lunes, 6 de mayo de 2024

Loreena McKennitt - THE VISIT


1. All Souls Night (5:08)
2. Bonny Portmore (4:21)
3. Between the Shadows (3:41)
4. The Lady of Shallot (11:34)
5. Greensleves (4:26)
6. Tango to Evora (4:10)
7. Courtyard Lullaby (4:55)
8. The Old Ways (5:50)
9. Cymbeline (5:02)

Uno de los picos de popularidad de Loreena McKennitt le llegó en 1991 gracias a su álbum The Visit. Nunca me he puesto a escuchar su música cronológicamente, y después de haberme acercado a este trabajo mientras hacía alguna otra cosa en casa (lo sé, mala idea) tengo la impresión de que casi todo lo que ha venido después en su discografía deriva de lo conseguido aquí, tanto en lo que se refiere al contenido musical como al éxito popular.

Loreena McKennitt, en la fotografía original de contraportada.

Supongo que The Visit dibujó una rosa de los vientos de buen tamaño en el mapa mental de los seguidores de la canadiense, que hasta entonces la situaban en el ámbito amplio de lo celta, para expandirse hacia lo que conocemos como "world music". Y digo que el ámbito de lo celta era amplio porque precisamente en aquella década -acabamos de hablar de ello en la entrada sobre Ave Mundi Luminar- todas las músicas alternativas estaban en boga. La new age, la electrónica cósmica muy producida y los ritmos tribales encontraban su igual, y unos pocos años más tarde incluso con más intensidad, en la música celta. Habría que preguntarse por qué una forma de folclore característica de unas áreas del mundo muy concretas llegó a ponerse de moda en todas partes, a convertirse en un género que ocupaba su propio espacio, y no precisamente pequeño, en los estantes de las tiendas.

All Souls Night, en vivo en la Alhambra de Granada.

Nos explica Mike Shooter en su blog La voz de los vientos que la idea general de The Visit le vino a la mente a McKennitt mientras asistía a una espectacular exposición en Venecia sobre el auge de la primitiva cultura celta en la Europa precristiana. Ella explica en el libreto del CD que entiende el concepto de "La visita" como ese impulso creativo que hace toc-toc de vez en cuando en la puerta del artista, y que los temas del álbum se inspiran precisamente en este largo periplo de los celtas desde la India hacia las Islas Británicas, a través del cual fueron sembrando el misticismo -muy proto-new age, si se puede decir- de la unión espiritual con la tierra, a través de una serie de creencias y rituales que hoy podemos entender como ecologistas, y que al mismo tiempo contenían esta idea de las "visitas", de la migración del alma hacia la naturaleza.

The Bonny Portmore

The Visit, efectivamente, es un poderoso álbum de world music a base de temas tanto propios como tradicionales, un ejercicio de investigación musical (Loreena McKennitt es casi tan valiosa por su erudición como por su virtuosismo vocal) que expande las raíces de lo celta hacia el resto del mundo. Desde la tradición japonesa de las linternas de papel para celebrar la migración de las almas de los difuntos (All Souls Night) hasta la leyenda artúrica (The Lady of Salott, con un poema de Tennyson como letra), McKennitt marida su arpa con numerosos instrumentos de viento, percusiones de Oriente Medio (Between the Shadows), sonidos de sitar, una guitarra (Tango to Evora, de inspiración portuguesa) que se antoja latina, un toquecillo de guitarra eléctrica también (The Old Ways) y muchas más cosas. The Visit incluye una bellísima versión cantada de Greensleeves, la ingenua melodía que se atribuye a Enrique VIII, y un fragmento de Cimbelino (Cymbeline), la obra tardía de Shakespeare sobre la invasión romana de la Inglaterra celta, que sirve como apropiado cierre temático del álbum.

Greensleeves, en vivo (2019)

De más de un disco decimos que no le sobra nada, pero de este podemos afirmar que todo en él es sobresaliente, magnífico, tan cargado de matices que se percibe que su autora había dado con un filón creativo del que iba a sacar muchísimo oro. En efecto, mucha de su producción discográfica posterior bebe de fuentes parecidas, del mestizaje, pero en su caso -y a diferencia de muchas otras mezclas raras que se hicieron cuando todo esto estaba de moda- sostenido por una coherencia musical, temática y hasta histórica que le aporta una seriedad y un interés atemporales. Imprescindible en cualquier colección, quizá mejor incluso en su "edición definitiva" de 2021, que incluye muchísimo material extra.

La portada renovada de ediciones más recientes del álbum.

martes, 23 de abril de 2024

Rodrigo Leão & Vox Ensemble - AVE MUNDI LUMINAR


1. Ave Mundi (4:29)
2. Movimento (5:31)
3. A Espera (4:45)
4. Carpe Diem (3:28)
5. Amatorius (1:45)
6. Vitorial (5:52)
7. In Excelsis (4:18)
8. Espiral II (2:20)
9. A Espera (Versão) (2:00)
10. Ruas (3:31)
11. O Medo (3:15)
12. Final (2:34)
13. Humanitá (1:00)

Durante la primera mitad de los años noventa, quien no se subió al carro -difuso, polivalente- de la new age, fue porque no quiso. No era solo el dinero, era la explosión de popularidad de un género que durante la década anterior había sido más bien "de nicho" y ahora era capaz de sacar la cabeza por encima de cualquier otro estilo musical mainstream. Y lo cierto es que, más que música new age propiamente dicha, espiritual y beatífica, lo que se hizo en aquellos años fue más bien el resultado de los adelantos técnicos de la producción musical. Desde ritmos étnicos a mil experimentos con canto gregoriano, pasando por viejas glorias que volvían a dar la campanada y divas neopaganas envueltas en vestidos sedosos. No se podía haber dicho a ciencia cierta, tiempo atrás, que los portugueses Madredeus se dirigían hacia estos universos. Quizá nunca llegaron a abrazar la new age. Pero con la new age ocurre como cuando dices que no te interesa la política y unos y otros lo toman como señal inequívoca de que en realidad perteneces a ese partido que no les gusta. Si una obra musical se parece a la new age aunque sólo sea un poco, ya es oficialmente new age.

El caso es que el cofundador de Madredeus, Pedro Ayres Magalhães, mantenía la formación dentro de los límites del folk y el fado de estilo libre al dar prioridad a la voz de Teresa Salgueiro y a su propia guitarra, mientras que el teclista Rodrigo Leão, según se deduce, sí que quería explorar otras posibilidades. En la pausa discográfica que siguió al exitoso álbum Existir (1990), Leão comenzó una carrera en solitario que lo llevaría a estar fuera de Madredeus un par de años después, si bien siguió a bordo en O Espírito da Paz (1994) y Ainda (1995). Ave Mundi Luminar, publicado en 1993, es claramente el desahogo que Leão necesitaba.

Rodrigo Leão (imagen de su página web).

Ave Mundi Luminar ("Salve, luminaria del mundo") es uno de esos discos que no pueden faltar en cualquier colección de nuevas músicas en sentido amplio. El Vox Ensemble, la banda de cámara que constituyó Rodrigo Leão, contó en aquella primera aventura con los violines de Maria do Mar y Margarida Araújo, las voces de NairNuno Guerreiro, la flauta de Antonio Pinheiro da Silva, el violonchelo de Francisco Ribeiro y el oboe de Nuno Rodrigues. Parece que casi todos los demás componentes de Madredeus aparecen también brevemente, Teresa Salgueiro incluida. A pesar de lo profundo que promete ser el sonido de un ensemble así, debo decir que Ave Mundi Luminar me decepciona un poco.

Ave Mundi

Obviamente, Leão es intérprete de sintetizadores y reclama su protagonistmo como líder, pero siento que la atmósfera devora de manera notable lo orgánico de los demás instrumentos. Si se estaba buscando un sonido más cercano al minimalismo "culto pero accesible" de gente como Wim Mertens, Michael Nyman o Philip Glass (escúchese In Excelsis, tema aquí contenido que tiene un poco/un mucho de ambos), quizá queriendo parecerse un poco al Kronos Quartet, las decisiones tomadas seguramente mantuvieron el proyecto en un estante de la tienda de discos distinto del que les habría gustado.

Carpe Diem

En mi humilde opinión, lo malo no es la combinación de lo electrónico y lo acústico, evidentemente, sino el hecho de que los sintes casi siempre quieren sonar como instrumentos tradicionales y esto se nota demasiado. ¿Para qué contar con violinistas en el Vox Ensemble si luego ponemos al sintetizador a imitar el sonido de violines, como en Movimento, Vitorial o Espiral II? Se percibe que Leão lucha por suplir con sus teclados la ausencia de más instrumentos, quizá toda una orquesta que complemente al conjunto de cámara, pero el sonido de sus teclados no suena lo suficientemente orgánico para integrarse al cien por cien. A lo largo de todo el álbum hay un trabajo de composición muy notable, pero opacado por un producto final demasiado artificial, me temo. Y son precisamente los temas con más protagonismo de los instrumentos acústicos (A Espera, Final) los que mejor me suenan.

Espiral II, en una versión muy acústica.

Llego a la conclusión de que el problema de base, si admitimos que lo hay, lo tienen los más de treinta años que han pasado desde que se publicó Ave Mundi Luminar, que sitúan el álbum muy en su época. Hay cantos eclesiásticos (Carpe Diem), ritmos exóticos (Ave Mundi, otra vez Carpe Diem), teclados solistas muy dulces sobre fondo plácido (Amatorius) y otras tantas cosas que nos remiten a mediados de los años noventa. Seguro que en su momento este álbum sonó a gloria a quienes buscaban algo más maduro que el hit de moda de Enigma o el single radiable de Enya, pero creo que a día de hoy le resulta difícil escapar del que fue un contexto muy característico. No obstante, tampoco nos engañemos, porque incluso con este visible lastre, el álbum sigue sonando bien y proporcionando una experiencia musical más que satisfactoria. 

A quienes no la conozcan, les invito a buscar una reedición con portada distinta y algunos cambios en la lista de temas, publicada en 1995 por Sony Masterworks.

Portada de la versión de 1995.

martes, 16 de abril de 2024

Esa musiquilla en mi cabeza, capítulo 14: "LA SERENISSIMA"


"Imagina un futuro distante en el que la humanidad puede haber abandonado una de las más bellas ciudades del mundo: Venecia. 
    La música clásica italiana -pero con algunas diferencias- ha permanecido como único recordatorio de la magia y el romance de su antiguo esplendor.
    Lo que podría sucederle a Venecia es la historia de Rondò Veneziano."
(Texto de la contraportada del single en vinilo de La Serenissima)

Esto va a hacer "clic" en muchos cerebros. Hablamos del conjunto italiano Rondò Veneziano, uno de esos grupos pintorescos de los años ochenta que hoy nos parecen un poquillo kitsch pero que en su momento consiguieron una repercusión notoria en los medios. 

La Serenissima, portada del álbum de 1981.

Se trata de un conjunto neoclásico de cámara que busca recrear una música de estilo barroco, a la que se añade un ritmo pop y sutiles arreglos de sintetizador que la hacen más comercial y accesible. La mayor parte de los componentes -al menos de los que actuaban en vídeos- eran mujeres con pelucones tocando el violín, el violonchelo y el contrabajo. Se supone que el grupo surgió tras renacer el carnaval de Venecia a comienzos de los años setenta del siglo XX, aunque Rondò Veneziano se constituyó en 1979 y lanzó su primer álbum en 1980. Su fundador y líder hasta hoy es Gian Piero Reverberi, compositor, pianista, arreglista, productor y lo que se tercie, un músico de prestigio que lo mismo trabajó en bandas sonoras de spaghetti westerns que en álbumes de rock progresivo. Aunque pueda parecer que la banda interpreta temas clásicos modernizados, en realidad su repertorio consiste en piezas originales de Reverberi, supongo que con alguna excepción puntual.

Rondò Veneziano. En el centro de la primera fila, con chaqué, Gian Piero Reverberi.

Debo confesar que este tema en concreto que he seleccionado, La Serenissima, no es el que primero escuché del repertorio de Rondò Veneziano. Más bien lo he elegido por ser quizá el primer éxito de renombre del conjunto, que en su momento tuvo gran difusión gracias a su interesante videoclip de animación. También suele ser el primer o segundo tema que aparece en sus recopilatorios, y además creo que ha envejecido mejor que gran parte de su material de los ochenta. Pertenece a su segundo álbum, publicado en 1981 y titulado igual que el tema que nos ocupa.

La Serenissima

En realidad, conocí esta música gracias a un buen amigo que me prestó el casete Odissea Veneziana (1984), supongo que recién salido de la guantera del coche de su padre, donde estaría también el best-seller patrio Capriccio Russo de Luis Cobos. No podemos dejar de mencionar que Rondó Veneziano tuvo su momento de gloria en España gracias a que Narciso (Chicho) Ibáñez Serrador los invitó al concurso Un, dos, tres, que en en aquella época era visto cada fin de semana por varias decenas de milliones de personas. Es de suponer que muchos espectadores se acercaron a las tiendas de discos a por alguno del Rondò.

Odissea Veneziana en el Un, dos, tres (1991)

Aquí puedes visitar el sitio oficial de Rondò Veneziano.

domingo, 7 de abril de 2024

Jean-Michel Jarre - LIVE VERSAILLES 400


1. Le Château (2:27)
2. Epica Oxygene (3:15)
3. The Opening (3:43)
4. Oxygene 2 (6:41)
5. Equinoxe 4 (5:21)
6. Equinoxe 7 (3:33)
7. Industrial Revolution, Part 2 (2:59)
8. Chronology (5:49)
9. The Architect (3:34)
10. Oxygene 19 (3:13)
11. Zero Gravity (4:54)
12. Falling Down (3:27)
13. Stardust (4:42)

Este señor puede estar contento de que todavía se acuerden de él en algunas grandes ocasiones, y no porque haya hecho nada para dejar de merecerlo, sino porque a menudo parece que las autoridades que organizan determinados eventos prefieren tirar de juventud aunque sólo sea por atraer la atención de los medios. Mucho de lo que viene haciendo Jean-Michel Jarre desde el cambio de siglo -ya un poco lejano- suscita polémica entre muchos de sus seguidores, pero hay que admitir que el prestigio de sus conciertos apenas parece haberse resentido. Versailles 400, además, creo que es un trabajo que puede gustar a todos sus fans, ya que no renuncia al sonido bailable de disc-jockey de los últimos años y al mismo tiempo reivindica su toque clásico con unos cuantos temazos de los de siempre.

Diseño publicitario del evento.

Al igual que en aquella nochevieja de 2020 a 2021 en la que Jarre realizó un concierto virtual desde la catedral de Notre-Dame, en esta ocasión han llamado al de Lyon para celebrar los 400 años del palacio de Versalles, antigua residencia oficial de los reyes de Francia. Fue el 25 de diciembre pasado (día de Navidad), y no sabemos si el álbum, que está disponible sólo en formato digital desde el 23 de febrero, se editará en físico como ocurrió con el anterior concierto en la catedral, que dio lugar al CD y bluray Welcome to the Other Side unos meses después. Este último que menciono es uno de los álbumes de Jarre que me niego a adquirir por una cuestión de amor propio (ni siquiera he conseguido escuchar más de dos o tres temas en YouTube, de tan espantoso como me resulta), pero el de Versalles sí podría acabar en mi estantería.

Jarre en Versalles con las gafas VR. De su propio Facebook.

Tampoco es que este nuevo álbum sea la repera, pero se diría que Jarre ha querido dar aquí la de cal donde antes dio la de arena. Creo que comienza de la mejor manera posible, haciendo que nos preguntemos qué obras exquisitas podría brindarnos este señor si le diese por experimentar un poco más. Versailles 400 se abre con Le Château, una estupenda revisión electrónica-retro de un tema del ballet cómico Le burgeois gentilhomme (1670), que sirve como divertida y elegante antesala, muy a lo Wendy Carlos en La naranja mecánica. Temazo.

Le Château

No es que Epica Oxygene sea gran cosa -típico remix años 90 que sólo reutiliza unas notas repetidas del Oxygene 4 original-, pero no funciona mal. Después suenan The Opening (tema de Equinoxe Infinity que también se recuerda por la participación de Jarre en el festival de Coachella), ortodoxos remixes de Oxygene 2 y Equinoxe 4 al estilo de los escuchados en el recopilatorio A.E.R.O. (2004), una acertada remezcla modernizada de Equinoxe 7, y los temas Industrial Revolution, Part 2Chronologie 6 tal como los recordamos de los álbumes originales. Este último aparece como Chronology, a secas.

Equinoxe 7

En la recta final escuchamos varias piezas de publicación más reciente, como The Architect, una remezcla de Zero Gravity, Falling Down, y Stardust, todos del proyecto Electronica (2016), y entre ellos se cuela también Oxygene 19. No todos estos últimos temas son los mejores que podían escogerse de estos últimos años (¿Por qué no algún tema más de Equinoxe Infinity?), pero tampoco son los peores si se busca un espectáculo en vivo un poco cañero. Lo dicho: Versailles 400 no es ni por asomo una obra imprescindible, pero oye, contiene unos cuantos buenos momentos de los que agradecemos los fans de largo recorrido. 

Ahora nos queda hacernos una interesante pregunta: ¿Participará Jarre en la inauguración/clausura de los Juegos Olímpicos de París el próximo verano? Ojalá.

El concierto no pudo emitirse en directo por YouTube, pero sí que se subió al completo.
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