James Newton Howard le vino como anillo al dedo.
 
The Village: Morning
 
El álbum Night After Night. Music from the Movies of M. Night Shyamalan (2023) no es exactamente un recopilatorio sino una reelaboración de algunos temas escogidos de las películas de Shyamalan, organizados a modo de pequeñas suites por el propio James Newton Howard. Hay piezas de El sexto sentido, El protegido, Señales, El bosque, La joven del agua, El incidente, Airbender: el último guerrero y After Earth. Se busca un sonido íntimo, de perfil bajo, dominado por el piano de Jean-Yves Thibaudet, el violín de Hilary Hahn y el chelo de Maya Beiser, las dos últimas retomando su papel en El bosque y El incidente, respectivamente. Colabora también el coro London Voices dirigido por Gavin Greenaway. Una orquesta suena de fondo, por supuesto, pero muy sutil y prácticamente reducida a la sección de cuerdas. No figura el nombre de esta orquesta en los créditos, pero dentro de tres días (20 de septiembre e 2024), el propio James Newton Howard dirigirá la Philadelphia Orchestra en su interpretación de temas recogidos en el disco, con M. Night Shyamalan como presentador del evento.
 
Flow Like Water (esta pieza final pertenece a The Last Airbender, aunque no se menciona en el álbum)
 
Los temas elegidos para integrar las suites no son necesariamente los más potentes de las partituras originales, pero sí son muy representativos de cada película. Personalmente, me quedo con la suite de El bosque (The Village), y se queda muy cerca la de La joven del agua (Lady in the Water). Todo el álbum es muy bello, aunque el arreglo "minimalista" que se aplica de manera generalizada lo vuelve todo un tanto homogéneo. Es una propuesta inteligente y muy interesante, pero pensada para disfrutarla en un contexto distinto del de las películas.

viernes, 6 de septiembre de 2024

Habrá edición 50 aniversario de 666, de Aphrodite's Child.

La edición de lujo de este álbum de 1972 se ha demorado dos años, pero el 8 de noviembre estará disponible en vinilo o en un estuche con cuatro CDs y un bluray, conteniendo el álbum en su versión internacional, en su versión exclusiva para Grecia (de 1974, quizá por eso el retraso) y en versiones Surround y Atmos. Incluirá también un librito explicando el proceso creativo del doble disco.
 
 
Lo que no incluye en ninguna parte, y esto es raro de verdad, es el tema , que no aparece en la lista de temas de la nota de prensa que se ha difundido. Recordemos que era un tema cantado por Irene Papas que parecía un largo orgasmo con un toque de mal rollo. Fue polémico en su momento, pero parece excesivo que se haya suprimido del álbum.
 
 

Vangelis en persona supervisó las remezclas junto a Philippe Colonna antes de su fallecimiento en 2022. Se incluye una entrevista de 1972 con el músico griego, compositor principal del álbum. Es un trabajo esencial del rock progresivo y psicodélico de todos los tiempos y merece la pena revisarlo una vez más.

Actualización: informan en la página Elsewhere de que el tema con Irene Papas sí estará incluido en la nueva edición. En la tienda de Universal Music se puede adquirir una versión exclusiva en vinilo rojo.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Magma - MËKANÏK DËSTRUKTÏẀ KÖMMANDÖH

 
 1. Hortz Fur Dëhn Štekëhn Ẁešt (9:36)
2. Ïma Süri Dondaï (4:30)
3. Kobaïa Is de Hündïn (3:34)
4. Da Zeuhl Ẁortz Mëkanïk (7:48)
5. Nebëhr Gudahtt (6:02)
6. Mëkanïk Kömmandöh (4:10)
7. Kreühn Köhrmahn Ïss Dëh Hündïn (3:13)

"El juicio a la Humanidad por su crueldad, su falta de honestidad, su inutilidad, su vulgaridad y su falta de humildad. Tal como predijo el profeta NËBËHR GUDAHTT, guiado e inspirado por El Espíritu del Universo, en su infinita sabiduría".

En este blog siempre nos ha atraído lo raro. En ocasiones incluso he comentado discos totalmente desconocidos de gente que nadie recuerda, por el hecho de que me haya llamado la atención algún detalle. No es este el caso de Magma, un grupo relativamente bien conocido al que, por su pertenencia más o menos aceptada al campo del rock progresivo, tenía que acercarme antes o después. Pero qué raro es esto. Madre mía.
 
 Magma en 1973. Christian Vander está en primer plano, a la derecha.
 
Entre los muchos álbumes publicados por Magma, he querido comenzar por este Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh (1973) al tratarse, según los entendidos, de su disco más importante. No sé si será también un álbum representativo de su estilo, porque desde luego admito que me va a costar volver a escuchar un trabajo de esta gente, aunque sea para comparar. Y no porque no me haya gustado ni porque no reconozca su mérito musical, sino porque en este momento me sigue pareciendo un cubo de Rubik en el que no logro poner dos casillas del mismo color juntas. Se supone que Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh forma una especie de trilogía llamada Theusz Hamtaahk junto con otras obras de la época.
 
Magma es un grupo francés fundado por el batería especializado en jazz Christian Vander en 1969. Como en una fantasía de ciencia ficción hecha realidad, Vander creó un idioma propio para sus álbumes: el kobaïano, supuestamente hablado por un grupo de futuros exiliados terrícolas en el planeta Kobaïa. El kobaïano, que a primera vista parece un chapurreo caricaturesco del alemán, no es un idioma totalmente estructurado sino que su valor está ligado a la música de manera inseparable. Son sus sonidos los que transmiten significados, no las palabras como tales. Parece que Vander lo elaboró sobre la marcha, adoptando ideas de aquí y de allá (incluyendo sus sueños) y lo fue desarrollando mientras Magma componía y grababa su música.
 
 Hortz Fur Dëhn Štekëhn Ẁešt
 
Mëkanïk Dëstruktïẁ Kömmandöh (MDK) estuvo fraguándose desde 1971, siendo al comienzo una única pieza de 38 minutos con un sonido muy acústico a base de percusión, teclados, coros y un bajo que resultó demasiado rupturista para la compañía discográfica A&M. Después de tenerlo ya grabado en 1973, Vander y los suyos aceptaron retocarlo, hacerlo un poco más comercial, y la versión definitiva se grabó en los estudios británicos The Manor (calculo que al mismo tiempo que se fraguaba allí mismo Tubular Bells con el mismo ingeniero, Simon Heyworth), añadiendo guitarras, instrumentos de viento y algunas voces más. Ahora parece más un disco de rock... aunque sigue siendo café para los muy cafeteros. La versión primigenia del álbum se acabó publicando en 1989 bajo el título reducido de Mëkanïk Kömmandöh.
 
 
 Portada de la edición de 1989 con la primera versión del álbum.
 
Terminada la parte enciclopédica, tocaría describir MDK para el oyente casual que quiera acercarse a él por primera vez. Yo lo describiría como una fantasía psicodélica que mezclase propuestas un tanto crudas de la escena europea del momento (me recuerdan a ratos a Popol Vuh) con unas pinceladas hippies como de musical a lo Jesucristo Superstar, todo envuelto en una atmósfera ritualista, prácticamente de tipo religioso/sectario y trascendental. Hay también toques de free jazz y música neoclásica al estilo de Stravinksy y Carl Orff. El productor del álbum fue Giorgio Gomelsky, y he notado en MDK el parecido con las atmósferas de aquellas grabaciones que realizó en 1971 con Vangelis, de las que salió el álbum no oficial The Dragon
 
Kreühn Köhrmahn Ïss Dëh Hündïn
 
Las estructuras de los temas no son especialmente melódicas, pero sí muy recargadas a nivel de instrumentación y juegos vocales. Se aprecia claramente que el álbum fue concebido inicialmente como una única suite, por ejemplo, en el parecido entre los cortes 2, 3 y 4, que básicamente contienen un único tema in crescendo. No se sale del esquema el tema número 5, aunque el mismo crescendo se ve atenuado en su primer tramo. A mitad del sexto corte hay un nuevo clímax musical muy grandilocuente y el último tema funciona como un epílogo, que en realidad resulta ser otro pequeño crescendo coral con conclusión grandiosa. Por si faltaba algo, el álbum termina con un largo pitido de 20 segundos que, dependiendo del volumen al que lo estés escuchando, te puede hacer la puñeta.
 
Contraportada de una edición reciente en vinilo.
 
Lo he escuchado por segunda vez antes de escribir esta reseña, y admito que me ha parecido una experiencia musical muy distinta, más positiva. La vez anterior, MDK me transmitió una sensación de malignidad, como de invocación satanista, que en esta ocasión no ha aflorado en mi cabeza. Desde luego, y aunque me sigue costando trabajo sumergirme en un trabajo tan marciano, sí que entiendo que lo que hicieron los de Magma fuese una pequeña revolución, si no comercial, al menos sí artística. De hecho, Magma popularizó el subgénero musical conocido como zeuhl (palabra en kobaïano que significa más o menos "celestial"), adoptado por varios grupos europeos, franceses sobre todo, y también japoneses. Magma sigue en activo en la actualidad, habiendo publicado su último álbum Kartëhl en 2022. Igual sí que me pongo...

miércoles, 28 de agosto de 2024

Paraísos musicales en la web: el canal Diversión con vinilos, de Alberto Ferreras.

No sé si el nombre de este canal de YouTube tendrá algo que ver con aquel otro que presentasen Sheldon Cooper y su novia Amy en la serie Big Bang, "Diversión con banderas", pero desde luego el que traigo hoy me parece mucho más interesante. El canal de Alberto Ferreras, pese a que podría parecer un bastión en defensa de los discos de vinilo, al final es un espacio musical de carácter general (Ferreras posee también CDs a mansalva) en el que habla un poco de todo: recomendaciones de discos míticos, guías para introducirse en varios géneros, ránkings con sus preferencias personales y consejos tanto para coleccionistas como para audiófilos.
 
 
Es verdad que hay muchos canales en esta línea, pero Diversión con vinilos me agrada especialmente por su planteamiento sencillo y didáctico, y porque su autor parece una persona formada, con la paciencia y claridad de un profesor y con muchas más filias que fobias. Parece más enamorado del formato físico en sí que de algún estilo musical en concreto, aunque se nota que lo suyo es el jazz, el rock (progresivo, especialmente) y la música clásica. Tiene también un blog con el mismo título en Wordpress.
 

martes, 20 de agosto de 2024

Jon and Vangelis - PAGE OF LIFE


1. Wisdom Chain (5:22)
2. Page of Life (3:16)
3. Money (3:07)
4. Jazzy Box (3:14)
5. Garden of Senses (6:24)
6. Is It Love (4:27)
7. Anyone Can Light a Candle (3:44)
8. Be a Good Friend of Mine (4:13)
9. Shine for Me (4:10)
10. Genevieve (3:48)
11. Journey to Itxlan (5:50)
12. Little Guitar (1:43)
 
A veces pasa que a un disco le coges un poco de manía y tienes un mal recuerdo de él incluso cuando sabes que no lo has escuchado lo suficiente como para hacerte una opinión más meditada. A mí me ha pasado esto con Page of Life (1991), el cuarto trabajo del dúo que formaron para regocijo nuestro el cantante y letrista Jon Anderson y el teclista, percusionista y compositor Vangelis Papathanassiou.
 
 
Jon Anderson y Vangelis
 
Por una parte está el hecho objetivo de que se trata de un álbum tardío (8 años después del anterior), en el que se aprecia un cambio importante en el sonido de los instrumentos, la producción y los arreglos del griego. A mediados de los ochenta se deshizo de su estudio Nemo londinense y -creo- estuvo viviendo a caballo entre Atenas y Roma, renovando de paso su arsenal electrónico y dejando atrás el sonido inconfundible de Chariots of Fire, Blade Runner y los primeros álbumes con Anderson. Vinieron los tiempos de Direct (1988), y aunque Page of Life es posterior a The City (1990), todavía no había dado Vangelis el salto de estilo definitivo hacia su versión musical más duradera, la que certificaría con el éxito de Conquest of Paradise y que seguiría perfeccionando, si acaso con sutiles variaciones, hasta el final de su vida. Page of Life es un álbum fresco y agradable de principio a fin, pero este sonido "de transición" de Vangelis no logra ser totalmente reconocible.
 
El single en CD de Wisdom Chain.

Por otra parte, lo maravilloso que es el previo Private Collection (1983) y su tema final Horizon tenían que pesar como una losa sobre cualquier trabajo posterior. Parte de esa perfección -y he escuchado tantas veces Private Collection que podría escribir una tesis- radica en que hay un equilibrio magnífico entre lo que aporta Jon Anderson y lo que aporta Vangelis. Page of Life, por ese sonido de la parte instrumental un poco indefinido, seguramente sea un álbum más disfrutón para los seguidores de Anderson que para los de Vangelis.
 
Wisdom Chain, en la versión larga con intro de 1998.

Page of Life es una colección de canciones variadas, con muchos estilos y temáticas diversas. Desprende un colorido muy especial, y aunque (para mi gusto) no contiene ninguno de esos temazos que hacen trascender a los clásicos, su evidente vocación comercial bien encauzada -muy dulce, muy pop, muy new age, dice alguien que con un puntillo de jazz- sí que nos deja unas cuantas melodías para el recuerdo. Me falla un poco el tema inicial Wisdom Chain, algo machacón, y tampoco me entusiasman otros como Money o Anyone Can Light a Candle, pero me encantan el tema homónimo Page of Life,  Garden of Senses, Is it Love, Genevieve y Shine for Me. Esta última, en versión instrumental, había sonado antes en la prestigiosa película Francesco (Liliana Cavani, 1989), con Mickey Rourke como San Francisco de Asís. Es otra de las BSOs oficialmente inéditas de Vangelis.

Shine for Me

Lo que no sé si en algún momento ha quedado documentado es el porqué de la extraña decisión de no publicar Page of Life en Estados Unidos y abrir así la puerta para que Jon Anderson "cocinase" su propia versión yanqui del disco. Eliminó cuatro temas, remezcló o cambió los arreglos de otras tantos, les alteró el orden y añadió uno más, Change We Must, suponemos que descartado de la edición antigua e inspirado por el libro del mismo título de la gurú new age hawaiiana Nana Veary. A Jon Anderson siempre le han gustado el rollo espiritual y la autoayuda. Por cierto, leo por ahí que la vocalista que hace los coros en Change We Must es Mary Hopkin, que canta también en Rachel's Song de Blade Runner.

 
La edición estadounidense de 1998.

Curiosamente, hay quien dice que esta versión americana de 1998 es la mezcla original, primigenia, del álbum, entre otras cosas porque contiene un largo fragmento instrumental en Wisdom Chain que habría sido recortado en 1991, y porque tres de los cuatro temas suprimidos en 1998 sólo aparecían en el formato CD -y no en el vinilo- en 1991, quién sabe si a modo de "relleno". Nunca pareció querer volcarse del todo en el proyecto, hasta el punto de que en algún tema se recurrió a músicos de sesión, pero Vangelis no dio su visto bueno a este segundo lanzamiento y muchas fuentes apuntan a que ese pudiera ser el motivo por el que nunca más hubo -ni habrá, lógicamente- un nuevo trabajo de Jon and Vangelis en el mercado.  

 Portada de la reedición de 2013.

No sabemos si se pelearon o si sólo fue el final natural de un experimento agotado, pero me consta que al menos Jon Anderson siempre ha tenido palabras de cariño y agradecimiento hacia el añorado Vangelis, al que sigue reconociendo como su mentor. Terminamos con Sing with Your Eyes, tema contenido en el CD single Wisdom Chain que no se recuperó para el álbum oficial hasta su edición remasterizada de 2013.
 
Sing with Your Eyes

miércoles, 24 de julio de 2024

Genesis - WIND & WUTHERING


1. Eleventh Earl of Mar (7:46)
2. One for the Vine (10:10)
3. Your Own Special Way (6:19)
4. Wot Gorilla? (3:23)
5. All in a Mouse's Night (6:40)
6. Blood on the Rooftops (5:29)
7. Unquiet Slumbers for the Sleepers... (2:24)
8. ...In that Quiet Earth (4:50)
9. Afterglow (4:11)

"Maestros de las maravillas... Tejedores de fábulas... Urdidores de mitos y misterios... Los cuentacuentos de la música. Genesis".

El octavo álbum de estudio de Genesis se tituló "Viento y borrasca", haciendo referencia a la novela de Emily Brontë Cumbres Borrascosas, de la que sacaron la idea para los títulos de dos canciones. Por lo demás, no había aparentemente un clima desapacible en el seno del cuarteto británico formado entonces por Tony Banks, Phil Collins, Steve Hackett y Mike Rutherford.

Genesis en 1976 (Lee & Leeeser photographics)

El anterior A Trick of the Tail (1976) había funcionado de maravilla tanto en lo artístico como en lo comercial, evidenciando que la marcha del cantante Peter Gabriel -sustituido por el hasta entonces batería Phil Collins- no iba a ser en absoluto el fin de la banda. Wind & Wuthering se publicó sólo unos meses después del disco anterior. Se nota que estaban en estado de gracia, y en mi opinión les salió un trabajo más profundo y reflexivo que transmite una sensación uniforme pese a no ser exactamente un álbum conceptual. Ayuda a ello el que se repitan aquí y allá un par de melodías, subrayando el hecho de que la ausencia de un hilo conductor claro no impide que se concibiese el álbum como una experiencia artística para disfrutar de un tirón.

Portada de una de las primeras ediciones en CD.

Las maravillosas y evocadoras portada y contraportada, diseñadas por el estudio Hipgnosis, ahondan en el clima un poco mortecino y gris, muy British, de un disco que se me antoja perfecto para escuchar en casa durante un día de lluvia. Leo en la estupenda web Progjazz que la primera tirada del vinilo iba con una funda cuya portada imitaba la textura de una pintura con acuarelas.

Contraportada

Los temas más difundidos de Wind & Wuthering son el conclusivo Afterglow, puro "arena rock" en potencia, imprescindible en conciertos posteriores, y Your Own Special Way, una bonita balada romántica más bien ingenua que suena un poco a lo que iba a se Genesis en los ochenta. Yo me quedo con otros cortes más elaborados como Eleventh Earl of Mar, Blood on the Rooftops, Unquiet Slumbers for the Sleepers... y sobre todo la enorme One for the Vine y su llamativo tramo medio instrumental aderezado con percusiones juguetonas y Mellotron, que es una gozada.

One for the Vine

La gran mayoría de las letras de los temas consiste en pequeños cuentos, al estilo de lo que venían haciendo desde los tiempos de Gabriel, y también encuentran la inspiración en poemas y episodios históricos. Por ejemplo, Eleventh Earl of Mar ("El undécimo conde de Mar") trata sobre la fallida rebelión jacobita de 1715, One for the Vine ("Uno para la viña") sobre el periplo del miembro de una secta que pierde la fe, All in a Mouse's Night ("Todo en la noche de un ratón") sobre un gato que persigue a un ratón y pone excusas al no conseguirlo, y Blood on the Rooftops ("Sangre en los tejados") sobre los gustos televisivos de una familia inglesa de clase obrera.

Blood on the Rooftops

Se incluyen tres piezas instrumentales, Wot Gorilla?, que retoma un trozo de una melodía de One for the Vine y podría ser un guiño al batería de la banda para los conciertos, Chester Thompson; Unquiet Slumbers for the Sleepers... , atmosférica primero y puro prog clásico y épico después. Esta última se funde con el siguiente corte ...In that Quiet Earth (el título de ambas sale de la frase final de Cumbres Borrascosas, como decíamos) para formar un todo muy sugerente antes de Afterglow, que suena más bien a epílogo.

Afterglow

Algunas de las canciones descartadas de este disco fueron a parar al EP Spot the Pigeon (1977), que no me dice gran cosa y del que tampoco he encontrado muchos elogios, por lo que seguramente se quedaron fuera para bien.

El mayor impulso creativo para Wind & Wuthering fue el que aportó el teclista Tony Banks, y a pesar de que todos los miembros de Genesis tuvieron su espacio y se buscó el consenso a la hora de elegir los temas del álbum, Steve Hackett ya estaba inmerso en su carrera en solitario y necesitaba sentirse más representado. Tal como ocurriese con Peter Gabriel, Hackett dejó Genesis tras la gira que daría lugar al doble LP Seconds Out (1977) sin hacer demasiado ruido y en buenos términos con sus colegas, para construir poco a poco una de las carreras más duraderas -y quiza la más sólida para un solista- del rock progresivo.

Y entonces, Genesis fueron tres.