1. Revolutions (1:03)
2. Industrial Revolution: Overture (3:00)
3. Industrial Revolution Part 1-2-3 (5:45)
4. Magnetic Fields 2 (4:09)
5. Oxygene IV (3:46)
6. Computer Week-end (5:18)
7. Revolutions (3:52)
8. London Kid (4:57)
9. Fourth Rendez-Vous (4:16)
10. Second Rendez-Vous (8:54)
11. September (4:45)
12. The Emigrant (3:53)
La música es como dirigir sonidos cinematográficamente, modelar paisajes con ellos, y por lo tanto no es muy sorprendente que un día quisiera unir mi música a lugares, a emplazamientos arquitectónicos y técnicas visuales. (...) Como un circo de alta tecnología en el que grandes animales urbanos se encabritan bajo restallantes látigos de luz. (...) Conciertos en vivo, actuaciones de una sola noche mezclando músicos con meteorólogos, cineastas con expertos en fuegos artificiales, arquitectos con artistas de circo, cantantes de ópera con magos de la electrónica. (...) Sueño con nuevos instrumentos, restos desgastados del mañana, desenterrados por algún arqueólogo del futuro.
(Texto de Jean Michel Jarre incluido en el librillo del CD)
De la funda del vinilo: Jarre con su larga chaqueta de domador de circo y su teclado -guitarra.
Para mí fue una pequeña decepción cuando, en una de las muchas ocasiones en que la pagina oficial de Jarre cambió su diseño, se señalaba únicamente a los primeros cuatro trabajos del artista francés como su "legado". Después te dabas cuenta de que, pese a que Jarre siguió teniendo un nivel de aceptación popular inmenso en los años que siguieron a Zoolook (1984), es cierto que en esa etapa el músico seguramente estuvo más centrado en disfrutar haciendo lo que mejor sabía hacer que experimentando en un oscuro estudio de grabación.
De la funda del vinilo: idealización del escenario del concierto.
¿Y qué es lo que se le daba mejor a Jean Michel Jarre? El espectáculo, entendido éste en el más positivo, artístico y edificante de los sentidos. Desde el galáctico Rendez-Vous hasta los tiempos de Oxygene 7-13 (después sí que se metió en el búnker, con resultados variados), los álbumes de Jarre son una auténtica celebración de la música electrónica como pura fantasía, un éxtasis de virtuosismo melódico puesto muy a menudo al servicio de sus enormes conciertos con audiencias de récord. Obviamente, algunos de estos eventos han sido publicados en forma de álbum oficial, cosa comprensible tanto por su valor musical intrínseco como por el hecho de que Jarre no es un artista de los de a disco por año, y de vez en cuando en Disques Dreyfus querían tener una novedad suya en las tiendas. Jarre Live (1989), rebautizado definitivamente como Destination Docklands, responde bien a este propósito.
La edición original en vinilo no incluye ni London Kid ni September.
El álbum recoge la grabación, levemente editada e incompleta, de los conciertos ofrecidos en octubre de 1988 en los Royal Victoria Docks, en la zona londinense conocida como los Docklands, un área junto al Támesis que antiguamente fue un conjunto de dársenas portuarias y después se convirtió en zona urbanizable. El escenario se situó en una plataforma flotante sobre el mismo río, y después de un montón de gestiones para que las autoridades diesen los permisos pertinentes, la cosa se complicó a causa de la lluvia. Hasta donde yo sé, por suerte esto no afectó al despliegue habitual de láseres y proyecciones gigantes más allá de la cantidad de paraguas y chubasqueros que llenaron aquella explanada. Se calcula que asistieron hasta 200.000 personas, entre ellas los príncipes Carlos y Diana de Gales, y que nunca antes ni después se ha celebrado un concierto de esta envergadura en el Reino Unido.
Jarre posa en las gradas ante el que será su escenario
(Crédito: PA Images, de la página ballimoregroup.com).
Incluso he encontrado un artículo en el que se asegura que el político que estuvo a punto de prohibirlo, un tal Stephen Timms, da gracias al cielo por no haberse salido con la suya, ya que puede trazarse una tendencia sostenida de macroespectáculos culturales en Londres que arrancó claramente aquí y fue a parar nada menos que a los Juegos Olímpicos de 2012. Todo ello por no hablar del milagroso impulso económico que obtuvo este sector de la ciudad, que antes del evento era un solar medio abandonado con un viejo edificio de aduanas en medio. Muchas empresas descubrieron su potencial gracias al show.
El concierto puede verse en YouTube, comenzando con este clip.
Destination Docklands, el doble concierto, tuvo como núcleo principal el último trabajo del francés por aquel entonces, titulado Revolutions (1988), que entre otras cosas contiene una larga y muy interesante suite inspirada en la revolución industrial. El resto de temas del álbum, frescos e imaginativos todos, no dejan de ser piezas pop instrumentales no muy sesudas que lucían de maravilla en directo. Pues bien, teniendo en cuenta que Destination Docklands contiene los temas de Revolutions interpretados tal cual, además de algún hit inevitable (Oxygene 4, Magnetic Fields 2 y los recientes Second y Fourth Rendez-Vous), la verdad es que tiene pocos alicientes novedosos si no eres fan o coleccionista. Si encima eres de los que pensamos que los conciertos son para verlos y no solo escucharlos, peor que peor, porque siempre me ha dado la impresión de que este directo es de los que tienen un sonido más "sucio", con muchísimo griterío del público.
Portada retocada para la última reedición del álbum.
La cosa es que Destination Docklands tiene sus virtudes, como la participación del guitarrista Hank Marvin, líder de los seminales The Shadows, en los temas London Kid y Fourth Rendez-Vous, o el hecho nada desdeñable de que está grabado quizá en el momento más alto de la popularidad de Jarre, en una época en la que muchos de nosotros (yo un mocoso de 9 años) alucinábamos con las frecuentes emisiones de sus conciertos en la tele pública, años antes de fijar del todo nuestros gustos musicales. En realidad, por más que podamos pensar que aquel Jean Michel Jarre era más un genial pirotécnico que un artista comprometido con la creación musical, hay que admitir que su impronta fue brutal sobre muchos chavales de mi generación, entre los cuales seguro que hay más de un lector de este blog.
Sí que hay un valioso legado aquí.
Sí que hay un valioso legado aquí.
El dueto con Hank Marvin.